Quito. 06.11.90. Germánico Salgado, 65 años, doctor en
economía, fue uno de los más fervientes propulsores de teoría
de la sustitución de importaciones, por medio de la cual se
privilegia el autoabastecimiento y se margina la apertura a
los mercados externos.
Con la serie de vueltas que ha dado el mundo, luego de que
esta teoría tuvo gran vigencia en América Latina en las
décadas de los 50 y 60, le preguntamos:
¿De no inscribirse el Ecuador en la tendencia aperturista, se
estaría incurriendo en un suicidio económico?
Quedarnos como estábamos, es decir mantener las mismas
condiciones, eso sería un suicidio.
Evidentemente, detrás de la apertura existen condiciones
objetivas que fuerzan a que nuestras economías sean mucho más
abiertas y flexibles que en el pasado.
Además, no abordar los aspectos de la ciencia y tecnología en
la producción sería perder el tren de la historia. La apertura
no garantiza por sí misma, ni mucho menos, que nuestra
tecnología va comenzar inmediatamente a cambiar; no es ese el
problema, la apertura nos podría ayudar, pero debería tratarse
de una apertura condicionada en la que nosotros nos preparemos
internamente para poder afrontar todo ese tipo de
actividades.
En ese sentido, ¿usted entendería que el sector externo es el
eje primordial de la economía?
No hay ejes primordiales. Sin embargo, por las circunstancias
de la economía ecuatoriana -deuda externa y las posibilidades
de un descenso de la producción petrolera- evidentemente se
debe dar una enorme prioridad a las exportaciones.
¿Esto de dar una gran prioridad a las exportaciones qué
significa?
La política de apertura del régimen en sí misma es un gran
estímulo.
Es decir, ¿usted considera que las actuales políticas
cambiarias, tributarias, arancelarias están lo suficientemente
bien orientadas como para favorecer las exportaciones?
Están bien dirigidas, probablemente habrá que seguir la
evolución de la economía internacional como para realizar los
ajustes correspondientes.
Por consiguiente, ¿no se darán cambios espectaculares en la
conducción económica?
En efecto, no habrán cambios espectaculares. Lo que sí se hará
es dar mucho mayor atención a las actividades productivas,
especialmente a las exportaciones no tradicionales.
¿Cree usted que la CEPAL quedó atrás?
No, lo que quedó atrás fue la concepción que dirigió la
política de sustitución de importaciones que fue tan
importante en los años 50 y 60; y quedó atrás por que cumplió
sus objetivos. Evidentemente, la América Latina de ahora es
muy distinta a la de los años 50, este rato tenemos problemas
adicionales que no fueron causados por la sustitución de
importaciones, sino que provinieron de otras motivaciones
económicas.
Hemos entrado en otra etapa, en la cual la
internacionalización de la economía ha crecido gigantescamente
en muy poco tiempo, por lo que evidentemente no podemos quedar
aislados.
Además, la CEPAL acaba de producir un libro de "Transformación
productiva con equidad", que reúne sus tesis y es el comienzo
de una nueva concepción.
¿Es el modelo aperturista concentrador de riqueza?
No necesariamente, sobre todo si simultáneamente al énfasis
que se dé a las exportaciones, se desarrollan programas
sociales.
¿Es sostenible en el largo plazo un modelo primario exportador
que, a lo mejor en el corto plazo rinde los resultados
económicos como la generación de divisas, pero que en el largo
plazo destruye todos aquellos recursos naturales que
permitieron su desarrollo?
Es insostenible en el largo plazo; es evidente que un modelo
exportador que se base en exportaciones primarias
exclusivamente va a agotar recursos. Lo importante es que esos
recursos obtenidos en el corto plazo apoyen el crecimiento de
exportaciones en donde la incorporación de tecnologías sea
cada vez mayor.
El comercio de productos básicos es cada vez más débil y
tiene, por supuesto, efectos en la destrucción de recursos.
