El servicio de alimentación del Hospital Carlos Andrade Marín, del IESS, está a cargo de la organización no gubernamental Cuerpos de Conservación, especializada en limpieza de edificios. El contrato se suscribió hace dos años, en medio de la emergencia por el paro de trabajadores y se lo hizo con carácter indefinido. La queja de los pacientes es que el servicio es malo

Un contrato por un año dura más de dos

Cuerpos de conservación brinda el servicio de alimentación gracias a un contrato que se firmó el 25 de abril de 2002, en medio de la emergencia por el paro

El servicio de alimentación del hospital Carlos Marín (HCAM) está, hasta ahora, a cargo de Cuerpos de Conservación (CC), una ONG que permanece allí por más de dos años, sin haber participado en un proceso de licitación, como lo exige la Ley de Contratación Pública. Antes, esta firma solo estaba encargada del servicio de limpieza. De hecho, su especialidad fue esta. Ahora realiza las dos tareas.
El testimonio de pacientes, empleados y funcionarios señala que la calidad del servicio es mala, que incluso un día sirvieron chaulafán a todos sin discriminar su estado de salud y el personal no está capacitado para estas tareas.
Nutricionistas de otros hospitales del IESS que han visitado el HCAM coinciden también que la atención alimenticia ha desmejorado notablemente en los últimos dos años.
Desde el 18 de marzo de 2002, CC trabaja en la casa de salud con un contrato de 30 días de validez, "por el tiempo que dure el paro en el IESS". Durante este paro, los trabajadores del hospital suspendieron los servicios de comida y limpieza por siete días, razón por la cual 223 empleados fueron separados de la institución.
El paro se suspendió y se firmó un nuevo contrato el 25 de abril de 2002. En él se "exonera de los procedimientos precontractuales… para la contratación de los servicios de alimentación y limpieza del HCAM, para enfrentar la contingencia suscitada por la separación del personal que prestaba servicio en estas unidades".
En el documento se aclara que este contrato es válido hasta que se "efectúe el concurso respectivo". El artículo 122 de la Ley de Contratación Pública exige que todas las contrataciones vinculadas al Estado se sometan a un concurso público. Esta ley señala contadas excepciones, como los estados de emergencia.
Patricio Llerena, ex director del IESS, firmó el contrato basándose en esas excepciones, cuando la emergencia ya estaba superada y se podía llamar a la licitación.
La Contraloría intervino en la aplicación de este último contrato y presentó un informe en el que exigió al HCAM abrir un proceso licitatorio, después de dos años de terminado el paro que justificaba la omisión de este procedimiento.
Las bases del concurso fueron presentadas por el Comité de Contrataciones, el 7 de mayo de 2004, en la Procuraduría del IESS. Todavía está en estudio en esta dependencia, a pesar de que, según la Contraloría, el concurso debió empezar en 30 días.
El contrato establece que el IESS pagará alrededor de $1 900 diarios por concepto de alimentación. El costo cubre 1 820 raciones diarias y el pago de sueldos de los 55 empleados de CC.
Miriam Palacios, coordinadora de CC, manifiesta que la situación económica de la organización ha empeorado, porque no se han revisado los costos desde hace más de dos años , y de seguir así, estarían solo por dos meses más.
El contrato establece que CC "utilizará las instalaciones y equipos del Servicio de Dietética" del HCAM, pero en los dos años que CC se encarga de la alimentación, no se han cambiado las ollas de presión, hornos, recipientes, platos, bandejas y lavaplatos, que en algunos casos tienen cerca de 30 años de existencia.
En un recorrido realizado por este Diario se observó que, por ejemplo, el lavaplatos, de 5 m de largo, junto a la cocina, ubicada en la planta baja del HCAM, está inservible, empotrado en un rincón, con algunas piezas flojas, los soportes para los platos, por la vejez, lucen amarillentos, cuando deberían ser blancos. Por tanto, CC tiene personal que lava los platos a mano en chorros de agua caliente. Palacios interpreta la situación: "Estamos manteniendo un monstruo que debe estar muerto y, sin embargo, sigue vivo".
El servicio de comida afronta a diario problemas como el estado de calidad de platos, utensilios y bandejas deterioradas. Los alimentos llegan fríos a su destino final, en un carrito especial, después de esperar hasta media hora por un ascensor libre que comparte con camillas de emergencias y pacientes.
No hay carros térmicos que mantengan la comida caliente. Según Fabián Molina, que estuvo hospitalizado en marzo, "la comida es sabrosa, lo malo es que llega fría y la sopita pierde la gracia". En cambio, Miguel Aldaz, otro paciente, dice que "el servicio es nefasto, solo el pollo es comible mas no disfrutable".
CC elabora ocho tipos de dieta para las diferentes necesidades de los pacientes. Carmen Buenaño, quien sufre de hipertensión y diabetes, no puede comer ni con sal ni dulce. Dice tener mucho miedo a sus males porque pueden matarla y sigue al pie de la letra la receta indicada por su médico. No se queja de la comida: "Está un poco desabrido el locro de papas y la carne está dura, pero si como con sal me puede dar un ataque ".
Eduardo Mayorga, estudiante de Medicina y residente del HCAM, difiere del criterio de Carmen: "El servicio ha desmejorado de un tiempo acá. Es que tampoco se cuenta con un mayor presupuesto para que mejore el servicio".
Después de recoger los testimonios de pacientes y del personal de servicio en el hospital sobre la calidad de la comida, un equipo de HOY compartió un almuerzo en el comedor junto a las enfermeras, los internos y los médicos.
El menú es el mismo que llega a los pacientes del hospital. Se agregan especies y condimentos como cebollas, culantro, un poco más de sal y comino. Estos adicionales no están en las dietas que consumen los enfermos que se recuperan en el HCAM.
El almuerzo del 6 de julio último consistió en locro, lomo de carne con arroz y una ensalada de chochos con rábano. Se podía escoger entre un vaso de jugo de melón y un vaso de gaseosa.
La sopa estaba caliente y llevaba dos papas, casi no tenía sabor. La queja compartida de la dureza de la carne se comprobó cuando en el momento de cortar, el cuchillo no respondió y la aplicación adicional de fuerza se prolongó por casi 15 minutos. (OP/SC)

