Quito. 14.01.94. La crisis hospitalaria del país no es de ahora.
Desde que se tiene antecedentes el servicio público de hospitales
atraviesa dificultades que las viene soportando en la actualidad
como un reflejo de la crisis del país.

Existe una falta de equipamiento y de camas, inmoralidad,
ausencia de medicinas, desaseo, desfinanciamiento, problemas
laborales y lo que es peor, el abandono de maquinarias recién
importadas. (El anterior ministro de Salud, Leonardo Viteri,
habló de 50 millones de dólares en implementos importados no
usados).

El ministro de Salud Pública, Patricio Abad, en su primera
gestión, sabiendo ya los problemas de los hospitales, anunció el
inicio de "una política agresiva para rehabilitar los hospitales
estatales", planteando por primera vez la posibilidad de
"privatizar ciertos servicios, para lograr la autogestión
financiera".

Esta resolución se la tomó recién hace un mes para paliar en algo
la crisis financiera de estos centros hospitalarios, y por lo
tanto, la crisis no se ha superado. Según la disposición, los
hospitales cobran por ahora exámenes, consultas, operaciones
quirúrgicas, etc. Para dar un ejemplo, un examen de sangre cuesta
5 mil sucres, un ingreso 20 mil, etc. El hospital de Portoviejo
ha recaudado 16 millones de sucres en estos primeros días de
enero, dinero que se lo utiliza para comprar medicinas e insumos.

Los hospitales

Según estadísticas del INEC, para el año 1992 se han registraron
429 hospitales (206 en la sierra, 195 en la costa y las restantes
en la región amazónica e insular. Diez años antes la mayor
proporción, 51%, se encontraba en la Costa, el 42% en la Sierra y
las restantes en el oriente y Galápagos.

En el número de camas existen cifras constantes entre 1982 y 1992
con un total aproximado de 17.253 camas hospitalarias a nivel
nacional, alcanzando, en el período comprendido entre 1982 y 1992
un ritmo de crecimiento un tanto más intenso en las clínicas
particulares, hospitales generales y hospitales especializados
cuyas proporciones han evolucionado de 14, 42 y 9%,
respectivamente, a 18, 44 y 10%. Los más significativos
incrementos de camas se evidencian en las provincias de Guayas,
Pichincha, Manabí, Azuay y adicionalmente el incremento más
notable de egresos hospitalarios corresponde a las provincias
antes mencionadas.

En el Litoral los grandes hospitales de estas provincias: el
Teófilo Dávila de Machala; Guayaquil en Guayaquil; Martín Icaza
de Babahoyo, Verdi Cevallos de Portoviejo y Delfina Torres de
Esmeraldas, no se abastecen para atender la gran cantidad de
enfermos que regularmente acuden a sus dependencias. Fueron
construidos hace muchos años atrás para albergar una determinada
cantidad de pacientes. Al momento, no dan abasto para atender a
todos los enfermos que se presentan en sus dependencias.

En peor situación se encuentran los centros de salud-hospitales
de otros cantones de esas provincias, en donde las camas son
pocas y solo se atienden a enfermos con enfermedades de menor
riesgo.

En Guayas existen los hospitales del Niño, que alberga a 200
pacientes; Guayaquil, con 350; e Infectología, con 45 camas, los
que permanecen con fallas en su estructura y deficiencias en el
sistema de alcantarillado sanitario y pluvial.

En cuanto los hospitales materno-infantiles del Guasmo y del
suburbio oeste, se aprovecha un crédito no reembolsable de la
fundación japonesa JICA, para adquirir instrumental médico. Los
hospitales regentados por la Junta de Beneficencia, Seguro
Social, Fuerzas Armadas y Policía Nacional, mantienen una
estrecha relación, con el Ministerio de Salud y se manejan en
forma eficiente.

