JAMIL: SOY SOLAMENTE UN HOMBRE BUENO. Por Raúl Pérez Torres

Quito. 17.09.92 Es verano en Quito. Los arupos y sus parientes
de sangre azul, los jacarandás, tienen prendidos sus ojos de
terciopelo por toda la ciudad. Es verano con su misterioso
ventarrón que a veces voltea nuestro comportamiento y desovilla
las ideas de una manera misteriosa.

Salgo de mi casa al norte de la ciudad y mientras voy por la
carretera occidental asombrado de la maravilla que nos presenta
una de las ciudades más claras del mundo, sus montes recortados a
pincel en el horizonte, pienso en la charla mantenida con Jamil
Mahuad, el nuevo alcalde de Quito.

ME GUSTA TODO

"Me gusta mucho la literatura y el cine: siempre fui un
apasionado de la lectura. Hay libros que han cambiado mi vida,
que la han enriquecido, como por ejemplo Rayuela de Cortázar,
Cien años de Soledad, los escritores del boom; entre los
ecuatorianos tengo predilección por Angel F. Rojas, Jorge Enrique
Adoum y los escritores actuales. Pero, no sé, me sucede algo
raro últimamente, y hago broma de ellos, he perdido todo sentido
crítico, me gusta todo, todos los escritores, todos los artistas,
todos los perfumes, toda la música, es quizás una vergüenza pero
me pasa, es como si tuviera mi sensibilidad abierta a todas las
experiencias, siento un gran afán de aprehenderlo todo, de
comprenderlo todo. En el fondo creo que solamente soy un hombre
bueno". Sus palabras sencillas, informales, llenas de una alegría
contagiosa, me hacen recordar aquellas tertulias íntimas y
sabrosas de un Quito que se va perdiendo entre el cemento y la
agresividad contemporánea.

UN GALLO ES UN GALLO

Desde la plaza de la Independencia se puede ver el Gallo de la
Catedral que desafía al viento de verano, símbolo quizá de
orgullo y de coraje. Y en la charla talvez esa figura nos lleva
a una anécdota cargada de repercusiones interiores, que se
remonta a ocho años atrás. Jamil era en ese entonces ministro (
aveces a los ministros también les está esperando el maravilloso
filo de azar). Reunión de ministros de Cartagena de Indias,
parajes de Gabriel García Márquez. Suena el teléfono del hotel y
es el aletear de las mariposas amarillas. Don Premio, como
cariñosamente lo llaman en su tierra, les invita a almorzar.

Luego va al hotel y les dice: "Hay varios carros afuera ¿quién se
viene conmigo?". Jamil como en los tiempos del colegio San
Gabriel, alza aplicadamente la mano, y de repente se ve en el
automóvil guiado por el ojo certero del Premio Nobel. El
cicerone que millones de personas en el mundo lo quisieran, va
señalando a nuestro alcalde los imponderables de una ciudad
mágica, más mágica aún desde sus palabras que son como un
sortilegio en la memoria de los hombres. "Yo solamente lo
contemplaba" dice todavía maravillado Mahuad, mientras el Gabo le
enseñaba una casa y le decía: en esa casa vive Josefa Carcamo.

"Muy nervioso pregunté si era una persona o un personaje de su
literatura y me dijo con una gran sonrisa: sabes que ya ni yo
mismo lo sé". Luego le habló de la novela de amor que estaba
escribiendo (se trataba de El amor en los tiempos del cólera) y
de su trabajo con las guías telefónicas de Santa Martha,
Barranquilla y Cartagena, para dar nombre a sus personajes ( y si
fuera posible, llamarlos por teléfono). "Mucho tiempo después"
-recuerda Jamil- cuando el libro se publicó, busqué afanosamente
ese nombre y no lo encontré, pero mi decepción sólo duró unos
años más, pues en El General en su laberinto hay un general que
visita a Bolívar y se llama Facarmo. De García Márquez amo la
exactitud, la proligidad, la sabiduría de su imaginación. La
magia de su palabra. Nos puede hacer creer todo. Cuando lees
Crónica de una muerte anunciada, te das cuenta que no le sobra ni
le falta una frase, ni un acontecimiento. Todo está allí para
que juegue con la historia".

A propósito del Gallo de la Catedral, García Márquez le había
contado a nuestro alcalde que sus hijos estudiaban en un colegio
inglés donde desarrollaban los exámenes por correspondencia. Una
de las preguntas decía: ¿Qué significa el gallo en la obra El
Coronel no tiene quién le escriba, de Gabriel Márquez?; el
muchacho consultó con su padre quien respondió que "el gallo en
El Coronel es simplemente el gallo; a mí me han dicho que
significa el pueblo oprimido de América Latina, pero no, el
pueblo oprimido es el pueblo oprimido, no un gallo". La mala
nota no se hizo esperar, pero luego el hijo del Premio Nobel
escribió una carta al profesor en la que le decía que luego de
largas deliberaciones con el autor, su padre, había llegado a la
conclusión de que un gallo es un gallo y que no pensará que le
"estaba mamando gallo" frase típicamente colombiana. El
profesor, en un gesto muy inglés, pide disculpas, le pone buena
nota y empieza a releer la obra.

YO HICE DE CAMILO TORRES

El afán por la actividad cultural le viene a Jamil Mahuad de esos
tiempos de colegio, en Loja y en Quito, donde con Marco Muñoz
realizó una adaptación de El Coronel no tiene quién le escriba e
interpretó en otra obra a Camilo Torres antes de que la dictadura
militar lo echará todo a perder.

