Bogotá. 27.05.94. A dos días de las elecciones presidenciales,
las encuestas volvían a advertir una vieja tendencia de la
política colombiana, el enfrentamiento entre liberales y
convervadores.

El domingo venidero los colombianos elegirán al sucesor del
también liberal César Gaviria, quien posteriormente asumirá el
cargo de secretario general de la Organización de Estados
Americanos (OEA).

Por el momento, es difícil predecir quien de los dos candidatos
que encabezan las encuestas, -el liberal Ernesto Samper o el
conservador Andrés Pastrana- alcanzará el primer lugar de la
preferencia electoral.

Estas proyecciones electorales muestran un serio revés de las
fuerzas políticas que en las elecciones presidenciales pasadas
aparecían que alternativa al bipartidismo. Una de ellas, el M-19
aparece, apenas, con un 4% de aceptación popular.

Por otro lado, en nuestro país, un total de 3063 colombianos se
han inscrito en su representación diplomática en siete ciudades
con el propósito de ejercer su voto en los comicios de domingo.

PERFILES Y VIOLENCIA

Los cinco principales candidatos a la presidencia colombiana,
cuya elección se realizará el próximo domingo, son sobrevivientes
de atentados directos contra sus vidas, en acciones que han
incluido un secuestro, dos ataques a bala, uno con granada y
varios carros-bomba.

El liberal Ernesto Samper, el conservador Andrés Pastrana, el ex
guerrillero Antonio Navarro y los independientes Miguel Maza y
Enrique Parejo fueron -en función de sus cargos- víctimas de la
violencia que en el país han producido los grupos paramilitares o
narcotraficantes.

De ellos, el único que no fue alcanzado directamente por sus
agresores fue el general Miguel Maza, quien en su condición de
director de la policía secreta (DAS) fue objeto de por lo menos
tres atentados fallidos en menos de un año.

El 30 de mayo de 1989, un carro bomba con 100 kilos de dinamita
explotó al paso del vehículo del general, quien se salvó por un
mal cálculo de los criminales. Cuatro peatones perecieron.

El 6 de diciembre del mismo año, al parecer a petición de Pablo
Escobar, un bus cargado de explosivos fue lanzado contra el
edificio de once pisos del DAS, matando a 50 personas, pero no a
Maza.

Posteriormente, el 5 de abril de 1990, las autoridades frustraron
un nuevo atentado cuando descubrieron un camión con 750 kilos de
dinamita camuflados en una carga de papel higiénico cerca a la
casa del general.

Otra víctima del narcotráfico fue Enrique Parejo, quien en su
calidad de Ministro de Justicia apoyó la extradición de los
barones de la droga.

Para contrarrestar las muchas amenazas contra de su vida, Parejo
fue enviado como embajador a Hungría, pero el 13 de enero de 1987
fue atacado a bala a la salida de su residencia en Budapest.
Quedó mal herido, pero sobrevivió.

Andrés Pastrana, por su parte, fue secuestrado el 18 de enero de
1991 cuando adelantaba la campaña para la alcaldía de Bogotá.

Llevado por sus captores desde la capital a Medellín en
helicóptero, Pastrana se enteró por sus vigilantes que el plagio
había sido obra del narcotráfico, que buscaba presionar cambios
constitucionales para abolir la extradición.

Diez días después de su retención, Pastrana fue liberado por la
policía y regresó a Bogotá, donde triunfó en las elecciones
municipales meses después.

El ex guerrillero Antonio Navarro fue víctima de la violencia de
paramilitares que se oponían a que su grupo subversivo -el M-19-
se desmovilizara.

El 27 de mayo de 1985, cuando Navarro tomaba un café en un
establecimiento de Cali, occidente del país, fue alcanzado por
una granada lanzada por un sujeto desde el exterior.

Al borde de la muerte, fue trasladado a un hospital local y luego
siguió su rehabilitación en Cuba. Hoy, Navarro debe andar con una
pierna artificial y tiene problemas en el habla, producto de ese
atentado.

