Quito. 08 ago 2000. Se los conoce como "gustavinos", y fueron
escogidos personalmente por Gustavo Noboa, hace más de 20 años,
para tareas de evangelización. Ahora forman una especie de
"apostolcracia" y son el círculo íntimo del poder.

El día que Víctor Hugo Almeida Amat se posesionó como presidente
del directorio de la Corporación Aduanera Ecuatoriana, la
presidenta del Servicio de Rentas Internas, doña Elsa de Mena, lo
llamó aparte. "Yo sé que los colaboradores del presidente Noboa
pertenecen a dos grupos", le dijo frontalmente, en su mejor
estilo. "O fueron sus colaboradores en la Universidad Católica de
Guayaquil (donde Noboa fue rector durante 10 años). O son sus
compañeros de rezos. ¿Usted a cuál de los dos grupos pertenece?".
Almeida no pudo evitar sonreír. "Soy del grupo de los compañeros
de rezos", confesó. Como Rodolfo Barniol, el presidente de
Petroecuador; Luis Villacís, el gerente de la Agencia de Garantía
de Depósitos; Raúl Patiño Aroca, ministro de Bienestar Social; o
Francisco Arosemena Robles, ex gerente del Copefén y actual
miembro del equipo renegociador de la deuda externa, Víctor
Almeida (un guayaquileño de 43 años, que hasta ahora se había
dedicado a la construcción y, menor medida, al comercio) forma
parte de un reducido núcleo que rodea al actual Presidente de la
República y a quienes éste les ha confiado ciertas áreas claves
de su Gobierno.

Todos son ex alumnos del salesiano Colegio Cristóbal Colón, de
Guayaquil; se los conoce como "gustavinos" y desde hace más de 20
años cuando Noboa no imaginaba que algún día sería Presidente de
la República, fueron escogidos personalmente por él para que lo
ayuden a ejecutar la tarea de evangelización entre los jóvenes de
Guayaquil.

"Fueron decenas de jóvenes, a quienes él formó como dirigentes de
los grupos", cuenta Alex Villacrés, un ingeniero con una maestría
por la Universidad de Berkeley, que actualmente trabaja para el
Municipio de Guayaquil. "Durante años nos reunimos todas las
semanas con él, con el ánimo de formarnos espiritualmente.
Ciertamente nunca existió ninguna clase de jerarquía, pero
personas como Rodolfo (Barniol), Víctor (Almeida) o Pancho
(Arosemena) siempre fueron considerados como los dirigentes más
cercanos a Gustavo". "Se reunían semanalmente, en la casa de
Gustavo, para estudiar las encíclicas y analizar la situación de
los grupos", continúa. "Lo hicieron durante muchos años, hasta
que Noboa fue elegido rector de la Universidad Católica, y para
entonces muchos de los dirigentes tenían ya sus propios grupos".
Diez años después, muchos de ellos continúan reuniéndose
semanalmente con el presidente Gustavo Noboa. Aunque ahora los
encuentros se llaman sesiones de Gabinete.

LAS CONVIVENCIAS EN BALLENITA

"Yo tenía 12 años, cuando conocí a Gustavo Noboa en un retiro
espiritual al que asistimos los alumnos del segundo curso del
Colegio Cristóbal Colón", cuenta el ahora presidente de
Petroecuador, Rodolfo Barniol. "Sentí que me cambió la vida. Fue
una experiencia increíblemente enriquecedora. En el grupo de
dirigentes estaban Raúl Patiño y Alberto Dahik, que acababan de
graduarse y eran unos seis años mayores que nosotros. Entre mis
compañeros estaban Pancho Arosemena y Víctor Almeida. Terminado
el retiro, organizamos un grupo que inicialmente se reunía en la
casa de Raúl Patiño, y años después, en la casa de Gustavo. Él
había pedido a los grupos que hiciéramos vida del mandato del
Concilio Vaticano Segundo, que los jóvenes fuéramos los primeros
evangelizadores de los jóvenes, y eso hizo que yo, un muchacho de
15 años, compartiera mis vivencias con los más chicos. Allí, en
la casa de retiros que los salesianos tenían en Ballenita, yo vi
al doctor Noboa invertir una enorme cantidad de fines de semana
con los jóvenes de diversas tandas. Y lo vi, semana tras semana,
en su camionetita Peugeot, llevando al equipo, hablando hasta
altas horas de la noche, escuchando sus problemas particulares".

Barniol, un ingeniero bioquímico, de 42 años, graduado en la
Universidad de Monterrey y considerado como el hombre más cercano
a Gustavo Noboa, tenía 16 años cuando empezó a dirigir su propio
grupo, lo que sería la tercera generación de los gustavinos. La
primera había sido la de 1970, entre los que se encontraban Raúl
Patiño y Luis Villacís. "Daba una charla titulada "Yo soy así",
recuerda Raúl Patiño, un abogado por la Universidad Católica de
Guayaquil y sociólogo por la de México. "Gustavo me infundió el
deseo de vivir como Cristo", dice Patiño, el único del grupo que,
con los años, incursionó de lleno en la política llegando a
ocupar una curul en el Congreso como diputado del Guayas por el
Partido Socialista. "Llegamos a viajar cada dos meses hasta
Riobamba, a la Casa Cruz de monseñor Leonidas Proaño. Él nos
enseñó a amar a nuestro prójimo indígena y campesino", relató en
una entrevista concedida para la revista Cosas. Otros, como Luis
Villacís (47 años, actualmente gerente de la Agencia de Garantía
de Depósitos), se dedicaron por entero a su vida profesional.
Abogado bancario, trabajó desde muy joven en el Banco del
Pacífico, y aunque nunca se desligó completamente de Noboa,
terminó separándose de la dirección de los grupos alrededor de
1984."Estuve vinculado a ellos durante 15 años. Cuando había ya
suficientes dirigentes nuevos, pensé que ya había cumplido mi
ciclo". (Texto tomado de La Revista Vistazo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

Otras Noticias del día 08/Agosto/2000

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el