Quito. 28.08.95. Años después de los sucesos de Taura, no
pocos analistas han coincidido en que el destino del ex
presidente León Febres Cordero podía haber llegado a su fin,
el día que fue secuestrado en esa base militar, de no mediar
la habilidad de ciertos funcionarios del Ejecutivo que
"secuestraron" al vicepresidente Blasco Peñaherrera, en
Carondelet, y a la acción del entonces presidente del
Congreso, Andrés Vallejo, que tardó en reunir al Congreso, que
podía haber "facilitado" la sucesión constitucional.

Cierto o no, un episodio capital para la vida nacional como
fue el de Taura, podría ser parangonado con lo que está
pasando hoy en día en Ecuador, con el juicio al vicepresidente
de la República, Alberto Dahik, aunque el escenario y los
hechos sean diferentes, ya que hoy no hay ni secuestrados ni
sublevados.

La similitud va por el andarivel de la acción de las
dirigencias partidistas que en el juicio penal a Dahik, parece
que están más preocupados en sus cálculos
político-electoralistas y hasta familiares, que conseguir se
haga justicia, sancionando o exculpando al segundo mandatario,
quien se halla procesado penalmente en la Corte Suprema de
Justicia (CSJ) por un asunto de fondos reservados. Y sobre
quien pesa la amenaza de un juicio político en el Congreso,
por acusaciones suyas contra algunos diputados y magistrados
de la Corte.

Pero los hechos se precipitaron el viernes en la noche, cuando
el presidente de la CSJ, Miguel Macías Hurtado, dictó orden de
prisión contra la ex alcaldesa de Guayaquil, Elsa Bucaram, por
el famosa caso de la chatarra.

El cálculo de sacar a Macías, antes que falle contra Elsa,
fracasó. Pero su destino estaría escrito. El mismo lo dijo el
viernes cuando sentenció que al dictar la providencia, firmó
su destitución.

Defenestrar a Macías es para el PRE cuestión de "honor". Así
castigarán su "osadía" por la providencia, y cumplirán la
palabra de su líder, Abdalá Bucaram, que aseguró que "lo más
importante es la destitución de Macías aunque apresen o maten
a mi hermana Elsa".

En tanto para el MPD que ha promovido el enjuiciamiento del
magistrado, por un fallo suyo que afecta los intereses del
IESS, y al que se han sumado conservadores y roldosistas,
aunque por razones diferentes, es asunto de "palabra
empeñada", a pesar que diputados como Diego Delgado, proponen
la postergación del proceso, hasta que culmine el caso Dahik.

Así las cosas, los intereses y cálculos partidistas moverán la
justicia. Por ahora nadie puede asegurar si un nuevo titular
del Congreso (se habla de Solórzano Constantini, ¿del PRE?)
operará con la misma "diligencia" que había obrado Macías. El
futuro del juicio es incierto.

LA ID Y DP SON LAS CLAVES

Versiones periodísticas han repetido que la ID y la DP son
"claves" en el juicio a Macías. También lo serán en el destino
de Dahik.

Pero la actuación de los centroizquierdistas es un misterio,
aunque Alfredo Vera (ID) ha anticipado que deberían ser
sancionados los dos: Macías y Dahik, "el primero por haber
atracado al Estado al haber condenado al IESS a pagar 9 mil
millones de sucres en forma ilegal, y el segundo por haber
abusado de los dineros del Estado, colocando los fondos
reservados en las cuentas personales de sus secretarios".

Pero en el juicio a Dahik estarían en juego otras "razones":

a) La preocupación de que si el vicepresidente es condenado y
destituido, el país perdería la ocasión de conocer "todo lo
que Dahik sabe", y que pondría al descubierto a un buen número
de políticos y líderes, que sería saludable para el país.

b) cierto temor de que si Dahik es sancionado, los
socialcristianos podrían levantarse con bonos que
"asegurarían" el triunfo de Nebot, terrible para el futuro de
la tendencia, cuya cúpula ha empezado a "rearmarse", en torno
a Rodrigo Paz.

Estas sospechas de naranjas y verdes, compartirían sectores de
izquierda, que no se perdonarían que sus "enemigos" del PSC,
acusados por Dahik de ciertas irregularidades, puedan salir
triunfantes de este duro episodio. Y también por Abdalá que no
querrá arruinar la nueva mayoría congresil, conseguida a pulso
por él, justamente para "frenar" a Nebot.

Así se explicaría, también, su sorpresiva "petición" al
presidente Durán Ballén de que anticipe las elecciones del 96,
que podría arruinar a los socialcristianos, en momentos en
que, según Informe Confidencial, todos los candidatos
presidenciales han mermado puntos en las encuestas, con
excepción de Bucaram que habría subido.

¿HAY RIESGOS DE UNA DICTADURA?

Pero mientras el proceso penal continúa, rumores de que la
democracia estaría en peligro han echado a rodar sectores
interesados, a los que el país parece no importarles.

La falacia proviene de quienes, cometiendo actos dolosos, han
hecho mal uso de la democracia, que ahora pretenden
protegerla.

Pero el país debe estar tranquilo. Hablar de "riesgos" de una
dictadura ha sido un viejo recurso bajo el cual pretenden
escudarse los corruptos. No hay que olvidar que, maligna como
es, la corrupción practica un juego sucio:

Por un lado, hace pensar que la democracia es incapaz de
controlar la podredumbre administrativa, abriendo el paso a
falsos profetas que prometen mundos puros bajo autoridades
férreas. Pero cuando se arriba a un juzgamiento, se encarga de
regar el rumor de una desestabilización del sistema.

Nada más falso, primero porque solo bajo las democracias han
podido ser juzgados y sancionados incluso jefes de Estado,
cosa que en las dictaduras y gobiernos totalitarios es
imposible. Y, segundo, porque una sanción a un alto
dignatario, aunque es una durísima prueba, fortalece la
democracia, que se fragua en el rigor de estos procesos.

"El juzgamiento a una alta autoridad es una demostración de
que la democracia es efectiva, que tiene poderes, porque en
una democracia no solo tiene poderes el Ejecutivo y todo el
organismo de su alrededor, sino también el Legislativo y el
órgano judicial", ha dicho, con razón, el arzobispo de Cuenca.

En igual tenor se han expresado los militares que aseguran que
la democracia no está en peligro. Y que ellos son sus
garantes.

Hablando ante sus coidearios socialdemócratas, en 1971, el
entonces presidente de Francia Francois Mitterrand, al
referirse a la corrupción, concluía que todo es por "el dinero
que corrompe, el dinero que mata, el dinero que pudre hasta la
conciencia".

Y si por el dinero y el poder han podrido sus conciencias
algunos malos ecuatorianos, la mayoría que es honesta está
obligada a sancionarlos, amparándose en las leyes, sin
permitir que cálculos electorales entorpezcan la justicia, que
en nuestro país, lamentablemente, está atada a los intereses
políticos. Por eso nadie se atreve a presagiar el final del
juicio penal ni del político al segundo mandatario.
(Diario HOY) (2A)
EXPLORED
en Autor: Thalía Flores - [email protected] Ciudad Quito

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