Quito. 1 mar 98. El incendio de la noche del jueves y
madrugada del viernes dejó nuevamente al descubierto que hace
falta equipos y personal para enfrentar una emergencia de
magnitud. Cuatro barrios quedaron en escombros.

La población pensó que era un terremoto

CRONICA

El Cuerpo de Bomberos no está bien equipado. Las llamas se
apagaron solas. El río Teaone está bañado de petróleo.

Un instante y todo fue infierno...

El fin del mundo, hoguera bárbara, cosa del demonio... Ayer
estas frases eran frecuentes en el vocabulario de quienes
fueron testigos de un incendio causado por el derrame de
petróleo del poliducto y del oleoducto. La explosión se
produjo después de las 22h00, en el sector de Winchele, a 500
metros de la urbanización de Petroindustrial que fue
gravemente afectada.

Todo presagiaba que iba a ser una tranquila noche invernal,
pero repentinamente se transformó en un dantesco incendio.
Eran las 22h30 del jueves.

El bombeo del crudo se suspendió automáticamente, 16 mil
barriles de petróleo descendieron por algunos canales
naturales hasta llegar al río Teaone, que desemboca en el río
Esmeraldas. A las 22h45 muchas personas decidieron abandonar
sus hogares junto con sus familias; pero el tiempo les quedó
muy corto a otras. El caos se formó rápidamente y se vio como
el pánico se apoderó de todos a medida que la bola de fuego
descendía rápidamente por el río Teaone. A las 22h50, los
esmeraldeños iniciaron apresuradamente la evacuación.

A todo eso se sumó la falta oportuna de información, se creía
que era la Refinería la que reventó. A la inmensa oscuridad en
muchos barrios se sumó la incertidumbre sobre dónde ir, no
tenían otro camino que el de las montañas; no podían dirigirse
por el río porque estaba lleno de fuego ni tampoco hacia los
balnearios de Súa, Atacames y Tonsupa porque tenían que pasar
por donde había el flagelo.

Poco antes de las 23h00 algunas emisoras comenzaron a
transmitir lo que sucedió, señalaban que la Refinería no había
estallado y pedían tranquilidad. Las llamas avanzaban por las
riberas del río y llegaban al mar. Los somnolientos habitantes
del barrio la Propicia 2 iniciaron la evacuación a las 23h05.
También hubo varias muestras de solidaridad. Algunos ayudaron
a salvar a los niños. Pero también aparecieron los ladrones,
efectivos de la Policía atraparon a 2 en ese barrio. Eran
habitantes de ese sector que aprovechando el caos, hurtaron
sillas de plástico, televisores, equipos de sonido y
electrodomésticos.

Muchos, al ofuscarse por el temor tomaron la salida
equivocada: quisieron llegar en canoa hacia el barrio la Isla
Piedad, que estaba frente a la ciudad. No alcanzaron a llegar
porque sus frágiles embarcaciones se quemaron.

Pero, además, en ese sector la suerte jugó un importante
papel: a pesar de que las llamas eran altas solo lamieron el
rompeolas sobre el cual está el terminal gaseoso de
Petroecuador, allí hay más de cinco de enormes cilindros de
combustibles, empleado por las naves de los pescadores.

A las 02h00, las llamas llegaron a ese puerto y destruyeron el
tendido eléctrico que había en esa zona; pero a las 13h15 del
viernes fue reparado por la Empresa Eléctrica de Esmeraldas.

"No había quien lo apague, esto ha desbordado contra la propia
naturaleza. Es algo impresionante, aquí solo nos protege Dios
y nadie más", decían casi en coro Miguel Avila, Segundo
Ledesma y Marcel Páez, testigos de la última desgracia en
Esmeraldas.

Y la tragedia sorprendió a la ciudad, como siempre, sin un
Cuerpo de Bomberos provisto de lo elemental, sin una Defensa
Civil estructurada, sin hospitales abastecidos de fármacos y
equipos para emergencia, sin agua potable...

