Las comisiones están diseminadas en siete edificios, mientras los diputados esperar sus oficinas en el Banco Central

Ocho asesores en oficinas para tres personas

Cada diputado tiene ocho empleados a su servicio: cuatro asesores, dos secretarias y dos auxiliares extras

Francisco Muñoz es sociólogo, ha trabajado como asesor parlamentario por cuatro años y dice haber vivido en carne propia los problemas del hacimiento al que llegó el Congreso, previo al incendio de marzo pasado.
Muñoz, actual asesor de la diputada de la ID Miryam Garcés, dice haber visto cómo en una oficina para tres personas laboraban hasta ocho empleados. Afirma que en su caso, al no tener una oficina, debe trabajar hasta las 12:00 en su casa, donde prepara informes sobre distintos aspectos legislativos, para presentalos por la tarde en el Congreso.
Comenta que otros asesores en las últimas semanas han debido rentar una oficina propia para efectuar su trabajo.
Muchos asesores con trayectoria en el Congreso han pasado por diversas tiendas legislativas, incluso está el caso del famoso Tomás Chávez Toala, quien trabajó de conserje en el Congreso durante 13 años y confesó haber sido parte de la red de tramitadores de la red Emanuel.
El asesor José Muñoz sostiene que ocho empleados por diputado, entre asesores, secretarias y mensajeros, es demasiado. Considera que el número debería ser de máximo tres o cuatro. No obstante, dice que, contrario a las críticas de parte de la opinión pública, las remuneraciones que reciben diputados y asesores son bajas.
Según la Dirección de Recursos Humanos del Congreso, el total de empleados que trabajan en el Parlamento es de 1 070. Según John Argudo, pro-secretario del Parlamento, los legisladores de provincia ganan $2 500, mientras que los de Pichincha $2 100, pues en el primer caso se considera la movilización a provincias. El diputado que no asiste a una sesión y no justifica su falta es sancionado con $150 por cada ausencia.
En el caso de los asesores, hay categorías. Así, el asesor tres, que es el de más alto rango, debe ser un profesional con título superior y pos-grado. El asesor dos debe tener título académico y el uno puede ser bachiller. El diputado tiene dos asesores en la categoría uno. En total son cuatro asesores, dos auxiliares de servicio legislativo y dos secretarias. Respecto a las remuneraciones de los asesores, hay cinco niveles. Un asesor tres gana $800, el dos $600, el uno $400. Las secretarias y asistentes de servicio ganan $300, según la Pro-secretaría del Congreso. (ASM)

Reconstrucción, en veremos

El futuro del edificio del Congreso Nacional está todavía en discusión. Si bien el 14 del presente mes, 40 legisladores se traspasan al edificio del Banco Central, el proyecto de reconstrucción y readecuación de la sede del Legislativo está en marcha.
Según Francisco Noriega, coordinador del Departamento de Planificación, Diseño y Mantenimiento, las conversaciones relacionadas con dicho fin con el Municipio son constantes. La primera opción es construir dos nuevas torres a los dos lados del actual edificio legislativo, de igual altura que este y un subsuelo para oficinas. La segunda opción es construir un torre más alta que el edificio principal del Parlamento, en el jardín de la Presidencia del Congreso. La tercera opción es construir una torre de igual altura que el edificio principal, en el jardín de la Presidencia también.
Para Francisco Noriega, la mejor opción es construir las dos torres paralelas, sin embargo, a pesar de que la necesidad es urgente y estos proyectos ya han sido discutidos, todavía no se ha tomado ninguna decisión para iniciar la readecuación.
Entre tanto, Noriega informó que la reconstrucción del edificio legislativo no tiene plazos por problemas presupuestarios, además, hace falta un estudio técnico de las estructuras afectadas por el incendio. (ASM)

Falta de planificación

Uno de los legisladores con mayor experiencia en el Congreso Nacional es Wilfrido Lucero, actual congresista de la Izquierda Democrática (ID). En sus 17 años de trayectoria legislativa ha ocupado en dos ocasiones la Presidencia del Parlamento.
Wilfrido Lucero considera que es imperioso poner fin al congestionamiento que en los últimos años se produjo en el edificio congresal. No obstante, se muestra contrario a la construcción de una nueva torre de oficinas en lo que hoy es el área de jardines del Parlamento y manifiesta que sería mejor buscar otro lugar para edificar la nueva sede administrativa del Congreso Nacional.
Lucero cuenta que ya en la década de los ochenta se intentó construir un edificio contiguo al actual Congreso, "pero el Municipio de Quito no aprobó el proyecto porque este no tenía un sustento técnico".
El legislador socialdemócrata aseguró que el hacinamiento en el que se desarrollaban las labores legislativas "se dio por el incremento en el número de los diputados y empleados, pero principalmente por falta de planificación y decisión de las diversas autoridades del Parlamento". (PACH).

