Quito. 07.02.95. Chevron, el gigante petrolero estadounidense,
y la antigua república soviética de Kazajstán constituyeron
para explotar la riqueza que reposa en el subsuelo de este
lugar prohibitivo. "En el verano, todo el mundo huele raro
debido al repelente contra los mosquitos. Y hace tanto calor
que el trabajo no prosigue a un ritmo estable".

Sin embargo, es aquí, en las estepas de Asia central, en
donde, con la firma de un contrato, Chevron cifró gran parte
de sus esperanzas futuras y dobló su potencial mundial de
reservas petrolíferas. En los próximos 40 años, Chevron y el
gobierno de Kazajstán planean invertir US$20.000 millones para
exprotar el vasto campo de Tengiz, cerca del mar Caspio, que
contiene algunos de los depósitos de petróleo y gas más
abundantes del planeta. Los yacimientos son tan profundos que
los geólogos aún no han encontrado el fondo. Las formaciones
de roca saturadas de petróleo son "dos o tres veces más
espesas que en cualquier otro lugar del mundo", dijo un alto
funcionario del Departamento de Energía de Estados Unidos.
"Estamos hablando de billones de dólares en ingresos generados
por entre 30.000 millones y 60.000 millones de barriles de
petróleo".

La incursión de Chevron en Kazajstán es parte de la más grande
fiebre de petróleo vista en el mundo desde que las principales
compañías energéticas ingresaron al Medio Oriente después de
la Segunda Guerra Mundial. Desde el Círculo Artico hasta la
cuenca de Tarim, en China, y las aguas costeras de Vietnam, la
terminación de la guerra fría ha abierto vastos campos de
petróIeo y gas a las firmas multinacionales, como parte de los
esfuerzos realizados por los países anfitriones para
desarrollar sus recursos y obtener moneda dura. Esta
primavera, por ejemplo, Vietnam y un consorcio liderado por
Mobil suscribieron un contrato que permitirá a la compañía
estadounidense explotar un campo que descubrió en 1974 cerca
de la costa de lo que entonces era Vietnam del Sur.

Sin embargo, la terminación de la guerra fría es sólo una de
la historia. Varios países que no estaban dentro de la órbita
comunista pero que mantenían sus industrias petroleras bajo un
férreo control nacional también están abriendo sus puertas al
capital, la tecnologia y las capacidades administrativas que
ofrecen las firmas de petróleo internacionales. El año pasado
la industria petrolera venezolana, de propiedad estatal, optó
por asociarse con extranjeros, y constituyó empresas conjuntas
con Conoco, Mitsubishi y Shell. En 1993 Argentina vendió el
58% de su empresa de petróleos, de propiedad estatal, en lo
que constituye la más grande negociación de privatización
realizada en América Latina hasta la fecha. Numerosas firmas
extranjeras se han aproximado a Colombia con miras a explotar
los campos de Cusiana y Cupiagua que, en conjunto, constituyen
el hallazgo más grande en el hemisferio occidental desde 1967,
cuando los equipos de exploración descubrieron petróleo en
Prudhoe Bay, en Alaska.

Como la mayor parte de los campos nuevos se encuentran en
lugares inhóspitos, los costos de explotación son enormes. En
Canadá, un consorcio dirigido por Mobil está invirtiendo
US$4.000 millones para construir e instalar la plataforma de
perforación más masiva y costosa del mundo, 320 kilómetros al
sureste de la costa de Newfoundland. Una vez asegurada al
lecho oceánico en 1997, la plataforma de perforación de 1.1
millones de toneladas comenzará a explotar los 2.000 millones
de barriles del campo Hibernia en el Atlántico Norte,
resistiendo sin problemas las colisiones con los témpanos de
hielo gigantes que suelen surcar el área a la deriva.

