Quito. 13.08.91. La elevación de los precios de los
combustibles, una encrucijada que el gobierno deberá enfrentar
en el futuro inmediato, a un año de concluir el mandato
presidencial de Rodrigo Borja.

Se trata de una decisión política que responderá a presiones
internacionales relativas con la deuda externa y a políticas
económicas que exige la apertura del mercado andino en
1992.

Las resoluciones en ese sentido giran en torno a una nueva
dimensión en la que se considera prioritario la reorientación
de los subsidios. El Banco Mundial, recomendó recientemente
realizar estudios que permitan contar con bases sólidas para
discusiones de carácter social y político que implicaría un
cambio fundamental en la política de los precios de los
combustibles.

Según el Banco Mundial, el impacto de los subsidios que el
Estado otorga a los hidrocarburos favorece sobre todo a los
mayores consumidores que son, lógicamente, las familias de
mejores ingresos, en detrimento de la gran mayoría de
ecuatorianos y con ingresos menores.

Un estudio realizado conjuntamente entre la Organización
Latinoamericana de Energía (OLADE) y el Banco Mundial sobre
políticas de precios del petróleo y derivados para América
Latina y el Caribe, señala que los serios problemas
financieros actuales del sector y la baja eficiencia
energética, pueden considerarse como síntomas claros del
agotamiento del modelo de desarrollo energético vigente, en
gran medida fomentados por una estructura de precios
distorsionada y una tendencia al deterioro de los nismos en
términos reales.

El documento que acaba de editarse y al que tuvo acceso HOY
sostiene que esa deformación se debe a los subsidios a
algunos combustibles como el gas licuado de petróleo (GLP) y
el kerosene, a la desigual carga tributaria y a la creciente
falta de coherencia de las políticas de precios.

Aún con los cambios en la política de precios introducidos en
varios países de la región (Argentina, Brasil, Ecuador, Perú,
Venezuela, entre otros) persisten en la mayoría estructuras de
precios inadecuadas, apreciándose una mejoría en algunos de
ellos -aunque sin haberse corregido aún los problemas- y un
retroceso o estancamiento en otros.

Las políticas de precios internos de la energía en la región,
al igual que otros elementos de la política energética,
constituyen un factor importante dentro del manejo global de
la economía, hecho que se acentuó debido a las bruscas
variaciones registradas en los precios internacionales del
petróleo, unido a las modificaciones que sufrieron las
relaciones económicas internacionales en términos de deterioro
del comercio y las finanzas desde inicios de los años 80. Los
efectos económicos y sociales de la política de precios de la
energía son múltiples: entre los más importantes se destacan
los impactos sobre el sector externo, la inflación, el
equilibrio fiscal y la distribucion del ingreso.

Los efectos

El documento advierte que la política de precios y tarifas de
la energía utilizada como uno de los mecanismos para la
contención del proceso inflacionario tuvo un alcance sumamente
limitado o casi nulo, por cuanto la naturaleza de los procesos
inflacionarios de la región responde a factores estructurales
no totalmente controlables por la política de precios del
petróleo y derivados.

Sin embargo, fue un hecho casi unánime que los países de la
región incluyeran como objetivo la contención de la inflación
en el diseño de sus políticas internas de precios del petróleo
y combustibles.

El documento afirma que a través de precios que no reflejaron
sus valores económicos aún cuando se hayan aplicado políticas
de altos tributos a los combustibles, los ingresos fiscales no
han sido lo suficiente como para compensar en parte el gasto
público. Otra de las formas de medir este impacto es a través
del mayor gasto incurrido por la asistencia del Estado a las
empresas públicas del sector petrolero, como consecuencia del
endeudamiento que incurrieron dichas empresas en función,
entre otros factores, de una política interna de precios que,
en muchos casos, ni siquiera reflejó los costos de producción.

Del mismo modo se deduce que a partir de precios de los
combustibles que no estimularon la eficiencia energética, se
incurrió en un uso intensivo que contribuyó con mayores
emisiones de elementos contaminantes y por tanto a un más
grave deterioro ambiental.

