Guayaquil. 12 abr 99. A pesar de que hay 34 años de distancia entre
la crisis económica que se vivió en 1965, durante la dictadura
militar, y la que hay actualmente con un Gobierno democrático, los
matices de estas dos épocas son muy similares y condujeron al
sector productivo del país a levantar su voz de protesta, aunque de
distinta manera.

Al revisar los diarios de 1965 y 1966, el país parece haberse
detenido en el tiempo e ingresado a un círculo vicioso del que aún
nadie ha logrado sacarlo y más bien se lo empuja hacia un gran
abismo. Los ingredientes de cada una de estas crisis tienen grandes
similitudes y muy pocas diferencias marcadas por el tiempo y el
crecimiento de la población.

Las palabras "descentralización", "recorte del gasto público",
"excesivos impuestos" estuvieron durante esos dos años en las
páginas de los periódicos tal como ocurre hoy en día. Sin embargo,
para el comerciante Luis Orrantia, ex presidente de la Cámara de
Comercio de Guayaquil, aquellos eran otros tiempos y no existe
punto de comparación.

No obstante, los hechos muestran las similitudes de estas dos
épocas, en donde los actores de los reclamos han cambiado y la
forma de protestar también, pero las causas de su lucha siguen
siendo las mismas: "las medidas económicas del Gobierno".

La rebeldía tributaria

En 1965, dos años después de que una junta militar integrada por
los tres miembros de las Fuerzas Armadas: Ramón Castro Jijón, Luis
Cabrera Sevilla y Guillermo Freile Posso, y el senador Marcos
Gándara Enríquez se hicieran del poder, el descontento popular con
el Gobierno había tomado niveles alarmantes a raíz de la
incautación de los dineros de instituciones autónomas del país.

En abril de ese año y tiempo después de que hombres y mujeres
salieran a las calles para reclamar la devolución de los dineros
retenidos, la Junta Militar hizo público un "Decreto Supremo"
mediante el cual dictaba la Ley de Aranceles, que gravaba con más
impuestos a las importaciones de mercaderías.

El anuncio de la medida económica, que tenía como finalidad
financiar el presupuesto general del Estado, provocó la inmediata
reacción de los comerciantes de Guayaquil agrupados en la Cámara de
Comercio. Aunque dos días después se prorrogó la aplicación de los
nuevos aranceles hasta el 1 de mayo, los comerciantes se reunieron
para estructurar la estrategia con el fin de lograr su derogación.

El paro de actividades

El lunes 3 de mayo, la sorpresa la dio la Cámara de la Comercio de
Guayaquil, al mando de Luis Orrantia González, que decidió
declararse en "rebeldía tributaria" al solicitar a sus afiliados,
mediante un comunicado de prensa, que se abstengan de "retirar las
mercaderías de la Aduana". El pedido fue cumplido y se extendió a
las demás ciudades del país.

A pesar de la medida, que hizo perder diariamente al fisco 10
millones de sucres y creó un nerviosismo en el sistema financiero
y bancario, la Junta Militar continuó con su negativa de derogar
los aranceles. Fue entonces cuando la actitud de la Cámara de
Comercio se radicalizó al declarar un paro indefinido de
actividades, apoyado por las centrales de trabajadores y obreros de
la ciudad y la provincia. El hecho no era salir a las calles a
gritar consignas contra el Gobierno, al contrario, era permanecer
en las casas y desde allí hacer resistencia. Los gremios del resto
del país se sumaron a la protesta y hubo decenas de detenidos.

La paralización unida a la rebeldía tributaria se inició el lunes
10 de mayo y terminó nueve días más tarde, cuando el Gobierno dio
su brazo a torcer e inició el diálogo para hacer reformas a la ley
que creaba nuevos los impuestos. Desde entonces, la Cámara de
Comercio sentó un hecho sin precedentes en la historia del país,
hecho que se repitió un año más tarde, el 22 de marzo de 1966, pero
esa vez con el apoyo de la Cámara de Industrias de Guayaquil y la
de Agricultura del Litoral.