Irónicamente, la gran fiebre Dde petróleo se produce justo en
momentos en que una saturación de oferta está causando el
descenso de los precios del crudo. Cotizado entre US$14 y
US$15 el barril (con el liviano árabe de referencia a
mediados de junio), el petróleo es hoy en día tan sólo
ligeramente más costoso una vez hechos los ajustes por
inflación de lo que era poco antes del embargo árabe de 1973,
que disparó los precios. Sin embargo, tan vital resulta el
petróleo para la economía mundial, que las compañías tienen
que estar buscando constantemente nuevos y vastos campos
"elefantes" para remplazar reservas menguantes.

Los riesgos son tan grandes como las recompensas potenciales.
Entre otros peligros, los petroleros están enfrentando una
burocracia esclerótica en Rusia, insurgencia en Colombia,
guerra civil en Africa, y demandas de tribus furiosas en Papua
Nueva Guinea. Además, el transporte del petróleo hasta el
mercado desde algunos de los rincones más remotos del planeta
constituye un verdadero problema: se requieren centenares o
incluso miles de kilómetros de oleoductos para atravesar
selvas, desiertos y, en ocasiones, jurisdicciones envueltas en
disputas, políticas, donde la falta de cooperación puede echar
al traste un proyecto. Algunos de los obstáculos han resultado
insuperables. Tras haber intentado explotar campos
petrolíferos en Sudán desde 1984, Chevron abandonó el proyecto
el año pasado en vista de la incesante lucha civil en la
región. "El gobierno sudanés finalmente recuperó el
proyecto", dice Richard Matzke, presidente de la división de
petróleo en ultra mar de Chevron. "Pero ya habíamos invertido
US$1.000 millones. Y nunca vimos un solo barril de petróleo".

El siguiente es un repaso de la fiebre de petróleo en el
mundo.

ANTIGUA UNION SOVIETICA

Cuando Nursultan Nazarbayev, presidente de Kazajstán, culminó
una visita de tres días a Estados Unidos en febrero, se llevó
consigo una promesa del gobierno Clinton de aumentar la ayuda
a su país a más de US$311 millones en 1994, en comparación con
los US$91 millones concedidos el año pasado. La explicación
tácita de semejante generosidad son las enormes reservas
petrolíferas de Kazajstán, las segundas más grandes en la
antigua Unión Soviética, que a Washington le gustaría ver
explotadas por firmas estadounidenses. "Estamos hablando del
mayor número de campos petrolíferos titanes fuera del Golfo
Pérsico", dice un funcionario del Departamento de Energía.

En su proyecto de Kazajstán, Chevron no sólo ha encontrado
obstáculos en el clima hostil. El pago de la primera nómina se
convirtió en problema luego de que Rusia eliminó su antigua
moneda el año pasado, dejando a países como Kazajstán, que
todavía dependían del rublo, cortos de divisas. Chevron envió
rápidamente a algunos de sus empleados a recorrer todos los
bancos del país en busca de dinero, en tanto que otros
tuvieron que trabajar toda la noche contando manualmente pilas
de rublos y metiéndolos en sobres de pago para los 3.500
trabajadores locales del proyecto. "Les dijimos que les
pagaríamos a tiempo y queríamos cumplir nuestra promesa", dice
Morley Dupré, director general de Tengizchevroil. "Y hemos
logrado hacerlo desde entonces".

Varios problemas tensionan las relaciones entre los
norteamericanos y sus socios kazajstanos. Por ejemplo, Chevron
descubrió con horror que los kazajstanos se aferraban a
métodos de producción obsoletos desarrollados hace 20 años
cuando la región todavía estaba bajo el gobierno de Moscú. La
seguridad también se convirtió en asunto de preocupación. "El
equipo de seguridad es obsoleto, pero por ley tenemos que
seguir las prácticas kazajstanas", dice Bret Thibodeaux, un
consultor de Chevron. "Ellos insisten en que utilicemos su
equipo de seguridad en lugar del nuestro".

