Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se opuso enérgicamente a intervenir. El entonces presidente, Woodrow Wilson, intentó sostener su política aislacionista, pero cuando se vio obligado a intervenir, en un famoso discurso dirigido al Congreso, dijo: "Se tiene que crear un mundo seguro para la democracia", según recuerda en un libro el escritor estadounidense John Dos Passos, quien asegura que el jefe de Estado comentó su desazón con un asistente porque creía que el mensaje dado era un mensaje de muerte para los jóvenes. Sollozó.

Gene Smith, biógrafo de Wilson, recuerda que meses antes de que Wilson decidiera intervenir en la Primera Guerra Mundial, ya tenía en mente la formación de una Liga o Sociedad de Naciones, una especie de foro para administrar justicia en todos los confines del mundo y eliminar la posibilidad de una guerra. Ese es el antecedente más directo de la Organización de Naciones Unidas, organismo que, según palabras del sociólogo francés Jean Baudrillard, solo ha sido un estandarte de la creación de un nuevo orden mundial de imposiciones.
La Sociedad de Naciones apareció luego de la capitulación de Alemania en la Primera Guerra, en 1920, en Ginebra, con el fin de preservar la paz, pero fue incapaz de evitar la guerra de 1933 entre Paraguay y Bolivia, ni el autoritarismo de Benito Mussolini frente a Etiopía, ni la guerra civil española ni la Segunda Guerra Mundial, antes de la cual Adolfo Hitler emitió su certificado de defunción, cuando envió un mensaje al Alto Comisionado de la Sociedad de Naciones: "Usted representa el Tratado de Versalles, ya no existe".
Resucitó en 1941 con la firma de la Carta del Atlántico, entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Y al siguiente año aparece la expresión Naciones Unidas, que incluye a todos los aliados que luchan contra el Eje. Luego vino la Declaración de Moscú en la que la entonces Unión Soviética, Estados Unidos, China y Reino Unido (Inglaterra) se comprometen a formar un organismo internacional capaz de administrar justicia y evitar la guerra (los mismos fines de la Sociedad de Naciones, solo que admitía a todos los Estados), con ese fin se celebró el 16 de junio de 1945 la Conferencia de San Francisco, cuando se redactó la Carta de las Naciones Unidas (firmada por 51 países, en la actualidad la integran 191), que entra en vigor el 24 de octubre del mismo año. En el preámbulo, los pueblos de las Naciones Unidas se comprometen "a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles". No lograron cumplir su cometido. Luego vinieron las guerras de Corea, la de Vietnam, la prolongada Guerra Fría, el desmoronamiento de Yugoslavia y las dos guerras del Golfo, en las que los protagonistas han sido los presidentes George Bush (padre e hijo) y Saddam Hussein, al que Jean Baudrillard llama el "cómplice perfecto de Occidente".
Dag Hammarskjöld, que sucedió en la Secretaría General de la ONU a Trygue Lie, en abril de 1953, conocido como "el señor ONU", vaticinó que la "Organización de las Naciones Unidas marchará como partícipe en los esfuerzos de todos los hombres de buena voluntad, prescindiendo de su credo o forma de adoración, para establecer la paz en la Tierra". El primer conflicto que debió enfrentar Hammarskjöld fue el rechazo de los soviéticos, por su apoyo a la intervención de Corea, y el cuestionamiento de la derecha de Estados Unidos, que calificó a la ONU de frente comunista.
Boutros Ghali, en 1992, recalcó en un célebre discurso que desde la creación de las Naciones Unidas han perdido la vida aproximadamente 20 millones de personas, debido a alrededor de 100 conflictos ocurridos en todo el mundo.
Los cuestionamientos no se han detenido. La reciente incorporación de Libia a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas motivó agrias reacciones. El escritor Carlos Alberto Montaner, por ejemplo, calificó al hecho de alarmante y propuso no desmontar la ONU, sino crear una organización paralela. "Poco a poco, o acaso rápidamente, esa nueva ONU formada sobre valores y principios democráticos, e integrada por las sociedades más prósperas del planeta, iría convirtiéndose en el gran foro mundial, mientras la vieja ONU quedaría como lo que merece ser: un club de debate sin ningún peso moral y muy poca influencia", concluía en un artículo del 2 de febrero de 2003. Pese a todos los cuestionamientos, la labor de este organismo internacional ha sido reconocido con cinco premios Nobel de la Paz. Ecuador es miembro activo desde el 21 de diciembre de 1945. (JT)

¿Ambiguo pronunciamiento ecuatoriano?

