"Nos han informado que el Benalcázar dejará de ser mixto, ¿qué piensas?" Eduardo Quintana, rector del colegio sorprende a una de sus alumnas con esta pregunta. Estefani Yépez, de 15 años, contesta de inmediato: "Estoy completamente en contra, hay varios motivos por los que nosotras vinimos aquí.
Cuenta los suyos: "Vine de un colegio solo de mujeres, cuando veíamos un varón todas nos alocábamos; ahora es más fácil, me he vuelto más abierta con ellos". Para ella, lo más importante es estudiar en un colegio que tiene prestigio, y que le dará las bases necesarias para la universidad. Ese fue el motivo para pedir a sus padres que la cambiaran de centro educativo.
En su curso son 39 hombres y tres mujeres. Tiene más amigos que amigas, y está convencida que de seguir en ese colegio femenino, no hubiera aprendido a decidir: "Me habría fijado en el primero go que aparezca". Estefany no tiene enamorado, no niega que hay chicos que la molestan en el colegio, pero "todavía no es el momento". Y tampoco que "a veces me distraigo, pero eso nunca afecta rendimiento".
Sus metas son claras: quiere ser ingeniera, para ello seguirá Físico Matemático, y en el futuro, "bien el futuro" construir una familia. (PAG)
"Me `acholé´ entre tantas mujeres"
En el colegio Manuela Cañizares las cosas son parecidas: hace nueve años empezó el proceso de la coeducación con 40 niños. Van en la tercera promoción de graduados.
Para los estudiantes es muy natural: Juan Carlos Vinueza se pasea abrazado con una amiga por el corredor, y cuando es sorprendido por la inspectora, le explica que su compañera tiene un problema. Juan Carlos cree que las chicas son buenas amigas. En quinto curso tiene 42 compañeras, y aunque al principio fue difícil porque lo hacían "acholar", ahora se siente cómodo y seguro. "La paso súper chévere", tanto así que las chicas se han "hecho a nosotros": el año pasado organizaron un torneo de fútbol entre hombres y otro entre mujeres. (PAG)
Las razones para que los colegios se hagan mixtos
Las imposiciones no ayudarían en el proceso de la coeducación, dice el experto
"La coeducación es una forma de organizar y consolidar la educación. Parte de razones sicológicas, pedagógicas y sociales. Se trata de una opción educativa, pero tampoco podría decirse que es la solución", opina Galo Guamán, doctor en Pedagogía de la Universidad Católica.
Para él, el proceso de coeducación empieza construyendo una propuesta de participación de todo el centro educativo, que involucre a los profesores, personal administrativo, estudiantes y padres de familia. Está en contra de las imposiciones, y en el caso del Mejía cree que si desde el inicio no se realizó un trabajo de sensibilización, las cosas no funcionarán, pues las "imposiciones no son educativas".
Existen razones por las cuales este proceso es bueno: el lado biosicosocial, que hace que por naturaleza los seres humanos, hombres y mujeres, vivan en un mismo entorno; este proceso empieza por la familia.
En segundo lugar, la construcción del proceso democrático que ha evidenciado la importancia de que la participación de la mujer en la vida pública y social sea cada vez mayor, ayudaría a solucionar un problema de segregación en contra de la mujer y el hombre. Además, facilitaría la integración de los sujetos en un mismo ambiente, en este caso, en las aulas.
"En la práctica, la coeducación tiene que ser un proceso participativo, que debe ser entendido como el derecho que tiene todo ser humano a la educación", concluye. (PAG)
"Nos habría encantado tener compañeras"
Los ex alumnos consideran que el rendimiento académico habría mejorado
El Mejía dejó en stand by el proceso de la coeducación, según les informó el rector, Nelson Serrano, a los padres de familia, el cambio llevará dos años hasta que los estudiantes lleguen a un consenso. La opinión de los ex alumnos del colegio es diferente: están a favor de que el centro educativo se haga mixto:
"Yo creo que no existen causas científicas para oponerse a que el plantel empiece el programa de coeducación; deben entender que las mujeres han demostrado que por naturaleza son más responsables y tienen gran potencial, no solo se dedican a los quehaceres domésticos. La tradición no es una razón de fondo". Eduardo Quintana, rector del Benalcázar.
