Quito. 13.06.93. (Editorial) Nguyen Thanh Toan fue soldado del
ejército de Viet Nam del Norte. Participó en el salvaje
enfrentamiento de trincheras en Khe Sanh durante la guerra de
Viet Nam y sobrevivió.

En 1968, para sacarlos de la selva, donde tenía su base la unidad
de Toan, los militares estadounidenses rociaron las colinas
cercanas con defoliantes químicos como el "Agente Naranja" y
otros químicos tóxicos.

Cuando la guerra terminó en 1975, Toan volvió a su pueblo natal
de Ky Anh al centro de Viet Nam y se casó. Un año más tarde,
nació su primer hijo. El niño, incapacitado por una atrofis
muscular, murió el año pasado a la edad de 17.

Los otros tres hijos de Toan padecen del mismo mal, atribuido a
los químicos por los médicos vietnamitas.

De 1962 a 1970, los militares estadounidenses rociaron sobre
territorio vietnamita 72 millones de litros de defoliadores
mortales, la mitad de los cuales era el agente naranja, que toma
su nombre de las etiquetas de los barriles y contiene dioxina,
químico altamente tóxico.

Durante las décadas siguientes, estos químicos acabaron con los
manglares del Delta del Mekong, destruyeron la selva tropical a
lo largo del "Sendero de Ho Chi Minh" y arruinaron los campos de
arroz. Si se suma todo, destruyeron alrededor de 22.000
kilómetros cuadrados de selva y tierras de cultivo.

La guerra química lanzada por Estados Unidos se interrumpió a
raíz de las protestas hechas por cientos en 1970.

Ventitrés años más tarde, hay todavía toxinas en el suelo, las
cuales no permiten que crezcan los árboles. Pero más preocupante
que el impacto sobre el medio ambiente es el legado de
sufrimiento humano.

Phan Dzung, siendo adolescente, combatió en Viet Nam del sur,
donde estuvo expuesto a los químicos rociados por aviones
estadounidenses. A comienzos de este año, el único hijo de
Dzung, Nhat Anh, de tres años, murió de atrofia muscular y
problemas cardíacos.

Los médicos creen que es imposible estimar el número de personas
afectadas. Los químicos no solo envenaron a los soldados, sino
también a los civiles que consumieron alimentos y agua
contaminados.

Es difícil entender la forma exacta en que la dioxina afecta a la
fisiología humana. Por ello, médicos vietnamitas y
estadounidenses trabajan ahora conjuntamente para descubrir sus
efectos a largo plazo.

Viet Nam es el modelo ideal para estudiar los efectos a largo
plazo de la dioxina. Los investigadores están preocupados por
los riesgos que puedan presentarse en occidente, a causa de la
dioxina proveniente de la incineración de basura que entra en la
cadena de alimentos.

A más de la posible vinculación con el cáncer, a la dioxina se le
culpa también de los desórdenes del sistema nervioso central,
deficiencias inmunes, desajustes del sistema reproductivo
femenino y deformaciones de fetos.

Con la ayuda de un grupo alemán, los médicos vietnamitas han
establecido "aldeas de paz" y centros de cuidado infantil para
víctimas de la guerra química. Un hospital de Hanoi ha
identificado 145 clases de defectos congénitos, la mayor parte de
ellos neurológicos, causados por la dioxina.

Científicos de un hospital en Ho Chi Minh City (ex Saigon)
estudiaron a familias del Delta del Mekong, afectadas por los
herbicidas, y encontraron que, aún ahora, algunos niños tienen
niveles letales de agente naranja en su tejido nervioso.

Funcionarios de salud de Viet Nam dicen que la tasa de mortalidad
infantil en áreas afectadas por el agente naranja es de hasta 4.5
veces más alta que el promedio nacional, mientras que los
defectos congénitos son seis veces más altos, y el número de
abortos dos veces mayor.

Las tripulaciones aéreas, tanto civiles como militares que
transportaron los químicos mortales con los que se rociaba desde
los aviones, también sufrieron enfermedades prolongadas, algunas
de las cuales fueron contagiadas a sus hijos.

Pero los soldados estadounidenses recibieron compensaciones de su
gobierno y ayudas para criar a sus hijos incapacitados, mientras
que el gobierno vietnamita, afectado desde finales de la guerra
por el embargo económico de Estados Unidos, cuenta con poco
dinero para cuidar de las víctimas.

Muchos de los niños que nacieron con defectos congénitos fueron
abandonados por sus padres, y ahora el estado los cuida. Algunas
organizaciones privadas de veteranos de Viet Nam están regresando
desde los Estados Unidos para ayudar en los albergues para niños
y víctimas de la guerra. (IPS) (4A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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