Quito. 12.06.95. La primera sensación fue un golpe de aire
caliente, acompañado por un olor de moho producto de siglos de
abandono. El arqueólogo Kent Weeks y su equipo habían
conseguido por fin abrir la entrada. A sus espaldas, montones
de barro y escombros atestiguaban duras jornadas de
excavación.

Weeks había dado con un tesoro de la historia. El hallazgo era
ni más ni menos la Tumba 5 en el valle de los Reyes. Todo
apunta que este mausoleo es el lugar de enterramiento de
muchos de los hijos del mítico faraón Ramsés II. Situado a
unos 500 kilómetros al Sur de El Cairo, el valle de los Reyes
es un inmenso cementerio. Allí se enterraron casi todos los
faraones de las dinastías XVIII, XIX y XX; reyes que
gobernaron entre los años 1567 y 1085 antes de Cristo.

Kent Weeks llevaba cartografiando el valle de los Reyes desde
hace 20 años. En 1987 las autoridades egipcias anunciaron la
construcción de un aparcamiento en el área. Este profesor de
Egiptología de la Universidad Americana de El Cairo, de 53
años de edad, solicitó permiso para hacer una última
inspección.

Durante años el arqueólogo y su equipo excavaron como topos y
se arrastraron por estrechos conductos cual reptiles. A la
entrada del mausoleo, tras atravesar dos pequeños habitáculos,
dieron con una gran sala sustentada por 16 columnas. Lo que en
su época fue un espacio diáfano estaba ahora cubierto por
toneladas de tierra, arrastradas hasta allí por lluvias
torrenciales. Weeks cavó un túnel para seguir avanzando. Así
dio con una puerta. Tras ella se extendía un pasillo de más de
20 metros de longitud, surcado a ambos lados por pequeñas
cámaras. Al fondo del corredor los esperaba una estatua del
dios Osiris, el señor de los muertos. Allí el pasillo se
bifurcaba en ángulo recto a izquierda y derecha, rodeado
igualmente por pequeños cuartos.

¿Pero qué contienen estas 62 cámaras? Fundamentalmente restos
de cuerpos momificados y sarcófagos, trozos de canopes -las
vasijas utilizadas para guardar las vísceras de los cadáveres-
residuos de alimentos y algunas joyas de poco valor. Se espera
que las inscripciones en las paredes aporten nuevos datos
sobre el Egipto de Ramsés II. Las puertas de acceso a las
cámaras miden 75 centímetros de ancho; un espacio insuficiente
para introducir un sarcófago. Estos cuartos, se supone,
estaban reservados para las ofrendas.

Weeks sospecha que las verdaderas tumbas se encuentran debajo;
existen evidencias de escaleras descendentes. ¿Se encontrarán
allí los sarcógafos de los príncipes? ¿Habrá tesoros? La
incógnita se mantendrá por lo menos dos años, el tiempo
necesario para poder acceder a la planta inferior.

A los especialistas les ha llamado la atención las dimensiones
de la Tumba 5, la mayor hallada hasta el momento. También su
forma en T, que difiere de las tumbas reales conocidas, de
estructura mucho más sencilla.

- El hallazgo demuestra que la arqueología de Egipto, lejos de
estar acabada, puede dar muchas sorpresas. Se calcula que sólo
conocemos un 25 por ciento de lo que fue esa cultura explica
Antonio Pérez Largacha, profesor de Historia de la Universidad
de Alcalá de Henares y especialista en Egiptología. Pérez
Largacha cree que la tumba "aportará datos sobre las
relaciones de poder y la organización interna del Estado.
Porque lógicamente los hijos de Ramsés II tendrían misiones
administrativas".

Ramsés II ocupa un lugar de preferencia entre los monarcas
egipcios. También se le conoce como Ramsés el Grande. Su
reinado, de 67 años (1279 a.C.-1212 a.C.) es el más largo de
la historia egipcia después del de Pepi II. A este faraón, que
vivió un milenio antes, se le atribuyen 96 años de gobierno.

Ramsés II fue extremadamente longevo; llegó hasta los 92 años
en una época en que la esperanza de vida no rebasaba los 40.
Hijo de Seti I, nació en 1304 a.C. Su abuelo, Ramsés I, fue
general y visir del faraón Horembeb. Este lo eligió como
sucesor, ya que no tenía descendencia.

Ramsés II se crió en un Egipto próspero que vivía un
renacimiento bajo el reinado de Seti I. Desde muy temprano
Seti I implicó a su vástago en la vida de la corte y en
actividades militares. Con sólo 10 años Ramsés II ya era un
capitán del ejército de su padre. Para enseñar a su hijo los
conocimientos políticos y militares Seti se hacía acompañar
por él en algunas campañas militares. El faraón lo eligió como
corregente y le concedió un harén.

