Desde hace siete años, la industria disquera y cinematográfica sufre su peor época. Un pequeño grupo de contrabandistas e importadores inundaron el mercado de CD vírgenes que favorecen la piratería. Las autoridades no aplican la ley ni ejercen el control.

Ecuador pierde $66 millones

La ley de propiedad intelectual se promulgó el 19 de mayo de 1998. Según esta legislación, el derecho patrimonial sobre la obra dura la vida del autor y 70 años después de su muerte

La piratería de discos, libros y películas dejó 15 mil desempleados y causó pérdidas por $66 832 500 millones en el Ecuador, desde hace siete años. Además, de las 14 empresas que formaban la Cámara del Disco del Ecuador, solo tres quedan activas.
A diferencia de quienes defienden la piratería como una opción cultural barata y solución al desempleo, las empresas discográficas, cinematográficas y expertos en propiedad intelectual señalan que este negocio solo ha ocupado a 3 700 personas en todo el país. Los comerciantes se defienden diciendo que ocupan más de 15 mil en todo el territorio.
Esto tiene una explicación. Según las disqueras MTM y Sony, el 98% de los CD y el 100% de DVD que se venden son pirateados. Así, el Ecuador ocupa el segundo lugar en América Latina, detrás del Paraguay, donde no se conoce un CD o DVD original.
Es imposible vender los discos a $1, como lo hacen los piratas, porque una disquera nacional gasta, entre grabación y publicidad, cerca de $20 mil y $30 mil. Además, la empresa paga los derechos de autor (7,56%), los derechos artísticos (del 5% al 20%), el 12% del impuesto al valor agregado (IVA) y los impuestos complementarios, de 25%.
Los sueldos y prestaciones de los empleados de las disqueras también cuentan en el precio del CD original, así como los costos que demandan la infraestructura técnica de grabación y depuración.
Las consecuencias de estos manejos ilegales afectan directamente a los empleados del sector musical en el país. Por ejemplo, solo entre 1998 y 2004, en el Ecuador, 700 personas que laboraban en las compañías disqueras y 3 000 que trabajaban en las distribuidoras y como vendedores en tiendas de discos perdieron sus empleos. Además, 130 grupos y artistas terminaron sus contratos, por lo que 1 950 funcionarios que trabajaban indirectamente con ellos (como músicos, arreglistas, directores, cantantes, grabadores, diseñadores y fotógrafos) perdieron sus trabajos.
Esteban Argudo, experto en leyes de propiedad intelectual, indica que es falsa la idea de que, acabando con la piratería, se beneficia a las transnacionales de la cultura. “Quienes más pierden son los productores, cantantes y compositores nacionales, porque el consumidor ecuatoriano prefiere el producto más barato al de calidad. Por eso, cuando los grupos musicales nacionales intentaron sacar discos de entre $3 y $5 para luchar contra la ilegalidad, perdieron, pues el comprador eligió el cantante internacional de a dólar ", indica el experto.
Además, es falso que la piratería no destruye la promoción y distribución de los nuevos autores y artistas del Ecuador. De cada 100 productos culturales que se crean y se lanzan al mercado, solo el 5% tiene éxito. Ese porcentaje compensa las pérdidas de los productos que fracasan en el mercado y sostiene la industria cultural.
No obstante, ese porcentaje está por desaparecer, pues los piratas solo clonan los productos exitosos.
A pesar de este peligro y de los ocho acuerdos internacionales que el Ecuador ha firmado con relación a la propiedad intelectual, estamos, como dice Gonzalo Jiménez, gerente general de MTM, "en proceso de no ver más un solo disco original en el país".
Es que las medidas preventivas y punitivas no sirven de nada. Incluso, el Ecuador, con fondos propios y del Banco Interamericano de Desarrollo, a través del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI), invirtieron $350 mil en la capacitación de fiscales, policías y jueces para combatir la piratería, en un proceso que duró dos años. ¿El resultado? Algunos operativos para confiscar y destruir los discos pirateados, pero, hasta ahora, no se ha iniciado un solo juicio por piratería, falsificación y comercialización ilegal de esos productos.
De hecho, la Intendencia de Policía de Pichincha se considera "incapaz" frente al problema. Los funcionarios dicen que pueden servir de apoyo a redadas o frenar el delito flagrante, con una denuncia explícita de la copia de discos.
Desde 2003, este organismo no realiza batidas en contra de los pequeños vendedores de material pirata, porque, según la Intendencia, los informales no son los máximos responsables, sino los distribuidores que copian los CD. (OP-GGS)