La causa fue la misma: la creación de más impuestos a la
importación de mercadería y el descontento con la política
económica implementada por el régimen militar, que cuatro meses
antes de las protestas se había convertido en un Triunvirato ante
la destitución del coronel Guillermo Freile Posso, quien se había
revelado contra sus superiores.

En esta segunda paralización del sector productivo del Guayas el
Gobierno estaba muy debilitado y preparaba el "Plan de retorno al
orden constitucional". El presidente de la Junta Monetaria había
renunciado ante el alza estrepitosa del dólar y la presión de los
bancos privados que estaban en crisis y habían restringido las
líneas de créditos.

La huelga de contribuyentes

El ambiente se convulsionaba con el pasar de los días y otra vez la
Cámara de Comercio tomaba la batuta: propuso a los otros gremios de
la producción de Guayas realizar "una huelga de contribuyentes"
para presionar la derogación de las leyes del Gobierno. La Cámara
de Industrias se sumó a la lucha y su presidente Alberto Lantermo
pidió "la disminución del gasto público y de la excesiva
burocracia".

El Gobierno militar, que ya había recortado en 400 millones de
sucres el presupuesto general del Estado, trató de dialogar con los
sectores productivos, pero las conversaciones fracasaron y dio paso
a que las tres cámaras convocaran a una nueva "rebeldía tributaria"
que consistía en no pagar impuestos ni retirar las mercaderías de
las aduanas. El anuncio provocó una estrepitosa caída de la reserva
monetaria en 22 millones de sucres y el inicio de una ola paros en
todo el país: hubo disturbios en Cuenca, Quito y Portoviejo, radios
y periódicos clausurados.

El 22 de marzo de 1966 comenzó el paro enmarcado en detonaciones de
explosiones y el cierre de todas las instituciones bancarias,
hechos que terminaron siete días después cuando las Fuerzas Armadas
entregaron el poder a una junta de notables.

La marcha del crespón

Estos dos hechos, aunque de forma diferente, se están repitiendo en
el país con los sectores productivos de la Costa, que el jueves
pasado realizaron una multitudinaria marcha del "crespón negro" en
rechazo a las medidas económicas del Gobierno.

Las cámaras de la producción de la Costa, que se han distanciado de
sus similares de la Sierra, al igual que hace 34 años, han roto sus
relaciones con el Gobierno en rechazo a la política económica
impuesta por el presidente Jamil Mahuad que ya cumplió ocho meses
en el poder.

Entre agosto de 1998 y abril de este año, el presidente ha dictado
duras medidas económicas para financiar el presupuesto general del
Estado, pero aún no se ha logrado cubrir el déficit fiscal.

La marcha del crespón negro, que recorrió la avenida 9 de Octubre
de Guayaquil con los presidentes de las cámaras de la producción a
la cabeza, se registró en momentos en que el Congreso estudia
varios proyectos que el presidente envió con el carácter de
económico urgente, entre ellos el de reformas de las finanzas
públicas que ya ha sido aprobado en primer debate.

Aunque en 1965 hubo restricción del crédito al igual que ahora, la
diferencia la marca el congelamiento de los dineros de los clientes
de los bancos que ha creado una recesión y ha iniciado la quiebras
de centenares de empresas y el aumento de los índices de desempleo
y pobreza en el país.


1965-1966

11 de julio de 1963:

El presidente Carlos Julio Arosemena Monroy es depuesto por una
junta militar integrada por los jefes de las ramas de las Fuerzas
Armadas: Ramón Castro Jijón, Luis Cabrera Sevilla, Guillermo Freile
Posso y el senador Marcos Gándara Enríquez.

1963-66:

El Gobierno militar crea la Dirección Nacional del Banano, la Ley
de Seguridad Nacional, la Ley de Reforma Agraria y suprime el
partido Comunista y el derecho a la huelga. Además, dicta la Ley
del Fomento Industrial, de Fomento Agropecuario, Turístico y de
Compañías de Seguros.

Abril de 1965:

El 2 se expide la nueva ley arancelaria que crea más impuestos a la
importación de mercaderías. El 3, la Cámara de Comercio de
Guayaquil rechaza la ley y se inician reuniones entre sus
afiliados.

