Quito. 1 jun 97. Hace más de un año, el entonces presidente
Sixto Durán Ballén estaba en vuelto en una polémica llena de
pasión. El ex presidente estaba empeñado en la ampliación del
aeropuerto Los Perales, en San Vicente frente a Bahía de
Caráquez.
Finalmente, pese a todas las dudas sobre la utilidad de la
obra, la construcción se inició en abril de 1996. Un año
después, los trabajos han avanzado pero no en la medida en que
se esperaba.
La obra -que está a cargo del Cuerpo de Ingenieros del
Ejército- avanza lentamente y se espera su entrega solo en
septiembre.
"Esperábamos la importación de una máquina asfaltadora y eso
retrasó el cronograma", dice un empleado del aeropuerto.
"Ahora que la máquina viene en camino la obra tendrá avances
significativos".
La ampliación del aeropuerto Los Perales tiene una extensión
total de 904 metros y un costo de 15 mil millones de sucres.
La intención del ex-presidente Durán Ballén era convertir a
San Vicente y a Bahía de Caráquez en un punto de llegada del
turismo internacional. Sin embargo, su sueño es cada día más
lejano puesto que el aeropuerto tiene cada vez menos
movimiento.
"Hace dos años había mucho más vuelos que hoy", explica
Manuel Delgado, controlador de Tránsito Aéreo de este
aeropuerto. "La gran mayoría de usuarios eran potentados
agrícolas y ganaderos que utilizaban sus avionetas para
trasladarse a sus propiedades en puntos lejanos de Manabí".
Según Delgado, la construcción de la carretera Bahía
-Pedernales hizo que muchas personas prefieran movilizarse por
carro".
Tampoco el turismo nacional ha satisfecho las expectativas.
Cuando Durán Ballén culminó su mandato, Bahía tenía una
conexión directa con Quito por medio de TAME. La frecuencia
fue suspendida sin razón aparente. También los vuelos desde y
hacia Guayaquil son escasos. Sólo existe un vuelo de avioneta
en la mañana y otro en la tarde . El resto de operaciones son
vuelos de pequeñas avionetas particulares.
Caminos inconcluso. Otros que no conducen a ninguna parte.
Miles de millones de sucres que se invierten en ciertas obras
que no están sometidas a procesos de control eficientes.
Muchas obras caen en la trampa del 'desfinanciamiento'.
Algunos ejemplos: El polémico aeropuerto Los Perales cuya
ampliación aún no concluye, mientras la tendencia es que los
vuelos a la ciudad de Bahía de Caráquez disminuya
vertiginosamente...
El malecón de San Vicente al poco tiempo de construido se
derrumba. Una de las carreteras cuya construcción tampoco
concluye por una falla en el diseño técnico.
El malecón de San Vicente se derrumba
La vía de acceso a Bahía de Caraquez simplemente "no tiene
copia en todo el país", dicen orgullosos sus habitantes. Es
una autopista perfectamente iluminada, de cuatro carriles y de
tres kilómetros de extensión: una obra que ejecutó durante su
mandato el presidente Sixto Durán Ballén. "Es que Bahía fue
la privilegiada de Sixto", explica un portovejense.
Para emprender este vasto plan de obras, el presidente Durán
Ballén facilitó las cosas. Creó una especie de "Unidad
Ejecutora" por medio de la Subsecretaría de Obras Públicas de
Manabí que estaba a cargo de Euclides Andrade, a quien muchos
llaman "el engreído de Sixto". Por medio de partidas
extrapresupuestarias, Andrade obtuvo más de 60.000 millones de
sucres, según afirma el actual Subsecretario de Obras Públicas
Sigifredo Centeno. "El problema fue que no se repartió
equitativamente el dinero en todos los cantones de Manabí"
afirma. Centeno envidia la suerte de Andrade: "Hasta el
momento yo he recibido 500 millones de sucres de
presupuesto.¿Qué se puede hacer con esta cantidad?", se
pregunta el funcionario.
Lo cierto es que en los cuatro años de Sixto, Bahía cambió de
cara y de cuerpo. Tal es la gratitud del pueblo caraquense que
constantemente le rinden homenajes al ex-primer mandatario. El
último lo recibió esta semana, en un aniversario más de la
parroquia de San Vicente. Hasta un monumento le hicieron en la
avenida del Malecón, justo frente al departamento vacacional
de Sixto.
