Guayaquil. 31 ene 99. El proyecto de nueva Ley de Cultura
desató una agria polémica; pero los temas
de fondo (¿cómo hacer para que la cultura llegue a las masas?,
por ejemplo) aún no entran al debate.

La disputa entre los Montesco y los Capuleto no fue tan agria
como la que dividió a los intelectuales del Ecuador en los
últimos meses en torno al proyecto de nueva Ley de Cultura que
dejó preparado el gobierno anterior.

El proyecto pretendía introducir cambios de fondo en la Casa
de la Cultura, comenzando por su nombre (proponía que se llame
"Casa de las Culturas", en plutal). Pero casi todas las
modificaciones fueron rechazadas por los principales núcleos
de la antigua institución.

Hasta cierto punto la polémica era innecesaria. La nueva
Constitución es muy clara y garantiza la total autonomía de la
Casa de la Cultura. Rosángela Adoum, la diputada de la DP que
encabeza la comisión legislativa de Educación y Cultura,
reconoce ahora que el proyecto de ley tendrá que sufrir
importantes modificaciones.

¿Pero cuál será la política cultural del país en los próximos
años? El nuevo Gobierno quiso dar una primera respuesta
creando la Oficina de la Cultura y la Paz, pero sus voceros
admiten que no es suficiente. En los próximos meses el
Congreso analizará las reformas que requiere el proyecto,
informa la diputada Adoum.
El tema, por tanto, no está agotado.

Descontento

Desde hace algún tiempo se sabía en Quito que un grupo de
intelectuales con mucho ascendiente en Jamil Mahuad, entre los
que se destaca Jorge Enrique Adoum, se sienten insatisfechos
por la actividad desarrollada por la Casa de la Cultura,
especialmente por su núcleo matriz encabezado por el Dr.
Stalin Alvear.

Durante el régimen anterior, cuando la Asamblea Constituyente
aún no culminaba sus labores, el entonces Subsecretario de
Cultura, Mario Jaramillo, le pidió a varios de esos
intelectuales que integren una comisión para redactar un
proyecto de nueva Ley de Cultura.

El proyecto que finalmente Fabián Alarcón envió al Congreso,
incluyó varias modificaciones importantes. Pero sobre todo dos
llamaron la atención:

Por un lado, se propuso la ampliación del Consejo Nacional de
Cultura. En su forma actual, el mismo está integrado
básicamente por representantes del sector público. Muy poco
peso se le otorga a quienes hacen cultura por su cuenta, como
los artistas independientes, la empresa privada, los medios de
comunicación o los pueblos indígenas. El nuevo proyecto
pretende ampliar la presencia de esos sectores en el Consejo.

Junto con eso se propusieron varios cambios en la estructura
de la Casa de la Cultura. Uno de ellos es la creación del
núcleo de Pichincha. En la actualidad es la Casa Matriz la que
tiene la doble función de dirigir la institución a nivel
nacional y provincial.

Pero el cambio más importante debió ser la reorganización
total de la Casa Benjamín Carrión, cuyos miembros volverían a
ser designados y sus autoridades vueltas a elegir.

La reacción de las autoridades de la Casa de la Cultura no se
hizo esperar. Rechazaron el proyecto a través de comunicados
de prensa e iniciaron gestiones ante la Asamblea
Constituyente.

El resultado fue que se introdujo en la nueva Constitución el
artículo 65 que establece la total autonomía de la Casa. De
acuerdo al nuevo texto constitucional la Casa de la Cultura
"se regirá por su propia ley".

El actual Subsecretario de Cultura encargado, Alejandro
Sigüenza, reconoce que "el proyecto de Ley de Cultura que se
discuta en el Congreso no podrá hacer modificaciones a la
estructura de la Casa de la Cultura porque no sería
constitucional".

Cambios importantes

"Si es así, qué bien", fue la respuesta del presidente de la
matriz, Stalin Alvear, al transmitirle las opiniones de
Sigüenza y Rosángela Adoum.

Rafael Díaz, el presidente del Núcleo del Guayas, se mostró
más desconfiado. Y es que subsiste un problema legal: el
proyecto ya fue enviado al Congreso. Si este lo rechaza, no
podrá volver a considerar un proyecto alternativo hasta dentro
de un año. Pero si lo acepta, nadie sabe en qué podría
terminar.

Por otro lado, en algún momento habrá que discutir la nueva
Ley de la Casa de la Cultura. En ese momento, muchos de los
temas del actual debate resucitarán.

Por el momento, sin embargo, el motivo principal de las
fricciones ha quedado aclarado.

