¿LIMITE A LA ESTETICA?

Quito. 13.05.92. La búsqueda incansable de la belleza es algo
inherente al hombre de todos los tiempos y pueblos. Hoy la
cirugía estética hace cosas increíbles. ¿Cuál es el límite?

Los excesos y extravagancias más notables se han dado en los
intentos del hombre por alcanzar la belleza; esta belleza que en
cada sociedad, época y cultura tiene características en extremo
disímiles.

Y, contradictoriamente con su esencia, la historia de lo estético
ha sido tormentosa. Se ha sacrificado salud, tranquilidad,
tiempo; el hombre se ha expuesto al dolor por esto de que debemos
padecer si queremos ser hermosos. Las mujeres chinas debían
reducirse los pies desde que nacían; en Egipto y en Minos las
mujeres acaudaladas pintaban con oros sus pezones; en el año
1.100 se recomendaba el excremento de vaca mezclada con vino
añejo para que las mujeres se den friccionen para conservar su
hermosura; en la época victoriana, de Inglaterra, estuvo de moda
que las mujeres atravezaran sus pezones con anillos,
frecuentemente haciendo juego con los pendientes. Y no solo las
mujeres, en algunas culturas africanas los hombres debían
lacerarse los órganos genitales para aparecer más atractivos y
provocar más deseo en la mujer.

En la actualidad, el método más propagado -aparte de la
cosmetología común- es la cirugía estética, que ha llegado a unos
niveles de complejidad increíbles. Una mujer que quiera tener la
cintura más estrecha puede hacer que su cirujano estético le
saque las dos costillas duodécimas. La nariz, tortura para muchos
(del 60 al 75% de intervenciones estéticas se hacen en la nariz),
puede ser perfeccionada al gusto del cliente. Rejuvenecer, quitar
arrugas, papada, reformar mal formaciones de las orejas, labios,
aumentar o disminuir el volumen de los senos, nalgas, mejorar
pantorrillas, quijada, estirar la piel de las manos, extraer
grasas en exceso. Se ha llegado al punto de cambiar totalmente la
fisonomía de una persona en un mes (recurso muy utilizado por
personas perseguidas).

En el Ecuador, la cirugía estética está medianamente propagada.
Quienes acuden a los servicios de los cirujanos son, en su mayor
parte, personas que ocupan un lugar económico medio y alto. Por
lo general son jóvenes, que buscan anular cualquier rasgo facial
que les provoca más inseguridad de la que tienen esa etapa; y
adultos que quieren detener la impetuosa llegada de la vejez. Las
mujeres acuden más que los hombres, en una proporción de dos por
cada tres personas. Los precios de una cirugía en el Ecuador
varían según su complicación, órgano operado, medicamentos
utilizados, lugar y profesional que la aplique, pero, para darnos
una idea, una cirugía de nariz puede costar desde 80-100 mil
sucres hasta 1 millón 500 mil sucres.

Pero además en nuestro país hay cientos de gimnasios de
ejercicios formativos, reducticos, rítmicos, aeróbicos, centros
de belleza, estética y formación personal, clínicas para
reducción de peso, natación, pesas, fisicoculturismo, musculación
dirigida, masajes, vapor, relax y demás. La mayoría de los
nombres de estos lugares están en inglés y hay también
novedadosas ofertas importadas como "lowimpact", "highimpact" y
etcéteras.

El deseo de la belleza se da aún a costa de todos los riesgos,
incluso mortales, que una cirujía estética como cualquier
intervención quirúrgica, puede tener. Si falla el proceso de la
anestesia general una persona puede morir... por ser más
atractivo. Una confusión entre tendones y nervios puede dejar una
mano paralizada, si la liposucción rompe un baso importante puede
provocar la muerte. Fue de conocimiento público en el Ecuador la
muerte de dos personas por la acción del cirujano estético
Morales Guzmán, implicado además en otros delitos.

Y a pesar de todo riesgo. ¿Qué es lo que psicológica y
socialmente empuja al hombre a esta búsqueda incansable de lo
estético?.

"Es por una fantasía de la perfección. El hombre se interroga
¿qué soy? ¿qué busco? y la contestación es un camino a la
perfección en todo sentido", explica Verónica López, psicóloga
del CIAM (Centro de Información y Ayuda a la Mujer). "La búsqueda
de la belleza no solo está determinado por lo psicológico sino
por lo social. No podemos desligarnos de la presencia de naciones
como Estados Unidos que ejercen hegemonía incluso en la manera de
vestir y de valorar la estética. Si bella es la mujer blanca y de
ojos azules, pues hay que imitarla".

LAS TRES PRINCIPALES CONTROVERSIAS

"Tres veces, tres repito y no una, merecen morir quienes usan
excrementos de cocodrilo y se untan con la espuma de humores
pútridos o manchan sus cejas con hollín y se frotan las mejillas
con albayalde", decía uno de los primeros santos cristianos.