Los hospitales manabitas Rodríguez Zambrano, de Manta; Verdi
Cevallos, de Portoviejo; Miguel Alcívar de Bahía, provincia de
Manabí), poseen alrededor de 200 camas en total, para una
población de 1,2 millones de habitantes y en esta provincia de
Los Ríos los hospitales más grandes son el Martín Icaza de
Babahoyo y el hospital de Quevedo, que entre ambos suman 140
camas para una población de 900 mil habitantes.

El principal hospital orense, el Teófilo Dávila de Machala y el
de Pasaje, tienen una capacidad para 220 camas, para una
población de 1,1 millones de habitantes, mientras que Esmeraldas
es la provincia con mayores problemas hospitalarios, puesto que
el más grande, el Delfina Torres, cuenta con 120 camas, para una
población de un millón de habitantes.

Estos hospitales arriba nombrados tienen los mismos problemas:
son estrechos, no tiene medicinas, sus instrumentales médicos son
obsoletos, los pacientes tienen que comprar sus medicamentos
afuera, ya que no existe dinero para comprar insumos, peor para
realizar operaciones de alta cirugía.

Para muestra, los hospitales del Austro

La atención del gobierno aún no se ha centrado en los hospitales
del austro del país. En estas casas de salud, en las cuatro
provincias, apenas disponen de 453 camas, una cifra
insignificante, dada la densidad poblacional.

Algunos hospitales han reducido su atención por la falta de
equipamiento o de personal especializado.

En el Vicente Corral Moscoso de Cuenca, calificado como regional,
porque recibe a pacientes de las provincia de El Oro, Loja y
Morona Santiago, tan solo funcionan entre 240 y 260 camas, a
pesar de que su capacidad abarcaría 400 camas.

Al decir del secretario general de los trabajadores de esta casa
de Salud, Oswaldo Cordero, la falta de conciencia de los médicos
impide que toda la capacidad hispitalaria sea cubierta pese a la
demanda, "porque muchas de las veces los médicos informan a los
pacientes que en el hospital no se puede realizar tal o cual
tratamiento y que vayan a clínicas particulares".

En dicha casa de salud las ambulancias se encuentran en malas
condiciones, aunque es propósito del director de Salud, José
Medina, dar una solución total y hacer que las mismas dispongan
de médicos y paramédicos con atención permanente.

El hospital Homero Castañier de Azogues, dispone de 146 camas.
Ofrece atención a pacientes de otras provincias, pero la falta de
especialidades hace que muchos de los enfermos sean trasladados a
Cuenca.

Haciendo una comparación con los hospitales de Macas y Zamora,
los hospitales amazónicos, casi resultan unos simples
Dispensarios de Salud.

El hospital de Morona Santiago dispone solo de 25 camas, pero
según su director, Victoriano Arévalo su capacidad por el momento
es la adecuada.

Pero el hospital que más problemas sufre al momento, es el de
Zamora Chinchipe, que se encuentra casi en total abandono.

Las 42 camas de que dispone, se encuentran en pésimas
condiciones, las dos ambulancias, casi no prestan servicio por
las fallas frecuentes que sufren y muchos de los equipos que
llegaron al hospital en el mes de octubre del año a anterior, aún
siguen encajonados y con el peligro de deteriorarse. Equipos de
rayos x, ecosonograma y estabilizadores, permanecen arrinconados
porque hace falta la entrega recepción respectiva.

De igual forma la casa de salud, carece de un cirujano, no se
diga de un buen local, el mismo que podría dar las facilidades en
un caso de emergencia, tal como sucedió en la tragedia del mes de
mayo del año anterior, cuando un deslizamiento de tierra mató a
más de 200 personas en el sector minero de Nambija. Los cadáveres
debían reposar en los patios del hospital.

"La mayor parte de pacientes prefieren viajar pese a las
dolencias a Loja", indicó una fuente que no quiso ser
identificada, tras señalar que este miércoles llegó el ministro
de Salud, Patricio Abad a la provincia.

"No sabemos si en cinco minutos de visita, el director del
hospital fue capaz de exponer los problemas de la casa de salud",
nos indicó la misma fuente. El hospital de Zamora Chinchipe
requiere de una atención urgente. (8A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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