Mayo de 1965

El 3 de mayo, mediante un comunicado, la Cámara de Comercio pide a
sus afiliados que se abstengan de retirar mercaderías de la Aduana
hasta que se reestructure el arancel. El diálogo iniciado entre los
representantes del comercio y el Gobierno se rompe y el 10 se
inicia un paro indefinido de actividades, con apoyo de las Cámaras
de Comercio de Quito, Milagro y Manta. Ese día se declara el
imperio de la Ley Militar. El 18 de mayo termina el paro, tras la
decisión del Gobierno de revisar y modificar los aranceles de
aduana.

Noviembre de 1965

Los productores de banano se reúnen para rechazar nuevo impuesto al
banano, y se reúnen para tomar medidas de hecho. La Junta Militar
derogó los impuestos a las importaciones y da un paso más hacia la
reforma tributaria. Se registra una ola de paros en el país. En
Loja se enfrentaron los estudiantes con la Policía. El 30 de
noviembre se destituye y arresta al coronel Guillermo Freile Posso
por desobedecer a sus superiores y la Junta Militar se convierte en
Triunvirato.

Diciembre de 1965

Se estructura el plan de "retorno al orden constitucional" en medio
de una crisis social y económica que hace caer a la reserva
monetaria.

Febrero de 1966

El costo de la vida sube en un 50 por ciento, ante los reclamos de
los servidores públicos que piden el pago de sus sueldos atrasados.
Renuncia el presidente de la Junta Monetaria.

Marzo de 1966

El 1 de marzo se expide un decreto que crea nuevos impuestos a la
importación de mercaderías para financiar el presupuesto general
del Estado. La Cámara de comercio, presidida por Rafael Ferreti
Benítez, propone una "huelga de contribuyentes" para que el
Gobierno derogue la ley. El Triunvirato decide entonces revisar el
decreto 422 y el 10 de marzo aprueba la rebaja del presupuesto
general del Estado en 400 millones de sucres, pero grava con el
7.5% las exportaciones. Las Cámaras de Comercio y de Industrias de
Guayaquil y de Agricultura del Litoral se unen en inician un paro
de actividades el 22 de marzo. Las universidades se solidarizan con
las cámaras y el poder militar ingresa a la Universidad Central de
Quito a agredir a profesores y estudiantes. El Gobierno militar
entrega el poder a una junta de notables el 29 de marzo.

1998-1999

Agosto de 1998:

El 10 de agosto asume el poder el presidente Jamil Mahuad en medio
de tensión en la frontera ecuatoriano-peruana, que hacía prever un
nuevo enfrentamiento de las tropas.

Septiembre

El presidente Jamil Mahuad viaja constantemente al exterior y
mantiene conversaciones de paz con su homólogo peruano Alberto
Fujimori. El 14 de septiembre, el presidente dicta las primeras
medidas económicas de su Gobierno con la eliminación de los
subsidios al gas, la electricidad y el diesel y crea el bono
solidario para los más pobres. El dólar se dispara y los reclamos
se acentúan en todo el país.

Octubre

El 1 se realiza un paro nacional de actividades en demanda de la
derogación de las medidas económicas y el 26 se firma la paz con
Perú en Brasilia.

Noviembre
Se inicia el pago del bono solidario y el presidente acepta la
propuesta del diputado socialcristiano Jaime Nebot sobre el 1% a la
circulación de capitales y lo envía al Congreso para su discusión
y aprobación. Filanbanco, una de las instituciones financieras más
grandes del país, tiene problemas y el frente económico lo salva de
la quiebra a través de la entrega de dos préstamos que sobrepasan
los 400 millones de dólares.

Diciembre

El Gobierno incauta los fondos excedentes de las instituciones
públicas para cubrir el déficit fiscal mientras otro banco, el
Tungurahua, entra a un proceso de reestructuración y se convierte
en la segunda institución bancaria en problemas en menos de un mes.
El nerviosismo se apodera del sector financiero.

Enero de 1999

El año 1999 comienza con una grave crisis financiera y bancaria y
una escalada veloz del dólar. Las quiebras de las empresas
comienzan a producirse y los índices de desempleo y pobreza
aumentan. Entra en vigencia el impuesto del 1% a la circulación de
capitales que reemplaza al impuesto a la renta.