El reto más grande será idear la forma de llevar el crudo al
mercado cuando la producción haya aumentado de 30.000 a
700.000 barriles diarios en el año 2010. Rusia ya restringió
el flujo de petróleo kazajstano por un oleoducto ruso hasta el
puerto de Novorossiysk, en el Mar Negro, pues señala que el
crudo contiene azufre corrosivo, un problema que
Tengizchevroil piensa corregir instalando un equipo de
limpieza especial hacia fines del año. El inesperado costo
adicional que exige la extracción de las toxinas ha obligado a
Chevron a cancelar parte de la construcción de carreteras y
dormitorios y a enviar de vuelta a Estados Unidos a
aproximadamente el 10% de sus 250 empleados norteamericanos.

En vez de depender del oleoducto existente, ya viejo y de
capacidad limitada, Chevron está considerando alternativas que
incluyen la construcción de una nueva línea de 2.000
kilómetros hasta Novorossiysk, que costaría US$1.200 millones.
La suerte de esta propuesta y la de otros proyectos todavía
debe resolverse en lo que Chevron califica de negociaciones
"difíciles" con Rusia y Kazajstán en torno a temas que abarcan
desde rutas de transporte hasta inanciacion.

Al controlar oleoductos de vecinos ricos en petróleo como
Kazajstán y Azerbaiján, Moscú podría beneficiarse, hasta
cierto punto, de la riqueza energética de su antiguo imperio.
Aunque Rusia tiene las reservas de petróleo y gas más grandes
de la antigua Unión Soviética, la inestabilidad política y
económica ha impedido que Moscú explote efectivamente estos
recursos en los últimos años. La producción rusa ha descendido
de más de 11 millones de barriles diarios en 1988 a menos de 7
millones diarios el año pasado, a medida que la demanda
interna disminuye y los equipos obsoletos no son remplazados.
Al propio tiempo, el clima fiscal y legal incierto de Moscú ha
desalentado a los inversionistas extranjeros.

Las compañías petroleras occidentales que sí se aventuran en
Rusia suelen afrontar dificultades inesperadas. La firma
estadounidense Occidental Petroleum inició trabajos de
prospección hace dos años en Pechora, una desolada región
próxima al Círculo Artico que Stalin utilizó como parte del
Gulag, y hasta el momento ha invertido cerca de US$300
millones en gastos de explotación en un proyecto conjunto con
socios rusos. Como en Pechora se ha estado explotando petróleo
desde los años treinta, los norteamericanos se vieron abocados
a trabajar con el equipo local que no cumple las normas
ambientales y de seguridad de Estados Unidos. "Siempre es más
difícil introducir conceptos nuevos cuando se parte de una
infraestructura existente", dice Bob Tornstrom, presidente y
gerente general de operaciones de Occidental en la antigua
Unión Soviética.

Pese a estos dolores de cabeza, Amoco y Shell están explotando
campos en la región de Khanty-Mansiisk, en Siberia occidental,
fuente de la mayor parte de la producción actual de Rusia. En
abril, un consorcio de firmas occidentales liderado por
Texaco, Exxon y Amoco suscribió un acuerdo con Moscú para
invertir US$100 millones en perforaciones en el mar de
Pechora.

Algunas zonas del mar Caspio también han atraído
inversionistas a Azerbaiján, país que sigue inmerso en un
conflicto con su vecina Armenia en torno a Nagorno-Karabkh, un
enclave de origen étnico armenio ubicado en territorio
azerbaijano. Pese a la violencia, un grupo de compañías, entre
las cuales se cuentan Amoco, British Petroleum, Pennzoil y
Unocal, ha estado negociando desde hace más de un año con
intenciones de explotar el campo de Chirag, que según los
cálculos contiene 1.500 millones de barriles de petróleo.

