Quito. 10.09.95. Solamente en Quito alrededor de dos mil
niñas, entre los 10 y los 16 años, ofrecen diariamente su
cuerpo al mejor postor.

En Guayaquil, la situación es similar, de acuerdo con cifras
aproximadas suministradas por diversas entidades.

Por supuesto, el número exacto de estas pequeñas vendedoras de
amor es imposible de obtener, pero se sabe ciertamente que
bares, locales de masajes, discotecas, lugares de "sex-show" y
"strip-tease", así como casas de citas son los sitios en que
trabajan la mayoría de ellas.

Otras están en las calles, ahora más oscuras que antes y que
hasta hace poco eran monopolio de travestistas. Allí se
mezclan con delincuentes y vendedores de drogas. Están a la
espera de que un automóvil se detenga, de que alguien las
llame sigilosamente y les ofrezca 15 o 20 mil sucres para
"pasar un rato", o más dinero si se trata también de más
tiempo y más servicios.

Estas niñas son las dueñas de la noche. Ni los asaltantes de
casas, ni los atracadores de borrachos, ni los ladrones de
carros perturban su trabajo. Ni siquiera la Policía parece
darse cuenta de que existen. Es como si ya formaran parte del
paisaje.

"Eso no existe..."

Es tal la insensibilidad social hacia este asunto que algunos
ciudadanos entrevistados sobre el particular, se negaron a
aceptar que hubiese prostitución infantil, en un país como
Ecuador.

"No me haga reir; eso puede ocurrir en Estados Unidos, por
ejemplo, pero no aquí; no invente cosas. Entre nosotros no
pasa eso", respondió uno de los encuestados. Más, ocurre que
existe; y lo más grave es que parece ser un problema que no
tiene solución y que, por el contrario, crece todos los días.

Lo que resulta ilógico es que el fenómeno se presente a la
sombra de instituciones -como Bienestar Social, INNFA, la
misma Policía, etc.- creadas supuestamente para la protección
del menor.

Por otra parte, cerrar los establecimientos donde se explota a
las chicas, no es suficiente. Nunca faltará el comisario o el
intendente que conceda el correspondiente permiso y, además,
aparte de los consabidos sobornos, ningún propietario de estos
negocios va a aceptar que tiene niñas a su servicio.

Mucho más difícil es convencer a las adolescentes de que
abandonen la prostitución. La gran mayoría no quiere volver al
hogar por temor o, sencillamente, porque poco a poco se han
ido acostumbrando a vivir como están.

Un oficial al mando de un patrullero por la Avenida Amazonas,
comentó al respecto: "nada logramos con hacer redadas, si la
mayoría de veces no tenemos a donde llevar esas muchachas. Y
si acaso hay algún sitio, a los pocos días salen a la calle de
nuevo. No tiene sentido, entonces, intentar recogerlas cada
vez que las vemos..."

Sin alternativa

Y las que quieren dejar ese mundo, se encuentran con que, a la
hora de la verdad, el medio no les ofrece alternativa.
"Encontrar un empleo no es fácil; además, no estudié mucho y,
si logramos conseguir algo distinto a esto, el sueldo que
ofrecen no alcanza para nada...", reveló una de tantas niñas
callejeras.

La verdad es que todas las menores prostituídas tienen que
buscarse la vida por sus propios medios. Según la doctora
Dolores Padilla, del Programa del Muchacho Trabajador (*),
"son niñas adolescentes que provienen en su gran mayoría de
hogares desintegrados del sector urbano marginal, con
referentes migratorios. En estas familias las condiciones
materiales de existencia (pobreza, desempleo, promiscuidad)
han afectado las relaciones entre sus miembros expresándose
maltrato, alcoholismo, falta de afecto y comunicación,
violencia física, sicológica y sexual. Todos estos factores
muchas veces han llevado a la menor al abandono o expulsión
del hogar..."