La "tugurización" de un edificio que nunca fue diseñado para un Congreso Nacional

La transformación del Palacio Legislativo en un verdadero tugurio, previo al incendio que sufrió la noche del pasado 5 de marzo, tiene una historia de 43 años de problemas de planificación y readecuaciones antojadizas.
Para empezar, el edificio nunca fue pensado para el funcionamiento de un Congreso Nacional. De hecho, fue construido en el gobierno de Camilo Ponce Enríquez, en 1956, para albergar a la IX Conferencia Iberoamericana, según lo afirmó para BLANCO Y NEGRO el director Administrativo del Congreso, Roberto Concha.
Hasta 1998 se habían respetado los lineamientos generales de la construcción. Roberto Concha y Francisco Noriega, coordinador del Departamento de Planificación, Diseño y Mantenimiento del Parlamento, coinciden en que el aglomeramiento de espacios en el edificio del Legislativo se produjo desde 1998, cuando Juan José Pons era presidente del Congreso y el número de diputados aumentó de 82 a 123. En ese año se incrementaron los espacios en un 50%.
Y entonces se dio paso al caos. Se utilizaron los vestíbulos, los accesos, los pasillos, las barras altas y bajas de todos los salones para convertirlos en despachos de legisladores. "A pesar de que nuestro criterio siempre ha sugerido una planificación y construcción en las áreas verdes del Congreso mismo, las readecuaciones se hacían de emergencia, sin planificar y dependiendo del número de diputados", señaló Noriega, quien apunta, además, falta de presupuesto y de decisión como las causas del hacinamiento en el que pronto se vio envuelto el edificio.
Noriega comenta que en algún momento se pensó construir una torre para los diputados, "pero el Municipio es a veces intransigente y nosotros debemos acatarnos a las normas de ordenanza".
En 1997, el arquitecto Luis Oleas propuso hacer del Parlamento un centro cívico que rescatara los valores ciudadanos, pero tampoco se concretó.
Más allá de las buenas intenciones, el edificio, antes del incendio de marzo que destruyó tres de sus plantas, albergaba a 100 diputados, 800 asesores, 270 empleados de planta del Congreso, y a un número incalculable de visitantes y más de 40 periodistas. Eran épocas en las que para ocupar un ascensor del Congreso había que hacer una larga fila y en ciertas horas caminar sin tropiezos por la planta baja era un imposible.
En las últimas semanas, los 100 diputados y sus autoridades, las 18 comisiones legislativas, la Sala de Prensa, asesores y secretarias han tenido que acarrear sus pertenencias de un lugar a otro. Al momento, el salón del Pleno funciona en el mismo edificio, pero las comisiones están diseminadas en siete edificios ubicados a cinco cuadras a la redonda.
¿Cuál es la oficina ideal para un diputado? BLANCO Y NEGRO obtuvo el diseño ideal efectuado por el coordinador del Departamento de Planificación del Congreso, Francisco Noriega, que dispone de un área de 45 m2, y cuyo presupuesto de equipamiento, según expertos en diseño de oficinas, llegaría a costar unos $9 000, tomando en cuenta espacios para un diputado y sus ocho asesores. Antes del incendio, hubo oficinas de 8 m2, otras de 80 m2, y ahora se ha resuelto que los diputados pasen a ocupar oficinas en el Banco Central.
El lunes próximo, el Banco Central entregará el quinto y el sexto piso para que se instalen 40 legisladores, que serán de los bloques de Sociedad Patriótica, MPD, Pachakutik, DP y CFP. El 20 de mayo se hará entrega de oficinas para 20 legisladores del Prian, ID, PSC y el Pre. Para el 16 de junio se completaría la entrega de las 100 oficinas. (ASM)

ANALISIS

Un espejo en el que de manera permanente se refleja el país

No existe una institución que haya tenido tan tradicional desprestigio como el Congreso Nacional, y que, a la par de las continuas encuestas con resultados negativos, refleje de tal manera muchos de los desperfectos de nuestra sociedad.
Desde el incendio del edificio del Parlamento, el 5 de marzo pasado, los diputados han transitado de un lugar a otro en busca de oficinas. Los planes para evitar la "tugurización" en la que cayó el recinto legislativo antes del flagelo, que estaban listos tiempo atrás y que debieron haber sido ejecutados antes del incendio, entran nuevamente a una discusión que, probablemente, continúe siendo estéril. En un edificio donde había accesos y vestíbulos se construyeron "oficinas", y no daba cabida para más de 1 300 personas de manera permanente y otras tantas visitantes, y a la hora de las indagaciones, se habla de falta de planificación, de indecisión de las autoridades, de consideraciones políticas...
Esa ha sido la historia que cuenta el edificio que hoy luce con profundas quemaduras, pero también ha sido la de los hombres que han acudido a él a lo largo de los años, diputados, asesores y empleados de todas las regiones del país, de distintas clases sociales y diversos niveles de instrucción. Por supuesto que no se puede meter en el mismo saco a todos, pero el resultado final es el que se refleja en esta edición de BLANCO Y NEGRO: un laberinto pasado, cuando el hacinamiento copó el Palacio Legislativo; un laberinto presente, con diputados que trasladan sus pertenencias de un sitio a otro; y un laberinto futuro, con la incertidumbre frente a la reconstrucción del edificio y el tiempo de permanencia de los congresistas en el Banco Central y en las sedes provisionales de las comisiones legislativas.
Más allá de los planes generales de reconstrucción, expertos consideran que la instalación de una oficina ideal de un diputado costaría al Estado no menos de $ 8 000. Allí caben el honorable, sus asesores, secretarias, visitas y concerjes. Todo multiplicado por 100 legisladores y con la paga del Estado.
¿Qué hacer? El momento puede ser propicio para que el país ingrese en una discusión a profundidad de aspectos como el número de diputados y asesores, la elección de congresistas en primera o segunda vuelta electoral, hasta el diseño de un Palacio Legislativo en reconstrucción. El temor está en que se repita lo mismo de siempre: intereses partidistas, gubernamentales o sectoriales, que terminen complicando el laberinto.
No cabe duda de que el Congreso Nacional es un espejo del país, pero debe llegar la hora de que concluya la historia de negligencias y desatinos concluya. (PM). (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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