Quito. 11 abr 97. Luego de generar una idea novedosa, buscar
socios que la compartan y pensar en las posibilidades de
financiamiento, parecería que la carrera hacia la fortuna ha
iniciado. Pero, en realidad, la traba más grande a la que se
enfrentan los nuevos empresarios del Ecuador es el trámite que
se necesita para constituir una compañía, sin lo cual no hay
negocio formal que pueda funcionar.

Según la experiencia de varios empresarios jóvenes, este
proceso -el de legalizar un negocio- puede durar hasta cuatro
meses y costar cinco millones de sucres (incluidos los
honorarios del abogado) por las vías convencionales.

Claro que también existe la opción "para apurados", que no
demora más de 21 días si se tienen las amistades y el dinero
necesarios para acelerar el proceso.

En la mayoría de casos, la segunda opción no se escoge por los
interesados, pues un tramitador -especializado en este tipo de
diligencias- no cobra menos de 10 millones de sucres por el
"favorcito", valor que resulta inalcanzable para un empresario
que sale del cascarón.

En consecuencia, la única salida que tiene a mano la gente
creativa y productiva del país es la de las largas colas y
ventanillas del municipio, la oficina de Registro Mercantil,
el Ministerio de Finanzas, las cámaras, las notarías y la
Superintendencia de Compañías.

Los doce requisitos

1. El decálogo de todo empresario virgen se inicia en la
búsqueda del nombre para el negocio y la contratación de un
abogado para que lo legalice.

A primera vista, la tarea parece fácil, pero lo del nombre
puede demorar hasta dos meses. Esta demora no corresponde a
falta de creatividad, sino a la existencia de un increíble
número de denominaciones que se hallan inscritas en el
registro de nombres y marcas, muchos de los cuales ni siquiera
se usan.

2. Una vez que es aprobado el apelativo en la Secretaría
General de la Superintendencia de Compañías, el interesado
procede a realizar una minuta con el abogado. En este
documento se hacen constar explicaciones de razón social,
estatutos de la empresa y forma en que será administrada y
quiénes ejercerán esta administración.

3. El siguiente paso es elevar la minuta a escritura pública,
trámite que requiere de la participación de un notario. Esta
diligencia no demora pero es costosa: el trabajo tiene un
valor de cinco mil sucres por cada página notariada.

4. Continúa la presentación de toda la documentación en la
Superintendencia de Compañías. Aunque cumplir el requisito
tarda 48 horas, prevé el anuncio en un medio de comunicación
local de que la nueva entidad privada está iniciando
operaciones.

5. En este punto, la Ley indica que se debe abrir una cuenta
de integración, por el monto del capital de la empresa, en
cualquier banco nacional. Esto permitirá que el sistema
compruebe la existencia del dinero o de los bienes con los que
cuenta la entidad privada.

6. La secuencia inmediata es convocar a una junta general de
accionistas para que se nombren dignidades de la empresa .

7. Es indispensable la afiliación de la empresa a una de las
cámaras productivas. Este paso demora cinco días laborales e
implica un certificado de patente municipal, el que permite
legalizar ante el cabildo la actividad a la que se dedicará la
futura empresa.

8. Prosigue la inscripción de la compañía en el Registro
Mercantil, obligación que también demora cinco días y su costo
es equivalente a un porcentaje del capital de la empresa. Aquí
también se hace la inscripción de las dignidades de la
empresa; el costo de la exigencia es de 25 mil sucres por
funcionario. Si se desea velocidad, un tramitador hace el
trabajo por 50 mil sucres -dicen las fuentes.

9. Además se debe pagar mil sucres en el municipio por
concepto de una tasa de funcionamiento y mil sucres más a la
Junta de Defensa Nacional.

10. Viene la obtención de un certificado de la
Superintendencia de Compañías, en el que se asegura el
cumplimiento de los pasos anteriores.

11 y 12. Como pasos finales están la obtención de los números
del Registro Unico de Contribuyentes y el Patronal del IESS.
Ambos trámites tienen su propia historia, que dura por lo
menos dos meses más.

Un susto para la inversión externa

Desde una perspectiva reduccionista, el tiempo que se pierde
en los trámites para constituir una compañía, parecería solo
eso: una demora más para el proyecto de negocios que contempla
la generación de recursos para el país, sin tomar en cuenta la
mano de obra y el consumo de productos de otras empresas.

Pero contextualizada esta situación a la realidad económica
que actualmente vive el Ecuador y el mundo entero, el pequeño
problema se transforma en una de las principales trabas que
"asustan" al inversionista extranjero con perspectivas
negocios en este país andino.

De acuerdo con el estudio Estrategias para la Promoción de
Exportaciones del Banco Interamericano de Desarrollo y el
Ministerio de Comercio Exterior, cuando se trata del
establecimiento de una nueva empresa, el Ecuador no se compara
favorablemente en relación a otros países.

"El exportador potencial demora casi dos veces más en
establecerse que su contraparte en Costa Rica. Los chilenos
arrancan tres veces más rápido", señala el estudio.

Tolerar la burocracia

Montar una empresa resulta, entonces, un desincentivo tanto
para los empresarios nacionales como extranjeros. Mucho más
para éstos últimos que por lo general, "tienen menor
tolerancia a la burocracia, por contar con demasiados sitios
alternativos de inversión". (DIARIO HOY) (P. 7-A)
EXPLORED
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