La canciller dice que no son milagreros y que promueven el respeto al derecho

"Ecuador mantiene una línea pacifista de apego a los principios de respeto, a los principios de derecho internacional", manifestó el vicecanciller Francisco Proaño, al referirse a la guerra de Estados Unidos contra Iraq.

El diplomático reiteró que una de las líneas principales del Ecuador en este tema es promover la paz y apoyar toda iniciativa que vaya a consolidar ese objetivo, y dijo que en ese sentido está muy clara la posición ecuatoriana. No obstante, Proaño aseguró que "preocupa profundamente al Gobierno ecuatoriano y al Ministerio de Relaciones Exteriores el hecho de que se esté librando una guerra en Iraq, como preocupa siempre que haya focos de conflicto en todas partes del mundo".
El vicecanciller dijo, además, que el interés ecuatoriano es que los problemas que siempre existen y existirán se los supere en el marco del derecho internacional que es la norma que rige a la convivencia de los pueblos.
Aunque no aclaró cuál fue la posición de Ecuador en las sesiones de la ONU, ni del embajador ante ese organismo, Luis Gallegos, el vicecanciller sostuvo que le corresponde al presidente Lucio Gutiérrez emitir un pronunciamiento oficial sobre el tema, y será él quien dará las instrucciones pertinentes en su momento.
La ministra de Relaciones Exteriores, Nina Pacari Vega, al ser consultada sobre el tema, por su parte, manifestó que el Ecuador haría toda la promoción por la paz, porque es lo único que se puede hacer y "no está en nuestras manos el pronunciamiento". La canciller señaló, además, que "no somos milagreros, pero lo que haremos es promover la paz, que es el mandato constitucional". (MAR)

"La unipolaridad era un asunto pragmático"

El ex embajador considera que se trata de un proceso saludable

Para Gustavo Vega, ex rector de la Universidad de Cuenca y ex embajador de Ecuador en México, hasta antes del 11 de septiembre la unipolaridad en el mundo era un asunto pragmático, pero intangible. Cobra una vigencia visible, desde esa fecha, porque Estados Unidos siente que su supervivencia como potencia mundial está en peligro. Vega recordó que las Naciones Unidas nacieron luego del caos de la Segunda Guerra Mundial. "Nada como el miedo para afinar procesos traumáticos y buscar mecanismos para exorcizar ese miedo", dijo. Ahora, de nuevo se producen miedos incontrolables y es muy posible que, si la polaridad persiste dentro del Consejo de Seguridad, esto desemboque en un nuevo orden mundial. Estaría en gestación un nuevo control geopolítico, donde no es fácil que una sola potencia abuse de su posición militar y política, que es visible, pero que no tiene sintonía.
Para Vega, las Naciones Unidas han tenido siempre una relación ambivalente frente a Estados Unidos, de apoyo, a veces de irrestricto apoyo, pero otras tantas han sido más bien un contraste, en un mundo en donde Estados Unidos es la única potencia política y militar de fortaleza especial.
Considera saludable que, en una situación de dificultad mayor, algunos de los países del Consejo de Seguridad, tanto los miembros permanentes como los no permanentes, tengan una visión distinta. Tanto China, como la propia Rusia, Francia y Alemania marcan distancias e incluso países como México, a pesar de la dependencia casi absoluta económica de Estados Unidos.
Ve importantísima la participación civil mundial, nunca antes vista en esta dimensión. (SK)

PERFIL

Kofi Annan, radiografía de la debilidad de los consensos

El 10 de marzo, con ocasión de la inauguración de la Corte Penal Internacional, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo que un ataque a Iraq sin acuerdo del Consejo de Seguridad carecía de bases legales. El pasado miércoles, cuando el ataque estaba decidido, envió una carta de ocho páginas a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, pidiendo plenos poderes para hacer todos los arreglos necesarios con las autoridades que podrían estar establecidas en Iraq durante o después de las hostilidades.
"El lunes (17 de marzo), Annan estuvo casi mudo en la reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad. Se limitó a decir que había que sacar a los inspectores de Iraq urgentemente. En la reunión expresó su tristeza", dice un artículo publicado en El País.
Es que Annan, el primer africano negro en llegar al Secretariado General de la ONU, recibió el premio Nobel de la Paz por sus gestiones, en las que se incluye haber impedido un conflicto bélico cuando Saddam Hussein negó el ingreso de inspectores especializados a los lugares en los que, se sospechaba, había arsenales químicos.

La máxima autoridad de las Naciones Unidas dijo hace dos semanas que un ataque sin el aval del Consejo de Seguridad sería considerado una ilegalidad.

