Quito. 29.05.94. En el mes de octubre de 1993, se aplicó una
batería de preguntas sobre el tema de la deuda externa
ecuatoriana en dos encuestas simultáneas en las ciudades de Quito
y Guayaquil.

Puesto que el Gobierno Nacional al fin alcanzó un acuerdo con la
banca internacional para reiniciar el pago de la deuda, el tema
vuelve a ser de actualidad y nos parece importante ofrecer a los
lectores de HOY algunas reflexiones sobre las opiniones de la
población ecuatoriana sobre este tema.

La encuesta pretendía indagar acerca de las opiniones, ideas que
la gente tiene sobre el tema de la deuda externa, tratando de
comprender las percepciones e imágenes que se construyen a través
de múltiples fuentes de información. El conocimiento superficial
que, se sabia de antemano iba a expresar la población, fue el
punto de partida para la elaboración del texto de las preguntas.
Así, no nos propusimos averiguar si la gente maneja correctamente
los conceptos que rodean al problema, ni si estaba al tanto de
los acontecimientos más recientes que se han producido al
respecto. Más bien, las preguntas tomaron un giro moral y
práctico , planteando frases generales que expresaban ideas
comunes y sencillas.

Por eso el abordamiento del análisis de los datos se han hecho
desde el punto de vista de un neófito, sin introducir elementos
teóricos ni datos empíricos elaborados. El resultado de la
encuesta se expone en este último capítulo trata de reflejar
únicamente las opciones de los ciudadanos comunes de las ciudades
de Quito y Guayaquil.

En las dos ciudades en las que se aplicó la encuesta, las
personas con un alto nivel de instrucción tienen mayor
conocimiento del monto de la deuda. En Quito, sin embargo, las
personas sin instrucción dieron más con la cifra correcta que las
que tienen instrucción primaria o secundaria (28% frente al 14% y
21% respectivamente).

¿ES POSIBLE PAGAR LA DEUDA EXTERNA?

"Es imposible pagar la deuda externa". Esta fue la primera de
una serie de frases que fueron planteadas a los encuestados para
que respondan si se encuentran acuerdo, completamente de acuerdo,
en desacuerdo o completamente en desacuerdo. La formulación de
frases-tipo nos permite establecer si existe consenso o disenso a
propósito de tesis que son promovidas por ciertos sectores de la
sociedad. Acerca de la imposibilidad del pago de la deuda
externa, este ha sido un argumento central para quienes optan por
el giro político del problema: no debemos ni podemos pagar.

Sumando los valores de "de acuerdo y completamente de acuerdo" y
"en desacuerdo y completamente en desacuerdo", obtenemos como
resultado que para el 61% de los guayaquileños y el 57% de
quiteños resulta imposible que el Ecuador pueda cancelar su deuda
externa, y para el 35% y 40% de ambas ciudades respectivamente si
es posible hacerlo.

El resultado anterior, sin embargo, habla más de la confianza del
país en sus gobernantes que de la real capacidad de pago del
Ecuador, ya que la gente piensa que es posible y conveniente
ponerse al día en las obligaciones internacionales. El 84% en
Guayaquil y el 77% en Quito se mostró de acuerdo en que "si
pagásemos la deuda, el país recibiría nuevos préstamos para su
desarrollo". Sin embargo, en otra pregunta, la gente expresa su
temor: "si pagásemos la deuda externa el país podría quedar más
pobre"; el 66% en Guayaquil y el 53% en Quito dijo estar de
acuerdo.

Si comparamos los resultados de Quito y Guayaquil, podemos
apreciar que el aspecto que ofrece mayor consenso es la
conveniencia del pago de la deuda si esta acarrea la llegada de
créditos y apoyo financiero, condición planteada en el texto de
la frase que se leyó al encuestado. En las dos ciudades el
porcentaje de " desacuerdo" es el más bajo en comparación a los
otros tópicos medidos. Hay que decir, por lo tanto que los
ecuatorianos expresan una actitud ambigua asignada por la
desconfianza ene que actos de esta naturaleza puedan producir
efectos positivos.

"¿Y, si manejaramos con orden nuestras finanzas, sería posible
pagar la deuda externa?". Esta pregunta entraña la actitud que
debería asumir el país ante el tema. Las preguntas que se
formulaban anteriormente lo tomaban como una instancia más bien
lejana. La última en cambio obliga al entrevistado a pensar en
la nación en la que vive y en el qué hacer. Una mayoría muy
sólida se mostró confiada en que sería posible pagar la deuda si
hubiera un manejo adecuado de la economía: el 85% en Guayaquil y
el 79 % en Quito.

En la encuesta aplicada el 7 de mayo igualmente preguntamos "Si
es conveniente para el país que haya renegociado la deuda
externa" los datos comprobaron lo antes dicho. El 54 % en Quito
y el 51% en Guayaquil están de acuerdo con la conveniencia de la
renegociación.