Aunque existen leyes en su contra, la copia ilegal de material cultural crece en el mundo

De acuerdo con los artículos 19 y 20 de la Ley de Propiedad Intelectual, el autor goza del derecho exclusivo de explotar su obra, lo que le da la posiblidad de reproducir, promocionar, distribuir, vender, importar, traducir, adaptar y arreglar su creación.

Si se explota una obra (libro, disco, película, cuadro, entre otras) con el objetivo expreso de reproducir, alterar, distribuir y producir ilícitamente una obra para el público con fines de lucro, se incurre en el delito de piratería.

El artículo 324 de la Ley de Propiedad Intelectual indica que el delito se castiga con prisión de 3 meses a 3 años y multa de 500 a 5 000 unidades de valor constante (dólares).

La entrada de CD en blanco, soportes de la piratería, aumentó en los últimos tres años. En 2002, llegaron cerca de 25 millones; en el primer semestre de 2003, ya se había alcanzado esa cifra. Este año han llegado al país más de 70 millones de discos, según los cálculos de las disqueras y distribuidoras de películas.

El Perú ocupa el tercer puesto de piratería en Latinoamérica con el 98%. El Paraguay es el número uno, con el 100%, convirtiéndose en el paraíso de la copia ilegal de CD. Es el gran abastecedor de los mercados argentino y brasileño.

Sony BMG desarrolla discos compactos que solo dejan hacer tres copias para uso personal. No obstante, First4net, la compañía creadora, no busca acabar con la piratería, sino detener las copias ilícitas por parte del usuario común, la piratería informal (el copiar discos en pequeña escala). La piratería desde la Internet es otro peligro para la industria cultural: el 27% de estadounidenses y el 13% de europeos descargan archivos audiovisuales de la red.

Entre 1883 (en París) y 1993 (en Cartagena), el Ecuador ha firmado ocho convenios y acuerdos que regulan las normas del respeto, de la ejecución y de la protección a la propiedad intelectual. La última actualización que se hizo al reglamento nacional sobre esta legislación se realizó durante el mes de febrero de 2001. Los CD protegidos, que hacen que las máquinas no los copien, no ofrecen mayor seguridad, pues la grabadora de compactos les saca una matriz o "molde", y de ella se reproducen las copias.

Según cifras del mercado mundial del disco, la venta de CD legales bajó, en EEUU y Europa, un 9% en 2003 y un 10% en 2004. Las empresas culturales dicen que el mercado latinoamericano agoniza. Chile sobrevive con el débil nivel de piratería del 15%. (GGS-PAG)

"En esto hago hasta $100 diarios"

El SRI y los municipios proveen las formalidades necesarias (números de RUC y permisos de uso de locales) a los vendedores de piratería, porque, según ellos, el producto vendido no es de su responsabilidad