"Por un instante casi toda Esmeraldas se iluminó. No lo dude,
la maldición volvió a caer sobre los más pobres que están en
los barrios El Palmar, Puerto Limón, Santa Martha, los barrios
más afectados. Nosotros, por miedo, recogimos algunas cosas y
a nuestros hijos y nos fuimos montaña arriba", era la única
salida cuenta Páez.

Desde esa hora la ciudad no durmió. Gente iba y venía. Todos
querían saber de sus seres queridos. Algunas mujeres lloraban
de los nervios.

"Las llamas se apagaron solas, aquí no hubo ayuda, nadie hizo
nada. El Cuerpo de Bomberos de Esmeraldas ni siendo Supermán
puede apagar semejantes llamas de 40 metros de altura. La
gente que pudo hizo lo que debía: salvarse. Cuando hay
incendios más pequeños, a todos nos toca coger el balde y
echar agua", contó el pescador José Adriano.

Yo no he visto, pero hay personas que están buscando a sus
familiares, porque dicen que de la desesperación se metieron
al agua y no han aparecido. Otras personas asustadas corrieron
para las lomas. Con esas llamas a cualquiera le daba terror".

Fuentes oficiales de Petroecuador de Esmeraldas dijeron que
fue un deslave lo que provocó el rompimiento del oleoducto,
pero el momento que reventó el incendio la tierra estaba
mojada.

Al día siguiente, el área afectada, por lo gris y calcinado de
objetos plásticos, se parece a las imágenes televisadas de
Hiroshima luego de la explosión de la bomba atómica. No quedó
absolutamente nada, solo los escombros de hormigón, grandes
manchas negras de petróleo y ropa chamuscada.

LOS TESTIMONIOS

La tierra tembló por la onda

JORGE MUJICA, DIRECTOR DE SOCORRO

Se sintió un temblor, pensé que era un terremoto, cuando vi
que se formaron inmensos hongos de llamas en el aire. Eran
alrededor de las 22h00, en ese momento me ponía los zapatos
para ir a ver por qué se impedía el paso de los vehículos. El
temblor fue por la onda causada por la explosión. Vivo en la
urbanización La Concordia, al frente de las villas de
Petroecuador, en donde varias viviendas fueron destruidas por
el incendio que se propagó a ese lugar a través de las
alcantarillas. Luego, entre las 22h45 y 22h50 se sintió una
explosión y grandes llamaradas más arriba de la ciudadela.
Inmediatamente se contaminó el canal que conecta al río Teaone
y luego al Esmeraldas. Primero se incendiaron las villas y
luego una casa en donde se expendían cilindros de gas se quemó
totalmente. Los habitantes de La Concordia evacuamos el lugar
a las 23h00. Vimos en las riberas del Teaone que varias casas
ya habían sido consumidas por el fuego, porque eran de caña de
guadua y madera. La gente de la parte baja, pasando el puente
del Teaone, buscaba un lugar seguro. El fuego consumió las
humildes viviendas en 15 minutos, fue una escena dantesca. La
laguna de oxidación de la ciudadela de Petroecuador también se
llenó de combustibles y se incendió. La gente corría, mientras
el río Esmeraldas estallaba en llamas.

No sé como estamos vivas

MARILU BOHORQUEZ, SOBREVIVIENTE

Eran las 22h30 cuando íbamos a dormir y había un olor feo a
gasolina o gas. Minutos más tarde oí una explosión y me pasé
al cuarto contiguo abrazada de mi hija menor para reunirme con
mis otras dos hijas pero el techo empezó a caernos y se veía
que las llamas corrían por el piso.

Las tejas parecían prendidas. Todo empezó a quemarse, el piso
y todas las cosas de la casa y nosotras también. Salimos
enseguida y vimos que todo el mundo corría. En el contorno de
la casa las llamas eran altísimas y parecía que nos íbamos a
morir ahí. Si no sé ni cómo estamos vivas. Caminamos y el piso
quemaba mucho. Mi hija solo se quemó los pies. Entonces, nos
llevaron en una camioneta al dispensario de la Refinería que
queda a 15 minutos y nos pusieron inyecciones para el dolor.
Luego nos llevaron a una clínica. Serían las 05h00 cuando
salió ese avión para acá a Quito.

