Quito. 07.09.94. El Coliseo Romano se cae bajo el peso de los
turistas, 10.000 cada día. Si se quisiera rehabilitarlo habría
que invertir 35 millones de dólares anuales durante cuatro años.

Las atracciones naturales o culturales se han visto seriamente
afectadas por el turismo masivo, por la invasión de cientos de
miles de personas, que cada verano buscan emociones fuertes, en
medio de exóticos parajes pero con comodidades sibaritas.

El meganegocio del turismo

De acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT, organismo
de las Naciones Unidas) el turismo es la segunda más grande
industria del mundo, produce el 7 por ciento de lo que genera el
mundo en bienes y servicios, lo cual se traduce en un movimiento
de 195 billones de dólares anuales, en la creación de 74 millones
de puestos de trabajo y el desplazamiento a nivel internacional
de 390 millones de personas.

Para naciones como España es su primera fuente de ingresos, la
segunda para México. La OMT proyecta que para el 2000, el turismo
será la más grande industria del mundo.

Paradójicamente, al tiempo que esa nueva especie, los turistas,
pueblan el mundo, muchos de ellos sienten que el tipo de turismo
masivo no cumple con sus expectativas de real conocimiento de una
región o país, o con su necesidad de aventura real, física, que
implica al mismo tiempo sentirse parte de un mundo en el cual
caben posibilidades diferentes a la civilización del consumo.

El turista de los 90 es más exigente, ya no solo quiere
distracción y descanso sino algo más permanente. Algo que solo se
puede encontrar en la posibilidad de vivencias directas, en el
intercambio con culturas y el contacto con ecosistemas poco
modificados por la presencia del hombre.

Todo esto va acorde con el nuevo perfil del turista. El experto
español Alfonso Monge lo caracteriza como un tipo de persona que
dispone de más tiempo libre (jornadas reducidas, jubilación
anticipada, mejores programas de salud), que ha incorporado a sus
programas de vacaciones anuales, los fines de semana, los puentes
y las vacaciones cortas, frente a la tendencia anterior que era
ahorrar durante todo el año para las grandes vacaciones largas.

Además, es un turista con mayor inquietud cultural, activo e
inquieto, que desea conocer más que descansar, tener más contacto
con el medio ambiente y practicar deportes de naturaleza. Este
tipo de turista es generalmente un hombre o mujer
(indistintamente) entre los 18 y 50 años, con un nivel cultural y
social medio o alto.

Para dar cabida a esta demanda, nace el término "Turismo
alternativo" o "turismo de naturaleza" o, para hacer más
simpática y vendible la idea, "Ecoturismo". Esta variedad de
turismo según la OMT ya ocupa el 25 por ciento del mercado
turístico mundial (cifra basada en proyecciones) y se considera
que cada cuatro años se duplicará.

Ecuador: destino ecoturístico

Estamos ante un negocio de gran magnitud, sin duda y en el cual
al parecer aún no se llega al grado máximo de aprovechamiento de
su potencial. Se considera, entonces, que el país debería asumir
la etiqueta del Ecoturismo como suya y lanzarse a ofertar su
enorme, casi única diversidad biológica y paisajística.

Ya lo dicen los expertos, en el Ecuador "la amplia gama de
condiciones ambientales genera una impresionante diversidad de
hábitats y tipos de vegetación" (Patricio Mena y Luis Suárez).

Según una clasificación (Cabrera y Willink, 1973) en nuestro
pequeño territorio se concentran 7 de las 35 provincias
biogeográficas de América Latina. O se reconocen 18 formaciones
vegetales y forestales, 25 zonas de vida ecológicas, 19 tipos de
vegetación, ocho pisos zoogeográficos. Y todo esto sin que se
completen estudios más detallados de la enorme variedad de
ecosistemas.

En fin, los datos sobre la diversidad biológica del país son
impresionantes (1.500 especies de aves, 25.000 especies de
plantas, 710 especies de peces de agua dulce, 324 especies de
mamíferos, etc.) y son efectivamente una excelente base para un
desarrollo turístico.

Una fiebre nace. Los más visionarios ven donde están "los huevos
de oro". A principios de los 90, se crea la Fundación Ecuatoriana
de Promoción Turística (Feprotur), iniciativa de empresarios
privados, encargada de difundir en el exterior los recursos
naturales y culturales del país. Un división de esta fundación,
Feprotur-Naturaleza, se dedica a fomentar las actividades de
ecoturismo, a través del incremento de infraestructura en áreas
protegidas.

Hace poco, se creó la Asociación Ecuatoriana de Ecoturismo,
primera organización de su tipo en América Latina, cuyo fin es
conseguir que "el turismo de naturaleza se realice con el mayor
cuidado y bajo estrictas medidas de conducta tanto para
operadores como para turistas".

Lamentablemente, como reconoce un documento oficial de la
Corporación Financiera Nacional, en la actualidad existe una gran
cantidad de operadores turísticos trabajando en el país sin la
menor consideración por el impacto que provoca el turismo en el
ambiente. Esto es incomprensible, pues como planteaba Gustavo
Vallejo Pérez en un artículo para Fundación Natura "Si hay un
sector en que conservación del medio ambiente, protección de la
naturaleza y saneamiento ambiental calzan sin controversia con el
desarrollo económico. Ese sector es el del turismo."

Entonces, si bien el Ecoturismo nace como la respuesta a una
demanda de personas no satisfechas con el turismo masivo, se
convierte para nuestros países en una opción de desarrollo
sustentable, de manejo responsable de los recursos naturales,
bajo la consideración básica de que cualquier actividad
económica, aún la simple visita en las condiciones más
controladas, genera un cierto impacto en los ecosistemas, por esa
misma razón, y para su mantenimiento en el tiempo, es necesario
minimizar ese impacto.

Pero, no todo es cuestión de ponernos la etiqueta de país
"Ecoturístico" y sentarnos a esperar por los turistas. Existen
varias consideraciones. Primero cabe la pregunta, ¿somos en su
totalidad un país que se debe dedicar al Ecoturismo,? no sería
más inteligente tomar en cuenta consideraciones de tipo regional
o local, hacer un inventario del tipo de recursos turísticos que
se pueden aprovechar, introducir conceptos como "capacidad de
carga", evaluar la fragilidad de un ecosistema, etc.

Lo realmente interesante del Ecoturismo, como lo plantea Mario
García de la Fundación Ecuatoriana de Estudios Ecológicos
(Ecociencia), es que el turismo -y el Ecoturismo con mayor razón-
se convierta en un factor dinamizador de las actividades de la
comunidad circundante donde este se desarrolla, que la población
de la región turística no se convierta simplemente en la
receptora del impacto que genera la actividad y casi no reciba
sus beneficios.

Para ello se necesitan estrategias globales, que solo el Estado
puede plantear, sin embargo éste ha sido incapaz de generar
alguna iniciativa en este sentido, encuadrando su política hacia
el sector, dentro de sus planteamientos macroeconómicos
(privatizaciones, liberación de precios, atracción de capitales
transnacionales), como se desprende del discurso dado por el
Presidente de la República en la última Convención Nacional de
Turismo.

Una vez más, hemos empezado con retraso (¿hemos comenzado
realmente?) los hechos nos desbordan y no sabemos como
afrontarlos. Un hecho es innegable: el ecoturismo será el turismo
a secas del futuro. (REVISTA CRUCERO) (P4)
EXPLORED
en Autor: César Ricaurte - Ciudad N/D

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