PEl año 2003 fue sintomático: legalmente se importaron 21 562 220 CD vírgenes (ver cuadro), cuando el consumo ecuatoriano no superaba ni los 10 millones. Para este año, los cálculos de los empresarios y peritos es que ingresen al Ecuador alrededor de 100 millones de CD y el consumo no supere los 15 millones.
La pregunta que se hacen empresarios, autoridades y consumidores es adónde va a parar el resto de la importación. Esteban Argudo, experto en propiedad intelectual, da una pista: es muy posible que desde el Ecuador se reexporte piratería a los países vecinos, principalmente. En eso coinciden otras personas vinculadas a este negocio.
Incluso, solo cuatro importadores introdujeron en el país, en 2003, 17 792 220 CD. A casi todos se les buscó para solicitar información sobre el origen y destino de su mercadería, pero no quisieron hablar y otros no existen en las direcciones registradas en el Servicio de Rentas Internas (SRI).
Además, es vox populi que en este negocio existen personajes políticos, que, a través de Panamá, han logrado introducir ilegalmente millones de CD. "En el Gobierno de Lucio Gutiérrez se incrementó "a lo bestia" la piratería y el contrabando de CD. Había carta blanca para este negocio", dice un ex funcionario de ese régimen que prefiere, por seguridad, no dar su nombre.
El círculo de la piratería funciona así: los discos vacíos llegan a la Bahía, a través de los importadores, ahí se compran por miles y luego, quienes cuentan con reproductoras, los queman y los distribuyen a los pequeños comerciantes de todo país. Por ejemplo, en los centros comerciales del ahorro de Quito y en el sector de la Bahía, en promedio, cada pequeño comerciante vende entre 100 y 300 CD al día. La ganancia, según los testimonios, es de $100 diarios.
Para quienes deseen adquirir discos vacíos, la situación no es tan complicada, basta con pararse en un negocio de la Bahía y preguntar. "El ciento cuesta $35 para las películas y para la música, $17; si me compra más de 1 000 ejemplares, el ciento le sale a $32 y a $15 los CD", dice una persona de 45 años que se dedica a este negocio y confiesa ser el abastecedor de toda la Bahía. "Los discos vienen de Colombia, Perú, en especial los traen los chinos", explica.
María Zuñiga tiene una computadora en la que quema películas de cintas originales. Ella compra l00 discos vacíos en $50 y las cajas con carátula a $10. Vende sus copias pirateadas en $2, gana $1 en cada ejemplar y garantiza claridad y nitidez.
El "Che" es un personaje de la Bahía. Le da "cargo de conciencia" piratear música rock. La ventaja es que tiene contactos y toda clase de música de este género. Sus clientes son los roqueros del Ecuador. Cada grabación cuesta $1 y además, entre los servicios que ofrece, pasa música de LP a CD.
En Quito, uno de los mayores centros de acopio de piratería y CD en blanco es el centro comercial El Espiral, en las calles Jorge Washington y Amazonas. Ahí los propietarios de locales adquieren las películas en $1,20 y las venden a $2, pero cuando se trata de un estreno, compran en $1,50 y venden en $2,50.
Los dueños confiesan no conocer a los grandes distribuidores y dicen que a sus almacenes llegan agentes peruanos, colombianos o chilenos que ofrecen las cintas, anotan el pedido y regresan a los pocos días con la mercadería.
En este negocio no se cruzan tarjetas, direcciones, teléfonos ni correos electrónicos. "Todo se hace cara a cara", cuentan.
Bertha Caiza, tesorera del Frente de Defensa de Trabajadores Autónomos de Productos Fonográficos y Afines, defiende su labor, pues asegura que como ella existen 5 000 personas que se dedican a esta actividad y mantienen a sus familias.
Su hermana Zoila tiene una productora, copia CD para promover a los artistas nacionales de la tecnocumbia: "Los artistas nos dan su música y la copiamos en CD de $1, los distribuimos; el artista no gana ni un centavo pero da a conocer su último material. Le hacemos publicidad. Cuando se realiza el concierto, parte de las copias las vende el cantante. Todos salimos ganando", comenta un empleado de Zoilita Producciones". (OP-PAG-GGS)

TESTIMONIO

Los afectados

Eduardo Jairala se dedica a la industria discográfica desde hace 48 años. Tuvo seis almacenes en Guayaquil y uno en Salinas, con 10 y 12 empleados en cada uno. En junio se cerró su último almacén.
"La piratería nos comió, no se puede competir con un CD de $1, nosotros vendíamos discos compactos de $12 a $17". Hoy, como productor musical, se dió cuenta que las grandes discográficas pueden bajar los costos. Él graba 1 000 copias a $1 100; asegura que para los que graban millones el precio llegaría a menos de la mitad.
Para Jairala, la solución es aumentar impuestos a los grandes importadores o que solo los productores musicales puedan importar CD o DVD a través de una licencia. (PAG)

El Ecuador es segundo entre los más "copiones"

Los artistas del país sostienen que no harán copias de "a dólar" por respeto a la ética de su trabajo, a la industria de la música y a la Ley de Propiedad Intelectual