Viví intensas horas de dolor

LUCRECIA ANGULO, FAMILIAR DE 6 HERIDOS

Eran las 24h00 del jueves y un leve presentimiento me detuvo
el sueño, justo el momento en que me disponía a descansar. A
esa hora uno de los vecinos golpeó la puerta de mi casa para
informarme que la Refinería se incendiaba. Salí y ví como una
inmensa lengua de fuego consumía la ciudadela de Petroecuador.
Luego, prendí la radio para escuchar detalles del accidente.
Fue ahí donde me llevé la sorpresa: mis dos sobrinas, el
esposo de una de ellas y los tres hijos constaban en la lista
de heridos graves. Yo los acompañé en el primer avión hasta
Quito. Desde la medianoche que estoy despierta he pasado
momentos de dolor. Hasta las 11h00 de ayer, Lucrecia no había
abandonado la sala de urgencias del Hospital Eugenio Espejo de
Quito.

DAMNIFICADOS

Hay 400 evacuados, siete niños desaparecidos y 220 personas
damnificadas.
104 familias lo perdieron todo en las orillas del río
Dos albergues no se daban abasto, ayer, para atender a los
damnificados por el incendio que causó pánico en la provincia
de Esmeraldas.

Los colegios 5 de Agosto, en la entrada principal a la ciudad,
junto al Cuartel de Policía; Salesiano Don Bosco y el Batallón
Montúfar fueron ocupados por las 220 personas damnificadas que
lo perdieron todo cuando el fuego arrasó con las pequeñas y
frágiles casitas ubicadas en las riberas de los ríos
Esmeraldas y Teaone, en la noche del jueves.

Son 104 familias damnificadas las que ahora están repartidas
en el Colegio 5 de agosto y en el Batallón Montúfar. Otras
personas, aunque no se conoce el número exacto, están viviendo
momentáneamente donde sus vecinos.

La situación en los albergues es difícil. A más de las
familias que fueron víctimas del accidente, también están
ocupados por los damnificados por el fenómeno de El Niño y,
pese a ser los más grandes de Esmeraldas, hay quienes tuvieron
que buscar apoyo en amigos y conocidos.

En el Batallón Montúfar, las personas están viviendo en dos
grandes cuadras (así llamados los dormitorios de los
conscriptos). En el Colegio 5 de Agosto, en un canchón grande.


Defensa Civil, al mediodía de ayer, entregó una ración de
alimentos que consiste en arroz, azúcar y aceite para cada
familia. También les repartieron utensilios de cocina y de
aseo.

El coronel Roberto Rodríguez, jefe de Operaciones de Defensa
Civil dijo que después del flagelo, inmediatamente, hicieron
un censo para cuantificar los damnificados y el número de
casas destruidas o semidestruidas.

Rodríguez señaló que a cada familia entregó un ticket para que
retire su ración de alimentos. Esta ayuda solamente servirá
para cinco días.

Isabel Camacho, socióloga de Servicio a la Comunidad, una
entidad gubernamental, manifestó que hay un equipo de
paramédicos y voluntarios del Club de Leones y de Defensa
Civil que están brindando ayuda a los damnificados.

En total, dijo Rodríguez, el número de evacuados suma 400
personas, habitantes de básicamente cuatro barrios: La
Propicia 1, La Propicia 2, El Palmar y La Chamera. Se sitúan a
la entrada de Esmeraldas y todos son de escasos recursos.

Un grupo de pescadores que vive en las riberas de los dos ríos
perdió 32 canoas, su único medio de trabajo.

Una de las facetas más trágicas del accidente es la de los
desaparecidos. Según el relato de la Defensa Civil, los
familiares los subieron a las canoas para que se salven y los
pequeños desaparecieron en la corriente. A cinco de ellos, sus
familiares trataron de evacuarlos de la isla Roberto Luis
Cervantes. Ellos vieron como la frágil barca se viró y se
perdió entre las aguas. No quedó ningún rastro. De los cinco,
tres eran hermanos. Los padres, desesperados, les seguían
buscando hasta ayer en la noche.

