Quito (Ecuador). 28 Jun 96. Un fin de siglo se presta para grandes propuestas.
Y un fin de milenio para ensayar la apocalipsis.

1896

Las guerras liberal-conservadoras habían acumulado, solo en ese
año, más de un centenar de muertos. Hacia el final, un violento
ataque alfarista a Cuenca se sellaría con 1.250 víctimas
mortales.

Entre tanto, un incendio asolaba Guayaquil. Un hombre, un tal
Juan Tello, era fusilado en el malecón, acusado como responsable
del flagelo, mientras el pueblo gritaba en las calles que se
habían abolido las diferencias sociales, porque el incendio
igualaba a todos.

Se preparaba una Convención Nacional que dictaría una
Constituyente, proclamando la educación laica y la libertad de
cultos, el fin de la pena de muerte.

La única revolución de nuestra historia culminaba con la toma
liberal del poder.

1996

Otro fin de siglo se aproxima, con una diferencia con el
anterior: por ninguna parte se presagian fuerzas políticas y
sociales que emprendan en cambios profundos.

Un paradigma en ciernes, se sustenta en propuestas más bien
pragmáticas: confiar lo público en manos privadas; continuar
articulándonos a una aldea global; romper siglo y medio de
centralismo; cambiar radicalmente de hábitos frente a la
naturaleza. En la trastienda, una tesis con sabor a utopía:
construir un nuevo país sobre la base de su diversidad y de una
democracia participativa, con ciudadanos con derechos y viviendo
sus identidades.

¿Pero cómo? ¿Con quién?

Uno de los dos finalistas en las elecciones presidirá este gran
interrogante. Y lo hará con una población que fue, en gran
medida, a regañadientes, hasta el borde de las urnas. Y sus
respuestas, como candidatos, demuestran que no hay un solo sueño
pendiente.

Sus respuestas tienen dimensiones inmediatas y raspan la
superficie.

Estas páginas invitan a imaginar unas cuantas crisis muy
concretas y muy posibles, sobre las cuales se interrogó a Jaime
Nebot y Abdalá Bucaram, de modo de conocer cuál el sentido de sus
reacciones. No están aquí todos los escenarios posibles por
venir, ni tampoco todas las crisis que oscurecen el futuro. Están
unos pocos, como para aproximamos al fin del siglo. Tomados casi
al azar.

NINGUNA NOVEDAD PARA UN PAIS EN TINIEBLAS

¿Cuántas veces, en estos últimos años, las ciudades se quedaron
en tinieblas y se paralizaron ocho, diez horas diarias?

Ante los apagones, se multiplicaron por miles las plantas
térmicas, acabando por sepultar las ciudades bajo una niebla de
gases y de ruidos. El Estado juntó sus ahorros y ofreció
subsidiar el combustible. La proliferación de las plantas
térmicas se volvió, entonces, incontrolable.

Los sistemas hidroeléctricos -particularmente el Paute- viven,
desde el último régimen -de Sixto Durán- su agonía, lo que nos
pone frente a un futuro de improvisaciones y nos condena a una
crisis, que ya no es, ni mucho menos, un tránsito entre un
momento y otro. Los ecuatorianos hemos patentado otra definición
de crisis: es un estado de postración prolongado.

¿Qué piensan los candidatos?

Jaime Nebot cree que la reacción debe ser la misma desde hace
mucho tiempo: impulsar al máximo los nuevos proyectos
hidroeléctricos.

Es duro con la proliferación de motores individuales: "No debió
dejarse llegar al estado en el que se encuentra; no debieron
venderse las plantas termoeléctricas, ni permitirse
irresponsabilidades en el mantenimiento y en la operación de las
que existen."

Nebot propone algo que no se ha ensayado aún: el gas. "Tenemos
casi 30 años hablando de la explotación del gas del Golfo y
todavía no se concreta esa explotación."

Mientras tanto, las debilidades de la improvisación. Nebot
propone traer las barcazas que nunca llegaron.

Y otras propuestas: educar en la reducción de consumo de
electricidad y energía. Transformar los equipos de uso doméstico
e industrial, hacia una visión de ahorro. Tomar precauciones
contra los daños sobre el medio ambiente.

Abdalá Bucaram no tiene nuevas respuestas para este estado de
cosas y nos remite a su hermano Jacobo, que es ingeniero. Jaime
Nebot insiste en el diagnóstico y propone la medida clásica:
nuevas plantas hidroeléctricas, acompañada de dos o tres ideas
nuevas, pero subsidiarias.

¿La imaginación? Cero. Parecería que no hay otras salidas, y
dicen que bajo tierra el Ecuador tiene fuentes de calor como para
iluminar los cuatro costados de este país. Pero seguimos pensando
en elefantes hidroeléctricos y petróleo caro para los ratos de
apuro, cada vez más persistentes.

