Quito. 8 ene 2002. Valeria Merino, directora ejecutivo de la Corporación
Latinomericana para el Desarrollo (CLD)

Su experiencia al frente de la Corporación Latinoamericana para el
Desarrollo, organización que desde 1990 trabaja en reforma judicial en el
Ecuador, hacen de Valeria Merino una voz autorizada para referirse a los
retos que deberá asumir el nuevo presidente de la Corte Suprema de
Justicia, que será elegido mañana. Merino señala que dicha autoridad debe
ser un líder dispuesto a jugarse por entero en cada una de sus acciones,
con total independencia. No obstante, afirma que no es un pecado que los
magistrados tengan una tendencia política. (PM)

¿Cuál debe ser el perfil del presidente de la Corte Suprema, quien a la
vez es el presidente del Consejo Nacional de la Judicatura?

El perfil del presidente de la Corte ya no puede ser solo el de un
jurista, sino el de un líder, el de una persona que tenga un
entendimiento profundo de los problemas del sistema de justicia, que está
dispuesta a enfrentar la problemática de forma valiente, y que es capaz
de convocar a la cooperación internacional y a las otras entidades del
sistema.

¿Cuáles son las tareas urgentes que tendrá que afrontar el nuevo
presidente?

El Consejo de la Judicatura es responsable del proceso de reforma
judicial y su cabeza es el titular de la Corte. Allí hay varias tareas
fundamentales como impulsar el Plan Estratégico de Reforma del Sistema de
Justicia 1999-2004; la aprobación de la Ley Orgánica de la Función
Judicial, que es una ley que lleva más de 10 años de estudio; el proceso
de evaluación de jueces; la implementación del nuevo Código de
Procedimiento Penal y la reforma del sistema de justicia penal en
general. Además, el titular de la Corte tiene que ser el vocero del
sistema de justicia, no solo con relación a los casos que tiene que
conocer en su capacidad de juez, pues en el pasado no ha existido un buen
manejo de información, desde la Presidencia de la Corte, sobre los
avances que se están dando en esta Función.

A la ciudadanía le preocupa el tema de los juicios bancarios: ninguno
está con sentencia en firme y la mayoría se encuentran represados...

Este es un tema delicado, porque el presidente de la Corte no puede
presionar a un juez para que despache un juicio. Hay sanciones
establecidas en la Ley Orgánica de la Función Judicial para el retardo
injustificado, pero si el Consejo de la Judicatura no tiene estadísticas
al día, cómo puede saber que un juez está atrasado.

¿La ciudadanía debe continuar soportando la lentitud de esos procesos?
La ciudadanía debe presionar para que las autoridades del Consejo de la
Judicatura implementen sistemas de evaluación de jueces y para eso se
requieren estadísticas y parámetros claros. Además, hay una comisión
interinstitucional (formada por la Corte Suprema, Fiscalía y otras
entidades), que se creó para los casos bancarios y que debería tomar
responsabilidades como contabilizar los plazos procesales de estos
juicios.

En este aspecto también se requiere un liderazgo del presidente de la
Corte...

El presidente de la Corte, sin caer en ilegalidades, puede hacer un
seguimiento de ciertos juicios que son de alto perfil, pero para eso
tiene que ser una persona que esté dispuesta a jugársela en todos los
sentidos, porque eso es en este país ganarse enemigos de lado y lado. Por
eso es necesaria una persona con total independencia.

Pero se insiste en el tema de la politización de la Corte Suprema...
Un juez puede tener una tendencia política y eso no significa politizar
la justicia. Un juez incluso podría estar identificado con un partido,
pero otra cosa es que alguien de algún partido le ordene cómo tiene que
dictar sentencia. Lo importante es que el presidente de la Corte, aunque
tenga su posición política, sea suficientemente independiente.

Con la presente elección en la Corte Suprema, ya se hacen cálculos entre
el candidato de derecha, cercano al PSC, y el más afín a la
centroizquierda.

Los tres últimos presidentes han sido cercanos al grupo de derecha,
entonces ¿la elección de Nicolás Castro estaría garantizada?

No lo creo. El grupo más conservador tiene asegurados 13 votos, el sector
más identificado con la centroizquierda tiene 12 votos; luego, hay cuatro
magistrados que dicen que no votarían ni por Nicolás Castro ni por José
Vicente Troya, y hay dos magistrados aún indecisos. Si se suman estos
últimos seis, más los 13 votos del grupo conservador, no se llega a
quórum, para el que se requiere el voto de 21 de los 31 magistrados. Por
eso creo que la única forma de elegir al nuevo presidente es que los dos
grupos se pongan de acuerdo y encuentren un tercer candidato de consenso.

¿Precisamente estos cálculos no son muestra de la politización de la
Corte?

En todas las Cortes del mundo los magistrados tienen una tendencia
política, pero insisto en que es necesaria la independencia.

La ficha

Valeria Merino cursó un masterado en Leyes en la Universidad de
Pennsylvania. Es directora de la Corporación Latinoamericana para el
Desarrollo desde 1990. CLD es capítulo de Transparencia Internacional en
el Ecuador. Ha sido consultora del Banco Mundial, NNUU, la USAID y el
BID. (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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