Nacido en 1938, casado y padre de cinco hijos, Kofi Annan fue elegido el séptimo secretario general de las Naciones Unidas en 1997, en ese momento se desempeñaba de secretario general adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas. Antes fue representante especial del secretario general en la ex Yugoslavia y enviado especial ante la Organización del Tratado del Atlántico del Norte. "En total, ha dedicado más de 30 años de su vida a las Naciones Unidas, para las que ha trabajado en lugares tan diversos como Addis Abeba, El Cairo, Ginebra, Ismailia (Egipto) y Nueva York", dice una nota biográfica suya, en la página web de la ONU. Estuvo en Iraq en la primera guerra del Golfo para facilitar la repatriación de más de 900 funcionarios internacionales y entablar negociaciones para la liberación de los rehenes occidentales, luego encabezó el equipo de negociación de las Naciones Unidas con Iraq sobre la posibilidad de autorizar ventas de petróleo para la compra de ayuda humanitaria.
Annan, que habla inglés, francés y varios idiomas africanos, estudió en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Kumasi (Ghana) y completó sus estudios de Economía en el Macalester College, que le otorgó en 1994 su Trustee Distinguished Award, en reconocimiento de sus más de 30 años de servicio a la comunidad internacional.
En el primer discurso ofrecido este año, Kofi Annan destacó la paz que no pudo conseguir. "Kofi ya hizo lo que creía necesario. Plantear hace semanas la importancia del problema humanitario y la necesidad de que pasara lo que pasase Naciones Unidas debía jugar un papel", dijo un diplomático africano al que cita diario El País. (JT)

OPINIONES MUNDIALES

Jacques Chirac:
"EEUU y el Reino Unido han salido de la legalidad al comenzar una guerra en Iraq sin el aval de la ONU".

Oscar Arias:

"El ataque unilateral de Estados Unidos a Iraq es un golpe mortal al sistema de las Naciones Unidas".

Javier Solana:

"La ONU debería continuar siendo el centro de gravedad en el período posterior al conflicto en Iraq".

Carlos Fuentes:

"La guerra contra Iraq mató al actual orden internacional y dio origen a una supremacía estadounidense".

Gonzalo Sánchez de Lozada:

"Es precupante que no se cumpliera el procedimiento y que no existiera un consenso".

Alvaro Uribe:

"Nosotros no podemos permanecer en la indefinición y la debilidad disfrazada de juridicidad".

George W. Bush:

"La tarea en Iraq no concluirá hasta que el país sea desarmado y se establezca un Gobierno democrático".

José M. Aznar:

"España no ha amenazado con utilizar vetos en la ONU, que debería mejorar su método de funcionamiento".

Hipólito Mejía:

"Yo sólo digo que estoy del lado de EEUU en la guerra contra Iraq. La política exterior la define el presidente".

ANALISIS

Iraq, protectorado de las Naciones Unidas

La sobrevivencia y el fortalecimiento de las Naciones Unidas parece ser la tarea mayor en la que los líderes mundiales deben empeñarse, antes mismo de que termine la guerra contra Iraq.
En un mundo civilizado no es posible que los Estados no tengan una normatividad, y menos, que existiendo no se sujeten a ella.
Permitir que el reino de la fuerza se imponga al de la razón es, simplemente, retroceder en el tiempo y poner a la humanidad en grave riesgo.
Y es que la decisión unilateral del presidente estadounidense, George W. Bush, de invadir Iraq, sin la autorización del Consejo de Seguridad, ha sido un golpe severo para la organización. Sus Estados miembros deben levantar la cabeza y reanimar a la institución, que es otra víctima de esta guerra.
Pero la primigenia e irrenunciable tarea que tiene la ONU es asumir el liderazgo de la ayuda humanitaria, para una población doblemente víctima: del tirano que los gobernó por 37 años y de las bombas de la coalición anglo-estadounidense que invadió ese país.
Pero para recobrar su papel hegemónico de guardián y propiciador de la convivencia pacífica, la ONU debe concentrar su atención en la reconstrucción física de una nación que, según se predice, quedará devastada y, sobre todo, asumir su administración política, convirtiendo a la nación petrolera en un protectorado de las NNUU, hasta que su pueblo pueda organizarse y asumir el control de la nación.
Esto, de paso, conviene a EEUU, que apoyando la tarea de la ONU podrá demostrar al mundo que la guerra contra Iraq nada tenía que ver con sus reservas petroleras y la riqueza de la región, sino, como han repetido sus dirigentes y el propio presidente Bush, su única misión ha sido "desarmar a Saddam Hussein, liberar a su pueblo del tirano y democratizar Iraq". (TFF) (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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