La euforia, sin embargo, está cediendo el paso a algunos
problemas. Por ejemplo, el malecón construido en San Vicente
hace tres años, se destruye rápidamente. Los constructores de
esta obra recibieron 4.400 millones de sucres para hacer esta
y otras obras pequeñas, según Centeno.
La fiscalización de Contraloría de las obras realizadas
durante la administración de Euclides Andrade, se ha cumplido
sin que se haya detectado ninguna anormalidad en los
contratos. No obstante, aún falta por completar los exámenes
técnicos de los trabajos, lo que no representa ninguna
esperanza de poder reclamar por las obras mal hechas, según
Centeno, pues "una vez que se recibe la obra es muy difícil
poder conseguir alguna indemnización en el futuro por fallas
estructurales".
Vías que no van a ninguna parte
La carretera más cara del país está en Manabí. Une a dos
pueblos que poca gente conoce: San Plácido-Pichincha.
La construcción de la vía, que tiene una extensión de
aproximadamente 80 kilómetros, tuvo problemas desde su
nacimiento. Fue contratada en 1988, en la prefectura de Luis
Andrade Quiñonez de los registros de la ID por 11 mil millones
de sucres, con fondos destinados a caminos vecinales en
Manabí, según Sigifredo Centeno, Subsecretario de Obras
Públicas.
La obra fue adjudicada a dos constructoras manabitas, la
RAMACO y la Poggy Barbieri. Se dividió en tres tramos, dos de
los cuales se asignaron a Poggy Barbieri, -deel ex gobernador
del régimen bucaramista y militante del PRE, Humberto Poggy- y
el otro a RAMACO.
Dice Centeno que para su contrucción nunca se realizaron los
estudios técnicos pertinentes. "Realizar estos estudios
implica una inversión demasiado grande", dice Centeno. "Por
eso en casi todas las carreteras de Manabí hay problemas".
Lo barato sale caro
Al poco tiempo las constructoras descubrieron que el monto
recibido para la obra no fue suficiente y necesitaron un nuevo
financiamiento. La carretera se paralizó por varios años.
La obra revivió con el ascenso de Bucaram al poder y el
nombramiento como Gobernador de la Provincia de Humberto Poggy
Zambrano, uno de los contratistas. Casi inmediatamente hubo un
nuevo desembolso para la carretera de 5.000 millones de
sucres. Comenta un consejero que prefirió el anonimato "que a
Poggy Barbieri se le entregaron más recursos que a RAMACO, por
lo que pudo avanzar más en la obra. Seguramente primaron los
intereses políticos, porque Poggy en ese tiempo ya era
gobernador".
Sin embargo, el monto tampoco alcanzó. En enero de 1997 se
denunció que la San Plácido-Pichincha estaba peor que antes.
Inmediatamente, el gobernador Poggy convocó a la prensa al
lugar y demostró que sus tramos estaban en buen estado. Un
colaborador de Poggy en la gobernación ahora comenta que "días
antes Poggy llevó máquinas de asfaltado para tapar los huecos
y convocó a la prensa".
Jhony Quijano, técnico del Consejo Provincial de Manabí
detectó fallas en la construcción. Con todo esto, la
Contraloría Regional de Manabí, glosó a Poggy por 1.000
millones de sucres, según el actual Director Regional de la
Contraloría, Isidro Cedeño. "Los contratistas apelaron esta
glosa al Tribunal de lo Contencioso y Administrativo, que
revocó las mismas". Para ese fallo habría contribuido "un
extraño cambio de opinión en el informe", según reveló un
funcionario de la Gobernación.
El Estado carga el muerto
La historia de este camino no termina ahí. La actual
prefectura de Humberto Guillén, roldosista, ha decidido
hacerse cargo del camino.
El Consejo Provincial ha descubierto que la carretera San
Plácido-Pichincha tiene fallas considerables, pero que los 16
mil millones entregados a las constructoras están debidamente
justificados en los tres tramos de la carretera, resolvieron
asumir la culminación de la obra, y quitarle ese peso de
encima a las constructoras.