HOSPITALES

La mayoría de las 26 personas quemadas está grave. Dos niños
fueron dados de alta.
La emergencia en los centros inició a las 05h00
Una dura tarea ejercieron ayer los médicos y enfermeras de los
hospitales Militar, Metropolitano, Andrade Marín, Baca Ortiz y
Eugenio Espejo para salvar la vida de los heridos que fueron
trasladados desde Esmeraldas a Quito.

En el Hospital del Seguro, el operativo para recibir pacientes
empezó a las 05h00 en que se llamó a las casas de los 50
internos rotativos y se avisó a los médicos "de llamada" que
no podían salir de la ciudad.

Los heridos Esmeralda Olarte y Jorge Cañola, con quemaduras en
más del 70% del cuerpo, fueron limpiados en cirugía y llevados
a cuidados intensivos. Se hallan con pronóstico reservado. Las
otras tres pacientes están con quemaduras de entre el 40 y 50%
y en condiciones estables.

La emergencia se declaró desde la mañana en que se empezó a
dar de alta a los enfermos en algunos pisos para hacer espacio
a los 80 quemados que, según los rumores, podrían llegar.

La Unidad de Quemados, con capacidad para 12, se evacuó y se
envió a los pacientes a cirugía plástica. 8 camillas con
sábanas limpias esperaban alineadas en el corredor. A las
09h00, la Jefa de Farmacia presentó un informe de los insumos
y medicamentos faltantes al Director, para que se gestione su
consecución urgente.

Pero las salas de urgencias estaban llenas como es la rutina,
había 18 afiliados alojados y seis en los corredores. El
personal estaba presto a recibir a los quemados en los
corredores.

Hasta mediodía no se sabía si llegarían más pacientes, los
delegados de Petroecuador que se hicieron presente no tenían
idea. El director, Jorge Granja, dijo que todo estaba
preparado para recibirlos, pero nunca llegaron. Ya tenemos lo
suficiente para hidratación, antibióticos y analgésicos. En la
Unidad de Quemados, además, entregaron una lista de fármacos a
un médico de Petroecuador que ofreció cubrir las necesidades
de dos no afiliadas.

El espacio en cuidados intensivos estaba restringido, solo
había disponibles tres camas. Granja dijo que si es necesario
se los derivaría a clínicas privadas. Tanto por esto, como
porque los trabajadores de Petroecuador tienen un seguro
privado de vida y accidente, los 5 más graves fueron llevados
al Metropolitano, donde fueron atendidos en urgencias y luego
trasladados a cuidados intensivos.

Cuatro niños ingresaron al Hospital Baca Ortiz, con quemaduras
de más del 40% y en estado de gravedad, según el director
Francisco Barriga. Se internaron en la unidad de quemados, con
capacidad para 16 niños. Dos más fueron atendidos en
emergencia, pero fueron dados de alta.

Al Eugenio Espejo ingresaron inicialmente siete heridos, pero
uno de ellos, menor de edad, fue transferido al Baca Ortiz.
Los pacientes, según el director Leonardo Pazmiño, tienen
quemaduras severas de tercer grado que complican más del 50%
del cuerpo. Incluso, dijo, se pueden producir fallecimientos
dada la magnitud de las quemaduras.

El Hospital fue declarado en emergencia y se adecuaron todas
las unidades médicas para dar cabida a por lo menos 40 heridos
que debían llegar en el transcurso del día. Pero hasta el
cierre de esta edición no se reportaron más ingresos de
heridos.

En la Unidad de Quemaduras del Hospital Militar también fueron
ingresadas cinco mujeres en estado crítico. El jefe del
servicio de emergencias, Francisco Torres Rosstoni, indicó que
las pacientes presentan quemaduras del 70 y 80%. Además,
ingresó un paciente intoxicado.

El presidente Alarcón indicó que 28 de los heridos serán
enviados al extranjero. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

Otras Noticias del día 01/Marzo/1998

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el