"Me habría encantado tener compañeras. La vida habría sido más sabrosa y habría tenido menos complejos. Como estudiante me habrían ayudado mucho, y yo habría podido galantearme mejor, antes que ir a perder el tiempo en el Bolívar o en el Veinticuatro de Mayo". Luis Pérez, escritor.
"Yo estoy de acuerdo que ingresen mujeres. Al inicio el colegio fue mixto y lo mismo pasa con el nocturno. Son los prejuicios de los muchachos, los que les hacen dar excusas raras, como que las chicas se van a quedar embarazadas... Tener compañeras en él trae más ventajas que desventajas, los chicos se socilizarían más con ellas". Fernando Albán, abogado. (PAG)
"La sexualidad se enseña con la realidad"
Al principio, maestros y alumnos no aceptaban el sistema mixto
El colegio municipal Benalcázar lleva tres años en el proceso de la coeducación, y desde entonces "no ha habido embarazos de las alumnas", dice su rector, Eduardo Quintana".
¿Cuál es la estrategia? Quintana cree que a los adolescentes hay que hablarles claro: "Sus cuerpos no están preparados para tener relaciones sexuales, si insisten les pido que se cuiden, y si así no reaccionan, no toca más que darles un trofeo a la estupidez". Dice: "Si una de mis alumnas llegara a quedar embarazada de un estudiante, le daré el trofeo en frente de todos, como ejemplo de lo que no se debe hacer".
Para los chicos primero están los estudios, tienen metas y quieren sobresalir, como Adriana Pinto, de 17 años, estudiante de sexto curso, especialización Sociales, quien aspira a ser comunicadora. social. Al entrar a quinto curso era la única mujer. "Tenía miedo de cómo me trataran, pero noté que me cuidadaban y eran súper respetuosos".
El plantel atravesó varias etapas. Al inicio, hasta los profesores dijeron que si admitían mujeres acabarían con el Benalcázar. La mentalidad cambió, y el número de inscritas aumentó. (PAG)
Cuenta los suyos: "Vine de un colegio solo de mujeres, cuando veíamos un varón todas nos alocábamos; ahora es más fácil, me he vuelto más abierta con ellos". Para ella, lo más importante es estudiar en un colegio que tiene prestigio, y que le dará las bases necesarias para la universidad. Ese fue el motivo para pedir a sus padres que la cambiaran de centro educativo.
En su curso son 39 hombres y tres mujeres. Tiene más amigos que amigas, y está convencida que de seguir en ese colegio femenino, no hubiera aprendido a decidir: "Me habría fijado en el primero go que aparezca". Estefany no tiene enamorado, no niega que hay chicos que la molestan en el colegio, pero "todavía no es el momento". Y tampoco que "a veces me distraigo, pero eso nunca afecta rendimiento".
Sus metas son claras: quiere ser ingeniera, para ello seguirá Físico Matemático, y en el futuro, "bien el futuro" construir una familia. (PAG)
"Me `acholé´ entre tantas mujeres"
En el colegio Manuela Cañizares las cosas son parecidas: hace nueve años empezó el proceso de la coeducación con 40 niños. Van en la tercera promoción de graduados.
Para los estudiantes es muy natural: Juan Carlos Vinueza se pasea abrazado con una amiga por el corredor, y cuando es sorprendido por la inspectora, le explica que su compañera tiene un problema. Juan Carlos cree que las chicas son buenas amigas. En quinto curso tiene 42 compañeras, y aunque al principio fue difícil porque lo hacían "acholar", ahora se siente cómodo y seguro. "La paso súper chévere", tanto así que las chicas se han "hecho a nosotros": el año pasado organizaron un torneo de fútbol entre hombres y otro entre mujeres. (PAG)
Las razones para que los colegios se hagan mixtos
Las imposiciones no ayudarían en el proceso de la coeducación, dice el experto
"La coeducación es una forma de organizar y consolidar la educación. Parte de razones sicológicas, pedagógicas y sociales. Se trata de una opción educativa, pero tampoco podría decirse que es la solución", opina Galo Guamán, doctor en Pedagogía de la Universidad Católica.