"También el humor ha sido clave en mi vida, participé en el
concurso del libro leído con un libro de Jardiel Poncela:
Espérame en Siberia vida mía. El problema fue que yo estaba en
Loja el día del concurso porque a mi padre le había dado un
tercer derrame cerebral. En el aeropuerto me esperaba mi
profesor Benjamín Ortíz (orientado por él escribí mi tesis de
grado, sobre la obra de Miguel Angel Asturias). Con él fui del
aeropuerto al salón del municipio, tenía magníficos rivales como
el Pájaro Febres y Francisco Ramón. Llegué tarde y a pedido de
Hernán Rodríguez Castelo participé último como premio al
esfuerzo. Me concedieron la medalla de Plata. No recuerdo si es
que en ese tiempo ya funcionaba la mano negra".

Su sonrisa amplia y franca va invadiendo esta charla que termina
aquí y que proseguirá en esa otra charla diaria con el pueblo de
Quito.

Todo el mundo dice que Quito ha tenido suerte con sus alcaldes.
Pienso que sí, pero que también sus alcaldes han tenido suerte
con Quito, ciudad que respira, que sueña, que tiene un estado de
ánimo, como aquella Alejandría de Cavafis y de Durrel, que se
retroalimentaba de sus mejores hombres.

PREGUNTAS

Quito es una ciudad de la que cualquier ser humano se sentiría
orgulloso de ser su alcalde. Yo creo que si hiciéramos una lista
de unas diez o quince ciudades del mundo de las que vale la pena
ser alcalde, Quito sería una de ellas.

-¿Qué es lo que más amas de Quito?

-Creo que los contrastes.
-¿Y de sus mujeres?

-También los contrastes.

-Dos personajes quiteños que admires.

-El ñato Recalde. Ernesto Albán sin duda. Sucede una cosa
increíble, el diez por ciento de los quiteños cree que el alcalde
de Quito es Evaristo, se lo ha identificado tanto con la ciudad
que ha pasado a ser como su conciencia. Yo quiero mantener esa
representación maravillosa y tierna de Evaristo. He hablado con
la familia y con la Fundación Caspicara para que su imagen no se
pierda y continúe orientándonos.

-Dos personajes que rechaces.

-Prefiero no decirlo. Hay que hacer abstracción de lo malo. Lo
que nos parece maldad solo es tormento, como dices tú.

-¿Cuál es el mayor defecto del quiteño?

-La plantillada.

-¿Y la mayor virtud?

-La sal, el humor, el sentido de la vida.

-¿Tu mayor defecto?

-La impaciencia.

-¿Y tu mayor virtud?

-La bondad. Soy una persona buena. Cada vez valoro más esa
actitud en las personas y en mí mismo.

OTRAS COSAS QUE DIJO

El nuevo alcalde de Quito, nació en Loja en junio de l949. A los
dos años se trasladó con sus padres a Guayaquil donde estudió la
primaria y parte de la secundaria. Se graduó en el colegio San
Gabriel de Quito y se doctoró en Jurisprudencia en la Universidad
Católica. Luego en Harvard realizó una maestría en
Administración Pública.
Jamil manifiesta un profundo cariño por sus antepasados,
libaneses del lado paterno y alemanes por línea materna. Mi
bisabuelo alemán vino al Ecuador en el siglo anterior. En Loja
hizo de todo. Como buen alemán puso la primera cervecería en
Loja. Un hombre curiosísimo, preocupado por la arqueología, en
base a sus estudios encontró el Mascarón de Kinara y algunas
joyas históricas. Cuando los artesanos y buscadores de tesoros
encontraban algo, se lo vendían a él, pidiéndole que él mismo
pusiera el precio, puesto que así resultaba mejor cotizado.

De su larga familia, su abuelo escogió la carrera militar, para
lo cual tuvo que huir de la égida de sus padres que finalmente
aceptaron el desastre. Fue fundador de Paquisha, Mayaycu y
Machinasa. Estuvo en la guerra del 41. Por sus conocimientos
del terreno fue voluntario en la zona de Zamora. Vivió
clandestinamente en Ibarra. "Angel Felicísimo Rojas me ha dicho
que si escribiera otra novela, pondría a mi abuelo como
protagonista", dice con una gran satisfacción.

Tengo una hija de 13 años. No sé aún cuáles son sus espectativas
profesionales, soy partidario de aquello que decía Gibran: los
hijos no son de uno sino de la vida, hay que darles oportunidad
para que ellos hagan lo que realmente quieren.

Yo soy un admirador del trabajo que ha realizado Cecilia de Paz y
quiero continuar implementando y reforzando los programas con los
niños, con la mujer, los temas ecológicos, quiero llenar de
artistas las plazas públicas, hermosear la ciudad con nuestros
pintores y escultores, desarrollar la cultura popular, cerrar el
centro de a ciudad los sábados y domingos para que la familia
pasee disfrutando esta maravilla que tenemos.


Nunca he sido modelo de nada. Sucede que mi hermano era
enamorado de la chica que quedó segunda en el concurso Miss
Ecuador , quien debía modelar unos ternos de baño. Le
acompañamos cuatro o cinco amigos y se sacaron fotos en el Hotel
Colón. Eramos como su comparsa. Aventuras de los l9 años.

EXPLORED
en Ciudad N/D

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