CHINA

Los lugareños llaman a la cuenca de Tarim, en la esquina
noroccidental del país, "el Mar de la Muerte". A lado y lado
de la cinta de asfalto que atraviesa el desierto por más de
200 kilómetros hay pocas señales de vida. Las dunas de arena
se elevan a alturas de hasta 50 metros y son mantenidas en su
lugar por juncos tejidos en redes para impedir que la arena
cubra la carretera. Este enorme terreno yermo, en donde el
clima fluctúa entre temperaturas inferiores a cero y 50 C,
puede contener más de 70.000 millones de barriles de crudo, lo
que equivale a cerca de una tercera parte de las reservas
comprobadas de Arabia Saudita.

Beijing dice que hasta la fecha, más de 60 compañías de 17
países han manifestado interés en la cuenca de Tarim, un área
ligeramente más grande que Francia. El pasado diciembre, Exxon
y Japan-Indonesia Petroleum obtuvieron el derecho de explorar
el primer gran bloque. Un grupo de cinco firmas, entre ellas
Texaco, Japan Petroleum y la francesa Elf Aquitaine,
presentaron la oferta ganadora para un segundo bloque en
febrero.

China ha abierto Tarim a la inversión extranjera en un
esfuerzo frenético por obtener el petróleo que necesita para
impulsar su bonanza económica. La cuenca ha suministrado más
de 15 millones de barriles en explotación nacional desde que
emanó petróleo del primer pozo en 1989, lo cual la convierte
en el sexto campo petrolífero en importancia del país. Esto no
basta para satisfacer una demanda que este año convertirá a
China en importador neto de crudo por primera vez desde 1965.

VIETNAM

A fines de 1974, Mobil exploró el campo Blue Dragon, a 330
kilómetros de la costa de Vietnam del Sur. La victoria bélica
de Vietnam del Norte le negó a Mobil la posibilidad de
explotar hallazgos en la región, pero ahora Hanoi quiere que
la compañía regrese. Un consorcio dirigido por Mobil está
feliz de complacerlo: cree que Blue Dragon puede contener
hasta 500 millones de barriles de petróleo.

El potencial del campo lo ha colocado en el epicentro de una
disputa territorial posiblemente explosiva. Mobil está
apresurándose a perforar un pozo este verano, desafiando un
reclamo de China, que insiste en que sus aguas internacionales
se extienden hasta Blue Dragon. Entre tanto, Beijing le dio a
Crestone Energy Corp., una pequeña firma norteamericana, una
concesión al este de Blue Dragon, en aguas reclamadas por
Vietnam. Hanoi anda en busca de una compañía que explore el
mismo lugar. Casi suscribe un contrato con Conoco en febrero,
pero se dice que la compañía se retractó cuando recibió una
carta de advertencia del gobierno chino. "Si se perfora en un
área en disputa es preciso ser muy, muy cuidadoso", dice un
ejecutivo petrolero de Hanoi. "Es factible que se la quiten a
uno". A comienzos de junio, Arco y British Gas perforaron un
pozo exploratorio 50 kilómetros al norte de Blue Dragon una
zona reclamada en parte por China. "Los vietnamitas nos
concedieron toda la zona, y en lo que a nosotros respecta, es
vietnamita", dice Les Blair, gerente general de British Gas en
Vietnam.

COLOMBIA

El campo de Cusiana no había producido más que un agujero seco
antes de que Triton Energy Corp., una firma de Dallas, Texas,
mostrara interés en el lugar a mediados de los años ochenta.
Como Triton carecía del capital necesario para explorar el
área, vendió una participación del 80% a British Petroleum, el
cual se asoció en partes iguales con la firma francesa Total.
En la actualidad, el consorcio es parte de una empresa
conjunta constituida con la compañía estatal de petróleo,
Ecopetrol, que está explotando unos 2.000 millones de barriles
en Cusiana y en el vecino campo de Cupiagua. Eso podría ser
tan sólo el comienzo: los socios planean invertir US$6.000
millones en el curso de los próximos 40 meses para seguir
explotando Cusiana y explorar otras zonas en el piedemonte
andino.