Ramsés II tuvo ocho esposas, amén de una larga lista de
concubinas. A los 15 años ya había contraído nupcias con
Nefertari e Isnofret. Esta última le dio su decimotercer hijo,
Mernepetah, el futuro faraón. También hubo bodas políticas:
tomó como esposas a dos hijas del rey hitita Hattusil III,
como ratificación de un tratado de paz. Nefertari, su primera
esposa, fue la gran amada: así lo atestigua un templo en Abu
Simbel dedicado a ella y a la Diosa del Amor. En el valle de
las Reinas, la tumba de Nefertari, fallecida prematuramente,
es uno de los más refinados.

Fruto de todas estas relaciones están los numerosos hijos de
Ramsés II. Se sabe que tuvo al menos 52 hijos y 40 hijas.
Algunos cálculos hablan de una descendencia de 162 vástagos.
Una buena parte -unos 50- podrían estar enterrados en la
famosa Tumba 5. Allí Weeks ha leído inscripciones que revelan
el enterramiento en ese lugar de los hijos primero, segundo,
séptimo y decimoquinto.

Precisamente uno de sus hijos, Khaemwaset, fue un fiel
ayudante de Ramsés II en la gran obsesión del faraón: la
construcción. "Khaemwaset ha pasado a la historia como el
primer arqueólogo de la humanidad. Pero realmente su labor no
era la recuperación de monumentos, sino localizar lugares
donde obtener materiales para las edificaciones de su padre",
aclara el egiptólogo Pérez Largacha.

Ramsés queda en la historia egipcia como el mayor constructor,
1.200 años después del levantamiento de la pirámide de Keops y
la gran esfinge. Sus obras se extienden por todo el Imperio
desde el Mediterráneo hasta Nubia, el actual Sudán. Sus obras
más grandiosas fueron la ampliación de los templos de Luxor y
Karnak el templo dedicado a Osiris en Abydos, el Ramesseum -su
templo funerario.

Además se construyó su propia capital, Pi Ramsese, en el delta
del Nilo de donde procedía su familia. La obra más grandiosa y
conocida de Ramsés II está en el límite meridional del actual
Egipto: Abu Simbel. Es un gigantesco templo, excavado en roca
y con una profundidad de 63 metros. La fachada la dominan
cuatro colosos sentados, cada uno de 20 metros de altura.

Muchas de sus impresionantes construcciones eran instrumentos
de propaganda para realzar su poder. Como hicieron otros
faraones, Ramsés II usurpó y se atribuyó algunas obras de sus
predecesores. Además desmanteló edificaciones de períodos
anteriores para construir sus obras", aclara Pérez Largacha.

Ramsés también utilizó la propaganda para relatar el resultado
de la batalla de Qadesh. En 1274 a.C. cerca de 50.000 egipcios
e hititas se enfrentaron en una colosal batalla de infantería
y carros de guerra. El enfrentamiento quedó en tablas, aunque
el gran faraón la presentara como una victoria. Años más tarde
se firma lo que se considera uno de los primeros tratados de
paz de la historia. El pacto dio casi medio siglo de
tranquilidad a Egipto. Hasta el final del reinado de Sese -
nombre cariñoso con el que los súbditos se referían a Ramsés
II- el bienestar fue la tónica dominante. Pero su hijo
Merneptah recibió un imperio ya en decadencia. La fama de
Ramsés el Grande pervivió con la misma rotundidad que sus
impresionantes templos: los nueve reyes de la XX dinastía
adoptaron el nombre de Ramsés.

El monarca también debe su nombre al éxodo judío. Se cree que
fue durante su reinado cuando los israelitas huyeron de la
esclavitud egipcia guiados por Moisés. ¿Murió el primer hijo
de Ramsés II, a causa de la décima plaga que el Dios del Viejo
Testamento dejó caer sobre Egipto? Según el Libro del Exodo,
todos los primogénitos egipcios murieron a causa de esta
acción divina. El arqueólogo Kent Weeks se apresura a matizar:
"No digo que vayamos a ratificar los dicho en la Biblia".