En otras palabras, como señala la mencionada especialista, los
lazos afectivos en tales casos están deteriorados: "Una vez
dedicadas de lleno a la prostitución, pocas veces permanecen
en el hogar. Las familias desconocen a lo que se dedica la
hija. De igual manera, la menor prostituída aporta poco a la
economía familiar y, si eventualmente lo hace, su familia
recibe la ayuda sin interesarse sobre el origen del dinero..."

Engaños y problemas

Muchas de las chicas han caído en este oficio víctimas del
engaño. Llegan a la prostitución tras responder llamativos
avisos clasificados en los que se solicitan "jóvenes sin
prejuicios que deseen triunfar como modelos"; "atractivas
mesoneras para lujoso restaurante con buenas propinas"; o
"señoritas que quieran forjarse un porvenir aprendiendo
profesiones lucrativas como expertas en belleza y masaje".

Otras son víctimas de proxenetas. Tipos que viajan a los
pueblos para llevarse a las ciudades niñas a las que les
ofrecen trabajo, alimentación, hospedaje y "buen billete".

Durante las primeras semanas tales "caballeros" cumplen sus
promesas, pero luego pasan la factura. "De pronto resulta que
uno les debe todo y ya no hay más remedio que trabajar para
ellos. Por ejemplo, de lo que yo me gano haciendo ratos con
los hombres, tengo que darle a él, a don Marcos, casi la
mitad...", dice Karla, una niña que trabaja como bailarina
desnudista.

Pero, la prostitución infantil trae aparejados otros problemas
como el vicio hacia las drogas y el alcoholismo, la
delincuencia, los embarazos no deseados, las enfermedades
venéreas y el sida.

"Lo peor -como señalara un vocero de Bienestar Social que
prefirió permanecer en el anonimato- es que no hay programas
oficiales de verdadera acción que se cumplan. El Estado, como
en otros casos, también se ha dejado coger ventaja en este
problema..."

(*) Trabajo "Perfil de la menor prostituída", Unicef.

"A todos les gustan las más jovencitas"

El negocio de la prostitución infantil no es rentable, por lo
menos para las niñas.

Aunque muchas ganan más de lo que representa un salario mínimo
mensual -en algunos sitios el "sueldo" puede oscilar entre 350
y 400 mil sucres-, esto es apenas un espejismo. Los que ganan
realmente montones de dinero son los propietarios de los
negocios dedicados a esto.

Un foro-taller sobre las "Condiciones de vida y trabajo de las
niñas y las mujeres en la prostitución", indica que en los
lugares donde trabajan las menores, son "protegidas" por los
dueños.
Añade que esta protección se da frente a las redadas
policiales y que es aquí cuando el régimen de la extorsión y
la componenda funciona perfectamente.

En realidad, tal "protección" no es gratuita: las menores son
más cotizadas que las prostitutas adultas. De ahí que muchos
dueños de locales promocionen su negocio haciendo que las
chicas más jóvenes y bonitas entreguen en las calles tarjetas
a los hombres, invitándolos a la diversión en locales y casas
que pululan a diario.

Por su parte, los clientes que demandan a menores de edad son
en su gran mayoría hombres maduros o mayores y, al mismo
tiempo, irónicamente, padres de familia con hijas de edades
similares a las que buscan para satisfacerse.

Las prostitutas, en general, sostienen que "a todos les gustan
las jovencitas y por eso son las más cotizadas".

Al parecer, de acuerdo con las deducciones del mencionado
foro, los hombres prefieren a las menores porque consideran
que estas han pasado por menos hombres, "son más frescas" y
"más nuevas".

Las edades predominantes de las chicas prostituídas van de los
14 a los 17 años de edad, en un 48.5%. El 2.5% tiene entre 12
y 14 años y la mayoría, el 49%, cuentan de 17 a 20 años.

Antes de dedicarse a la prostitución, muchas de las niñas se
han desempeñado en hogares ajenos al suyo como empleadas
domésticas o como trabajadoras en la calle.