La bonanza petrolera no sólo ha convertido a poblados otrora
soñolientos en pueblos prósperos y rudos: también les ha
proporcionado a los guerrilleros del Ejército de Liberación
Nacional blancos atractivos. Activos desde mediados de los
años sesenta, los insurgentes han saboteado instalaciones
petrolíferas más de 500 veces desde 1987 y últimamente han
secuestrado y asesinado a funcionarios locales en un intento
por apoderarse de parte de la riqueza petrolífera que ha
inundado a la región. "Es una plaga", dice Gustavo Wilches,
gobernador del departamento de Casanare, en donde se encuentra
Cusiana. "El descubrimiento de petróleo nos está destruyendo".
En enero, guerrilleros derribaron un helicóptero sobre un
campo petrolífero, mientras otros secuetraban al esposo de una
importante politica de la región.

PAPUA NUEVA GUINEA

"Comenzamos a partir de una estampilla. Asi fue de pequeño
nuestro inicio", dice Greg Gurbach, un gerente de construcción
de campo de Chevron, refiriéndose a la primera incursión de la
compañia en la selva montañosa que rodea el lago Kutubu, uno
de los lugares menos estropeados del Pacífico Sur. Esto fue en
1986: Chevron encabezaba un consorcio que había ido a explorar
una reserva a unos 2.500 metros por debajo del suelo
selvático, que se creía contenía aproximadamente 225 millones
de barriles de petróleo de alta calidad.

Explotar el crudo fue una cosa; llevarlo al mercado, otra muy
distinta. Como no había carreteras ni ríos navegables, Chevron
construyó un oleoducto de 226 kilómetros a lo largo del curso
del rio Kikori hasta el golfo de Papua, en donde se llenó el
primer buque cisterna en 1992.

Chevron también tuvo que vérselas con miembros disgustados de
las tribus foi y fasu, quienes, armados de lanzas, hachas,
arcos y flechas, ocuparon la pista aérea utilizada por el
consorcio y atacaron a algunos funcionarios de la compañía.
Los nativos exigieron una repartición más favorable de las
regalías petroleras entre ellos y el gobierno provincial, y se
quejaron de los daños ocasionados a sus cotos de caza y pesca.
La repartición se reajustó a 30%-70%, en vez del 20%-80%
anterior; la paz finalmente se restauró cuando Chevron
construyó instalaciones médicas para los lugareños y enterró
el oleoducto.

ANGOLA

Cuando los rebeldes de Unita capturaron el pueblo de Soyo a
comienzos de 1993, también se tomaron un campamento base y
equipo de perforación de propiedad de Texaco Panama Inc., una
empresa conjunta constituida por Texaco y la companía estatal
Sonangol. El éxito de los rebeldes obligó a la compañia a
abandonar sus plataformas de perforación cercanas a la costa,
que se encontraban a tiro de la artillería de Unita, pero
Texaco sigue operando pozos localizados mar adentro.

¿Cuánto tiempo más podrán las compañías petroleras darse el
lujo de invertir miles de millones de dólares en proyectos
ubicados en los confines del mundo, en momentos en que los
precios del crudo están en su punto más bajo? Aunque nunca
antes se había invertido tanto dinero en encontrar y producir
petróleo con tan pocas esperanzas de una retribución
inmediata, para las grandes empresas petroleras no existen
dudas sobre el valor de sus inversiones. "Se puede explorar en
cualquier momento, porque el petróleo es el tejido de nuestra
sociedad, y siempre tendrá demanda", dice Mark Bononi,
especialista en evaluación de la industria energética para la
fuma de inversiones Smith Barney Shearson. Más aún, proyectos
tan vastos como el campo de Tengiz en Kazajstán son empresas a
largo plazo necesariamente diseñadas para que rindan
retribuciones al cabo de decenios. Al explorar mientras el
petróleo es barato, las compañías esperan asegurar reservas
que les reportarán grandes utilidades cuando vuelvan a subir
los precios.

TEXTO TOMADO DE: REVISTA CASH INTERNACIONAL No.41 (Pag. 29-39)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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