Quito. 9 mar 2002. (Editorial) Este gracioso dicho del lenguaje coloquial
puede estar por aplicarse al Ecuador en estos días. Concentrados en
torpedear a ultima hora, como de costumbre, y haciendo carga montón el
largo proceso de apertura del sector eléctrico a la participación
privada, la implacable realidad nos puede dejar, otra vez, con las
narices largas.

Ocupados en reiterar la conocida cantaleta de que se va a vender el
patrimonio público "a precio de gallina flaca" ya se logró alcanzar ese
precio para los activos de las telecomunicaciones, pero por frustrar la
subasta, no por culminarla y en despotricar sin elementos de juicio en
contra de la valoración realizada por una firma internacional, estamos
sin querer oír y no hay peor sordo que el que no quiere oír los reportes
internacionales de que las compañías principales del sector eléctrico,
muchas de ellas en crisis reciente, podrían estar en retirada de sus
inversiones en Latinoamérica.

En efecto, un reporte especializado del 1º. marzo último considera que
la creciente preocupación por la seguridad económica y jurídica en toda
Sudamérica ha empeorado este ambiente de por sí algo hostil. La
devaluación de Brasil el 99, seguida por las recientes de Argentina y
Venezuela, han erosionado el valor de los activos y de los dividendos de
las empresas que han invertido en esos países. Y tan insuficiente es la
inversión hasta ahora efectuada, que el Brasil ya experimentó
racionamiento eléctrico por nueve meses el último año y es posible que
vuelva a sufrirlo. Los reportes enfatizan que la demanda de electricidad
seguirá creciendo en la región y los gobiernos tendrán que encontrar
fondos para el propósito. Pero como están endeudados hasta la coronilla,
deberán esforzarse por conseguir inversionistas extranjeros, lo que,
obviamente, les va a resultar cuesta arriba.

Mientras tanto, aquí continuamos el concurso de arrogancias. El alcalde
de Guayaquil declaró que su ciudad no está dispuesta a correr la suerte
del resto del país. Tampoco el alcalde de Cuenca, pues quiere impedir la
subasta de parte de las acciones de la Empresa Centro Sur, con la
certeza, claro, de que su aprovisionamiento está asegurado con Paute,
cuya generación podría no estar dispuesto a compartir con Guayaquil. Y
los de Nueva Loja y Coca podrían no estar dispuestos a compartir el
producto de los yacimientos petroleros con Guayaquil, Cuenca y el resto
del país. Y así sucesivamente.

Y lo terrible es que el clamoroso déficit de capacidad de generación
eléctrica que hemos acumulado, al impedir inversión en plantas hidro o
termo eléctricas por una década, pende como una espada de Damocles sobre
cualquier oportunidad de crecimiento económico que se hubiera abierto
para el Ecuador.

Bastará que se cumplan las predicciones de crecimiento de este año para
que vuelvan los apagones que tanto nos afectaron al comienzo de la
Presidencia de Durán Ballén y que no hemos vuelto a experimentar desde
ese mismo período presidencial.

Es difícil que las tribulaciones que nos esperan con estas mezquindades
se solucionen trayendo a Mr. Clinton. A más de que sin duda esto le va a
caer de patada siguiendo con el lenguaje coloquial a Mr. Bush. Y como el
presidente Noboa tiene que ir a Asia para sacar la pata del Sr. Nebot
cuando declaró persona non grata a un embajador de Japón, y no podrá
reunirse con Mr. Bush, vamos a tener que ir a proponer inversión en
electricidad a Tiro Fijo o a Fidel Castro. Las filas por visas en los
consulados podrían estar próximas a crecer de las dos a las veinte
cuadras. Con Mr. Edgar Ponce incluido en ellas.

E-mail: [email protected] (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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