Abdalá es, al fin, honesto: "Yo creo que no soy un técnico en la
materia. Sin embargo yo quiero expresarle que dudo mucho de que
los subsidios a la energía térmica los merezcan quienes los
reciben. Yo creo que ahí también hay un proceso de moralización
que debe ser aplicable. Yo tengo un técnico en la materia y
conoce mucho del caso, como es Jacobo Bucaram.

¿QUE HAREMOS POR LA PAZ?

Difícil asumir un Ecuador en paz. Un Ecuador que haya alcanzado
un acuerdo definitivo con el Perú, y sepa, ¡al fin!, dónde
comienza y dónde acaba.

Acostumbrado a vivir desde 1830 con su conflicto territorial,
moldeado y planificado a partir del conflicto territorial ¿qué
hacer cuando ya no exista un enemigo en el horizonte? ¿Cómo
acostumbrarse a la paz y aprovecharla?

Las respuestas son evasivas.

Parecería que es difícil imaginar un Ecuador real.

Abdalá Bucaram prefiere irse por la retórica: "Yo soy de los
hombres que cree que no deberían existir fronteras en el mundo.
Soy de los hombres que cree que el auténtico concepto de
soberanía no radica solamente en el símbolo patrio, en el escudo,
en el amor a la bandera y en la defensa de la territorialidad.

Nosotros somos algo más que fronteras, somos algo más que tierra,
somos seres humanos y el principal criterio que tiene que
exponerse para definir un concepto de soberanía es que soberanía
es el hombre."

Jaime Nebot, habla de esta "bendición de Dios", pero en lo
terrenal, es desconfiado:

"Nunca hay que pensar que los problemas de verdad se acaban. Un
problema es el eventual inicio de otro. Yo creo que ahí el país
debe hacer lo que nunca ha hecho y lo que a lo mejor ha sido una
de las grandes causas del problema: implantar fronteras vivas.
No se defiende el país solo a base de fusiles. Se lo defiende
también cuando en el resto del país tiene usted niños y jóvenes
preparados, educados no desnutridos".

Y pensando en qué hacer a partir de esta eventualidad, Nebot
habla de comenzar por determinar el exceso de armamentismo.
"Siempre hablo de exceso, porque no quiero que se confundan las
cosas.

Mientras tanto, para Jaime Nebot hay cosas que hacer este
momento: aprovechar a fondo todo lo que serían proyectos
binacionales, intercambio cultural, tecnológico y económico,
comercio binacional, integración.

"Pienso que, quizá, lo más importante es librar del temor que
existe sobre todo a la zona fronteriza, que vive con el fantasma
de ser invadida, de lo que significa una guerra.

LA SALUD PRIMERO, LA PRODUCCION PRIMERO

Llegamos al gran dilema: ¿Qué hacer en el futuro con la plata que
dejan las ventas de las empresas públicas?

Aquí difieren las respuestas. Bucaram opta por invertir en
producción, Nebot en aplicar subsidios sociales.

Primero, dice Abdalá Bucaram, no gastarla en salvar de la quiebra
al Banco Continental. Después "yo lo destinaría a la agricultura.

Es inadmisible que 50 por ciento de la exportación ecuatoriana
sea agrícola exportable y, sin embargo, estemos descapitalizando
los campos. En 30 años vamos a tener desiertos. Solamente en
productos no tradicionales se ha dejado de producir cerca de un
millón de hectáreas en los últimos 20 años, eso se llama
descapitalización.

" Yo soy exportador y no estoy todavía totalmente capacitado para
serlo porque no tengo tiempo, no tengo los incentivos, pierdo
dinero. Aquellos que capitalizan en este momento la exportación,
son los que tienen los barcos y de las conexiones de las
embajadas."

Jaime Nebot, mientras tanto, no duda en su respuesta: salud y
después educación. "Y digo, sin dudar, salud, porque los muertos
o los enfermos ni comen, ni trabajan, ni van a las escuelas, ni
a las universidades."

LOS CONFLICTOS SOCIALES SON DEL PASADO

Tampoco los dos finalistas creen en los escenarios dramáticos,
en los conflictos sociales incendiando el país. Su presencia en
la Presidencia -dicen con muy poco sentido común- bastará para
conjurarlos. Prefieren negar la posibilidad de que ocurran.

¿Un nuevo levantamiento indígena, como el que sorprendió al
régimen de la Izquierda Democrática en 1990? ¿Los campesinos y
los indígenas cerrando las carreteras, por ejemplo en defensa del
seguro campesino, como ocurrió hace apenas unas semanas? ¿Paros
cívicos, esta vez no comandados por "fuerzas vivas" dispuestas
a negociar cualquier cosa, sino controlados por comités y
asambleas bien estructuradas, con amplia participación popular?
¿Maestros y trabajadores hospitalarios parados? ¿Toda esta
conflictividad al mismo tiempo? "Nones", responderán. Ni Bucaram
ni Nebot creen que eso les va a ocurrir.

