Quito. 13 jul 98. El día en que Jamil Mahuad decidió, por
segunda ocasión, ser candidato a la presidencia de la
República, en 1992, Ralph Murphine, el asesor norteamericano
que había contratado, le preguntó cuáles eran las principales
obras que podía enumerar al electorado.

Mahuad no supo qué contestar. El no era un improvisado. Se
había iniciado muy joven, como ministro de Trabajo en 1983,
durante el Gobierno de Osvaldo Hurtado. Había sido diputado
por la Democracia Popular en dos ocasiones, en 1986 y 1990.
Había llevado adelante ya una elección presidencial, en 1988.
Pero una obra que exhibir, una obra física, no tenía.

Tampoco era un líder consumado. Entonces estaba casado con una
ex reina de Quito, Tatiana Calderón, de quien se divorció poco
tiempo después, y con quien tuvo una hija: Paola. Era abogado
de profesión y había sido asesor legal y financiero de varias
instituciones bancarias de Quito.

Nació en Loja, el 29 de julio de 1949, y estudió en Guayaquil
y en Quito. En 1974 fue elegido presidente de la Federación de
Estudiantes Universitarios Católicos del Ecuador, y luego,
secretario regional de la Federación de Estudiantes de las
Universidades Católicas de América Latina. Incluso había sido
vicepresidente para el Area Andina, de la Organización
Demócrata Cristiana de América Latina. Y en 1989, había
obtenido su maestría en Administración Pública, otorgada por
la John F, Kennedy og Goberns, en la Universidad de Harvard.

Pero en ese momento crucial de 1992, él no era el dirigente
máximo de su partido. Y estaba lejos de ser ese hombre que
ganó ayer las elecciones, y al que aclaman en las distintas
regiones del país.

Fue cuando tomó la decisión crucial de abandonar la carrera
presidencial, optar por la alcaldía de Quito y reconstruir su
imagen política. Una reingeniería, como dicen ahora.

La prioridad era construir. ya se lo había advertido Murphine.

Necesita obras que mostrar. Y empezó de inmediato. Al
finalizar su primer período de alcalde no solo había
pavimentado una cantidad de kilómetros similar a la distancia
existente entre Quito y Guayaquil; y no solo había dotado de
agua potable a extensos sectores de la capital que carecían de
ella; sino que había concluido la primera etapa de su
principal obra pública: el trolebús, un sistema de transporte
que habría de convertirse en su más importante símbolo.

Pero el principal efecto político del trole fue confirmar su
su liderazgo, después de enfrentar con éxito un violento paro
organizado por los choferes en su contra. Una imagen que
creció más aún cuando, fue reelegido alcalde de Quito en las
elecciones de 1996, y que se profundizó cuando, en su calidad
de presidente de la Asamblea de la ciudad, encabezó la
resistencia contra el Gobierno del recién electo Abdalá
Bucaram.

Para entonces, ya no era el mismo político de centroizquierda,
que se había jugado en contra del Gobierno de León Febres
Cordero, y que había obtenido el quinto lugar en las
elecciones de 1988. Sino un hombre mucho más práctico, que
había empezado ya a acercase al entonces candidato
socialcristiano, Jaime Nebot Saadi.

Un acercamiento que comenzó durante la campaña presidencial de
1996, en oposición a la candidatura de Bucaram; que se
profundizó durante las combativas jornadas de febrero; y que
tenía su base ideológica en la reorientación de principios de
la Democracia Popular, dirigida por Osvaldo Hurtado, hacia una
postura más liberal.

Es el Jamil Mahuad de 1998. Decide postularse, un año después
de haberse recuperado un derrame cerebral, sufrido en
Barcelona, y que pudo costarle la vida. El que, después de
ganar la primera vuelta, recibe el apoyo del PSC, la ID y
Pachakutik. Y que, desde ayer, es el presidente electo del
Ecuador.

La evangelización y las leyes, su pasión

Pocos años atrás, estudiantes universitarios y un grupo de
profesores casi tuvieron que rogarle para que les permita
presentar su candidatura al Rectorado de la Universidad
Católica de Guayaquil.

Y no es que Gustavo Noboa, el flamante vicepresidente de la
República, sea un hombre soberbio, sino que aquello lo
distraía de lo que le importaba más: su trabajo de apostolado
con la juventud de Guayaquil.

A esta la venía evangelizando casi ininterrumpidamente desde
que tenía quince años. Siempre se sintió fascinado por lo que
los padres salesianos llamaban "el oratorio festivo": una
tarea de catequización a los jóvenes mediante tardes
deportivas en las que al final se estudiaba el Evangelio.

