Quito. 13 jul 98. Los olvidos temporales no necesariamente
deben consultarse al médico. A veces solo son el resultado de
la falta de atención en las tareas que se hacen.
Redacción Quito y El Mercurio, GDA

Una avalancha de recientes anuncios publicitarios ofrece
pastillas para optimizar la memoria casi por arte de magia. Un
conjunto de sustancias que, supuestamente, nutren al cerebro
para mejorar su funcionamiento aparecen como la panacea para
recobrar la agilidad mental. Pero la mala memoria no es un
problema de nutrición de la masa encefálica.

Si después de un arduo día de trabajo no recuerda dónde dejó
estacionado el auto ni dónde están las llaves, esto no quiere
decir que está perdiendo la cabeza. Lo más probable es que su
memoria esté funcionando mal porque usted no está poniendo
toda la atención en lo que hace.

Según el neurólogo del Hospital Carlos Andrade Marín, Marcelo
Placencia, en estos casos solo hay una falla funcional más no
orgánica. Esto es similar a un auto que tiene bien el motor
pero descalibrado.

Solo cuando empiece a desconocer a personas de su entorno,
olvidar el número de la cédula, cómo hacer un paso rutinario
en su trabajo, o cualquier otra información del pasado que sea
parte básica y consolidada en su experiencia, puede empezar a
preocuparse de la aparición de algún problema orgánico.

Los olvidos graves, por lo general, tienen su causa en
patologías relacionadas con procesos degenerativos, como la
enfermedad de Alzheimer, que tanto preocupa actualmente a las
personas que sobrepasan los 40 años y acuden frecuentemente a
la consulta médica al sentir que pierden la memoria.

Pero aquel tipo de olvidos transitorios no necesariamente se
deben a la edad, son parte del mundo actual que exige realizar
muchas y diferentes actividades simultáneamente, no solo para
sobrevivir, sino como modelo de realización. "Es algo muy
normal y en parte se explica por la civilización en que
vivimos, en la cual los cerebros son bombardeados con más
información y en cantidades muy variadas", explica Pedro Paulo
Marín, jefe del programa de geriatría y gerontología del
Departamento de Medicina Interna de la Universidad Católica de
Chile.

Para el neurólogo, Archibaldo Donoso, de la misma Universidad
chilena, el olvido es una parte normal del sistema funcional
de memoria. "Nos preocupa tanto porque uno no toma mucha
conciencia de todo lo que ha olvidado. Si no fuera porque
existe ese mecanismo, nos acordaríamos del color de la corbata
de cada interlocutor con el que hemos estado. Y no solo de la
corbata, del traje, de sus manos, todos los detalles de la
oficina, el ángulo del calendario del escritorio, las
conversaciones en el metro, la mancha de la pared del
restaurante... En el acto de recordar nos pasaríamos el día
repasando, como le ocurre a un personaje de Borges, Funes el
memorioso".

Pero, ¿por qué las personas no guardan en su memoria todo lo
que reciben? Para que la grabadora biológica funcione tienen
que cumplirse dos condiciones, ambas de igual importancia:
atención, sin ella no habrá la capacidad de registrar, grabar
y evocar la información; y, la salud de las neuronas, los
chips de la computadora perfecta que es el cerebro en donde se
produce el proceso de la memoria.

En la generalidad de los casos, cuando las personas están
distraídas por un exceso de estímulos, no dirigen los sentidos
y la mente hacia el objeto a aprehender, es decir, no se
concentran, el almacenamiento de información no ocurre.

No pasa eso en el caso de un accidente o de un evento que
llega muy fuerte a atrapar la atención. La persona que vive
consciente un accidente guarda cada detalle como algo
inolvidable, mantiene una hiperatención. Por el contrario, si
tiene algún sufrimiento, este le impedirá atender fácilmente
algo.

Las causas para distraer la atención están plenamente
identificadas dentro de los campos físico y síquico, explica
Placencia. Entre las físicas están el cansancio, el sueño
escaso, el uso de tranquilizantes cuando no es necesario y el
alcohol.

