México. 01.12.94. Dicen aquí que se trata de un sino fatal...
Desde los años 50, los presidentes mexicanos terminaron
trágicamente sus sexenios: la matanza de Tlatelolco con Díaz
Ordaz, pasando por la debacle económica con López Portillo, hasta
la "caída del sistema" de computo electoral con Miguel de la
Madrid.

El último año de cada uno de esos gobiernos, y de los otros en
ese período, fue turbulento, dramático. En el caso de Carlos
Salinas de Gortari, una frase marco, simbólicamente, esa regla no
escrita.

Hace solo una semana, un hombre del sistema espeto, con la
garganta casi seca, una frase digna de fin de acto trágico: "Los
demonios andan sueltos y han triunfado"...

A escasos días de los actos de toma de posesión hoy de Ernesto
Zedillo, como flamante presidente de México, las palabras del
subprocurador (viceministro de Justicia) Mario Ruiz Massieu,
operaron como una bomba de alto poder.

Mi subprocurador se refirió con esa frase a una clase política
corrupta que rebasó la voluntad del presidente, conspirar contra
el esclarecimiento del asesinato el 28 de septiembre de su
hermano Francisco, secretario general del Partido Revolucionario
Institucional, PRI, en el poder hace 65 años.

La actitud de este priísta fue como una llamada de alerta sobre
un partido en ruinas. Un partido que es capaz de reproducir en
sus entrañas a los asesinos de sus propios líderes. Y presagió,
para algunos, las primeras grandes rupturas al interior del
partido gobernante.

"Los demonios andan sueltos...." ¿Podría atarlos Ernesto Zedillo?
Esta es, dicen analistas aquí, la mayor cuenta pendiente que deja
Salinas: una clase de política corrupta, requebrajada, bajo
sospecha, un sistema que -se teme- ya dejó de funcionar.

Dos tiempos políticos

En este sexenio hubo dos tiempos políticos: los acontecimientos
de los cinco primeros años y 1994, dice el conocido analista
Alberto Aziz Nassif. Dos tiempos políticos que marcan una sola
modernización.

Entre 1988 y 1993, el régimen salinista instrumentó su
agresividad política de apertura y liberalización. Cosechó
muchos éxitos en la reforma que realmente le interesaba: la
economía.

Pero en 1994, con aquellos "hechos insólitos" que provocaron
"desconcierto, preocupación y dolor", según dijo el propio
Salinas, se pasaron todas las facturas de una reforma que nunca
se supo llevar adelante: la política.

Durante el último año de la gestión salinista surgió un
movimiento armado (la guerrilla zapatista) que fue capaz de
sacudir a la sociedad toda. dos prominentes líderes del partido
en el poder fueron asesinados: Luis Donaldo Colosio, y Francisco
Ruiz Massieu. Todopoderosos banqueros y hombres de negocios
fueron secuestrados. Estalló uno de los mayores escándalos
financieros, protagonizado por el inefable Cabal Peniche....

Hechos que constituyeron una alerta roja sobre la sobrevivencia
misma del sistema. Y que dejan a Zedillo una de las tareas más
complejos de la historia reciente del país: como renovar a su
partido, el PRI, como separarlo del Estado, y promover la
democratización en México.

Legado económico vs legado político

En el terreno macroeconómico, en el de las altas finanzas y los
bloques comerciales, la política salinista logró lo que quería.
Zedillo recibirá un país con muy buenas cuentas, envidiables para
cualquier tecnócrata.

En su último informe a la nación, el primero de noviembre,
Salinas pintó un escenario luminoso, que comparten muchos
analistas internacionales.

"Atrás quedaron los problemas de deuda, de déficit, de inflación
y de crisis", dijo el mandatario saliente, datos en mano: el
déficit fiscal se redujo a niveles superavitarios del 0,7 por
ciento en 1993, la inflación se redujo al 7 por ciento anual de
1994; el PIB (Producto Interno Bruto) aumentó 2,2 por ciento.

Se privatizaron 415 empresas, el 67 por ciento del total; los
flujos de inversión extranjera ascendieron a casi 50 mil millones
de dólares; mientras que las exportaciones crecieron de 30 mil
millones de dólares en 1988 a 52 mil millones en 1993.

A estos indicadores, se añaden muchos otros. Pero el contraste
entre el legado macroeconómico, y el político es marcado. El
propio mandatario saliente se refirió, en su último informe, a
aquellos que lo criticaron por promover una modernización de una
vía.

"Más que debatir si la vertiente política de la reforma fue
posterior a las otras, lo importante es que llegó a tiempo para
el momento crucial de su expresión, es decir, la jornada
electoral del 21 de agosto", dijo Salinas.

Para varios analistas aquí, hay por lo menos seis grandes cuentas
pendientes para Zedillo: Chiapas, la reforma interna del PRI,
nuevas reglas electorales, redistribución de la riqueza, reforma
de la justicia, y protección para los inmigrantes en EEUU.