¿Y si ocurren?

Para Nebot, ese escenario pertenece al pasado. "Es un escenario
histórico, ese no es un escenario futuro."

Y prosigue con la lección de política elemental: "Yo creo que
una de las habilidades de un gobernante justo, sereno y eficaz,
es evitar conflictos, así como la política moderna de salud es
evitar enfermos. Claro, hay que curar a los que se enferman, pero
hay que evitar que la gente se enferme. Hay que evitar problemas.
Yo creo que el indigenado hoy día tiene un liderazgo y tiene una
representación, lo cual hace más fácil la interlocución. Esas
cosas son válidas y positivas.

"Yo creo que el diálogo permanente y la atención de los reclamos,
en la medida que sea posible, y la comprensión de que hay
reclamos que no son posibles, van a evitar este tipo de
situaciones.

Si se dan, hay que tratarlas con tino, pero con firmeza, porque
no se pueden permitir ciertas situaciones que desestabilizan la
convivivencia normal en el país. Pero la firmeza no está
divorciada del respeto a la ley, no está divorciada de la
prudencia, no está divorciada del diálogo".

Bucaram sale del paso con una metáfora: "Quiero recordar las
palabras del general Torrijos en Panamá... Cuando, siendo
capitán, reprimían a los estudiantes, siempre sintió que las
balas no iban en la dirección correcta".

¿Arrogancia en los dos? ¿Ingenuidad? ¿Un poco de ceguera?
Abdalá observa cómo se dispara en la dirección equivocada. Nebot
dicta cátedra, y cuando fracasa la lección de política y el
conflicto ocurre, responde con lo que ha sido su discurso los
últimos años: diálogo. Agotado el diálogo, la ley. ¿Aplicada
cómo?

¿Acaso estamos frente a un escenario improbable, imposible? Todo
es posible en un país frágil. Hasta que un rayo caiga en la
mismísima pista de un aeropuerto... Ocurrió hace cuatro días.

¿INGOBERNABILIDAD CONMIGO? JAMAS

Un ex-presidente ha planteado que, cualquiera que sea el que
gane, será necesario aliarse en el parlamento con el perdedor
para organizar una oposición que detenga los abusos del
Ejecutivo.

A partir de allí es posible imaginar un escenario de
ingobernabilidad: las propuestas económicas lanzadas por el
Gobierno comienzan a ser bombardeadas por el Parlamento y por
distintos sectores sociales. Las encuestas -sensibles y
perversas- hablan de la caída de popularidad de un presidente
que, en un régimen presidencialista, concentra poderes y odios.
Las pugnas se anuncian. Las protestas se multiplican. Los
partidos piensan en el año 2000.

La respuesta, para Nebot, es simple.: "Conmigo eso no va a
pasar".

Abdalá suelta una prédica:

"Yo creo que allí radica justamente la condición del líder y la
necesidad de tener como presidente de la República a un político
y no a un administrador de un Estado. El político es el hombre
que concerta, que trata con muchas voluntades".

¿Y quién puede ser para Abdalá ese gran concertador, sino el
propio Abdalá?

"Yo he concertado con casi todas las fuerzas políticas. Yo he
logrado tener un frente social y político solidario con el
candidato Bucaram, a pesar de todas mis profundas debilidades.

Los he logrado convencer y no de ahora. Los pude reunir para el
10 de agosto del 95. Los reuní para tumbar a un inmoral que
estaba en la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Creo
poder reunirlos ahora.

"Creo que una actitud de rectoría moral como la que yo pienso
implantar, va a permitir que la oposición ecuatoriana tenga su
amplio espacio dentro del combate de la corrupción y dentro del
combate de los errores del Gobierno que siempre existen."

"Conmigo no va a ocurrir" dice Nebot. "Conmigo no va a ocurrir"
dice Bucaram. Y en el fondo del escenario virtual, un Congreso
con fuerzas políticas dispersas, donde difícilmente uno de los
dos alcanzará una concertación sin obstáculos. En el fondo del
escenario de la crisis, millones de electores votando por el
menos malo... ¿Todo está dispuesto, acaso, para que la
gobernabilidad se consiga en tres chinchos?

EL MUNDO TENDRA PACIENCIA TODAVIA

Los dos candidatos piensan que no hay que exagerar. Que el resto
del mundo no va a tomar aún represalias contra nosotros por el
maltrato al medio ambiente. No.

