Quito. 01.11.93. Dos mil toneladas de basura al día se recogen en
Quito y son depositadas, en su mayor parte, en Zámbiza, una de
las 59 quebradas que existen a lo largo de la ciudad.

Otra historia corren las miles de toneladas que se arrojan
clandestinamente en áreas verdes, parques y bosques de los
sectores periféricos y en aquellos sectores en donde la
recolección de basura es deficitaria

El municipio construye en Zámbiza una estación de transferencia
de residuos sólidos, que con una inversión de 770 millones de
sucres, estará terminada en diciembre, pero camiones y camionetas
particulares acuden a depositar escombros y desperdicios en la
quebrada sin respetar los trabajos que el municipio realiza en el
lugar.

En el futuro, Zámbiza se convertirá en una gran estación de
transferencia de residuos sólidos, que los carros recolectores de
basura los recogen a los largo de la ciudad y las depositan aquí
para ser compactada y luego transferida en grandes camiones al
relleno sanitario "el Cabuyal", en construcción, a 15 kilómetros
de San Antonio de Pichincha, población que se ha puesto en pie de
lucha porque no quieren en dicho lugar el botadero.

En San Antonio de Pichincha y Pomasqui, como en todas las
parroquias rurales de Quito y algunos sectores periféricos, la
recolección de basura es un privilegio y a la vez un drama. Estos
sitios por contar con bosques y zonas verdes se convierten en
áreas de botadero de desechos. El servicio de recolección de
basura al realizarse pasando un día prolifera los pequeños
basureros en barrios y urbanizaciones y obliga a los habitantes a
arrojar los desperdicios en el primer solar baldío. Además por
ser áreas de expansión urbanística es común observar camiones y
volquetas arrojando material de construcción en los lugares más
increibles.


Guayaquil no es la ciudad más sucia


Guayaquil no es la más limpia del país, pero tampoco es la más
sucia. Eso lo dijo el alcalde de Guayaquil, León Febres Cordero,
en un diálogo con HOY.

Antes, Guayaquil era un muladar ambulante. La basura estaba
esparcida por todos lados, los trabajadores del departamento de
aseo de calles no laboraban porque no tenían herramientas.

Proliferaban las enfermedades, los animales, el medio ambiente
era raro, en fin, se dijo que Guayaquil era una ciudad puerto
sucio clase z, en alusión a la siempre aspirada meta de
Guayaquil, puerto limpio, clase a".

Incluso uno de los dirigentes del departamento de aseo de calles,
José Viejó, fue acusado de sustraerse piezas de los pocos
recolectores que existían. Hoy purga una pena por ese delito.

Ahora la imagen de la ciudad ha cambiado. Se nota un aseo
aceptable. Para ello tuvo que acudir el gobierno anterior para
hacerse cargo del servicio. Esta responsabilidad la continuó el
gobierno actual, que contrató, a un costo de 1.400 millones de
sucres mensuales, dos empresas privadas para la recolección de la
basura, Bande y Ecualimpia. Ese valor desde enero de este año lo
paga el cabildo porteño.

Pero la idea es que este servicio lo maneje definitivamente la
empresa privada.

Dentro de poco tiempo Guayaquil tendrá un nuevo sistema de
recolección de basura. Las 15 empresas que han comprado las bases
para participar en el concurso tienen plazo hasta el 22 de este
mes para presentar sus ofertas dentro de esta licitación
internacional. Los 15 ofertantes son consorcios nacionales y
extranjeros.

Luego de la presentación de las propuestas, entra en trámite el
proceso de estudio y calificación, que durará 60 días, por lo que
el contrato de la concesión se deberá firmar a fines de enero o
febrero de 1994.

La empresa privada ganadora deberá asumir la responsabilidad de
recoger las 1.200 toneladas métricas de basura que produce la
ciudad cada día. El precio referencial que ha sido establecido en
las bases resultantes de los estudios realizados hace un año,
está en el orden de los 20 dólares por tonelada.

El alcalde de Guayaquil, León Febres Cordero, explicó a HOY que
el servicio no será privatizado. "De lo que se trata es de que el
Municipio entrega en concesión el manejo de la recolección de
basura y le paga a la empresa que salga adjudicada el trabajo".

Para el efecto, la Municipalidad tiene listo el financiamiento de
este servicio. Recoge más de 1.200 millones de sucres mensuales,
como producto del cobro de una tasa, cuyo porcentaje depende del
consumo de la energía eléctrica.

Con ello no se terminará definitivamente la responsabilidad del
Municipio de Guayaquil en el manejo de este siempre espinoso
tema, que en años anteriores atrajo las primeras planas de los
diarios nacionales, puesto que tendrá que supervigilar que la
empresa privada ejecute su responsabilidad con calidad y
honestidad.

