HISTORIA DE UNA NOVELISTA TESTARUDA. Por Diego Araujo
Sánchez.

Quito. 23,06.91. La mujer es tema importante en la narrativa
ecuatoriana de todos los tiempos. Pero la mujer ha estado
relativamente ausente de la creación literaria. Un caso
excepcional es el de Alicia Yánez Cossío (Quito, 1929). Ella
parece una mujer extremadamente frágil. Pero esta primera
imagen se desvirtúa cuando recordamos a la autora de dos
libros de poesía, cuatro novelas editadas y una en proceso de
salir a la luz y un libro de cuentos. Entonces tampoco
sorprende la ilusión con que confiesa uno de sus proyectos:
vivir en el campo, cultivar con sus propias manos la tierra.
Porque detrás de aquella apariencia delicada, hay un talante
férreo, una voluntad tenaz para materializar sus
sueños.-Alicia Yánez se inició en la poesía y fue después
hacia la novela. ¿Qué determinó ese cambio? -Yo paso de la
poesía a la novela quizás porque empiezo a vivir una nueva
vida.

En la poesía hay una simbiosis del sentimiento, de la
sensación y la palabra. Si no se escribe en el momento mismo
que surgen esa sensación o esa idea metida en la palabra,
aquel momento no vuelve más. Entre mis dos primeros libros de
poesía y la primera novela que yo escribo transcurren como 15
años. En ese lapso yo no escribo casi nada.

Entonces paso a la novela porque encuentro que es una forma
para la situación nueva que enfrento. Estoy obnubilada por el
sentimiento de maternidad. Me es fácil la novela porque puedo
tomarla, dejarla, escribirla cuando tengo tiempo.
-¿Qué ha influido más en tu formación como escritora?
-Mi afición a la lectura. El hecho de haber empezado a leer
de una forma más sistematizada.
-¿Cuáles son tus lecturas preferidas?
-Leo lo que cae en mis manos. Pero quizás quedan Simón de
Beauvoir, Virginia Woolf, Skakespeare, Faulkner...Siempre
vuelvo a esas lecturas. -Cuando apareció "Bruna, soroche y los
tíos", en 1971, se dijo que esa obra estaba determinada por
una fuerte influencia garcíamarquiana. -Lo escribí algunos
años antes que llegara aquí "Cien años de soledad". Tenía otro
título. Se llamaba "La ciudad dormida". Y la presenté a un
concurso, en la Casa de la Cultura. La envié con un seudónimo,
para algunos, bastante bobo: Romina. Sé a ciencia cierta que
la novela no fue leída. Romina es casi Ramona y no dice nada.
Dos años después,me parece que fue en el 67, leí "Cien años de
soledad" y y entonces me dije: Mi novela no está tan mala y la
mandé al concurso del Universo.
-¿Cómo lograste conciliar la tarea doméstica, que suele en
nuestro medio ser abrumadora para la mujer en el hogar, y tu
trabajo como escritora?
-Siempre tomé el escribir como un desafío. Las dificultades y
los mismos escollos tal vez sean un motivo para seguir
adelante. Lo que quiere decir que a lo mejor soy muy
testaruda.
-Entonces puedes decirnos algo más de la historia de aquella
testarudez.
-¿Cómo la resuelves, cómo vences los desafíos?
-Nunca pensé escribir novela. Me parecía un trabajo superior a
mis fuerzas, a mi tiempo. Había escrito algunos cuentos
porque consideraba que mi tiempo me permitía entrar dentro de
ese género. Una vez, quizá por ejercicio, uní 3 de esos
cuentos. Luego puse un comienzo y un fin. El resultado fue
"Bruna, soroche y los tíos"...
-¿Tiene algún horario para escribir?
-Todo lo que yo he escrito lo he escrito por la noche o por la
madrugada. Tuve una larga época en la que trabajaba en un
colegio, de 7 de la mañana a 4 de la tarde. Sólo tenía la
noche como tiempo para escribir. Cuando todo el mundo se había
acostado, yo me amanecía escribiendo. A veces veía el reloj:
Eran las 6 de la mañana. Me había amanecido escribiendo.
Tomaba mi baño, desayunaba...El resto del día pasaba
absolutamente tranquila y descansada. No era lo mismo que
cuando por alguna razón me metía en la cama y no dormía. En
este caso sí sentía la angustia del insomnio.
-¿Alguna diferencia fundamental entre la forma de creación
del cuento y de la novela?
-El cuento es un género más elaborado, más difícil. Para mi
temperamento me es más placentero trabajar en la novela.
Porque considero que la novela es la vida misma. En una novela
hay altibajos, cosas amables, duras, cosas que pueden tener
sentido, que no tienen sentido.Como en la vida misma.Por
tanto, me siento más a gusto en la novela.
-En "Yo vendo unos ojos negros"
-¿qué te llevó a poner en primer plano la problemática de la
mujer?
-Sentir con más fuerza la negatividad del machismo.