Febrero

En febrero, continúa la crisis de los bancos y se crea una polémica
porque el Congreso aprueba desfinanciado el presupuesto general del
Estado. El ministro de Finanzas, Fidel Jaramillo, renuncia a su
cargo y se produce la primera crisis de gabinete con el cambio de
varios secretarios de Estado.

Marzo

El nerviosismo en la banca y la crisis política hacen que la
cotización del dólar supere la barrera de los 18 mil sucres y el
Gobierno decreta un feriado bancario. El 9 de marzo se decreta el
estado de emergencia a nivel nacional para contrarrestar un paro
nacional y el 11 Mahuad anuncia nuevas medidas económicas que
incluyen la elevación de la gasolina en un 165% y el congelamiento
de los depósitos en los bancos. Además, envía nueve proyectos al
Congreso con el carácter de económico urgente. El Banco del
Progreso cierra sus puertas.

Abril

El Congreso comienza el estudio del proyecto de Reordenamiento de
las Finanzas Públicas y se aprueba en primer debate. Las quiebras
de las empresas comienzan y las cámaras de la producción realizan
marcha de los crespones negros.

Luis Orrantia Gonzalez

Ex presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil

El Ecuador estaba bajo una dictadura militar, sin embargo, el
comerciante Luis Orrantia González se atrevió a enfrentar al
Gobierno en rechazo a la elevación de los aranceles aduaneros, que
afectaba a todo el pueblo con el alza de los precios. La rebeldía
tributaría se inició el 3 de mayo de 1965 mediante un comunicado
publicado en la prensa y terminó quince días después.

¿Cómo comenzaron los problemas en 1965?

El Gobierno era centralista y tenía el presupuesto desfinanciado.
La Junta Militar incautó todas las rentas que tenían las entidades
autónomas para financiar el déficit fiscal. Dijeron que después las
devolverían, por supuesto esas rentas han desaparecido. En ese
entonces no hubo paro, lo que existió fue una gran manifestación de
rechazo a la actitud del Gobierno. Ahí fue cuando mi hermano
Joaquín participó en una reunión, habló demasiado fuerte y se pasó
al otro lado. Ese día se tomó la famosa fotografía en que estaban
parados en la escalera. Ahí terminó todo.

¿Qué pasaba con la Cámara de Comercio?

Era el año 1965 y había un descontento en la Cámara de Comercio,
que estaba en acefalía y de la cual yo era miembro. Hubo una sesión
y me pidieron que me hiciera cargo de la presidencia y acepté. Los
dictadores, que no eran buenos administradores, estaban sin dinero
y buscaron lo más sencillo para solucionar el problema. Con el
pretexto de proteger a la industria cambiaron el arancel de Aduana
en forma desmesurada; entonces la Cámara protestó y pidió reunirse,
pero no obtuvo respuesta.

¿La situación era similar a la de ahora?

No era la misma situación profunda, pero iba a ese paso. La reserva
monetaria estaba en la última. Los aranceles afectaban al pueblo
porque todo había subido escandalosamente. La única respuesta que
recibí del Gobierno fue que me quisieron apresar en Quito, pero no
me dejé. Entonces saqué una publicación en los diarios pidiéndole
a todo el comercio que no pagara los impuestos. El paro era contra
el Gobierno.

¿Hubo alguna acción contra usted?

Los militares me perseguían de noche, pero durante el día no se
atrevían a detenerme y yo iba todos los días a la Cámara de
Comercio. Pero no sólo me perseguían a mí, sino a todos los líderes
del paro. Incluso pusieron bombas en mi casa. Fueron días
difíciles.

¿De quién fue la idea de la rebeldía?

Mía, yo era el presidente de la Cámara. Recuerdo que cuando
estábamos discutiendo la estrategia, me dijeron que me diera cuenta
de que iba a luchar contra los militares. Yo les dije que cuando
peleo no me fijo en el tamaño del enemigo.

¿Había distanciamiento entre las cámaras de Guayaquil con las de
Quito?