Las ventajas de la tercerización

En más de dos años, desde que Cuerpos de Conservación (CC) está a cargo del servicio de alimentación y limpieza del HCAM, no se conocen ni los paros ni las huelgas como el que protagonizaron trabajadores que suspendieron la alimentación por siete días. Rubén Bucheli, director del hospital, se muestra muy complacido con el trabajo de CC: "El Hospital esta hecho un brillo". Manifiesta que de no gustarle su funcionamiento, echaría a la ONG.
La cuenta de alimentación con la que el HCAM mantiene a CC, se nutre de la partida de insumos, de repuestos y de revalorización, con lo que no hace falta preocuparse de los derechos de los 55 trabajadores que laboran en la cocina, en la repartición de las raciones y en la limpieza del hospital. Ellos no forman parte del sindicato del IESS.
Sin embargo, para CC es difícil mantener vigente el servicio porque no se definen las exigencias de ajustes de precios en el contrato vigente. Bucheli responde que esta situación es momentánea hasta que se concrete el proceso de licitación: "Cuando esto se dé estaremos muy bien". (SC)

CONTRAPUNTO
¿Tercerizar facilitó todo?


Entrevista a Rubén Bucheli, director de HCAM

¿Cuál es la situación legal entre CC y el HCAM?

Este contrato está en proceso de licitación para la tercerización de los servicios.

Entonces, ¿por qué después de dos años no hay licitación?

Las licitaciones son así. Al no haber un referente anterior de un hospital de semejante magnitud que se tome como ejemplo para elaborar las bases y los documentos precontractuales, hacen que sea un proceso larguísimo que está por concluir.

¿Cuándo estará listo?

De eso se encarga en Comité Nacional de Contrataciones, no lo hago yo.

¿Por qué se decidió tercerizar el servicio de alimentación y limpieza del HCAM?

Hay que remitirse dos años atrás, a la tragedia del paro de la alimentación. Durante siete días no hubo comida y fueron despedidos los huelgistas.

¿Por qué no hubo concurso?

¿Qué podía hacer si tenía internos y tenía que dar de comer ya? Llamar a un concurso, ¿hasta cuándo? ¿Puedo hacer un concurso en dos horas? Tiene que dar de comer y limpiar el hospital ese rato. Entonces, se contrata temporalmente hasta que se definan los procesos. (SC).

En el hospital de Riobamba, la cocina funciona junto a la morgue

En los centros hospitalarios del IESS de Guayaquil, Riobamba, Ibarra, Latacunga y Cuenca, el servicio de alimentación está a cargo del Seguro Social y no hay planes para tercerizarlo