Estructura de precios

La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) considera
como adecuada una estructura de precios en que los
correspondientes a gasolinas, kerosene y diesel tengan órdenes
de magnitud similares, mientras que el gas licuado de petróleo
y el fuel oil observen niveles inferiores al anterior.

En el primer caso se considera porcentajes de precios del
orden del 60 al 90 por ciento con respecto a las gasolinas y
del 50 al 70 por ciento, ya que los del residuo varían
sustancialmente según sus especificaciones.

En ese sentido, OLADE hace las siguientes puntuaciones:

- En el mercado internacional el costo del diesel se mantiene
en niveles similares o ligeramente superiores a una gasolina
de alto octanage, al igual que el kerosene y el turbo
combustible; los precios del residuo difieren según su
contenido de azufre y viscocidad, con valores relativos
inferiores a las gasolinas y los intermedios.

- El precio del diesel debe estar cercano al de las gasolinas
para evitar la penetración excesiva de automóviles a diesel y
para que la dieselización del transporte de carga y público de
pasajeros se produzca con base en la competitividad de la
tecnología.

- Relaciones del precio del diesel con respecto a la gasolina
inferiores a 70 u 80 por ciento pueden resultar peligrosas, a
no ser que la competitividad entre ambas tecnologías se afecte
por la vía tributaria (impuestos sobre los vehículos a diesel)

- El precio del diesel debe estar, a su vez, alejado del
correspondiente al fuel oil, para evitar la sustitución
indeseable de este último en la industria y en la generación
termoeléctrica de vapor, principales sectores donde pueden ser
utilizados.

- El empleo de productos pesados es más costoso: implica
mayores costos de operación y mantenimiento para el usuario,
debido a problemas de viscosidad, azufre, residuos, etc. Un
acercamiento entre los precios del diesel y el residuo podría
compensar dichos costos y fomentar indebidamente el reemplazo
entre ambos.

- En el caso del gas, aunque sus sustituibilidad para uso
residencial está vinculada a otros energéticos no derivados
del petróleo como la electricidad y el gas natural, su precio
no debería estar excesivamente por debajo de las gasolinas y
el diesel, para evitar el manejo indebido en el transporte y
en la industria.

- El precio del kerosene no debe estar por debajo de los de la
gasolina y el diesel, también para evitar su empleo a precios
subsidiados en el transporte o la industria.

Los impactos de las políticasLa utilización de los precios de
los combustibles como instrumento de estabilización no ha
tenido éxito, por cuanto su incidencia en los costos de
producción y en la canasta de bienes de consumo final es
modesta, a excepción de algunas industrias de uso intensivo de
energía y del sector transporte.

OLADE sintetiza el impacto del ajuste de los precios de los
combustibles en los siguientes aspectos:

- Un incremento del 100 por ciento en el precio de los
combustibles provocaría para diferentes países, aumentos de
los costos de producción entre un mínimo del 1.7 por ciento y
un máximo del 8.7, siendo el promedio del 4 por ciento.

- Uno de los impactos más importantes del aumento de precios
de los combustibles recae sobre el sector transporte (15 por
ciento en promedio). Sin embargo, se ha observado casos en que
el aumento de las tarifas públicas de dicho sector no siempre
guarda relación directa con la incidencia de los combustibles
en sus costos, por cuanto se considera la elevación de todos
los demás insumos, que en conjunto pueden ser más importantes
que los combustibles.

- Como resultado del aumento de los precios de los
combustibles no solo se producen una serie de incrementos en
los precios sectoriales y al consumidor final, sino que se
pueden generar presiones inflacionarias como consecuencia del
accionar de los dos principales actores del sistema
productivo, es decir trabajadores y empresarios, dando lugar a
una tasa de inflación "social", cuyo origen puede ser la
especulación.

- Este fenómeno, que ocurre frecuentemente en la mayoría de
los países de la región y que obedece en parte a la falta de
competitividad de los sectores productivos en el marco de
economías protegidas, se estima en el orden de tres veces
superior a los aumentos que registrarían los costos de
producción, llevando a efectos inflacionarios totales del 12
por ciento. (A-2).
EXPLORED
en Ciudad N/D

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