Quito. 03.12.94. La imposibilidad de someter la naturaleza a las
leyes del mercado, la emergencia de la Economía Ecológica como
una disciplina que contribuye a congeniar desarrollo y medio
ambiente, así como las virtudes y defectos de la globalización,
son algunos de los temas que se abordaron con el catedrático
catalán Joan Martínez Alier, uno de los principales expositores
del Tercer Congreso Mundial de Economía Ecológica, celebrado a
principios de noviembre en San José de Costa Rica.

El diálogo con Martínez Alier constituyó la oportunidad para
conocer un poco el pensamiento de un economista que evolucionó
desde los axiomas de la Economía tradicional hacia las propuestas
revolucionarias de la Economía Ecológica.

¿Qué es la Economía Ecológica?

Es una disciplina que busca lograr la compatibilidad entre la
economía y los ecosistemas en el largo plazo. Estudia la
sostenibilidad ecológica de los sistemas económicos, a la vez que
desconfía mucho de que, con un razonamiento económico de mercado,
se pueda lograr esta compatibilidad.

El razonamiento económico del mercado es miope respecto a las
generaciones futuras y otras especies vivientes -diferentes de la
humana-, puesto que ninguna de las dos está presente en los
mecanismos del mercado.

El valor que debe asignarse a la biodiversidad debe provenir de
consideraciones éticas y no solo de su condición de bien
económico que puede ser objeto de una transacción mercantil.

Además, el tiempo de la economía de mercado es un tiempo muy
corto. En Costa Rica, por ejemplo, se ha hecho una concesión a
la Merck de acceso a la biodiversidad. En el mejor de los casos,
una firma farmacéutica tendrá un horizonte temporal de 40 años,
el cual es mucho más breve que el tiempo que le ha tomado a la
naturaleza para dar lugar a la biodiversidad.

Pero no siempre el tiempo de la naturaleza o del medio ambiente
cambia más lentamente que la política y la economía. Así, el
clima puede cambiar antes de que el sistema económico pueda
prepararse para incluir dentro de la contabilidad, los costos
derivados del efecto invernadero, por ejemplo.

La naturaleza no puede ser cuantificada como cualquier bien
económico. Ella es inconmensurable, puesto que, entre otras
cosas, su valor es distinto según el agente económico que la
utiliza. Así, para la Texaco, la selva ecuatoriana ha sido un
lugar para echar residuos; para los pueblos indígenas, es el
hogar en el que viven; para un biólogo, es un lugar donde existe
una gran biodiversidad; y, para un ecoturista, constituye la
oportunidad para darse un baño tropical.

¿Representa la Economía Ecológica la expresión de un nuevo
paradigma?

La Economía Ecológica tiene una historia de cien años que se
inicia con las preocupaciones de físicos y biólogos en el
sentido de que los economistas no incorporaban las leyes de la
Termodinámica en las consideraciones económicas.

Al igual que la Ecología Humana, la Economía Ecológica es
transdisciplinaria; en la actualidad, sin embargo, sus aportes se
dan en un 90% por el lado de la crítica, en tanto que sólo un 10%
corresponde a la formulación de propuestas.

Difiere de la Economía del Medio Ambiente en tanto ésta es una
rama de la Economía Neoclásica que, a través de su instrumental
analítico, pretende dar valores monetarios a las externalidades
-impactos negativos o indeseados en el ambiente que resultan de
las actividades económicas- y los servicios ambientales que la
naturaleza presta. El problema que surge con esta disciplina es
su limitación a no poder valorar o tomar en cuenta aquellos
bienes que no pasan por el mercado. Por ejemplo, cómo valorar o
cuantificar la esterilidad que causan en los trabajadores
bananeros, los pesticidas empleados en el cultivo del banano
ecuatoriano. En el caso de instaurarse un juicio en contra de la
compañía bananera responsable, la indemnización sería diferente
si se lo hace en el Ecuador o en los Estados Unidos.

Igual acontece con la "externalidad" de los daños ambientales de
la Texaco a los ecosistemas amazónicos; mientras los cofanes
exigen 1.500 millones de dólares, la compañía considera que se
requieren solo 12 millones de dólares para la restauración
ecológica.

Entonces habría que preguntar a la gente cuánto pagaría para que
no pase tal cosa. Pero ¿cómo se pregunta a la gente que no ha
nacido, cuánto está dispuesta a pagar por que no se talen los
bosques, por ejemplo?.

En todo caso, los intentos de la Economía del Medio Ambiente de
dar valores monetarios a las externalidades es mucho mejor que
nada.

¿Cómo mira la Economía Ecológica la globalización?

La globalización ecológica en tanto oportunidad para enfrentar
conjuntamente los problemas ambientales mundiales es muy
positiva. Sin embargo, la globalización en lo que respecta a la
exageración del comercio debe ser enfrentada. Por ejemplo, el
NAFTA -Tratado de Libre Comercio de Norteamérica- tiene costos
ecológicos ocultos como la destrucción de la economía campesina
del sur de México, en donde la biodiversidad del maíz ha sido
grande. Con la implementación del NAFTA, ocurrirá un invasión de
maíz -económicamente- barato, pero genéticamente muy pobre. Si
la agricultura de uniformiza, se obtienen grandes resultados en
términos de productividad, pero a la vez se produce una gran
vulnerabilidad en el largo plazo. Hace falta reconocer la
contribución que han hecho las economías campesinas en materia de
desarrollar variedades de maíz de mayor utilidad.

Lógica argumental del GATT -Acuerdo General sobre Aduanas y
Comercio- es que el comercio internacional hace crecer la
producción a través del aprovechamiento de las ventajas
comparativas, lo cual redunda en el crecimiento de la economía.

Si la economía crece- según este razonamiento-, es posible
disponer de recursos adicionales para corregir los daños
ambientales.

Al contrario, la Economía Ecológica propone no exagerar el
comercio internacional, de forma que no se torne necesario
producir adicionales para paliar los daños ecológicos. Hay que
aclarar que la propuesta de la Economía Ecológica - a diferencia
de las autárquicas vertientes bioregionales de cierto ecologismo-
considera necesario el comercio internacional, pero sin
exageraciones y teniendo en cuenta los costos ecológicos. Además,
habría que incentivar más la agricultura de subsistencia y menos
la de exportación.

¿Los economistas ecológicos son marxistas reciclados?

Hay muchos orígenes en los economistas ecológicos. Hay un alto
porcentaje de científicos ( físicos, químicos, biológicos,
ecólogos), también se encuentran filósofos y académicos de las
así como naturalistas. Los marxistas reciclados más bien se
encuentran en los movimientos verdes de Europa, aunque en éstos
también existe un alta proporción de naturalistas.

Uno de los aportes que falta hacer a la Economía Ecológica es
incorporar a la discusión el desarrollo tecnológico, pero no con
la religión del optimismo tecnológico.

¿Ronda el premio Nobel por la Economía Ecológica?

Para nada. Es una academia donde predominan los economistas
neoclásicos, el otorgar el premio Nobel de la Economía a los
aportes de un economista ecológico equivaldría a legitimar un
pensamiento que supondría una modificación profunda de todos los
supuestos de la Economía neoclásica. Si es que no existiera este
sesgo, Georgescu Roetgen habría sido un gran candidato por el
lado de los economistas ecológicos. A Hermann Daly, otro gran
economista ecológico, se le podría otorgar el premio Nobel de la
Paz.

*Economista. Consultor de Naciones Unidas residente en el
Salvador. (2A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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