Las instalaciones de cocina, frías y oscuras, del hospital regional del IESS de Riobamba están en el subsuelo. En una ventana de las puertas de la cocina se lee un letrero: "Morgue". En este piso también están los servicios de la lavandería, bodega y el comedor del personal.
José Vélez, presidente del Colegio de Arquitectos de Chimborazo, conocedor del tema, pues su tesis fue sobre centros de salud, dice: "Estos errores obedecen a una mala programación arquitectónica y la relación que deben tener los diferentes ambientes hospitalarios". Sugiere reubicar la cocina-comedor y la morgue, "pues nunca pueden compartir la misma circulación por obvias razones".
Junto a la cocina está la oficina de la ecónoma Alexandra Mora, quien se encarga de realizar las compras de alimentos los días jueves. Ella explica que toda acción en la cocina depende de la nutricionista, quien establece la dieta semanal para los pacientes y el personal.
En Riobamba, el hospital del IESS maneja directamente sus adquisiciones alimentarias y, al parecer, no cuenta con una lista de proveedores calificados; sin embargo, a esto se lo ve como una ventaja, "pues hay un mayor universo para poder escoger en dónde se compra", señaló una fuente de este centro.
En este hospital se gasta entre $1 200 y $1 300 mensuales en alimentación. Tiene una capacidad instalada de 66 camas y, en promedio, una ocupación del 35%. Sin embargo, el martes 14 de julio se contabilizaron 56 pacientes internados en los diferentes servicios.
El paro de los jubilados no afectó el pago de los insumos adquiridos, pues el sistema esta descentralizado.
Este hospital tiene una cuenta rotativa de pagos, en la que es depositado el dinero proveniente del Banco Central para realizar sus pagos.
José Vásquez, presidente de la Federación Nacional de Profesionales Médicos del Seguro Social, dice que en el servicio de alimentación del hospital del IESS no se han conocido irregularidades. "Lo que si sabemos es que la tercerización podría aplicarse también en Cuenca". (JP)

TESTIMONIOS
La queja es por el trato


Washington Villagómez, paciente del Hospital de Riobamba, quien ha sido operado en tres ocasiones, considera que la comida es buena. Su queja es sobre el trato del personal médico, que a veces es displicente, "esto podría deberse a que soy paciente del Seguro Campesino", dice. Manuel Cuzco, otro paciente, tiene otro criterio: "Debido a mi operación, debo mantener una dieta rigurosa que ha sido respetada por los médicos, así que no me puedo quejar". José Pingos y José Fuentes tampoco tienen quejas del servicio. Este último tuvo una operación de intestino, por lo que su dieta es muy rigurosa. (JP)

Latacunga no explota toda la capacidad hospitalaria

El edificio del hospital del Instituto de Seguridad Social de Latacunga luce impecable, pero también vacío: sus pasillos son amplios y hay dos pisos donde no se ve a nadie. Hay oficinas con las luces apagadas y sin ningún mueble en su interior.
En la cocina, en la planta baja, de los 300 metros cuadrados de instalación son utilizados 150 metros cuadrados. Se ve pulcro y ventilado. Allí se prepara la comida para 30 pacientes en promedio, cuando la capacidad del hospital es para 120. Hay un horno para preparar 60 panes al día."Esa es una ventaja, pues cocinar para pocos es mejor para la calidad de la comida", dice la nutricionista Laura Heredia.
El miércoles pasado, el menú para 27 pacientes y 20 empleados fue sopa de quinua, arroz relleno con verduras y pollo, jujo de guayaba y, de postre, gelatina con merengue. Para los pacientes, la comida es relativamente buena, "lo que sí deberían mejorar es la preparación del arroz, pues casi siempre nos lo sirven duro", dice Elena Espinoza, quien está internada desde hace 11 días.
El costo promedio por ración para cada paciente (que incluye desayuno, almuerzo y merienda) es de $2. Según los informes financieros, en junio, este hospital destinó $1 953,65, lo que dio un promedio de $1,51 por ración. Aquí se incluye pacientes (803) y empleados (489).
Para la nutricionista Heredia y el director del hospital, Carlos Durán, no existe la posibilidad de tercerizar el servicio de alimentación ni de aseo. Consideran que, con los recursos propios y la calidad de trabajo del personal, se brinda un servicio eficiente. (OP)

PUNTO DE VISTA
El cambio empieza con la actitud


Las condiciones hospitalarias de los centros de salud del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social no solo que deben mejorar, sino que las autoridades están obligadas a ponerlas en un nivel de excelencia. El servicio que brindan esas entidades no debe entenderse como un favor hacia los pacientes ni mucho menos como un trámite burocrático. Es un servicio por el que los afiliados pagan mensualmente y esperan la mejor atención.
El presente informe de BLANCO Y NEGRO pone en evidencia que todavía se considera la alimentación como un servicio al que no se presta mucha atención ni tampoco cumple con las normas de calidad mínimas.
Parecería como que la gente que acude a estos hospitales es la que menos recursos dispone y que, por su humildad y necesidad, no protesta; entonces, el trato y servicio es displicente, como si efectivamente se le hiciera un favor.
La rendición de cuentas de las autoridades del IESS debe incluir, cada año, el nivel de mejoramiento de la calidad de los servicios. De esa forma se garantiza que el afiliado tenga confianza en la institución y evite acudir a las clínicas particulares para afrontar gastos que su seguro social debe solventar.
Hay hospitales, como el de Latacunga, en el que la capacidad está subutilizada y muchos pacientes tienen que viajar a Quito para recibir atención. Entonces, ¿por qué no funciona la descentralización y la modernización? (OP). (BLANCO Y NEGRO)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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