El matador de toros español Enrique Ponce dictò en la Plaza de Toros Quito una cátedra de toreo que constò de asignaturas como colocaciòn, temple y arte. Colocaciòn para descifrar con claridad y precisiòn los terrenos que deben utilizarse para llevar a cabo la faena, temple para aprovechar al máximo cada una de las embestidas y, arte para dar formas estèticas a su labor. Las dos trasteos de Ponce, distintos en cuanto a su concepciòn y diseño, confirmaron la condiciòn de mpaxima figura del toreo mundial que, hoy por hoy, exhibe el diestro valenciano.
A su primero, un toro noble pero manso le recetò una inteligente y paciente faena realizada muy cerca de las tablas, terrenos en los que el toro se sentía menos agobiado, allí se repitieron varias series de muletazos circulares, rematados con largos pases de pecho, al final consiguió una estocada tendida y cortó una oreja. Su actitud tesonera se mantuvo en el cuarto, un toro bravo que tomó los engaños con franqueza y calidad, Ponce le dio tiempo y espacio para asegurar su duraciòn y los derechazos y naturales, uno a uno, se fueron repitiendo con ritmo y cadencia, a la hora de matar nuevamente, la espada cayó algo baja, sin embargo, se le concedió las dos orejas.
Javier Conde manifestó en Quito su original personalidad y una particular concepción del toreo que se aproxima a lo flamenco y a lo teatral. No logró acoplarse con el primero de su lote, un toro de remisas embestidas que también buscò tablas y tomó la muleta de manera descompuesta, le apuntamos algún recorte con el capote y una serie de derechazos de mano baja. Al final escuchó palmas. En el quinto, un ejemplar de alta nota, la tarea muletera tuvo mayor dimensión, consiguió varias series de muletazos que tuvieron el pero de su corta extensión, la virtud de la quietud de planta, la originalidad de su tauromaquia y la espectacularidad puesta en escena. Cuatro pinchazos previos a una estocada redujeron a una vuelta al ruedo el premio a su tarea.
El diestro ecuatoriano Guilermo Albán llegó a la tarde de ayer con la enorme responsabilidad de vencer y convencer, logrò remontar el compromiso con una disposiciòn de ánimo traducida en sinceridad y entrega. Supo cortarle una oreja al tercero de la tarde tras un variado trasteo no excento de calidad y buenas maneras, un extenso saludo capotero decorado con tapatías y gaoneras antecedió al templado manejo de la muleta en cuatro series de circulares a los que llegó luego de reponerse de una espectacular voltereta, pese a la defectuosa colocaciòn del acero , recibiò una oreja y la unánime ovaciòn de los aficionados. El arrimón se reeditò en el sexto, un toro de feas hechuras que no dio opciòn al pararse al comenmzar la faena, Albán debió tomar el camino del valor para extraer un puñado de embestidas convertidas en intensos muletazos, pinchó antes de cobrar una estocada y fue ovacionado. Al final de la corrida el maestro Enrique Ponce salió a hombros.




Enrique Ponce por la puerta grande

El primer gran triunfador de la Feria de Quito es el matador de toros español Enrique Ponce que ayer exhibió su jerarquía y capacidad en el ruedo de Iñaquito, al que llegó con la vitola de base de cartel y el compromiso de echar a andar una feria que gira en torno a su nombre. Sus dos magníficas faenas sumadas a la entonada actuación de Javier Conde, a la gallardía y capacidad de Guillermo Albán y a la nobleza de varias reses de Carlos Manuel Cobo dieron lugar a un notable y grato espectáculo taurino.


DESDE EL BURLADERO

Los más de 12 mil aficionados que llegaron hasta la Plaza de Toros Quito salieron satisfechos de la faena, aunque mojados, debido al aguacero que con granizo incluido, cayó en el coso de Iñaquito.
Los taurinos soportaron valientemente el aguacero que, justo en el tercero de la tarde, cuando el maestro Enrique Ponce daba una cátedra de buen torear, se precipitó sobre la arena.
Entre los aficionados taurinos que llegaron hasta el coso de Iñaquito se encontraba la madre del matador de toros español David Fandila "El Fandi", que junto a una docena de seguidores del torero llegaron ayer por la mañana a Quito y de inmediato fueron trasladados a la Plaza.
Doña Trini, la madre de "El Fandi", se cubrió de las aguas con un elegante poncho blanco. No se levantó y siguió muy de cerca la faena de sus compatriotas: Enrique Ponce y Javier Conde.
"No sé qué hace tanta gente en el callejón"", fue el comentario que en tono de sorpresa y desagrado realizó un aficionado taurino del grupo que acompaña a El Fandi.
Ante un desaguizado de un aficionado nacional, uno de los del grupo de seguidores de "El Fandi" se limitó a señalar: ""En la Plaza de Toros se vive una democracia pura. Aquí opinan todos lo que puedan y de los que quieran, para eso pagan su boleto...". (XP)


Los toros permiten el triunfo de diestros

Destacó por su bravura Arrayán lidiado y desorejado por el diestro Enrique Ponce

Tres toros de Carlos Manuel Cobo, dos de Cobo Albornoz y un ejemplar de Huagrahuasi conformaron el encierro lidiado ayer en el cuarto festejo de abono. De homogénea presentación y justos de trapío resultaron los de Cobo y Cobo Albornoz, basto y de mal estilo el de Huagrahuasi corrido en sexto lugar.
Sobresaliente por su comportamiento durante la lidia resultó el segundo del lote de Javiere Conde, Arrayán, de 450 kilos, acometió con franqueza y calidad a los engaños, virtudes a las que se sumó la fijeza. Al final, en forma merecida, fue homenajeado con una vuelta al ruedo.
Merecen mencionarse además por sus presentaciones, la nobleza del primero, Cabecilla, que se refugió en tablas pero embistió con clase; la duración del tercero, Yagual de 450 kilos y la acometividad del cuarto Talabartero, que pesó 471 kilos. Los toros de Carlos Manuel Cobo y Cobo Albornoz cumplieron en el tercio de varas, exhibiendo calidad y desigual bravura.
Del trabajo de las cuadrillas destacamos los estupendos pares de banderillas prendidos por Curro Rodriguez y el subalterno español Mariano de la Viña, la brega justa y tempalada de Milton Calahorrano y un buen puyazo de Braulio Almeida hijo. Fue discutida la decisión presidencial de conceder dos orejas a Ponce en el cuarto de la tarde. (SAC)


"Se justifica presencia de Albán", dicen aficionados

El matador de toros ecuatoriano demostró coraje y valentía en los dos toros que lidió

Con sobra de merecimientos justificó su presencia en la Feria Jesús del Gran Poder el matador ecuatoriano Guillermo Albán, quien cortó una oreja al primero de su lote.
La valentía y el coraje del coleta nacional fueron ovacionados por los entendidos que no se cansaron de repetir que la Empresa Citotusa hizo bien al integrarlo al cartel, ""aunque sea a último momento"".
El público aplaudió de pie la actuación y el coraje para torear de Guillermo Albán, quien retornará el próximo año al Coso de Iñaquito. (XP)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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