La primera controversia de la cirugía estética se da con la
iglesia. Los cirujanos estéticos cuentan que lo primero que
preguntan algunos pacientes es si intervenirse el rostro "es
pecado". La iglesia ha condenado la cirugía estética -en los
casos que no es curativa- por considerarla contranatura y
atentatoria contra la integridad física y psicológica de los
individuos. Además, y principalmente, según la iglesia, el hombre
no puede destruir ni cambiar lo que Dios ha creado.

También "la iglesia católica se fue mucho contra la vanidad",
manifiesta Manuel Montalvo, cirujano estético; pero "esto es muy
sencillo, y se lo puede hacer con la Biblia en la mano. Dios creo
al hombre a su imagen y semejanza. Si Dios es la belleza máxima
del mundo, nosotros también debemos ser bellos, embellecerse es
parecerse más a Dios".

La segunda está en si vale la pena poner en peligro la vida por
estar más conforme con el físico. "Salir a la calle es igual o
más peligroso", dice Montalvo.

Y lo último en discusión es el factor de frivolidad, de
superficialidad, de vanidad; la contradicción de esta situación
sunturia de la medicina mientras -por lo menos en el Ecuador- la
gente no se muere por "fea" sino por falta de servicios de
salud.

"La palabra vanidad se utiliza de manera ligera. Vano es
superfluo, inservible. El corregirse un defecto, sentirse más
joven, es algo que todas los individuos necesitamos, es algo
natural, da confianza en sí mismo, es algo que les haría
disfrutar de una vida mejor", defiende Montalvo. Además, la falta
de servicios de salud es una falla en la estructura del Estado,
añade.

LA ETICA DEL CIRUJANO

Que se sepa, no existe en ningún país del mundo un código de
Etica específico para los cirujanos estéticos, y las
legislaciones de la mayoría de países no contemplan límites
legales ni éticos a esta actividad. Pero un límite hay para todo,
¿cuál es?

"Es un límite que no existe y no se puede definir. El límite lo
impone el propio paciente, él solicita la cirugía, no se la
impone", opina Montalvo.

"El límite se da cuando empieza a destruir lo esencial del ser
humano y pasar a lo superficial", sostiene Verónica López.

Pero además el cirujano estético está regido por ciertas normas
éticas que se impone el mismo. No se podría, por ejemplo, atender
el llamado de un criminal para cambiarse el rostro, ni cambiar
las huellas digitales a una persona. Algo importante en la
obligación ética de este tipo de cirujano es cerciorarse de que
el factor psicológico no sea el centro del problema del paciente,
porque en tal caso quien debe atenderlo es el psicólogo o el
psiquiatra.

Pero no existe ninguna prohibición moral ni ética, según
Montalvo, para cambiar de sexo o de raza.

CAMBIAR DE RAZA, SEXO, CARA

No es por afeminado que critican a Michael Jackson. El juicio
mayor es que cambió su raza, por medio de las múltiples cirugías.

El ser humano -quién hubiera imaginado antes de este siglo,
cuando todavía no existía la cirugía estética- puede cambiar
superficialmente su raza y su sexo.

Montalvo explica que el predominio de la raza blanca es algo
universal. La gente tiende a formar una nariz caucásica y a
"blanquearse" lo más posible la piel. "Quien está arriba impone
sus reglas y sus normas", dice.

"Es ahí donde debería estar el límite, sostiene la psicóloga
López, en las agresiones de la sociedad a las razas diferentes y
a las personas diferentes físicamente".

¿PROBLEMAS PSICOLOGICOS?

Inseguridad, no aceptación de sí mismo, necesidad de llamar
siempre la atención, de ser aceptado socialmente e incluso
venerado, no sentirse bien con su identidad. Este es, según la
psicóloga Núñez, el perfil relativo de la persona que se opera
voluntariamente para cambiar su fisonomía. Pero, hasta qué punto
esto es normal y hasta qué punto psicopatológico. "Cuando todos
estos factores se suman a lo obsesivo (más rasgos histéricos e
hipocondríacos) puede ser una persona con problemas
psicopatológicos", dice. Hay cirujanos estéticos que han tenido
que defenderse de ciertas personas obsesivas que por
inconformidad con los resultados atentan contra la vida de sus
médicos y hasta contra su propia vida. "Toda persona que vaya a
intervenirse debe necesariamente hacerse primero una revisión
psicológica", afirma Verónica Núñez.

En cambio, el cirujano estético sostiene que "la cirugía estética
puede ayudar a solucionar los problemas psicológicos de una
persona; puede ser muy positiva; la cirugía estética es algo que
hay que aceptarlo."

"Doctor, ¿usted se sometería a la cirugía estética?". "Claro, hay
que dar ejemplo".
EXPLORED
en Ciudad N/D

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