"Es un acto justificado", coinciden los consejeros
provinciales Gustavo Mera Vera y Franklin Rivera. En los
próximos días, la Prefectura recibirá la obra tal como está y
solicitará un nuevo crédito al Banco del Estado por un monto
de 19 mil millones de sucres, gestión que está cumpliendo el
prefecto Humberto Guillén. Hasta el momento, ningún consejero
se ha opuesto, pues aseguran que las constructoras han
cumplido con la construcción hasta el monto de dinero que han
recibido. Si se concreta el préstamo, la carretera de 80
kilómetros ubicada entre poblaciones no mayores de 5.000
habitantes, llegaría a costar 35.000 millones de sucres. Toda
una fortuna.
HOY recorrió la carretera San Plácido Pichincha y constató su
pésimo estado. Muchos de sus tramos se están hundiendo. Los
constructores prefieren evitar el tema. En RAMACO, David Marín
Furoiani no quiso recibir a HOY. Humberto Poggy, el ex
Gobernador, desde la caída del bucaramismo radica en Miami.
Inútil anticipo de 400 millones de sucres
Cerca de Chone, se encuentra el pequeño Boyacá, un recinto de
alrededor de 2.000 ganaderos y agricultores. La distancia
entre estos puntos es de 20 kilómetros.
La carretera Chone-Boyacá fue licitada hace casi dos años a
las constructoras RAMACO-Verdú en 3.000 millones de sucres,
pero la obra nunca tuvo financiamiento. En diciembre de 1996,
en la administración del ministro de Obras Públicas, Vicente
Estrada, se ejecutó el contrato y el ministerio entregó un
anticipo a la constructora. "En dos años, el valor de la obra
subió a por lo menos 7.000 millones de sucres", explica
Sigifredo Centeno, Subsecretario de Obras Públicas de Manabí.
"Sin embargo, el ministerio mantuvo con RAMACO-Verdú el monto
inicial. El anticipo de 400 millones de sucres es insuficiente
para iniciar las obras", sostiene el funcionario.
Desde diciembre hasta hoy, no se ha puesto ni una piedra más.
"La carretera fue contratada en un momento por demás
inoportuno", explica el fiscalizador del MOP, Leonardo
González. No se debía iniciar la obra justo cuando comenzaba
el invierno". González no encuentra ninguna irregularidad en
el retraso de la obra. Asegura que "RAMACO-Verdú ha
transportado hasta el momento el material necesario para que
cuando termine el invierno, se inicie la obra". (DIARIO HOY)
(P. 6-A)
Sixto Durán Ballén estaba en vuelto en una polémica llena de
pasión. El ex presidente estaba empeñado en la ampliación del
aeropuerto Los Perales, en San Vicente frente a Bahía de
Caráquez.
Finalmente, pese a todas las dudas sobre la utilidad de la
obra, la construcción se inició en abril de 1996. Un año
después, los trabajos han avanzado pero no en la medida en que
se esperaba.
La obra -que está a cargo del Cuerpo de Ingenieros del
Ejército- avanza lentamente y se espera su entrega solo en
septiembre.
"Esperábamos la importación de una máquina asfaltadora y eso
retrasó el cronograma", dice un empleado del aeropuerto.
"Ahora que la máquina viene en camino la obra tendrá avances
significativos".
La ampliación del aeropuerto Los Perales tiene una extensión
total de 904 metros y un costo de 15 mil millones de sucres.
La intención del ex-presidente Durán Ballén era convertir a
San Vicente y a Bahía de Caráquez en un punto de llegada del
turismo internacional. Sin embargo, su sueño es cada día más
lejano puesto que el aeropuerto tiene cada vez menos
movimiento.
"Hace dos años había mucho más vuelos que hoy", explica
Manuel Delgado, controlador de Tránsito Aéreo de este
aeropuerto. "La gran mayoría de usuarios eran potentados
agrícolas y ganaderos que utilizaban sus avionetas para
trasladarse a sus propiedades en puntos lejanos de Manabí".
Según Delgado, la construcción de la carretera Bahía
-Pedernales hizo que muchas personas prefieran movilizarse por
carro".
Tampoco el turismo nacional ha satisfecho las expectativas.
Cuando Durán Ballén culminó su mandato, Bahía tenía una
conexión directa con Quito por medio de TAME. La frecuencia
fue suspendida sin razón aparente. También los vuelos desde y
hacia Guayaquil son escasos. Sólo existe un vuelo de avioneta
en la mañana y otro en la tarde . El resto de operaciones son
vuelos de pequeñas avionetas particulares.
Caminos inconcluso. Otros que no conducen a ninguna parte.