Noboa es un guayaquileño de 62 años de edad, que aceptó el
reto de trabajar por el Ecuador. Está casado con María Isabel
Baquerizo con quien procreó 6 hijos. Es doctor en Derecho,
abogado y licenciado en Ciencias Sociales y Política, títulos
obtenidos en la Universidad de Guayaquil.

Por la cátedra y sus principios evangelizadores despreció el
poder. En 1965 tuvo varias propuestas: la Vicepresidencia de
la República y el Ministerio de Educación.

Sus cargos

Fue rector de la Universidad Católica de Guayaquil por más de
10 años y decano de la faculta de Jurisprudencia en los
períodos 1969-1972 y 1978-1980. También desempeñó el cargo de
subdecano y profesor.

En el Gobierno de Osvaldo Hurtado fue gobernador del Guayas.
Miembro de la Comisión Negociadora con el Perú en Brasilia y
presidente de la Comisión de Seguridad y Confianza entre estos
dos países.

En 1995 estuvo como honorable de la Junta Consultiva del
Ministerio de Relaciones Exteriores. Sixto Durán Ballén lo
condecoró por dos ocasiones. En 1993 Al Mérito Laboral, y en
1996 la Orden Nacional Al Mérito en el Grado de Oficial. En
1992, Al Mérito Educativo en la administración de Rodrigo
Borja.

Le impusieron, en 1979, la orden de San Silvestre Papa, grado
de Comendador del Estado del Vaticano. Además Iglesia y
Servicio, grado de Comendador de la Conferencia Episcopal
Ecuatoriana, en 1992.

Desde 1958 es gerente administrativo del Ingenio azucarero San
Carlos. Su gestión como abogado laboral le permite ayudar a
muchos trabajadores en sus contratos colectivos.

Los cuatro frentes

En lo político

Durán, un enlace con el PSC

Aunque el hermetismo es la tónica en lo que respecta a quiénes
serán los colaboradores del próximo Gobierno, gente cercana a
la DP habla con cierta certeza de algunos personajes que, sin
duda, serán piezas claves a partir del 10 de agosto.

En el ámbito político, uno de ellos es Jaime Durán, director
de la fundación Informe Confidencial. Muchos afirman que sería
el ministro de Gobierno, por sus contactos con los diferentes
partidos políticos (ID, PSC e incluso el PRE, entre otros).
Además, la confianza que se ha ganado -no solo por su amistad
con el presidente electo- le da más piso: en su departamento,
por ejemplo, se selló el primer acuerdo parlamentario entre la
flecha verde y los socialcristianos, lo que permitió la
elección de Heinz Moeller y Alexandra Vela como presidente y
vicepresidenta del Congreso, respectivamente.

Otro pilar sería Patricio Vivanco, presidente del Tribunal
Supremo Electoral, quien más bien mantendría un perfil bajo.
Es decir, no con un cargo específico en el Gobierno ni
necesariamente con apariciones públicas, pero sí cerca de
Mahuad para tomar decisiones claves o entablar contactos a
niveles de cúpulas de partido. Su vinculación -como la de
Durán- con las élites es muy valiosa: se dice que, por
ejemplo, con León Febres Cordero hay una relación amistosa.

Juan José Pons y Ramiro Rivera, en cambio, serán sus soportes
en el Congreso. El primero podría ser el presidente del
Parlamento y el segundo, el jefe de bloque. Ambos son
considerados como hábiles estrategas, que cuentan con carisma
y aceptabilidad.

En materia internacional, más de uno afirma que José Ayala
Lasso será ratificado como canciller en el nuevo Gobierno. Su
rol principal será llevar a término la negociación con el
Perú. La mayoría de sus subsecretarios serían ratificados.

En lo económico

Jaramillo es la pieza clave

Fidel Jaramillo, ex gerente del Banco Central, y María del
Carmen Araujo, experta en descentralización, liderarán el
equipo económico de Mahuad. El matrimonio ha permanecido
vinculado al demócrata popular durante su campaña y ha
dirigido las reuniones de trabajo que definieron el plan
económico.

La política macroeconómica y, posiblemente, el Consejo
Nacional de Modernización, respectivamente, quedarán a su
cargo. Jaramillo ha demostrado una gestión centrada en
estabilización macroeconómica, cuyos resultados permitan
mejorar los indicadores sociales.

Colaboró en el interinazgo, del cual decidió separarse luego
de que Fabián Alarcón lo responsabilizara de una devaluación.

Junto a Jaramillo, aparece un grupo de economistas con quienes
mantiene una relación cercana: José Samaniego, José Carrera y
Mauricio Pareja fueron invitados a múltiples discusiones y, en
principio, serían sus subsecretarios en la cartera de
Finanzas.

Dos figuras diseñarían las políticas monetaria-fiscal, de
industrias y comercio: Luis Jácome, consultor de CORDES, y
Ramón Yulee, relacionado con los sectores productivos del
puerto.