La falta de sueño produce un bloqueo de la concentración
porque el cerebro no ha logrado recargar sus baterías con el
descanso. Por eso los pilotos de avión no pueden amanecerse ni
tomar alcohol el día anterior a un vuelo, porque están más
expuestos a sufrir accidentes al perder su capacidad de
concentración.

Las causas síquicas más comunes son la depresión y la
ansiedad. Las pérdidas afectivas hacen que el foco de la
atención se desvíe y con facilidad se empiecen a olvidar las
cosas. Tanto se puede destruir la atención debido a la
depresión que existe un estado de seudo demencia, en el que la
memoria se vuelve un cernidor sin fondo. La atención se
pierde, entonces, por estas fallas que podrían calificarse
como funcionales de la memoria.

En cambio, las causas para perder la salud neuronal son
anatómicas. En enfermedades como la demencia de Alzheimer, ya
no solo falla la atención, sino que hay chips de la
computadora que se han quemado y puede ocurrir por diversas
causas.

Si las pérdidas se deben a la falta de atención, ¿qué papel
cumplen los fármacos en el mejoramiento de la memoria? Para
Placencia, solo pueden atacar los problemas que originan la
incapacidad de concentración, por ejemplo, los antidepresivos.
Pero para los orgánicos degenerativos no hay remedio con
resultados favorables y definitivos.

Los laboratorios anuncian productos que ayudan directamente a
la memoria, pero no está claro cómo funcionan. Es el caso del
Ginko biloba, que desde hace 20 años se produce pero la
farmacopea norteamericana, que es la entidad que publica las
indicaciones comprobadas en los EE.UU., no lo acepta.

"Para la memoria no existe panacea, la experiencia de uno o
varios individuos no prevalece a los resultados del conjunto
de la investigación", afirma el neurólogo. Sin embargo, la
medicina sigue indagando sobre los mecanismos profundos del
aprendizaje.

Nelson Maldonado, experto en terapias de relajamiento
tensional con 15 años de experiencia, manifiesta que los
ejecutivos están entre las más comunes víctimas de olvidos,
pero que no necesariamente se deben al estrés.

El coincide en que la causa es la falta de atención. Pero,
ésta sí contribuye al estrés porque el no saber las respuestas
en el trabajo ni saber dónde están las cosas genera angustia y
un cuestionamiento que termina por bajar la autoestima y
agudizar la falta de memoria, pero esto con ciertas técnicas
es superable.

Cinco consejos básicos para no olvidarlos jamás...

La memoria tiende a disminuir con la edad * Por un proceso
natural de desarrollo de las funciones intelectuales suelen
comenzar los olvidos, según la neurosicóloga Silvia Mancheno.
A algunas personas ocurre más que a otras, y no se puede
esperar que alguien de 70 años tenga la misma retención que a
los 25.

Manténgase intelectualmente activo * Ayuda mucho mantener los
intereses activos. Se ha demostrado que incluso se pueden
mejorar las conexiones de las células nerviosas. Para los más
jóvenes, el consejo de los expertos no varía: mantenerse
intelectualmente activos fuera de las horas laborales.

Ejercitar la memoria, memorizando cosas * Los expertos opinan
que no es un ejercicio obsoleto. "Si no se usa, se atrofia".
Ayuda a desarrollar la capacidad de almacenamiento de
información.

Estrategias que usan los sentidos * Es como si alguien quiere
acordarse que tiene que llevar ropa a la tintorería, es más
probable que lo haga si produce un cambio ambiental como
dejarla en un lugar visible. O si desea recordar que tiene que
llamar a una persona, puede mover el teléfono de un lugar a
otro. Algunos cambian su anillo de dedo. Si lee algo y quiere
recordarlo, repáselo varias veces. O sinó, escríbalo o léalo
en voz alta, el uso del oído y la visión le ayudarán a
recordar.

Creer en uno mismo * Tomar conciencia de lo que se quiere
recordar, darse tiempo, entender bien el sentido de las cosas,
usar todos los sentidos. Y no olvide algo importante...
organizarse. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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