LECCIONES DESDE EL CARIBE

Nueva York. Agosto. 91. Mientras ya comienzan las
negociaciones para dar forma a una zona de libre comercio
entre Canadá, Estados Unidos y México y la Iniciativa para
las Américas va tomando vuelo, muchos empresarios están
mirando las lecciones del último programa de Washington para
impulsar el crecimiento económico dentro de América Latina: la
INiciativa de la cuenca del Caribe, ICC.

La contribución más notable de la Iniciativa, comenzada en
1984, ha sido la diversificación en los productos exportados
desde los 23 países caribeños y centroamericanos de la ICC al
mercado estadounidense. Un año antes de la inauguración del
programa, las exportaciones no tradicionales, como mariscos,
componentes electrónicos, fruta y vestuario, representan
apenas un 20 por ciento del total. En 1989, el porcentaje de
estos despachos había crecido a un 60 %.

Pero mientras el acceso privilegiado al mercado de Estados
Unidos disparaba las exportaciones no tradicionales, un total
exportado desde la Cuenca cayó un 15 por ciento entre 1984 y
1990. Y es que mientras se promovían inversión y comercio para
la zona, los precios internacionales de sus despachos
tradicionales caían, el tiempo que Estados Unidos imponía
cuotas más estrictas en esos mismos rubros, que fueron
excluidos de la ICC.

El poder de las industrias.

El proyecto original de la Iniciativa comtemplaba la entrada
libre de aranceles a Estados Unidos para una gama amplia de
productos, los que deben ser "transformados substancialmente"
en el país beneficiario y tener un mínimo de 35 por ciento de
valor agregado local.

Pero gracias al fuerte lobby de varias industrias
estadounidenses los productos que significan más ganancias
para la región quedaron excluidos de este acceso privilegiado.
Aún se aplican aranceles a la mayoría de los textiles y
vestuario, atún enlatado, petróleo, etanol, café, bananas y
calzado. El azúcar, sostén economico de varios países de la
región, también se excluyó del acceso preferencial, y se ha
mantenido bajo una estricta cuota.

Frente a esos intereses poderosos los empresarios y gobierno
de la Cuenca se dieron cuenta de la necesidad de mantener
amigos en el Capitolio para hacer su propio lobby. Y los
esfuerzos de esos amigos legisladores dieron resultado con el
decreto que estableció en 1986 un programa textil, bajo el
cual los países de la ICC podían negociar con Estados Unidos
los Niveles de Acceso Garantizado para productos textiles
ensamblados con tela producida y cortada en ese país.

Los amigos también ayudaron en establecer un proyecto
ampliado, llamado ICC II, que estableció el estatus permanente
de la Iniciativa y redujo aranceles para algunos productos de
cuero, incluyendo carteras, maletas, guantes de trabajo y
ropa. La ICC II también extendió el estatus libre de aranceles
a productos ensamblados con 100% de componentes
estadounidenses, excepto textiles y ropa, sin importar el
porcentaje de valor agregado o si hay o no una
"transformación sustancial".

Y esos amigos se hacen cada vez más importantes con el avance
del acuerdo de libre comercio de Norteamérica, ya que México
podría quitarle a los países de la ICC parte del mercado
estadounidense.

No llego la ola.

El otro lado de la Iniciativa -el de las inversiones
estadounidenses en la región- no dio los frutos esperados. A
pesar de los eventos promocionales de Washington; misiones de
desarrollo de negocios y otros programas de ayuda para
estimular a empresas estadounidenses a invertir en la región,
la Iniciativa de la Cuenca del Caribe no generó la ola de
inversión qie se había esperado ansiosamente.

Según una encuesta de inversión en la Cuenca del Caribe
realizada por el Departamento de comercio de Estados Unidos en
1990, son cada vez más los empresarios locales los
responsables por inversiones en proyectos de exportación en la
cuenca del Caribe. entre 1988 y 1990 los empresarios locales
hicieron más inversiones en proyectos de exportación que sus
colegas extranjeros.

Muchas de las inversiones extranjeras están limitadas a
operaciones de ensamblaje en la zonas francas. Aunque esto
significa empleo para bastantes trabajadores locales, no
contribuye mucho a establecer industrias integradas que
podrían producir competitivamente para los mercados mundiales.

Después de siete años del inicio del programa de la Iniciativa
de la Cuenca del Caribe, el balance no está claro. Pero, dice
un empresarios de Barbados, "ninguno de estos programas es
perfecto. Ninguno ofrece todo lo que queremos pero algunos
sectores se han beneficiado. (Página 34).

MARTES ECONOMICO No 53 AGOSTO 1991.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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