Finalmente, Ernesto Samper fue víctima de un ataque del cual él
no era blanco.

El 3 de marzo de 1989, Samper se encontró en el aeropuerto de
Bogotá con José Antequera, líder del grupo izquierdista Unión
Patriótica que estaba siendo objeto de una campaña de eliminación
sistemática por grupos paramilitares y que les costó más de 2.000
muertos.

En el momento en que conversaban, Antequera fue baleado -y
muerto- mientras que Samper logró sobrevivir a once disparos de
ametralladora, de los cuales cuatro permanecen en su cuerpo.

Un balance escalofriante, que sin embargo no supera el de la
campaña electoral pasada, cuando tres aspirantes a la presidencia
-los izquierdistas Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro y el
liberal Luis Carlos Galán- fueron atacados... y resultaron
muertos.

SAMPER: HOMBRE DEL LIBERALISMO

El candidato presidencial colombiano por el gubernamental partido
liberal Ernesto Samper, 43 años, es un abogado y economista que
se presenta como una figura renovadora que busca desprenderse de
los fantasmas de la vieja clase política .

Nació el 3 de agosto de 1950 en Bogotá, en el seno de una familia
de clase media, que también dió luz a uno de los periodistas más
reconocidos del país, Daniel Samper.

En 1981 ingresó a la actividad política como coordinador de la
campaña presidencial del ex mandatario liberal Alfonso López.

El presidente Belisario Betancur lo designó embajador
extraordinario ante la Asamblea de la ONU. Un año después regresó
al país y fue elegido Diputado a la Asamblea del departamento de
Cundinamarca, y concejal de Bogotá.

En 1986 salió electo para el Congreso, donde desarrolló un
trabajo conjunto con el asesinado candidato presidencial Luis
Carlos Galán.

El 3 de marzo de 1989, Samper fue víctima de un atentado a bala
en el puente aéreo de Bogotá, cuando se disponía a abordar un
avión hacia la noreste ciudad de Cúcuta, en el marco de la
campaña proselitista por la candidatura presidencial de su
partido.

Logró sobrevivir a los once disparos, cuatro de los cuales aún
permanecen en su cuerpo.

En 1990 el saliente presidente César Gaviria lo incluyó en su
gabinete en el Ministerio de Desarrollo Económico, en el que
permaneció hasta noviembre de 1991 para pasar a ocupar la
embajada de Colombia en España, que dejó en mayo de 1993 para
disputar la candidatura presidencial de su partido, que obtuvo en
las urnas el pasado marzo.

PASTRANA: DE LA TV A LA POLITICA

El candidato presidencial conservador, Andrés Pastrana, 39 años,
hijo del ex presidente Misael Pastrana, saltó de la televisión a
la política en una meteórica carrera que el próximo domingo
podría convertirlo en el gobernante más joven de la historia
reciente de Colombia.

Nació en Bogotá el 17 de agosto de 1954, y se doctoró en leyes en
la privada universidad del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, mientras su padre ejercía la presidencia del país
(1970/74).

Fue gerente de la revista Guión, y posteriormente, en 1979, fundó
y dirigió el telenoticiero TV HOY, logrando en dos oportunidades
el premio Rey de España.

Durante más de cinco años, noche tras noche, llegó a los
colombianos presentando el telenoticiero, lo que le reportó una
gran imagen pública reforzada por su atractiva figura, que
cautivó especialmente a las mujeres y la gente joven.

Precisamente, de acuerdo con las encuestas, Pastrana tiene hoy
entre las mujeres y la juventud su mayores adeptos. Sus
detractores han utilizado esta situación para presentarlo como un
candidato "maniquí", con una figura atractiva pero sin la
experiencia necesaria para manejar el país.

Pastrana capitalizó su imagen lograda a través de la televisión,
que junto con la herencia política de su padre, lo lanzó en 1982
al concejo de Bogotá.

