En buena hora la Iglesia católica se involucra con firmeza en asuntos que, tradicionalmente, han sido considerados del ámbito de lo ‘estatal’.
Ahora, con más fuerza, la corrupción y la política hacen parte de las preocupaciones de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que ha publicado hace poco la carta de los obispos, titulada Corrupción y conciencia cristiana. Elecciones: responsabilidad y esperanza.
La Iglesia califica de ‘dolorosas’ a las denuncias de corrupción. Los obispos han congregado las ideas de los pontífices para aclarar que la sociedad se ha empolvado de inmoralidad en todos sus niveles, pues se han violado cada uno de los versículos cuidadosamente escogidos de la Biblia y presentados en la carta. La corrupción ya existía en tiempos de Jesús y por eso, aparte del lenguaje desactualizado del Evangelio, la condena es igual para los católicos del siglo XXI.
La carta de la Iglesia sintetiza en pocas páginas la realidad ecuatoriana y hace un llamado para lograr jueces probos, políticos transparentes, erradicar la burocracia, entre otros males que aquejan al país.
“Cuando la burocracia es arcaica e ineficaz y la empresa privada es miope e incapaz de competir en buena lid, se constituyen lugares propicios para la coima y otras formas de corrupción”, sostiene el documento. La fuerza de la frase llama a pensar en la gravedad del problema, por lo cual el pronunciamiento de los religiosos es un insoslayable aporte para la sociedad.
La carta indica que la solución está en la evangelización. Desde su perspectiva, solo así los actores sociales se revestirán de moral, aprovechando al máximo las enseñanzas que un católico recibe desde el catecismo. Pero su análisis se queda corto: pudiera ser que todos quienes profesan el catolicismo logren este blindaje ético, sin embargo, la corrupción también afecta a quienes no participan de la Iglesia o tienen otras prácticas espirituales. Las coimas no respetan el estatus social, la edad ni el color, tampoco las convicciones religiosas.
Entonces, a partir de la carta de los obispos se puede arribar a una posición ecuménic, de tal manera que la lucha contra la corrupción sea global y su solución se concrete mediante un pacto social entre todos los ecuatorianos, sin importar en ello sus creencias, aunque ellas, por supuesto, deben contribuir al objetivo.
En esta titánica tarea, la Iglesia católica ecuatoriana, una de las instituciones más acreditadas ante la opinión pública, debe tener su propio papel. Los obispos hacen un llamado a la educación con honestidad, que bien puede generalizarse a través de la fuerte difusión de sus principios, al menos entre los que profesan y practican su fe, que constituyen la mayoría de la población de Ecuador.
En consecuencia, la Conferencia Episcopal también propone un mayor análisis en el momento de escoger a los nuevos mandatarios, a tres meses de su elección. El mensaje recalca en la importancia de vivir en democracia y la libertad que tienen los ecuatorianos para apoyar a quienes hayan probado su honradez, sobre todo o en especial, a través de sus acciones.
EXPLORED
en Ciudad Quito

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