(A-2).
economía, fue uno de los más fervientes propulsores de teoría
de la sustitución de importaciones, por medio de la cual se
privilegia el autoabastecimiento y se margina la apertura a
los mercados externos.
Con la serie de vueltas que ha dado el mundo, luego de que
esta teoría tuvo gran vigencia en América Latina en las
décadas de los 50 y 60, le preguntamos:
¿De no inscribirse el Ecuador en la tendencia aperturista, se
estaría incurriendo en un suicidio económico?
Quedarnos como estábamos, es decir mantener las mismas
condiciones, eso sería un suicidio.
Evidentemente, detrás de la apertura existen condiciones
objetivas que fuerzan a que nuestras economías sean mucho más
abiertas y flexibles que en el pasado.
Además, no abordar los aspectos de la ciencia y tecnología en
la producción sería perder el tren de la historia. La apertura
no garantiza por sí misma, ni mucho menos, que nuestra
tecnología va comenzar inmediatamente a cambiar; no es ese el
problema, la apertura nos podría ayudar, pero debería tratarse
de una apertura condicionada en la que nosotros nos preparemos
internamente para poder afrontar todo ese tipo de
actividades.
En ese sentido, ¿usted entendería que el sector externo es el
eje primordial de la economía?
No hay ejes primordiales. Sin embargo, por las circunstancias
de la economía ecuatoriana -deuda externa y las posibilidades
de un descenso de la producción petrolera- evidentemente se
debe dar una enorme prioridad a las exportaciones.
¿Esto de dar una gran prioridad a las exportaciones qué
significa?
La política de apertura del régimen en sí misma es un gran
estímulo.
Es decir, ¿usted considera que las actuales políticas
cambiarias, tributarias, arancelarias están lo suficientemente
bien orientadas como para favorecer las exportaciones?
Están bien dirigidas, probablemente habrá que seguir la
evolución de la economía internacional como para realizar los
ajustes correspondientes.
Por consiguiente, ¿no se darán cambios espectaculares en la
conducción económica?
En efecto, no habrán cambios espectaculares. Lo que sí se hará
es dar mucho mayor atención a las actividades productivas,
especialmente a las exportaciones no tradicionales.
¿Cree usted que la CEPAL quedó atrás?
No, lo que quedó atrás fue la concepción que dirigió la
política de sustitución de importaciones que fue tan
importante en los años 50 y 60; y quedó atrás por que cumplió
sus objetivos. Evidentemente, la América Latina de ahora es
muy distinta a la de los años 50, este rato tenemos problemas
adicionales que no fueron causados por la sustitución de
importaciones, sino que provinieron de otras motivaciones
económicas.
Hemos entrado en otra etapa, en la cual la
internacionalización de la economía ha crecido gigantescamente
en muy poco tiempo, por lo que evidentemente no podemos quedar
aislados.
Además, la CEPAL acaba de producir un libro de "Transformación
productiva con equidad", que reúne sus tesis y es el comienzo
de una nueva concepción.
¿Es el modelo aperturista concentrador de riqueza?
No necesariamente, sobre todo si simultáneamente al énfasis
que se dé a las exportaciones, se desarrollan programas
sociales.
¿Es sostenible en el largo plazo un modelo primario exportador
que, a lo mejor en el corto plazo rinde los resultados
económicos como la generación de divisas, pero que en el largo
plazo destruye todos aquellos recursos naturales que
permitieron su desarrollo?
Es insostenible en el largo plazo; es evidente que un modelo
exportador que se base en exportaciones primarias
exclusivamente va a agotar recursos. Lo importante es que esos
recursos obtenidos en el corto plazo apoyen el crecimiento de
exportaciones en donde la incorporación de tecnologías sea
cada vez mayor.
El comercio de productos básicos es cada vez más débil y
tiene, por supuesto, efectos en la destrucción de recursos.
(A-2).
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