En los hogares ajenos usualmente fueron explotadas o
maltratadas, a más de sufrir asedio sexual por parte del dueño
de casa, sus hijos u otros familiares.

Por otra parte, las que por necesidad han trabajado
honestamente en la calle, han estado expuestas a ofertas,
mensajes, seducciones o amenazas permanentes, además de que,
independientemente de su edad, siempre son acosada
sexualmente.

Finalmente, a nivel general, las menores pobre han podido
comparar las diferencias sociales, sus carencias frente a la
situación de otras adolescentes de su misma edad, a la vez que
la sociedad consumista las incitan a ser deseables, y contar
con dinero para vestir a la moda y divertirse.

Sin derechos

- Las mujeres adultas que están en la prostitución se han
agrupado para defender sus derechos, definiéndose como
trabajadoras sexuales.

- Cuentan, incluso, con un medio de comunicación, el
periódico "Flor de Azalea", donde han denunciado la existencia
de la prostitución infantil.

- Lo que demuestra que las niñas prostitutas son un grupo
invisible, clandestino y en franco ascenso.

- Las jovencitas entran a la prostitución por diversas
razones, como la violencia física o sicológica en el hogar, la
crianza a través de terceros, el abandono familiar, el
embarazo no aceptado en el hogar o porque la obligaron a
salir.

- Otras, según confiesan, lo hacen también porque "quieren
joder", es decir, contar con dinero para "vivir bien la vida",
lo cual incluye gastos en banalidades.

- Según un estudio de Unicef- , todos estos factores o causas
de la entrada de las menores en la prostitución van
interrelacionadas.

- Forman parte de un proceso donde intervienen también las
"malas compañías", amigas o pandillas, con quienes compensan
sus necesidades afectivas.

- También se dan casos en que la menor ha entrado por engaño.
Quienes han participado de enlace en la red han sido amigos,
amigas o familiares.

- La mayoría de chicas no tiene una educación importante. A
duras penas han terminado la primaria o, a lo más, el segundo
curso de colegio.

Ante el vicio

- Es en la droga en lo que más gastan dinero las niñas
prostituídas.

- Generalmente están en busca de basuco o marihuana,
aduciendo que la droga les ayuda a sobrevivir en ese medio.

- Otras -casi un 60 por ciento de las encuestadas para este
informe- aceptan haber sufrido, siquiera una vez, enfermedades
de transmisión sexual.

- Lo peor es que más de la mitad no ha recibido el
tratamiento médico adecuado.

- En lo que sí parecen estar conscientes es en la necesidad
de usar preservativos. Otras consumen tabletas
anticonceptivas.

- Pero en realidad, la menor no toma muchas precauciones para
evitar embarazos. En algunas, el uso de condón se ha impuesto
como medio más bien para protegerse del Sida.

- Cuando la menor queda embarazada, recurre en la mayoría de
casos al aborto clandestino. No faltan, sin embargo, chicas de
16 o 17 años que hayan tenido uno o dos hijos.

- El ministerio de Salud Pública no contempla la protección
para la menor, sea con profilaxis o con una política o medidas
anticonceptivas. Para el MSP no existe prostitución
infanto-juvenil en el Ecuador.

PROSTITUCION INFANTIL: Dónde trabajan

Casas de citas 33%
Sex Show 18%
Casas de masaje 30%
Calle 9%
Otros sitios 10%

Drogas que consumen

Alcohol y cigarrillos 60%
Marihuana y basuco 30%
Otras 10%

Por qué se prostituyen

Insinuación de amigos 5%
Padres o madres adictos 2%
Embarazo no aceptado en casa 3%
Voluntariamente 8%
La obligan 4%
Abandono 7%
Violencia Física 18%
Conflicto familiar 35%

Por edades

Entre 14 y 17 años 48,5%
Entre 12 y 14 años 2,5%
Entre 17 y 20 años 49,0%

Fuente: Investigación: UNICEF-HOY (Diario HOY) (6A)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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