En 1988 se convirtió en el primer alcalde de la capital
colombiana elegido por voto popular, donde cautivó aún más a la
juventud con la organización de permanentes conciertos populares
de música moderna. Un año más tarde conformó su propio movimiento
político denominado Nueva Fuerza Democrática, en una estrategia
política para apartarse de su origen conservador y de la sombra
de su padre.

Como líder de la Nueva Fuerza Democrática alcanzó ocho escaños en
el Congreso, retirándose hace algo más de un año para lanzarse a
la carrera por la presidencia.

NAVARRO: DRAMATICA CAIDA

Con un exiguo 4% en las encuestas y completamente alejado de
cualquier posibilidad de ganar en las elecciones presidenciales
del próximo domingo, parece increíble que Antonio Navarro, líder
del antiguo grupo guerrillero M-19, sea el mismo que hace tres
años lideró un fenómeno político de tal dimensión que los
analistas llegaron a pensar seriamente en que llegaría a ser el
próximo presidente de Colombia.

Al mando del carismático Jaime Bateman, el M-19 fue un movimiento
subversivo nacido en 1974 que en un comienzo tuvo gran
popularidad por acciones tal como el robo de la espada del
libertador Simón Bolívar en un museo de Bogotá o el asalto a
carros repartidores de leche, producto que luego era distribuido
en barrios pobres.

Esta popularidad, sin embargo, se desgastó a medida que surgieron
acciones violentas, de las cuales la peor fue la toma del Palacio
de Justicia en noviembre de 1985, que causó la muerte de 100
personas.

Luego de la muerte de Bateman en un accidente aéreo, Carlos
Pizarro fue el encargado de conducir al M-19 de regreso a la vida
civil, para lo cual se hicieron negociaciones desde 1988, que
finalizaron con la entrega de armas y la desmovilización de 900
guerrilleros el 9 de marzo de 1990.

Pizarro era igualmente un hombre de mucha carisma y en tal
sentido su aspiración a las elecciones presidenciales de agosto
de ese año tenía cierta solidez, por lo menos para hacer un hueco
en la tradicionalmente bipartidista política colombiana.

Sin embargo, el 23 de abril Pizarro fue asesinado abordo de un
avión en pleno vuelo cuando se dirigía a Barranquilla, al norte
del país.

Antonio Navarro -él mismo víctima en 1982 de un atentado contra
su vida- tomó entonces las riendas del recién nacido partido
político, que comenzaba a crecer en el número de adherentes.

El M-19 tomó tanta fuerza que en diciembre de 1990 alcanzó un 30
% de los votos de una Asamblea convocada para modificar la
constitución y un año más tarde consiguió tener la lista de mayor
votación en el parlamento.

Las encuestas señalaban que para las elecciones de 1994 -las que
se realizarán este domingo- Navarro estaba en pie de igualdad con
cualquier candidato liberal o conservador.

Pero, el proceso que fue interpretado como el fin del
bipartidismo en Colombia comenzó a revertirse, tal como lo prueba
el máximo de 4 % que las encuestas le otorgan actualmente a
Navarro.

¿Qué pasó en estos tres años?

Los analistas señalan que una vez dentro del sistema, el M-19 se
dejó absorber por él.

Se ha culpado a Navarro de no haber hecho una oposición sino de
buscar cuotas de poder (el presidente César Gaviria nombró a un
miembro del M-19 como ministro de Salud), lo que lentamente llevó
a la pérdida de credibilidad del movimiento.

La evidencia definitiva del desplome de este partido lo
constituyeron las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo
en que ninguno de sus candidatos resultó electo.

Más que la perdida de representación del M-19 en el Parlamento o
la derrota anunciada de Navarro en estas elecciones, los
analistas lamentan que se hubiera perdido la posibilidad de un
tercer partido que le hiciera peso a los tradicionales
conservadores y liberales que han dominado sin interrupción la
política colombiana desde el siglo pasado. (AFP)(9A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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