Gustavo Noboa termina su gestión con varias desilusiones. El poco apoyo del Congreso para ejecutar sus reformas y los intereses económicos lo decepcionaron. Critica el proceso de transición y confiesa que Gutiérrez le pidió tomar medidas económicas y cambiar a la cúpula militar.

Usted fue a Carondelet con la oferta de mantener la dolarización, cambiar las aduanas, superar la crisis bancaria e impulsar la modernización. ¿Cumplió esas metas?
En dolarización se hizo mucho, pero es un tema que no solo le compete al Ejecutivo sino que entran otros organismos y poderes. En el Ecuador las cosas no son fáciles porque uno se topa con muchos poderes económicos que, aunque sin estar en contra de ella, quisieron bloquear la dolarización.

¿Ve viable este esquema, el Ecuador no está atrasado?

Sí, lo veo. Es fácil echarle la culpa a la dolarización. Hay empresarios que se quejan porque la dolarización les ha quitado competitividad. Los que menos se han preparado son los que más se quejan.

¿Lo básico para sustentar el esquema es el precio alto del petróleo y las remesas?

Dependemos ahora menos del petróleo y a eso tenemos que apuntar. Las exportaciones no petroleras están subiendo. El SRI ha hecho un buen trabajo, con la recaudación, y conseguimos la Ley de Transparencia, que permite tener un fondo petrolero para la época de vacas flacas y desastres. El crédito estatal tuvo un repunte, pero la banca privada fue una muralla. Con el pretexto real de que tiene que poseer un fondo de garantía y no querer riesgos, las tasas de interés no bajan.

¿Cómo avanzó el pago a los perjudicados de la banca?

Entregamos los dineros a los pequeños ahorristas que son los más necesitados, dejando pendientes a los mayores inversionistas que son menos. Los gerentes que estuvieron en la AGD, a excepción de Osvaldo Tamariz, no fueron lo suficientemente serios para cobrar las deudas. No es fácil, como dicen muchos, traer el dinero de los que están en el extranjero, porque ponen su plata en paraísos financieros.

¿Qué pasó en Aduanas?

Yo tenía un plan concreto. Metí al SRI por decisión política. Las Aduanas han mejorado tecnológicamente, pero me declaro fracasado en la importación de escáneres. Con Elsa de Mena llevamos el proyecto hasta el 90 por ciento pero solo le interesaba a ella y a mí.

¿La modernización fracasó en su Gobierno?

Se lograron cosas importantes como la construcción de los aeropuertos por parte de los municipios. Impedimos que se los concesionen. El puerto de Esmeraldas está avanzado, el Correo y el Registro Civil.

¿Pero el tema eléctrico?

Eso es más delicado. Me di cuenta de que subían las tarifas por la ineficiencia de las empresas manejadas políticamente. Si hubiera contado con una estructura partidista hubiera tenido personas que vigilen esos procesos.

¿Las privatizaciones ya no tienen futuro en el Ecuador?

Creo que debemos ir hacia la concesión. El alcalde Moncayo habló de una reingeniería de la Eléctrica de Quito, pero no he visto esos resultados.

¿Quiénes están más politizados: empresarios, sindicatos, gobiernos seccionales?

No he visto que en el Ecuador haya trabajo en equipo, sino en favor de grupos políticos. Yo quise romper en la telefonía los grupos que la manejaban. Pero no se puede saber quiénes están detrás de esta área. Hay una burocracia corrupta e incluso abogados que atrás del gerente y por encima de él preparan informes alterados.

¿Entonces, es insuficiente el poder presidencial?

Lo es si no se cuenta con un grupo dentro del Congreso que ayude a impulsar reformas. No se tiene idea de la capacidad de boicot que existe en esos sectores. No es fácil denunciarles, hacen muy bien las cosas.

¿Es esa falta de una base política la desventaja que tiene un Presidente por sucesión que uno por votación?

El Vicepresidente no se escoge, precisamente, porque represente a un partido. Teóricamente esa debiera ser la razón por que si se da una sucesión habrá un grupo de apoyo. Me escogió Mahuad por ser un académico conocido en Guayaquil. Pero cuando el Presidente es 12 años menor y tiene la aureola de gran Alcalde, no está entre las posibilidades del Vicepresidente llegar a ser Mandatario. Creí que podía contar con la DP, pero buscaron tomarme como rehén.

¿Para buscar ese apoyo es que escogió como vicepresidente a Pinto, que era un DP?

Si yo fui electo Vicepresidente por ese partido, creí que era coherente tener un compañero de esa tienda. Toda la estructura de Gobierno estaba manejada por ese partido donde había grupos antagónicos que terminaron por separarse. Eso lo veía venir desde antes.

¿Usted encontró en el MIN al bloque consecuente que no halló en la DP, PRE o PSC?

Nunca encontré bloques consecuentes. Simplemente, tenía que estar a la expectativa de quiénes votaban en favor de una ley y quiénes no.

¿Por qué no denunció a los diputados?¿No cree que se vanalizaron sus amenazas?

Nunca hay pruebas de nada. Esa es una conclusión que al fin del Gobierno puedo decir.

¿Qué hacer, entonces?

Voy a decir una cosa dura. Aquí tienen que pasar tres generaciones de jóvenes que piensen un país diferente. No veo factible un cambio inmediato. La corrupción es gobierno tras gobierno.

¿Comparte la idea de reducir el número de diputados, de crear un cuarto poder y reestructurar las cortes?

