INTERPELACION AL SINDICALISMO Por Ana Karina López

Quito. 12.06.92. El movimiento sindical en el Ecuador está
sumamente desprestigiado. Tal afirmación no proviene
únicamente de sus enemigos tradicionales. El declive del
sindicalismo es un hecho "aceptado" por todos, inclusive por
sus dirigentes.

Tan solo basta mirar en los periódicos, reflejo de una parte
de los comportamientos sociales, el tratamiento que se
atribuye a las huelgas, ya sean de empresas o nacionales.
"Antes una huelga era noticia y se seguía su proceso,. Ahora
son totalmente ignoradas", asegura un observador.

Para muchos el origen de este declive está en los cambios que
se han dado en el mundo, en el "fin" de la izquierda clásica,
en el resurgimiento del neoliberalismo. Un mundo donde las
reivindicaciones de los sindicatos sobre todo como lo
entendemos en nuestro país no tienen ya lugar.

Sin embargo, esta explicación se queda corta cuando en
Alemania -ejemplo de industrialización y economía liberal-hace
pocas semanas, una huelga y la fuerza de los sindicatos
hicieron temblar al país.

¿Qué es lo que sucede en el Ecuador, donde obreros y
trabajadores tienen un nivel de vida muy inferior al de los
alemanes y, sin embargo, los sindicatos no encuentran un
verdadero asidero popular?

¿Se explica éste por la corrupción tan promulgada de sus
dirigentes? ¿O simplemente los sindicatos no son un tipo de
organización social que corresponde a la realidad de nuestro
país?

El principio del fin

Muchas son las causas por las que el sindicalismo en el
Ecuador ha caído en letargo. El "principio del fin" se da en
1982, año que marca un hito trascendental en la historia del
sindicalismo ecuatoriano.

En octubre de ese año, bajo el gobierno de Osvaldo Hurtado,
se realizó la sexta huelga nacional. Esta representó un
verdadero éxito para el recién creado Frente Unitario de
Trabajadores (FUT), nacido en 1980 -que reúne a las
principales centrales sindicales del país-. El llamado a la
huelga fue acatado por la mayoría de los sindicatos, el
Ecuador entero se paralizó, el sindicalismo ecuatoriano
presentó un frente realmente unitario.

Esta huelga fue en repuesta a las medidas impuestas por el
gobierno, fruto de la crisis y de las primeras imposiciones de
ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI): fin de los
subsidios, alza del precio de la gasolina, devaluaciones.

Pero el triunfo cristalizó la otra cara de la medalla de los
sindicatos ecuatorianos. Cuando las negociaciones entre el
gobierno y el FUT se dan, y el gobierno comienza a hacer
concesiones: reducción del precio de la gasolina de 33 a 30
sucres, y un aumento salarial importante. Entonces los
sectores del FUT, a los que las concesiones favorecían,
comienzan a ceder. Además la CTE ("dirigida" por el Partido
Comunista) por miedo a un golpe e Estado decide limitar el
movimiento. La huelga indefinida concluye y se marca la
división del FUT.

Los otros problemas

Ninguna otra huelga volvió a tener la fuerza de la de 1982.
Bajo el mismo gobierno de Hurtado se repitieron otras, pero ya
el número de fábricas que plegaron fue cada vez menor. Y las
reivindicaciones menos importantes, o simplemente eran pliegos
con peticiones repetidas.

Bajo el gobierno socialcristiano de León Febres Cordero la
crisis se acentuó por la represión tanto contra dirigentes
como contra los obreros, muchos éramos encarcelados cuando
había cualquier tipo de movimientos reinvindicativos. "En una
de esas acciones mataron a mi hermano", afirma Fausto Dután,
dirigente de la CEDOCUT.

Los analistas aseguran que el gobierno de Borja volvió a crear
un espacio de diálogo con los sindicatos, pero ya nunca las
organizaciones laborales pudieron retomar la fuerza que
tuvieron entre 1975 (primera huelga nacional) y 1982. Tan es
así que no tuvieron ninguna fuerza de respuesta ante las
últimas reformas laborales, que en otros tiempos hubieran
merecido la respuesta violenta de las centrales sindicales.

Su actual falta de convocatoria es producto de algunas
contradicciones en el seno el movimiento sindical.

Según antiguos dirigentes sindicales, uno de los mayores
problemas de la organización obrera es la falta de
democratización de las centrales. En estas las decisiones y
guías se toman a nivel de la cúpula. Los problemas de los
obreros se desconocen cada vez más. Por lo que sus afiliados
dejan de reconocerse en el movimiento.

De una organización tan cerrada se desprende la mala
reputación de ciertos dirigentes sindicales, a los que se les
acusa de perennizarse en el poder. Es esta eternización en la
burocracia sindical, que ha hecho que mucho dirigentes se
corrompan y las huelgas y reivindicaciones luzcan como una
pantomima, en las que el gobierno y los dirigentes acuerdan
las soluciones a su conveniencia.

"Las estructuras de los sindicatos no permiten que las
minorías tengan acceso a las decisiones", afirma Jorge Dávila,
ex dirigente sindical.

La sombra del dogmatismo

Otra crítica que se hace a los sindicatos en la lucha de los
sindicatos se ha limitado a una lucha de reinvindicación
salarial, una carrera para tratar de ganar a la inflación -
paradójicamente el poder adquisitivo del salario es cada vez
menor-, y no una búsqueda global para mejorar el nivel de vida
de la clase obrera.

La pérdida de ese horizonte se debe a que las centrales
sindicales, sobre todo en los últimos diez años, se han
cobijado cada vez más en los partidos de izquierda. El
dogmatismo de esos sectores ha hecho que los sindicatos se
queden estáticos ante la evolución económica y social del
país. No han tenido respuestas prácticas a la crisis, "solo
enarbolar la huelga como máximo estandarte", anota Dávila.

"Esta adaptación práctica se podría dar en cosas como el
tiempo parcial, que es una solución a los problemas de
desempleo. Las centrales en vez de oponerse violentamete por
ideología política, podrían idear formas de protección a los
obreros que trabajen bajo esa modalidad", continúa.

Este descrédito político se refleja en otros puntos del
sindicalismo ecuatoriano, "Es por eso que hay que preguntarse
por qué en las huelgas, o para conseguir reivindicaciones
inmediatas los obreros están con la izquierda radical, pero al
momento de sufragar el voto es para los partidos de la
derecha", asegura un analista político. 3D
EXPLORED
en Autor: Ana Karina López - [email protected] Ciudad N/D

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