Quito. 9 sept 2000. Los síntomas de enfermedades, que a menudo se
convierten en un gran dolor de cabeza para los padres, pueden acabarse
cuando se sabe identificar las anomalías y tomar precauciones a tiempo.
Varios expertos en salud infantil aconsejan acerca del tema. Además, una
guía de cómo ayudar a los hijos en la realización de tareas, qué debe
tener una lonchera y el hábito de la lectura. (GQY)

Hay ocasiones en las que el rendimiento escolar de su hijo es bajo. Usted
piensa en un sinnúmero de cosas que pueden afectarle. Los días pasan y la
situación no cambia.

En esta entrega, varios especialistas en salud infantil hablan sobre la
manera como los padres deben estar atentos a los síntomas que los niños
tienen para descubrir si sufren de alguna enfermedad que impida su normal
desenvolvimiento en la escuela o colegio.

Lo primero que los padres deben hacer para prevenir las enfermedades de
sus hijos es aplicar vacunas.

Tuberculosis, hepatitis B, difteria, tétano, tosferina, poliomelitis,
sarampión, parotiditis, rubeola son enfermedades para las cuales existen
vacunas; los pediatras las administran a sus pacientes con recetas
preestablecidas. Las reacciones indeseables son mínimas, pero el costo es
alto porque las vacunas se fabrican en el exterior.

La audición

El otorrinolaringólogo aconseja lo siguiente: evitar ruidos; no utilizar
cotonetes para limpieza; no usar walkman; revisar la audición en el
primer año de escuela.

Las piscinas pueden causar problemas de oído y sinusitis, por lo que no
se recomienda la inmersión en el agua. Los gritos causan ronquera y
nódulos.

La respiración

Desde el punto de vista cardiorespiratorio, si existe tos recurrente
puede tratarse de asma; hay que investigar si los padres padecen de
alguna alergia. Cuando el niño tiene fiebre, puede ser por causa de un
estreptococo beta-hemolítico, que causa molestias en la garganta.

Al persistir los problemas en niños menores de ocho años, puede ser por
afecciones cardíacas, renales o fiebre reumática. Hay que realizar un
electrocardiograma y un ecocardiograma para salir de dudas.

El estómago

Hay dificultades de índole gastroenterológica y renal que se manifiestan
con vómito, dolor abdominal, estrenimiento y encopresis (manchar la ropa
interior). El cirujano recomienda investigar cómo está el reflujo
gastroesofágico, si existe falta de inervación en el recto, o si hay una
malformación de vías urinarias.

La vista

El oftalmólogo recomienda un chequeo a partir de los cuatro años, y
sobre todo cuando el niño no distingue lo escrito en el pizarrón desde
la última banca de su aula. Puede haber dolores de cabeza después de sus
actividades escolares, o desvía alguno de sus ojos en forma constante o
intermitente.

Los deberes, ¿reto o castigo?

La colaboración y guía de padres y maestros en las tareas escolares puede
convertirse en un ejercicio positivo para adquirir hábitos de trabajo y
concienciar a los niños en la responsabilidad que tienen.

Su hijo necesita los materiales indispensables y usted debe incentivarle
en la realización de tareas.

Cuando el infante desarrolla una actividad práctica, se está
autoevaluando, examina sus capacidades y percepciones frente a lo que
hace, mide sus conocimientos ante lo que se espera que él pueda efectuar.

Los deberes resultan una valiosa herramienta dentro del proceso de
aprendizaje, porque refuerzan y son un complemento de los conocimientos
que los niños adquirieron en clases. Pero también pueden convertirse en
una amenaza para la autoestima intelectual del niño, porque son
impuestos como un castigo u obligación.

El tiempo que cada maestro dedique a planificar las tareas es importante,
porque despertará expectativas en el educando y no serán improvisadas.

El niño debe encontrar en las actividades escolares la manera de
demostrar a los demás sus habilidades, por lo cual va a sentirse
orgulloso de sí mismo y de lo que aprendió; por tanto, la tarea no se
transformará en una frustración personal.

Padres e hijos deben negociar un horario para efectuar los deberes. No
puede ser muy tarde, porque el niño se sentirá agotado. Tome en cuenta
las actividades familiares y extracurriculares.

La lectura revoluciona a los niños

Edwin Calderón, un estudiante de diez años, sueña con escribir, ¿pero
cuándo nació este interés? Su madre le leía cuentos desde los tres años.
Al cumplir seis ya habían pasado por sus manos varias leyendas,
historias, y libros de geografía, entre ellos La Garra, de Paul
Jennings,y El libro de las virtudes y el de los héroes, de Beenet. Estos
cautivaron su atención.

"Los lee en sus momentos libres y son un complemento de su educación",
dice su madre, Nancy Yánez.

Mientras tanto, Andrés Peñaherrera es un muchacho que creció junto a los
libros. Sus padres siempre se los compraron. A los 12 años leyó La
búsqueda del espíritu, de Susan Sharp, apropiado para el mundo del
adolescente.

Pero las preguntas empezaron a aflorar a sus 15 años, así que empezó a
leer Crazy, de Benjamin Lebet. La lectura es algo que apasiona a estos
jóvenes, por lo que ya tienen una lista de libros por leer.

En ella Andrés incluye El libro de los sueños, de Rosa Montero y El
Principito, de Antoine de Saint-Exupery, porque según él las obras para
niños y adultos resultan ser las mejores. "Las interpretaciones son
distintas a todas las edades, y sobre todo en un mundo en que la fantasía
se acaba y no hay un niño que puede salvarla y darle un nombre".
(GQY/PCG)

Secretos de una lonchera ideal

La campana suena a media mañana y los niños solo piensan en el recreo.
Un rincón del patio es suficiente para abrir sus loncheras. Manjares y
dulces están listos para ser ingeridos.

La lonchera ideal debe tener alimentos con las reservas enérgicas
indispensables para que su hijo pueda estudiar, jugar y estar
fortalecido al momento de realizar las tareas.

No pueden faltar en este útil accesorio una fruta, porque contiene
vitaminas, especialmente la C; una bebida para hidratar el cuerpo, que
sea rica en carbohidratos -esto ayudará al chico mantener su buen
estado la salud intestinal-; y un sánduche de queso por las proteínas.

Gracias a la lonchera se puede reconocer el tipo de alimentación que sus
hijos tienen y se evita que los niños consuman alimentos que se venden en
los bares escolares, pues a menudo allí se encuentran comidas con
mucha grasa y poco valor nutritivo.

Paralelamente, cómpre a su niño una lonchera que sea impermeable, en caso
de que se derrame algún líquido.

Debe ser mediana, de un material de larga duración; asegúrese de que no
esté muy pesada, pues el niño no querrá llevarla. (GQY/PCG)

Consejos

Antes de comprar un libro, asegúrese de que sea apropiado para la edad
de su hijo.

No invierta en una lonchera de metal, porque con el paso del tiempo los
bordes pueden resultar un peligro y se puede oxidar.

Los padres deben planificar con los niños el tiempo para realizar las
tareas escolares y extracurriculares, de modo que no se agoten tratando
de hacer todo al mismo tiempo.

Los expertos recomiendan para los niños los cursos de lectura rápida y
oratoria. (DIARIO HY) (P.4-B)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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