No es comparable la situación de hace 34 años. Hay muchos puntos
distintos. En ese entonces estamos luchando única y exclusivamente
por los aranceles de aduanas. El Gobierno de ahora es democrático
y en ese tiempo era de facto. Hace 34 años había conciencia de la
fuerza que tiene el pueblo cuando tiene la razón de reclamar. Unas
de las cosas que más caracterizó es que las centrales de empleados
y obreros estaban con nosotros. ¡Hay Dios, cómo cambian las cosas!
Las cámaras de industrias en ese entonces estaban con el Gobierno.
Lo que se evitó en aquel tiempo es que la gente salga a las calles,
pero que haga resistencia. A pesar de todos los meses no hubo ni un
sólo muerto.

Joaquín Zevallos

presidente de la Camara de comercio de Guayaquil

"La lucha recién comienza"

El empresario guayaquileño Joaquín Zevallos, impulsor de la marcha
de los crespones negros y que tuvo el asesoramiento de los ex
presidentes de la Cámara de Comercio, asegura que la lucha recién
comienza y que Luis y Joaquín Orrantia fueron su motivo de
inspiración.

¿Cuál es su impresión de la marcha?

En la marcha del jueves se escuchó la voz de un pueblo que reclama
rectificaciones, que exige cambios económicos y sociales para
desarrollar un país más sólido. Esta experiencia de la marcha ha
sido uno de los acontecimientos más importantes de mi vida. No
teníamos experiencia en marchas, pero hemos descubierto que los
ecuatorianos no sólo que son generosos y espontáneos, sino que
frente a la fuerza de la razón actúan con demostraciones
impresionantes. A mí lo que más me impresionó fue la valentía de la
mujer porque con su entereza y su fuerza nos dieron lecciones.

¿A qué se debe la desunión de las cámaras de la Costa y la Sierra?

Yo creo que los empresarios jamás podemos estar desunidos, pero
debemos aceptar que tenemos estilos distintos. Los sectores
productivos de la Costa hemos sido más fuertes y severos con el
Gobierno que algunos otros sectores y eso obedece fundamentalmente
a que la Costa durante mucho tiempo han sido marginada por el
Gobierno.

¿Cómo seguirá la lucha?

La lucha recién comienza, no termina aquí y eso es importante. No
es cuestión de hacer una marcha cívica con el respaldo que se tuvo,
esa gente quiere soluciones y el Gobierno está en la obligación de
darlas. Si el Gobierno no está en capacidad de hacerlo nosotros
seguiremos con todas nuestras fuerzas dentro de lo que la
democracia permita.

¿Se podría adoptar la actitud de hace 34 años?

Nunca hemos dejado de adoptar la actitud de hace 34 años y de hace
110 años que tiene la Cámara de Comercio. Hay que tener la actitud
y la aptitud para enfrentarse a esta crisis. Lo que está tratando
de aprobar el Congreso es una puñalada más al pueblo ecuatoriano
porque los impuestos en una etapa recesiva que vive el país, donde
las actividades productivas están paradas, donde lamentablemente
las empresas se empiezan a reducir y cada vez va más gente a las
calles, no podrán pagarse. Hace 34 años se llevó a cabo la guerra
del arancel y 34 años después nosotros libraremos todas las
batallas para ganar la guerra. El enemigo de esa guerra es la
miseria, la pobreza, el desempleo, la falta de educación y la falta
de oportunidades para una generación que viene atrás.

¿Apoyarán ustedes las creación de autonomías?

En la marcha se gritó autonomías y tan positiva fue la marcha que
hasta se gritaban soluciones, que bien merecen la pena ser
estudiadas. Creo que todo el país necesita desarrollarse de forma
más equitativa y justa y no bajo el esquema actual.

¿Han pensado en la posibilidad de declarar la rebeldía tributaria?

Nosotros no descartaremos ninguna medida que sirva para que el
Gobierno de aportes para la gran desgracia nacional que estamos
viviendo. No hemos descartado absolutamente nada por una sencilla
razón, porque como dicen, en la guerra y el amor todo es permitido.
(Texto tomado de El Expreso)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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