Al equipo, se suman, finalmente, dos de sus colaboradores
durante la administración municipal: Teodoro Abdo, gerente de
la Empresa de Obras Públicas, y Patricio Ribadeneira, de la
Empresa de Agua Potable. Su participación en el régimen
fortalecerá áreas en las que, precisamente, tienen
experiencia.

Constan, finalmente, en la lista de cercanos: Alfredo Arízaga,
Guillermo Lazo, Andrés Hidalgo, Alvaro Guerrero, Santiago
Bayas, Mauricio Pozo y Walter Spurrier. Serían incluidos en
las ternas que el Ejecutivo enviará al Congreso para la
designación de autoridades del Banco Central.

Y aunque el nombre de Ana Lucía Armijos permaneció con un bajo
perfil, su presencia en el grupo de trabajo es, aún, una
opción que se maneja como muy posible.

En lo social

Reagrupación de ministerios

En el área social, se pretenden establecer una serie de
cambios, pues Mahuad pretende aplicar un proceso de
restructuración del poder Ejecutivo, similar al esquema
aplicado en Bolivia por el ex presidente Gonzalo Sánchez de
Lozada.

El plan de Mahuad establece básicamente la agrupación de
varios ministerios y la desaparición o transformación de
algunos en secretarías.De acuerdo con este cronograma, los
ministerios de Bienestar Social, Trabajo, Educación y Obras
Públicas podrían agruparse bajo la coordinación de una especie
de "supersecretaría" que se encargaría de coordinar toda sus
acciones.

Mientras que los ministerios de Comunicación y de Turismo
podrían desaparecer o transformarse en secretarías, según
explicaron personas cercanas a Mahuad.

Aunque aún no está definido nada respecto de las personas que
ocuparán los distintos ministerios y dependencias de carácter
social, varias personas aseguran que esta área será manejada
directamente por el vicepresidente, Gustavo Noboa, quien
lógicamente realizaría dichos nombramientos. De cumplirse esta
posibilidad, se afirma que Nila Velásquez, ex vicerectora de
la Universidad Católica de Guayaquil, ocuparía el ministerio
de Educación y nombraría además a los ministros de Trabajo;
Bienestar Social y de Obras Públicas.

Pero si Mahuad resuleve dirigir personalmente el frente
social, Rosa Torres, autora del plan educativo de la DP podría
ocupar algún cargo importante o el ministerio de Educación. No
obstante, se habla también de Ernesto Albán Gómez y de Carlos
Paladines para esta área.

Mientras que el sector cultural podría estar a cargo de
Rosangela Adoum, siempre y cuando decida renunciar a la
diputación provincial alcanzada durante las elecciones del 31
de mayo.

En lo militar

Cúpula de FFAA cambiaría

El establecimiento del nuevo Gobierno, no solo significará
cambios a nivel político, sino también en el campo militar,
pues coincidencialmente el actual jefe del Comando Conjunto,
César Durán Abad, se acogerá al servicio pasivo por cumplir
dos años en el rango de General de Ejército, máximo grado
dentro de la Fuerza Tererrestre, al igual que el Comandante de
la Fuerza Aérea, Hernán Quiroz.

Mientras que el Comandante del Ejército, Ramiro Manosalvas
cumple dos años en el grado de general de División, lo cual
significa que puede ascender a General de Ejército o pasar a
servicio pasivo, ascenso que dependerá de la decisión de
Mahuad.

Según personas cercanas al presidente electo pretende
respetar las jerarquías y antigüedades de los mandos
militares, por lo tanto, podría ser designado como jefe del
CCFFAA a Ramiro Manosalvas, pero si no es así, saldrá de las
filas militares y deberá determinar los tres remplazos (Jefe
del CCFFAA; Comandante del Ejército; y Comandante de la FAE)

De acuerdo con las normas militares, el ministro de Defensa
debe ser un general oficial superior en servicio pasivo, lo
cual hace que este tipo de nombramientos sea de carácter
político. El general en servicio pasivo más cercano a Mahuad
es el ex ministro de Defensa, José Gallardo, quien fue electo
como diputado por la DP, sin embargo, él no estaría dispuesto
a renunciar, pero sí será el nexo con sus ex compañeros para
cubrir dicho cargo.

De esta forma, saldría a la luz un nuevo grupo de generales de
división, que podrían optar por los diferentes cargos que
queden vacantes. Por ejemplo, Telmo Saldoval se perfilaría
como el nuevo Comandante del Ejército. Otros candidatos serían
Humberto Ordóñez, Patricio Núñez, Walter Valdiviezo, René
Gordón y Carlos Mendoza. (DIARIO HOY) (P. 6-A y 7-A)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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