Quito. 08.07.91. Juan se abrió paso a codazos entre la
multitud. Se rió a mandíbula batiente. María llora a lágrima
viva. A latigazos introdujo el padre a su hijo dentro del
carro. A golpes de pecho manifestó su arrepentimiento. Lo
amenazó con echarlo a puñetazos.

Si usted examina detenidamente, vera que estas expresiones
llevan la preposición a, como parte del complemento respectivo
de cada uno de los verbos; abrirse paso a codazos, reírse a
mandíbula batiente, llorar a lágrima viva, introducir a
latigazos, manifestar a golpes de pecho y echar a puñetazos.

Indican el instrumento o el medio a través del cual intenta
lograrse determinado efecto.

Dentro de este mismo estilo de significación, ¿podemos decir
legítimamente, cocina a gas, avión a reacción, radio a pilas,
olla a presión, carro a motor, motor a diesel?. Pues, ­no!
señor. En este segundo caso, a gas, a reacción, a pilas, a
presión, a motor y a diesel son complementos del nombre, y el
sistema normal de nuestra lengua exige en estas construcciones
la preposición de en lugar de a. Digamos, pues, carro de
motor, avión de reacción, radio de pilas, olla de presión,
cocina de gas, y no nos hagamos más problemas ni suframos de
remordimiento porque los españoles, que tienen también -como
nosotros- sus errores, cocinen en ollas a presión. Aunque nos
encontraríamos en el caso ineludible de aclarar que preparamos
las tazas de té en nuestra cocina de gas, no por evitar la
redundancia (de), las preparemos en nuestra cocina a gas, así
como tampoco hagamos nuestra tazas a té en la cocina de gas.

A cada expresión, su preposición.

Los profesionales de las diversas ramas se distinguen por un
lenguaje propio -metalenguaje científico- que es precisamente
el específico de su ciencia. Un matemático lo es, porque
domina el lenguaje matemático; un físico, un químico, un
economista, tienen, cada uno, su propio lenguaje,
que va más allá del lenguaje común.

Pero este lenguaje -más-allá-del-habla- cotidiana no
justifica, en ningún caso, el empleo incorrecto de expresiones
que se intenta explicar por la especificidad que tiene el
tratamiento de sus temas. So pretexto de ella, los médicos
emplean expresiones insoportables, como dolor a nivel de
cabeza, infección a nivel de riñones, enfermedad a virus. Y
eso de "a nivel de" nos lo han regalado, nada donosamente,
nuestros "kikuyos". Esto del nivel puede dar cierto aire de
iniciados a quienes lo emplean; pero, tras el placer de unos
cuantos bobos, se halla una ignorancia que no tenemos por qué
tolerar.

Dígase: dolor de cabeza, infección de riñones, enfermedad por
virus. Cuando el complemento designa ingrediente, como, por
ejemplo, ungüento a la lanolina, pomada a la cortisona, nos
hallamos ante construcciones calcadas del francés.
Corrijámoslas: ungüento con lanolina, pomada con cortisona.
Como el hacer ungüentos y pomadas mucho debe parecerse al
manipuleo exigido para la preparación de ciertos platos, no es
extraño que del pato a la naranja, la lengua a la catalana, el
gallo al vino, el consomé a la reina y los callos a la
madrileña, hayamos pasado a los ungüentos a la glicerina. Sin
embargo, si en los ungüentos y pomadas farmacéuticos no se
tolera este uso, los gramáticos son generosos ante los
requerimientos gastronómicos, y se comen, con toda
tranquilidad y en los mejores restaurantes, un
conejo a la cazadora; pero, esto sí, jamás un pato a nivel de
naranja (que todo es posible, amigo lector).

Como nuestra curiosidad nos llevó a indagar por la preposición
correcta en expresiones como "cocina a gas", terminemos este
artículo con una nota que es imprescindible cuando se trata de
expresiones que exigen la preposición a: A BASE DE: es
locución que denota un elemento constitutivo principal de
alguna realidad: Vive a base de esperanza (su vida tiene como
constitutivo esencial la esperanza). Lo hizo a base de
esfuerzo (su acción se realizó gracias a su esfuerzo).

Esta investigación se hizo a base de documentos obtenidos en
el Banco Central... ¿Por qué ese malhadado "en base a", que de
un tiempo a esta parte intenta reemplazarla?. Parece ser que
"en base a" es usual en el lenguaje forense, del cual pasa a
otros ámbitos.

En mi opinión, ni siquiera se justifica en el
metalenguaje jurídico. Lo normal es decir "sobre la base de",
o "basándose en". Y, ¿qué le parece a usted, lector, la
expresión "bajo la base de"? Pues, el colmo de la confusión,
porque bajo la base de, no hay nada.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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