Para él, el proceso de coeducación empieza construyendo una propuesta de participación de todo el centro educativo, que involucre a los profesores, personal administrativo, estudiantes y padres de familia. Está en contra de las imposiciones, y en el caso del Mejía cree que si desde el inicio no se realizó un trabajo de sensibilización, las cosas no funcionarán, pues las "imposiciones no son educativas".
Existen razones por las cuales este proceso es bueno: el lado biosicosocial, que hace que por naturaleza los seres humanos, hombres y mujeres, vivan en un mismo entorno; este proceso empieza por la familia.
En segundo lugar, la construcción del proceso democrático que ha evidenciado la importancia de que la participación de la mujer en la vida pública y social sea cada vez mayor, ayudaría a solucionar un problema de segregación en contra de la mujer y el hombre. Además, facilitaría la integración de los sujetos en un mismo ambiente, en este caso, en las aulas.
"En la práctica, la coeducación tiene que ser un proceso participativo, que debe ser entendido como el derecho que tiene todo ser humano a la educación", concluye. (PAG)
"Nos habría encantado tener compañeras"
Los ex alumnos consideran que el rendimiento académico habría mejorado
El Mejía dejó en stand by el proceso de la coeducación, según les informó el rector, Nelson Serrano, a los padres de familia, el cambio llevará dos años hasta que los estudiantes lleguen a un consenso. La opinión de los ex alumnos del colegio es diferente: están a favor de que el centro educativo se haga mixto:
"Yo creo que no existen causas científicas para oponerse a que el plantel empiece el programa de coeducación; deben entender que las mujeres han demostrado que por naturaleza son más responsables y tienen gran potencial, no solo se dedican a los quehaceres domésticos. La tradición no es una razón de fondo". Eduardo Quintana, rector del Benalcázar.
"Me habría encantado tener compañeras. La vida habría sido más sabrosa y habría tenido menos complejos. Como estudiante me habrían ayudado mucho, y yo habría podido galantearme mejor, antes que ir a perder el tiempo en el Bolívar o en el Veinticuatro de Mayo". Luis Pérez, escritor.
"Yo estoy de acuerdo que ingresen mujeres. Al inicio el colegio fue mixto y lo mismo pasa con el nocturno. Son los prejuicios de los muchachos, los que les hacen dar excusas raras, como que las chicas se van a quedar embarazadas... Tener compañeras en él trae más ventajas que desventajas, los chicos se socilizarían más con ellas". Fernando Albán, abogado. (PAG)
"La sexualidad se enseña con la realidad"
Al principio, maestros y alumnos no aceptaban el sistema mixto
El colegio municipal Benalcázar lleva tres años en el proceso de la coeducación, y desde entonces "no ha habido embarazos de las alumnas", dice su rector, Eduardo Quintana".
¿Cuál es la estrategia? Quintana cree que a los adolescentes hay que hablarles claro: "Sus cuerpos no están preparados para tener relaciones sexuales, si insisten les pido que se cuiden, y si así no reaccionan, no toca más que darles un trofeo a la estupidez". Dice: "Si una de mis alumnas llegara a quedar embarazada de un estudiante, le daré el trofeo en frente de todos, como ejemplo de lo que no se debe hacer".
Para los chicos primero están los estudios, tienen metas y quieren sobresalir, como Adriana Pinto, de 17 años, estudiante de sexto curso, especialización Sociales, quien aspira a ser comunicadora. social. Al entrar a quinto curso era la única mujer. "Tenía miedo de cómo me trataran, pero noté que me cuidadaban y eran súper respetuosos".
El plantel atravesó varias etapas. Al inicio, hasta los profesores dijeron que si admitían mujeres acabarían con el Benalcázar. La mentalidad cambió, y el número de inscritas aumentó. (PAG)
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