En las encuestas, al pueblo no le interesa que haya menos o más diputados, quieren comer, que no suban las cosas, que haya educación. Si no se despolitizan ciertas instituciones, las cosas no cambian. Cómo puede estar un Tribunal Constitucional politizado. Dicen que no impulsé mi Reforma Política, pero me iba a meter en otro jaleo con el Congreso buscando cambios para ese poder, cuando los diputados ni siquiera se autodepuran.

¿Es viable un referéndum?

Creo que hay que reformar las estructuras, pero tenemos que encontrar una finalidad. El Ecuador necesita gente que piense en el país y no en los partidos y en las coyunturas. No soy optimista de una salida en el Ecuador a la brava.

Ud. le dijo a Gutiérrez que haga lo que tenga que hacer en seis meses. ¿Por qué?

En ese lapso todavía hay un respaldo político y popular que permite mandar leyes al Congreso y buscar ciertas alianzas mientras dura ´la luna de miel de los políticos´.

¿Cómo evalúa la transición?

Mis ministros están un poco desilusionados. El riesgo de que los funcionarios entrantes se crean Contraloría se veía venir. En lugar de preguntar lo que se ha hecho y lo que resta por hacer, averiguaban cuántos cargos públicos hay y cuánto ganan. Eso nos ha dado una mala impresión, incluso preguntaron cuántos juicios están pendientes. Aparecieron tantos padres que el propio Presidente electo tuvo que decir, gracias a Dios, que el único que podía hablar en temas económicos era Mauricio Pozo.

¿Gutiérrez le pidió que tome alguna decisión?

Él quería que tome medidas económicas y no lo acepté porque ya hice lo que tenía que hacer. Además, esas medidas podrían no gustarle al nuevo Gobierno. Lo único que hicimos fueron sugerencias.

¿Le pidió a usted que nombre a la nueva cúpula militar?

Después de lo que pasó con las FF.AA., especialmente con la Fuerza Terrestre, quise poner paz. Por eso di la amnistía a los golpistas. En mi administración, las FF.AA. han sido respetadas. Cuando ha habido cambios, escogí al primero de las ternas, salvo una ocasión. Lucio Gutiérrez me pidió dos veces que nombre a la nueva cúpula, escogiendo a los terceros de las ternas porque me dijo que quería irse más abajo. Hacer lo que dice que él quiere hacer es desmantelar a los generales de las tres ramas, un resquebrajamiento que no tiene sentido, a menos que quiera trabajar con los coroneles amigos. Las FF.AA. son profesionales, no deben politizarse.

¿Teme prosecuciones cuando Gutiérrez habla de arraigo a sus ministros?

El tema de decirse y desdecirse es dramático. Anunciar que mis funcionarios tendrán arraigo es inconstitucional. ¿Estamos o no en una democracia? La Carta Política garantiza el derecho de transitar por el país y salir de él. La prohibición deberá ser prevista por el juez competente y con un juicio penal previo. Rechazo esta declaración y pido a Gutiérrez que se informe bien. De lo contrario, que comience por arraigar a sus ministros.

¿Qué ministros?

No lo voy a decir. También es inaudito que los ex presidentes de la República seamos responsables de la debacle nacional, creo que cada uno ha puesto un grano de arena para salir adelante. Primero debe haber un juicio, a no ser que él quiera instaurar tribunales especiales típicos de dictadura. Para ir preso tiene que haber un proceso. Estoy preocupado por la democracia de este país.

¿Cómo enfrentará la fiscalización de Febres Cordero?

Primero que lo haga, para luego defenderme.

¿Cómo entender que usted, que en un momento dado se miró como un posible líder de una derecha moderada, renuncie a la política?

Las personas son libres de hacer lo que a bien tengan. Nunca fue mi vocación la política, solo la pensé cuando me candidaticé para vicepresidente. La Gobernación del Guayas fue una conscripción.

¿Cuál fue su problema más grave? ¿El caso Emanuel?

Lo de Emanuel no es un tema tan difícil. Lo más complicado es haberme sentido impotente por no tener en el Congreso un grupo de personas que puedan empujar mis proyectos. Eso, de sentirse solo, que no es soledad del poder, sí me golpeaba.

Antes decía que Filanbanco fue el golpe más duro...
Eso no lo preví. Lo más difícil fue la suma de boicots.

¿Qué sintió luego del escándalo de Emanuel? ¿No recordó las alertas de sectores políticos y de opinión?

Lo de Emanuel duele, porque hubiéramos tenido más recursos. Uno se siente traicionado. Cuando me posesioné, en Guayaquil me decían cuidado nombre a Abelardo Pachano. En Quito, que cuidado nombre a Guillermo Lasso. Nombré a Emanuel porque era un técnico en dolarización. Además no creo que las personas deban tener siempre un ´Inri´ sobre sus cabezas.

¿Acaso no fue el PRE el ´Inri´ de Emanuel?

Soy un hombre honesto, nunca pacté con el PRE. Escuché las primeras denuncias en su contra por los ministros Macchiavello y Murgueytio, de que las asignaciones las recibían los alcaldes directamente. Luego de investigar le pedí la renuncia. Él le traicionó al país, cómo podía saber yo con exactitud a qué Alcalde daba recursos.

¿Cuál fue su mayor acierto y mayor error?

Aciertos, el OCP y vialidad. Mi error, no tener habilidad para formar una mayoría y llegar a acuerdos.

¿El poder envanece?

Si uno se deja envanecer, sí. El ser Presidente ha forzado mi personalidad. Soy un hombre que se adapta a todo. Me ha encantado el roce con la gente. Acudí a los compromisos oficiales que eran ineludibles. Y asimilé el estar rodeado de tanta seguridad, aunque ello no gustó a la familia.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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