Miles de millones de sucres que se invierten en ciertas obras
que no están sometidas a procesos de control eficientes.
Muchas obras caen en la trampa del 'desfinanciamiento'.
Algunos ejemplos: El polémico aeropuerto Los Perales cuya
ampliación aún no concluye, mientras la tendencia es que los
vuelos a la ciudad de Bahía de Caráquez disminuya
vertiginosamente...
El malecón de San Vicente al poco tiempo de construido se
derrumba. Una de las carreteras cuya construcción tampoco
concluye por una falla en el diseño técnico.
El malecón de San Vicente se derrumba
La vía de acceso a Bahía de Caraquez simplemente "no tiene
copia en todo el país", dicen orgullosos sus habitantes. Es
una autopista perfectamente iluminada, de cuatro carriles y de
tres kilómetros de extensión: una obra que ejecutó durante su
mandato el presidente Sixto Durán Ballén. "Es que Bahía fue
la privilegiada de Sixto", explica un portovejense.
Para emprender este vasto plan de obras, el presidente Durán
Ballén facilitó las cosas. Creó una especie de "Unidad
Ejecutora" por medio de la Subsecretaría de Obras Públicas de
Manabí que estaba a cargo de Euclides Andrade, a quien muchos
llaman "el engreído de Sixto". Por medio de partidas
extrapresupuestarias, Andrade obtuvo más de 60.000 millones de
sucres, según afirma el actual Subsecretario de Obras Públicas
Sigifredo Centeno. "El problema fue que no se repartió
equitativamente el dinero en todos los cantones de Manabí"
afirma. Centeno envidia la suerte de Andrade: "Hasta el
momento yo he recibido 500 millones de sucres de
presupuesto.¿Qué se puede hacer con esta cantidad?", se
pregunta el funcionario.
Lo cierto es que en los cuatro años de Sixto, Bahía cambió de
cara y de cuerpo. Tal es la gratitud del pueblo caraquense que
constantemente le rinden homenajes al ex-primer mandatario. El
último lo recibió esta semana, en un aniversario más de la
parroquia de San Vicente. Hasta un monumento le hicieron en la
avenida del Malecón, justo frente al departamento vacacional
de Sixto.
La euforia, sin embargo, está cediendo el paso a algunos
problemas. Por ejemplo, el malecón construido en San Vicente
hace tres años, se destruye rápidamente. Los constructores de
esta obra recibieron 4.400 millones de sucres para hacer esta
y otras obras pequeñas, según Centeno.
La fiscalización de Contraloría de las obras realizadas
durante la administración de Euclides Andrade, se ha cumplido
sin que se haya detectado ninguna anormalidad en los
contratos. No obstante, aún falta por completar los exámenes
técnicos de los trabajos, lo que no representa ninguna
esperanza de poder reclamar por las obras mal hechas, según
Centeno, pues "una vez que se recibe la obra es muy difícil
poder conseguir alguna indemnización en el futuro por fallas
estructurales".
Vías que no van a ninguna parte
La carretera más cara del país está en Manabí. Une a dos
pueblos que poca gente conoce: San Plácido-Pichincha.
La construcción de la vía, que tiene una extensión de
aproximadamente 80 kilómetros, tuvo problemas desde su
nacimiento. Fue contratada en 1988, en la prefectura de Luis
Andrade Quiñonez de los registros de la ID por 11 mil millones
de sucres, con fondos destinados a caminos vecinales en
Manabí, según Sigifredo Centeno, Subsecretario de Obras
Públicas.
La obra fue adjudicada a dos constructoras manabitas, la
RAMACO y la Poggy Barbieri. Se dividió en tres tramos, dos de
los cuales se asignaron a Poggy Barbieri, -deel ex gobernador
del régimen bucaramista y militante del PRE, Humberto Poggy- y
el otro a RAMACO.
Dice Centeno que para su contrucción nunca se realizaron los
estudios técnicos pertinentes. "Realizar estos estudios
implica una inversión demasiado grande", dice Centeno. "Por
eso en casi todas las carreteras de Manabí hay problemas".
Lo barato sale caro
Al poco tiempo las constructoras descubrieron que el monto
recibido para la obra no fue suficiente y necesitaron un nuevo
financiamiento. La carretera se paralizó por varios años.