La nueva empresa que asuma el aseo de calles, no solo que deberá
variar el clásico sistema de recolección de basura, esto es con
tanques y escobas, sino que tendrá que manejar el nuevo botadero
de basura, ubicado en el sitio Las Iguanas, al norte de la urbe
actualmente en ejecución gracias al cuerpo de Ingenieros del
Ejército con estudios realizados por la ESPOL a través de un
convenio suscrito con la fábrica de Cemento Nacional y entregado
en donación al Municipio

Los trabajos de Las Iguanas, al norte de la ciudad, tienen un
costo de 120 millones de sucres y habilitará una extensión de 83
hectáreas que servirán por doce años a partir de enero de 1994.

Esta obra contempla además la construcción de la vía de acceso de
la carretera a Daule y locales administrativos, talleres de
mantenimiento y casetas de control, se instalarán también
maquinarias necesarias para el reciclaje de la basura.

Analistas han considerado, que cualquier mecanismo que implemente
el Municipio de Guayaquil no tendrá el éxito deseado si es que
primero no se hace conciencia en la ciudadanía en la importancia
de cooperar con las instituciones que manejan el aseo de calles.

La cooperación ciudadana tiene que ver no solo con el hecho de
cumplir con el horario establecido al momento en que el
recolector de basura pase por su domicilio, también se debe
evitar lanzar basura a la calle, o tenerla guardada y echarla de
noche para que al siguiente día sea el alimento de perros, ratas
y otros insectos.

La empresa que gane la licitación, deberá emprender una campaña
educativa tendiente a indicarle a la comunicad la forma como debe
tratar la basura y en las necesidades de mantener aseadas sus
calles,

El botadero de San Eduardo, donde se bota la basura que se recoge
en Guayaquil, será convertido en un espacio verde. La zona será
el monumento eterno a Héctor Armanza, empleado municipal, que
murió sin que su cadáver haya sido jamás hallado, luego de un
aluvión que lo sepultó.

¿A dónde con los desechos?

La muerte de Diego Sandoval, embestido por una volqueta cuando
trataba de impedir que su barrio se convierta en basurero, ha
causado un gran impacto en el país. Conmovió la forma brutal en
que, según los indicios, el conductor arremetió contra su
persona y la valentía con la que el reportero gráfico y dirigente
barrial defendió su comunidad. Este cruento incidente ha dejado
también al descubierto un problema del que no se salva ninguna
ciudad y para el cual no se ha hallado solución.

Además de la basura de los hogares, que más mal que bien se
arroja en casi todas las urbes en los denominados "rellenos
sanitarios", nadie sabe qué hacer con los residuos de las
construcciones, material de demoliciones, tierra de desalojo,
etc. Este es el material que normalmente se transporta en
volquetas a lugares que parecen abandonados, orillas de ríos,
quebradas.

"El negocio está para los volqueteros en poder deshacerse de la
carga lo más cerca posible". Pedro Monsalve, director de Obras
Públicas en el Municipio de Cuenca, atribuye esta actitud a los
conductores de vehículos particulares, pero es conocido que de
igual forma actúan los choferes de carros oficiales, incluyendo
los municipales.

"No hay medios ni medida", dice Monsalve. "Lo que necesitaríamos
es un gran botadero y cerquita". Hay otros planificadores que
argumentan que preferible sería un sistema flexible de rellenos
pequeños justamente en donde son necesarios. Esto significaría un
gran esfuerzo organizativo, que ningún funcionario parece
dispuesto a enfrentar. Mientras tanto, la realidad es una
resignación general de las autoridades competentes a las malas
costumbres establecidas. Los volqueteros buscan el lugar más
cercano y desalojan allí "no sólo residuos de construcción, sino
también -y generalmente a espaldas de los empresarios que los
contratan - basura industrial y otros elementos nocivos", admite
el funcionario.

En Cuenca, a orillas de los ríos

El Municipio de Cuenca, por ejemplo, se limita a imponer de vez
en cuando una multa y a enviar un tractor que aplane los montones
de escombros dejados a orillas de los ríos de esta ciudad, con lo
que las riberas pierden para siempre su atractivo paisajístico,
sin mencionar el problema grave de sedimentación.

De dos espacios destinados oficialmente en Cuenca para recibir
escombros, el uno está prácticamente lleno y se halla en un área
residencial, donde los moradores protestan con razón contra el
ruido y la porquería que dejan las volquetas. El otro es una
quebrada, con los mismos problemas de sedimentación en épocas de
lluvia. Grave peligro de convertirse en basureros clandestinos
corren actualmente en el Austro los terrenos afectados por la
inundación de La Josefina, así como los aledaños a las nuevas
carreteras en construcción.

El Departamento de Planificación Urbana no ha previsto nada al
respecto. Cuando se hicieron los planes maestros para el
quinquenio 1979-1984 se pidió a la empresa consultora que tome en
cuenta este asunto. "No lo hizo y estamos buscando una
alternativa", dice Monsalve casi quince años después. (10B)


EXPLORED
en Ciudad N/D

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