Eso no significa que todo esté resuelto. Hay algo que es
cierto: la actividad cultural de hoy no es la misma que hace
medio siglo, cuando se fundó la Casa de la Cultura. Los
cambios son notorios incluso en relación a 1984, año en que se
expidió la Ley de Cultura vigente.

"A veces no nos damos cuenta de la manera en que se ha
incrementado y, sobre todo, se ha diversificado la actividad
cultural en el país", explica Pedro Saad, uno de los autores
del proyecto en mención. "Un buen ejemplo es la edición de
libros. Es un negocio que, a pesar de sus enormes
dificultades, no deja de desarrollarse. Hoy existen varias
editoriales privadas, y cada año aparecen más. En 1998 se
publicaron 1.200 títulos en el país, más de 3 por día. Sigue
siendo insuficiente, pero hasta hace poco nadie habría creído
que llegaríamos a esos números".

Saad menciona también la intensa actividad de las galerías de
arte, la proliferación de academias que ofrecen carreras de
pintura, diseño gráfico, fotografía y cine, así como la
aparición de varias librerías nuevas en los dos últimos años
en Quito y Guayaquil.

"Hoy tenemos mucha más gente y más instituciones haciendo
cultura. Ya no es solo la Casa de la Cultura, hay que agregar
los municipios, el Banco Central, los medios de comunicación,
etcétera. Los diarios publican cada cierto tiempo libros por
fascículos que también son un aporte a la actividad cultural
del país", agrega.

Uno de esos protagonistas es el movimiento indígena, cuyas
emergencias en los últimos años hizo que el país se reconozca
como una nación culturalmente diversa y acepte el quechua como
uno de sus idiomas.

Todo esto desmiente la idea, muy extendida, de que en Ecuador
no hay mercado para la cultura. Las nuevas cadenas de cine lo
han comprobado: los primeros festivales de cine de calidad que
se han hecho tuvieron un éxito que sorprendió a sus propios
organizadores.

¿Vuelve la paz?

Casi todos los sectores involucrados reconocen que se necesita
una Ley de Cultura que dé respuesta a estos fenómenos nuevos.

Rosángela Adoum anuncia que en los próximos días llegará al
país un experto de la Unesco para asesorar al Congreso en esa
tarea.

"Ahora debemos ponernos de acuerdo, y hacer una Ley que
delimite el campo de cada institución", dice Stalin Alvear.
Por su parte Julio Bueno, de quien se dice que dirigirá la
Oficina de la Cultura de la Paz, recientemente creada, agrega
que "la tarea del Gobierno es coordinar y apoyar la actividad
de los distintos sectores, sin afectar su independencia ni su
autonomía".

¿Son síntomas de que vuelve la paz? Si es así todos saldremos
ganando. Porque como se ve, las polémicas que verdaderamente
interesan todavía ni siquiera comienzan.

La oficina de la Cultura de la Paz

El desarrollo de la cultura fue uno de los temas favoritos del
candidato Jamil Mahuad. Una de sus primeras acciones, ya como
presidente, fue el anuncio de que se creará la Oficina de la
Cultura de la Paz.

- ¿Una nueva estructura burocrática?

- "De ningún modo", responde el maestro Julio Bueno, a quien
se menciona como su posible Director Ejecutivo.

Bueno agrega: "Lo que ocurre es que el Ministerio de Educación
ya tiene bastante trabajo con organizar la educación en el
país y no es posible que la cultura continúe bajo su ámbito.
La idea es que desaparezca la Subsecretaría de Cultura y se la
reemplace por la Oficina de la Cultura de la Paz, que estará
adscrita a la Presidencia de la República directamente, lo que
le dará mayor libertad para actuar".

Según Bueno, la nueva oficina se legalizará en los próximos
días. Hasta tanto, prefiere no adelantar ningún concepto sobre
sus orientaciones.

Pero este Diario quiso conocer su opinión sobre uno de los
problemas que más preocupan: el centralismo en la actividad
cultural.

¿Por qué el presupuesto para actividad cultural, es casi todas
las instancias públicas, es mayor en Pichincha que en Guayas y
otras provincias? ¿Por qué Foncultura solo otorga préstamos en
Quito? ¿Por qué el mayor porcentaje de becas se distribuyen en
la capital? ¿Por qué la actividad de la oficina de Patrimonio
Cultural es casi inexistente en Guayaquil?

- "La descentralización será sin duda uno de los primeros
objetivos del Gobierno", respondió Bueno, poniendo mucho
énfasis en sus palabras.

- ¿Pero habrá una oficina de la Cultura de la Paz en
Guayaquil?

- "No hemos discutido todavía la estructura que tendrá la
nueva institución, pero déjeme decirle que no habrá
centralismo", agregó el entrevistado. (Texto tomado de El
Universo)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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