El escenario de crisis pintado ante los dos candidatos dice lo
siguiente:

Supongamos que la banca multilateral se cansó de aplicar una
política de incentivos a lo países que combaten la contaminación
ambiental y la degradación de los recursos naturales. Ha
decidido, más bien, bloquear los crédito internacionales a
países como el Ecuador, donde el medio ambiente sea tierra de
nadie, porque en la Amazonía se denuncian nuevos derrames
petroleros, fracasan las políticas de control en las grandes
ciudades, continúa la deforestación privada, la contaminación
alcanza niveles por sobre los soportables. De este modo, de un
día para otro, el país pierde sus créditos en el exterior.

Jaime Nebot se pone más dramático aún: en la pregunta "no se han
incluido el caso de la gasolina con plomo, de los desechos
infecciosos de los hospitales que contaminan a la gente, la
contaminación de los ríos por desechos tóxicos de las empresas
y por falta de tratamiento de los desechos humanos... En el
Ecuador hay un Gobierno que importa DDT; por ahí deberíamos
empezar, porque un Gobierno no puede hablar de cuidado del medio
ambiente y desarrollo sustentable si el único acto visible que
hace eso es importar productos prohibidos."

Pero a pesar de meter más leña al fuego, Nebot no cree que la
banca internacional vaya a castigarnos y debemos, más bien,
pensar en serio en acceder a créditos internacionales no
reembolsables, "que los hay en gran medida, para este tipo de
asuntos, como los hay para ciencia y tecnología y que el Ecuador
no los aprovecha."

Abdalá Bucaram tampoco cree en que ocurra ese escenario. Afirma
que el país pierde sus créditos en el exterior por la falta de
preparación del Gobierno, no por las circunstancias. "Ellos no
van a dejar de dar el crédito porque nosotros estemos
contaminando el medio ambiente."

Ninguno de los dos cree que está próximo el escenario de crisis
de los créditos externos. No lo creerán, tal vez, hasta que metan
la mano en la llaga del costado. Entonces podrá ser muy tarde...

SIN MI... EL DILUVIO

Y hay un escenario último. El que ninguno de los dos quiere que
ocurra: que el otro sea, a partir del próximo 10 de agosto,
presidente de la República.

Para Nebot, ese escenario sería el del desastre. Nebot piensa
que ya advirtió de ese desastre al país en 1992 y vuelve a
advertirle hoy. "Eso significaría atropello a la condición
humana, ineficacia, desempleo. Y yo seguiría cumpliendo con mi
papel, que es criticar lo que tenga que criticar y dar
alternativas para lo que tengo alternativas. Quiera Dios que
este escenario no se dé y especialmente lo quiero para ustedes
(de la Sierra), porque nosotros ya lo sufrimos y sabemos cómo
defendernos. Ustedes no lo han sufrido y no tendrían tiempo para
aprender a defenderse."

Abdalá Bucaram, por su parte, habla de respetar el resultado
electoral y colaborar para que el país salga adelante, pero
anuncia reiteradamente en sus discursos el apocalipsis de un país
entre las manos de Jaime Nebot. "Los oligarcas quieren un gerente
para que dirija el Estado" afirma.

En el fondo, los políticos siguen siendo los mismos. Hace más de
tres décadas, frente a la derrota, el socialcristiano Camilo
Ponce declaró ante a la misma pregunta: "Me sentaré en la puerta
de mi casa a ver pasar el cadáver de mi enemigo."

MUY POCO POR LA SEGURIDAD`

La seguridad ciudadana está en crisis. Por todas partes existen
cuerpos privados de seguridad. La Policía tiene algunos éxitos
que la justicia no confirma. La delincuencia vive una cadena
perpetua en las calles y en las prisiones. Los delincuentes pasan
su vida entrando y saliendo de las cárceles y la Policía los
conoce, sabe donde se mueven pero sólo actúa sobre los delitos
consumados.

¿Qué hacer?
Luchar contra las causas de la inseguridad, afirman los dos.
Y las causas van desde la falta de moral y educación, hasta la
miseria. Entonces, la seguridad seguirá siendo un dramático
escenario hasta el próximo siglo.

Mientras tanto, para Jaime Nebot "hay que aprehender a los
delincuentes, hay que hacer una nueva Policía -no la privada-
porque se prestará, a la corta o a la larga, a los excesos-, hay
que despolitizar a la justicia con un sistema de rehabilitación
del reo y recursos para el sistema penitenciario."

Bucaram agrega que hay que comprometer a las Fueras Armadas en
el control de la delincuencia.

En síntesis, propuestas remotas para casualidades lejanas y
profundas. Robustecimiento de la represión y declaración de
buenas intenciones, para la inseguridad de cada día. (DIARIO HOY)
(P.P. 6-7A)
EXPLORED
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