El dúo Las Lolas solo recuperó $5 000 de su última producción, Dos, de la que sacó al mercado 1 000 copias. El grupo gastó $8 000 en la producción, más $400 por la compra del tema "Estoy perdida" a Sergio Sacoto, $500 por el diseño gráfico, $300 por la impresión de las portadas y cancioneros, $2 000 por mandar hacer las copias y $3 000 en un viaje a Miami para la producción de su disco. En total, $14 200. Cada copia la vendieron a $5. María Fernanda Guevara, una de Las Lolas, calcula que en el mercado se ha vendido más de 1 000 copias pirata.
Las pérdidas para el artista nacional por la piratería son más altas en aquellos que venden más originales como en el caso del grupo Cruks en Karnak. Su penúltima producción, Las desventuras de Cruks en Karnak, dejó de recibir $400 mil, vendieron 20 mil ejemplares originales, pero en la calle se comercializaron 200 mil piratas. Andrés Sacoto, vocalista del conjunto, asegura que pierden $2 por cada copia.
Para frenar la venta de copias ilegales, la empresa privada y el Consejo Provincial de Pichincha apoyaron al grupo para la producción del CD económico de $3,50 de su última producción Trece gracias. Cruks vendió 25 mil copias, pero los piratas sacaron 250 mil. "La piratería no nos deja crecer. Con el dinero que se meten podríamos salir al extranjero y mejorar nuestra producción".
La piratería es de escala mundial. Según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), en 2004 se vendieron 1 200 millones de copias ilegales de discos compactos. Por este auge, la venta de música alrededor del mundo ha disminuido. En Latinoamérica, por ejemplo, las ventas legales solo son el 40% de lo que eran hace ocho años.
Y no es para menos, América Latina es considerada el paraíso de los piratas. Paraguay (99%), Ecuador (98%), México (60%) y Brasil (52%) están en la lista oscura de la IFPI como los que más producen, distribuyen y consumen piratería.
Un ejemplo del efecto devastador de la piratería en la industria musical es el cierre, en 1999, de la Cámara Ecuatoriana del Disco, que se fundó en 1996 con la participación de las 14 entidades de la industria musical, que funcionaban con relativo éxito y rentabilidad.
La Cámara se dedicaba a la lucha contra la piratería y en defensa del autor.
Hoy quedan activas tres disqueras de las que conformaban la organización (Sony, MTM y Universal Music). EMI, BMG, Discos Fuentes, Sonolux, Codiscos, JD Feraud Guzmán (firma ecuatoriana de 90 años de existencia), Emporio Musical, IFESA, Famoso y Jan Music) cerraron sus puertas y dejaron en la calle a miles de empleados, productores, realizadores, técnicos y distribuidores. (OP-PAG-GGS)

PUNTO DE VISTA

El monopolio manda en este mercado

Hay un efecto multiplicador en la cultura si se garantiza y protege a los autores y compositores.La piratería hace todo lo contrario. Una prueba de la consecuencia positiva es Colombia: su industria crece y sus artistas ganan premios y producen nuevos y existosos trabajos artísticos.
Quienes auspician este negocio ilícito destacan el fomento al empleo, la promoción del artista nacional y el estímulo a la cultura. Sin embargo, como indica este informe, esos tres argumentos se caen por su propio peso: miles de personas perdieron su empleo, los talentos locales compiten en desigualdad de condiciones y lo que más se consume es pornografía y productos de baja calidad. A eso se añade que los más fuertes consumidores no son necesariamente lo pobres.
Y una dato más: el Estado ecuatoriano deja de percibir, vía impuestos y tasas, alrededor de $66 millones al año.
Pero lo más grave es que unos pocos (se habla de cuatro grandes contrabandistas e importadores) son los que en realidad se hacen millonarios con este ilícito. Es decir, mientras unos 10 mil vendendores ambulantes ganan hasta $100 diarios, los grandes comerciantes suman enormes fortunas por doble vía: compran los CD vírgenes en $0,03 y los venden a $0.15 y no declaran al Estado esa ganancia. Si ingresaron al Ecuador, durante 2004, alrededor de 70 millones de CD, solo en un año, la ganancia fue de $ 8 400 000.
Entonces, ¿a quién favorece de verdad la piratería? (OP) (Blanco y Negro)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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