La obra revivió con el ascenso de Bucaram al poder y el
nombramiento como Gobernador de la Provincia de Humberto Poggy
Zambrano, uno de los contratistas. Casi inmediatamente hubo un
nuevo desembolso para la carretera de 5.000 millones de
sucres. Comenta un consejero que prefirió el anonimato "que a
Poggy Barbieri se le entregaron más recursos que a RAMACO, por
lo que pudo avanzar más en la obra. Seguramente primaron los
intereses políticos, porque Poggy en ese tiempo ya era
gobernador".
Sin embargo, el monto tampoco alcanzó. En enero de 1997 se
denunció que la San Plácido-Pichincha estaba peor que antes.
Inmediatamente, el gobernador Poggy convocó a la prensa al
lugar y demostró que sus tramos estaban en buen estado. Un
colaborador de Poggy en la gobernación ahora comenta que "días
antes Poggy llevó máquinas de asfaltado para tapar los huecos
y convocó a la prensa".
Jhony Quijano, técnico del Consejo Provincial de Manabí
detectó fallas en la construcción. Con todo esto, la
Contraloría Regional de Manabí, glosó a Poggy por 1.000
millones de sucres, según el actual Director Regional de la
Contraloría, Isidro Cedeño. "Los contratistas apelaron esta
glosa al Tribunal de lo Contencioso y Administrativo, que
revocó las mismas". Para ese fallo habría contribuido "un
extraño cambio de opinión en el informe", según reveló un
funcionario de la Gobernación.
El Estado carga el muerto
La historia de este camino no termina ahí. La actual
prefectura de Humberto Guillén, roldosista, ha decidido
hacerse cargo del camino.
El Consejo Provincial ha descubierto que la carretera San
Plácido-Pichincha tiene fallas considerables, pero que los 16
mil millones entregados a las constructoras están debidamente
justificados en los tres tramos de la carretera, resolvieron
asumir la culminación de la obra, y quitarle ese peso de
encima a las constructoras.
"Es un acto justificado", coinciden los consejeros
provinciales Gustavo Mera Vera y Franklin Rivera. En los
próximos días, la Prefectura recibirá la obra tal como está y
solicitará un nuevo crédito al Banco del Estado por un monto
de 19 mil millones de sucres, gestión que está cumpliendo el
prefecto Humberto Guillén. Hasta el momento, ningún consejero
se ha opuesto, pues aseguran que las constructoras han
cumplido con la construcción hasta el monto de dinero que han
recibido. Si se concreta el préstamo, la carretera de 80
kilómetros ubicada entre poblaciones no mayores de 5.000
habitantes, llegaría a costar 35.000 millones de sucres. Toda
una fortuna.
HOY recorrió la carretera San Plácido Pichincha y constató su
pésimo estado. Muchos de sus tramos se están hundiendo. Los
constructores prefieren evitar el tema. En RAMACO, David Marín
Furoiani no quiso recibir a HOY. Humberto Poggy, el ex
Gobernador, desde la caída del bucaramismo radica en Miami.
Inútil anticipo de 400 millones de sucres
Cerca de Chone, se encuentra el pequeño Boyacá, un recinto de
alrededor de 2.000 ganaderos y agricultores. La distancia
entre estos puntos es de 20 kilómetros.
La carretera Chone-Boyacá fue licitada hace casi dos años a
las constructoras RAMACO-Verdú en 3.000 millones de sucres,
pero la obra nunca tuvo financiamiento. En diciembre de 1996,
en la administración del ministro de Obras Públicas, Vicente
Estrada, se ejecutó el contrato y el ministerio entregó un
anticipo a la constructora. "En dos años, el valor de la obra
subió a por lo menos 7.000 millones de sucres", explica
Sigifredo Centeno, Subsecretario de Obras Públicas de Manabí.
"Sin embargo, el ministerio mantuvo con RAMACO-Verdú el monto
inicial. El anticipo de 400 millones de sucres es insuficiente
para iniciar las obras", sostiene el funcionario.
Desde diciembre hasta hoy, no se ha puesto ni una piedra más.
"La carretera fue contratada en un momento por demás
inoportuno", explica el fiscalizador del MOP, Leonardo
González. No se debía iniciar la obra justo cuando comenzaba
el invierno". González no encuentra ninguna irregularidad en
el retraso de la obra. Asegura que "RAMACO-Verdú ha
transportado hasta el momento el material necesario para que
cuando termine el invierno, se inicie la obra". (DIARIO HOY)
(P. 6-A)
Más en el