No considero que sea una novela literariamente bien lograda.
Empiezo con mucha fuerza. Ataco el machismo. Pero conforme
avanzo me doy cuenta de que tan víctima del sistema es el
hombre como la mujer. Al final, me hago una concesión a mí
misma, consciente de que no logro un final adecuado al
comienzo de la novela.
-Después escribes "Más allá de las islas".
¿Hubo alguna influencia del Melville de "Las Encantadas" en
cuanto a la composición del relato, que cuenta diversas
historias y no una sola, como tu novela?
-No."Más allá de las islas" nace de la fascinación que ejerce
en mí el archipiélago. Por esa época una hija mía fue a
estudiar a las Galápagos y decidió que no regresaba nunca más.
Entonces viajamos toda la familia allá, en una Navidad, para
convencerla de que regresara. Yo allí me di cuenta de que ella
tenía toda la razón de querer quedarse.Y se quedó a vivir en
las Galápagos, incluso se matrimonio fue en las islas. Los
personajes están tomados de la realidad, salvo Morgan. Son
personajes que conocí en Las Galápagos.

En un comienzo esta novela tuvo otra forma. Era la historia de
una escritora que se escapaba a las Galápagos para librarse de
una situación muy personal. Se quedaba allí para liberarse de
una carga tremenda. Después cambié esa situación inicial por
el personaje de la Muerte. -Esto último nos podría hacer creer
que tus novelas son extremadamente trágicas. Pero no lo son.
El humor, la parodia, aparecen en tus obras. Por ejemplo en
"La cofradía del mullo del vestido de la virgen pipona".-Es la
única novela en la cual me he divertido de comienzo a fin. Es
mi obra que tiene menos correcciones( escribo mis novelas 2 y
3 veces). Primero nació el título. Una vez que yo escribía,
una de mis hijas me preguntó algo. Yo le dije:- Espérate un
ratito. Entonces demoré mucho en responderle. Ella se puso
enojada y me dijo:- Sí, ya se sabe que estás escribiendo "La
cofradía del mullo del vestido del Niño de Praga"...Y siguió
hablando. Me gustó mucho aquello. Lo anoté. Empecé a buscar la
forma de acomodar un relato a ese título. Pero me salía muy
irrespetuoso el meterme con el Niño de Praga, en cambio con
una virgen x era más fácil. Luego se me vino una especie de
desazón, de angustia, al saber que no iban a conocer mis
nietos muchas leyendas, tradiciones, comidas, refranes juegos,
que habían nutrido parte de mi infancia. Todo eso iba a
desaparecer. "La virgen pipona" es una novela en la que traté
de meter todo ello, que se puede perder. -Después viene "La
casa del sano placer", que sale de la anterior novela.
¿Qué te llevó a tratar el tema de la prostitución?
-Pensé que podía escribir una trilogía. Esta sería la segunda
novela. Pero abandoné este plan. La cuestión de la
prostitución respondió a un deseo de ahondar más en el alma
femenina, que a mí siempre me ha preocupado.
-¿Cómo juzgas el desarrolla de la narrativa ecuatoriana de los
últimos años?.
-Desde los años 70 veo un gran empuje, un gran avance en la
literatura ecuatoriana. No sé por qué no trasciende a un
ámbito latinoamericano. -Todavía en el plano internacional
siguen nuestros escritores inéditos. El problema editorial es
muy grave para nuestros autores.
¿Ha sido fácil para ti difundir tus novelas?.
-Mis novelas se han difundido principalmente en Quito y
Cuenca. Aun dentro del Ecuador han salido poco. Cada vez me
rebelo más ante el hecho de que una editorial se lleve el 90 %
del valor de la obra. Y el autor de ella tenga apenas un 1O%.
Las editoriales apenas se atreven a lanzar ediciones de 1000 ó
1.200 ejemplares. Esto es muy mezquino. En el fondo todo autor
tiene la ilusión de llegar a vivir de lo que escribe. Pero
entre nosotros la situación es desoladora.
-¿Cuál es tu novela que ha conseguido una mayor difusión?
-"Bruna, soroche y los tíos" se halla en la cuarta edición. Ha
alcanzado ya un tiraje de unos 9.000 ejemplares. -Tu novela
aún no publicada se titula "El cristo feo". -En ella trato el
tema de la creatividad en la mujer. Una empleada doméstica que
al descubrir un Cristo feo quiere componerlo, y entonces se
descubre como escritora. (3-C)
EXPLORED
en Autor: Diego Araujo - [email protected] Ciudad N/D

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