LA DEUDA EXTERNA Y LA POLITICA

Más allá del sentido moral que entraña pagar o no pagar, de si es
honesto hacerlo porque simplemente pedimos y ahora hay que saldar
esa cuenta, la deuda aparece como una cuestión de índole
política. Según una idea de sentido común, el mundo se encuentra
divido entre países pobres y países ricos, relacionados de forma
desigual, en donde unos explotan y otros son explotados. Esa es
otra entrada analítica para este estudio de la opinión pública y
la planteamos mediante dos frases argumentales, cuyo resultado se
expone a continuación.

"La deuda externa es un pretexto de los países desarrollados para
explotar a los países pobres". Un enunciado que resume en buena
parte los argumentos de los que están contra un tratamiento
meramente económico del asunto. Esta frase contó con el acuerdo
del 78% de los guayaquileños y el 83% de los quiteños y con el
desacuerdo del 16% de los quiteños y el 15% de los guayaquileños.

"Los países pobres deberán ponerse de acuerdo en no pagar la
deuda externa". Una propuesta tantas veces escuchada en foros,
editoriales y discursos. Esta frase concita el apoyo del 63% en
Guayaquil y del 70% en Quito. No están de acuerdo el 28% de
guayaquileños y el 25% de quiteños. Con respecto a la frase
anterior, esta, más militante, mas arriesgada, concita un apoyo
menor, aunque sigue siendo mayoritario.

La frase además de principios ideológicos, trae consigo
consideraciones morales y prácticas para el encuestado. Cual de
estas entradas es la usada al momento de responder es una
cuestión difícil de resolver. Basta decir que los datos están
reflejando una cierta tendencia de actitud y pensamiento de la
gente y que esta suele ser más instintiva, por usar un término,
que racional.

Sin duda alguna el tema de la deuda externa ha sido utilizado por
la mayoría de los sectores políticos. Este hecho ha provocado en
la ciudadanía confusión y un percepción ajena a la realidad, ya
que el sistema político está desprestigiado, tanto en sus
componentes representativos como administrativos.

Así, a despecho de muchos análisis económicos serios, para la
gente el pago de la deuda es posible siempre y cuando haya un
gobierno honesto y responsable, partiendo del hecho de que con
este pago nosotros accederíamos a créditos nuevos para el
desarrollo del país.

Es interesante ver como en un principio es "imposible pagar la
deuda externa" para la mayoría de los entrevistados, pero una
posibilidad nace cuando se plantea como alternativa un cambio de
actitud de la clase dirigente.

La desconfianza hacia la autoridad política también se expresa en
el rechazo de los mecanismos posibles para solucionar este
problema, cualesquiera que estos sean, ya que, siendo estos
producto de esta clase desprestigiada, si se piensa que hay gato
escondido o que, con esto, la mayoría vamos a ser más pobres y
los privilegiados mas ricos.

Como dijimos, todo proceso de opinión pública tienen tiene que
ser orientado por informantes calificados. Una campaña en la que
no se busquen réditos políticos es indispensable. Además, es
sabido que los intelectuales del país han venido produciendo
extensos análisis cargados de conceptos difíciles, con
complicadas conclusiones, donde las noticias no cumplen su
requisito principal de sencillez y donde los ciudadanos comunes y
corrientes sintetizan estos conceptos de forma ambigua e
inmediata haciendo juicios de valor según la coyuntura.

Sin existir argumentaciones claras ni una autoridad con la
suficiente credibilidad para informar sobre el tema, la gente
actúa en tal virtud de supuestos más que en referencia a
criterios reales.

¿CUANTO DEBEMOS?

Tratándose de un asunto que se halla de la realidad cotidiana de
la gente, antes de recoger opiniones y juicios, tratamos
previamente de conocer cuánto sabe la gente sobre la deuda
externa. Este es un asunto que carece de una definición simple,
por eso pensamos que obtendríamos un dato más útil preguntando
cuánto debemos.

El monto global de la deuda externa bordea los doce mil millones
de dólares. Una cifra bastante difundida en los medios de
comunicación pero que resulta de difícil aprehensión para la
población. En realidad, esa cantidad resulta inconmensurable por
lo que vamos a ver a continuación.

Planteamos cuatro alternativas de respuesta: ¿debemos mil
millones, diez mil millones, cincuenta mil millones o cien mil
millones de dólares? la respuesta correcta -diez mil millones
puesto que es una cifra más aproximada al volumen real de la
deuda- fue señalada por el 23% de los quiteños y el 18% de los
guayaquileños. El resto de encuestados se inclinó por una de las
tres opciones restantes o no respondió a la pregunta, es decir,
el 77% en Quito y el 82% en Guayaquil.

Los que más se equivocaron en sus respuestas fueron los
guayaquileños porque mencionó el dato más alto -cien mil
millones- el 31%, luego el más bajo -mil millones- el 20% y no
supo responder el 20%. En Quito la mayor cantidad de personas
dijo que no sabía cual de las opciones escoger (40%) y empataron
en porcentajes los que dijeron que la deuda es de cien mil
millones y los que dijeron que es de diez mil millones (23%).
Por lo que podemos apreciar, el valor total de la deuda externa
ecuatoriana tiende a ser imaginada mayor o menor de lo que es en
realidad. (2A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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