Las seis tareas

El conflicto chiapaneco llegó a un punto muerto. El fantasma de
la guerra sigue latente. El propio mediador, el obispo Samuel
Ruiz, no se ha cansado de advertirlo, casi en tono apocalíptico.
Zedillo deberá intentar retomar el diálogo de paz, roto en la
práctica desde marzo pasado.

La reforma interna del PRI, que ha gobernado el país durante más
de seis décadas, pasa por su separación del Estado, por dejar de
ser su apéndice. El PRI tiene un cronograma de reformas, Zedillo
lo apoya, pero nadie se atreve a predecir dónde desembocará ese
proceso.

Los comicios del 21 de agosto fueron reconocidos como los más
limpios de la historia de México , precisamente porque los
anteriores estuvieron plagados de irregularidades.

Constituyeron un termómetro de los avances en materia electoral y
la conclusión fue que hace falta el diseño de nuevas y mejores
reglas electorales que garantice una competencia real y
equitativa entre los partidos.

Lejos de un escenario ideal en esta materia, Zedillo hereda tres
conflictos postelectorales irresueltos (en Chiapas, Tabasco y
Veracruz) que amenazan con desembocar en olas de violencia.

Pese al Programa Solidaridad -pilar de una política social
destinada a aliviar los costos del ajuste macroeconómico-
analistas aquí consideran que hace falta una verdadera
redistribución de la riqueza. Zedillo deberá promover reformas
económicas que permitan integrar al llamado cinturón de la
pobreza, formado por al menos 40 millones de pobres. Esto a
riesgo de más Chiapas.

La justicia está herida de muerte. El propio Zedillo ha
insistido en que revivirla será una de sus primeras tareas. Una
institución que no ha logrado hacer nada respecto de los
asesinatos del cardenal Juan José Posadas (obispo de Guadalajara)
y de Colosio y Ruiz Massieu, requiere de una renovación en serio.

Finalmente, el tema de los inmigrantes mexicanos está en el
candelero. Muchos presagian que incluso el TLC deberá ser
sometido a reformas, si no se logra tomar medidas que permitan
proteger a los trabajadores mexicanos de Estados Unidos, y que
eviten que continúen los gigantescos flujos hacia el norte: casi
un millón y medio de mexicanos al año.

POLITICOS JOVENES EN EL GABINETE

El Gobierno de Ernesto Zedillo, que asumirá la presidencia de México, se
caracteriza por la juventud de la mayoría de sus miembros y por ser el
primero en el que tres mujeres ocupan secretarías de Estado.

El gabinete presidencial fue revelado esta mañana por Carlos
Salomón, portavoz de Zedillo, y constituye un equipo de
colaboradores cercanos integrado, en su mayoría, por políticos
jóvenes y renovadores y en el que, también por primera vez,
aparece un político de oposición.

Para la Secretaría (ministerio) de Gobernación fue designado como
titular Esteban Moctezuma Barragán, de 40 años, economista
egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y
militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde
1973.

El nuevo canciller será José Angel Gurría, de 44 años, que hasta
la fecha era secretario de relaciones internacionales del PRI y
está considerado el artífice de la renegociación de la deuda
exterior durante el Gobierno anterior.

El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional será el
general Enrique Cervantes, de 59 años, ex agregado militar en
EEUU y España y hasta hoy director de Fábricas de la Defensa,
mientras que el puesto de Secretario de Marina lo ocupará el
almirante José Ramón Lorenzo Franco.

Uno de los cargos más importantes, el de Fiscal de la República,
por primera vez en la historia política de México corresponderá a
un político de la oposición, Antonio Lozano Gracia, diputado y
miembro destacado del Partido Acción Nacional (PAN).

Dos de los secretarios (ministros) que fueron miembros del
gabinete de la administración de Carlos Salinas de Gortari se
encuentran nuevamente en el equipo de Zedillo.

Uno de ellos es Jaime Serra Puche, de 43 años, economista que
ocupaba que a partir de hoy será el titular de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público.

El otro es Carlos Rojas Gutiérrez, de 40 años, nombrado hace un
año Secretario de Desarrollo Social, cuando el anterior titular,
Luis Donao pasado, fue designado candidato presidencial, y quien
ahora repetirá en el cargo.

El nuevo Secretario de Comercio será Herminio Blanco Mendoza, y
que en la administración del presidente Salinas de Gortari
destacó como el jefe de las negociaciones del Tratado de Libre
Cidos y Canadá.

Al frente de la Secretaría de Agricultura fue nombrado Arturo
Warman, de 57 años, que era Procurador Agrario dentro de la
Secretarían la Secretaría de Comunicaciones fue nombrado
Guillermo Ortiz Martínez, de 46 años y economista, que ha
desempeñado hasta la fo de Hacienda y Crédito Público.

El nuevo Secretario de Educación será Fausto Alzati, abogado de
41 años, ex director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT), mientras que al frente de la Secretaría de Salud fue
nombrado Juan Ramón de la Fuente, ex director de Universidad
Nacional de Autónoma de México. (EFE) (9A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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