El descubridor de la Tumba 5 no espera encontrar grandes
tesoros en la más que probable planta inferior. Con la
excepción del sepulcro de Tutankamón, ninguna de las 61 tumbas
del valle de los Reyes albergaba grandes riquezas. Todas
fueron sometidas a pillaje, ya desde la antigüedad. Un
documento egipcio de 1150 a.C., actualmente en el Museo de
Turín, relata uno de los frecuentes casos de profanación de
tumbas reales. Un hombre fue apresado y confesó bajo tortura
haber penetrado en el mausoleo de Ramsés II con la intención
de robar. Después, admitió, quería acercarse a la "tumba más
allá del camino". Esa tumba, apenas a 30 metros de la de
Ramsés II, es donde se cree que reposan los herederos del gran
faraón.

"EL IMPERIO EGIPCIO TERMINA CON EL REINADO DE RAMSES II"

María del Carmen Pérez Dié es una de las grandes especialistas
españolas de la historia egipcia. Ocupa la dirección del Museo
Arqueológico Nacional y es la responsable de la misión
española en Egipto.

Desde 1991 dirige el museo arqueológico Nacional. Pero empezó
a pisar sus pasillos bastante antes. "Nací enfrente del museo
y me pasé la infancia visitándolo", explica María del Carmen
Pérez Díe, doctora en Historia Antigua y arqueóloga. Todos los
años viaja a Egipto; en 1984 fue nombrada directora de la
misión arqueológica española en ese país. Su destino es la
antigua ciudad de Heracleópolis Magna, 130 kilómetros al Sur
de El Cairo. Allí, entre los meses de octubre y diciembre, una
docena de especialistas trabajan de sol a sol en las
excavaciones.

P. ¿Cómo valora la Tumba 5?

R. Yo le doy mucha importancia. Por los planos que se han
difundido, por el punto de vista arquitectónico es
impresionante. Todos los restos que se han hallado puede ser
una muy valiosa documentación arqueológica. Puede ser uno de
los grandes hallazgos del siglo. Pero hay que saber más.

P. ¿Qué información puede aportar?

R. Si se confirma que son los hijos de Ramsés II, mucho.
Aparte de lo puramente arquitectónico se podría saber más de
la historia: quiénes eran, de qué mujeres eran hijos, qué
títulos tenían, qué función cumplían en la corte, cómo era la
vida familiar real, por qué se los enterró todo juntos. Se
pueden hacer análisis genéticos de los restos momificados; la
comparación entre unos cuerpos y otros pueden dar datos sobre
las relaciones familiares. Pero hay que ser cautos; ahora
estamos en el primer shock tras el descubrimiento.

P. Se ha dicho que puede ser uno de los grandes
descubrimientos del siglo...

R. Quizá. Pero no hay que olvidar el descubrimiento de la
tumba de Tutankamon en 1922. Y un hallazgo muy interesante,
que se conoce poco, son las tumbas reales en Tanis,
encontradas en plena Segunda Guerra Mundial.

P. Ramsés II es un mito. ¿Realmente está entre los grandes
faraones?

R. Sí. Reinó en un momento en que el Imperio estaba en su
máximo esplendor; las fronteras llegaban hasta Asia Menor y en
el Sur hasta Nubia. Además vivió 92 años. Ramsés es un gran
constructor; su obra está en todas partes. Es increíble cómo
pudo hacer tantas cosas. Además de su omnipresencia,
impresiona lo grandioso de las construcciones. Después de él
todo el Oriente sufre una convulsión y Egipto entra en
decadencia. El Imperio Egipcio termina con Ramsés II.

P. ¿Cuál es la labor que realiza España en antiguo Egipto?

R. Estamos trabajando en Heracleópolis Magna, a la entrada de
la localidad de El Fayum. Las excavaciones empezaron en 1966.
Es una ciudad poco accesible desde el punto de vista
turístico; es un lugar para especialistas. Se fundó en la
primera dinastía -en torno al año 3.000 a.C-. Durante las
dinastías IX y X (2160-2040 a.C.) fue capital de Egipto. Más
tarde, en las dinastías XXI y XXII se convirtió en un punto
estratégico.

P. ¿Qué se ha encontrado?

R. Hay un templo, el de Herisef, que construyó en parte Ramsés
II. Existe una escuela copta. También pasaron por allí los
romanos, bizantinos y los árabes. Muchos de los monumentos
están en los museos. Estamos excavando en dos necrópolis, que
también fueron saquedas en la antigüedad. Hay muchos
personajes desconocidos. Era una necrópolis de los
gobernadores locales, pero fue reutilizada por el, pueblo. Es
muy interesante ver la superposición de enterramientos: los
ricos, enterrados con sus ajuares, y los pobres con un
amuletito.

P. ¿El integrismo está dificultando la arqueología en Egipto?

R. Afecta relativamente, y no a todos. Yo no tengo ningún
problema para ir allí. Hay zonas más peligrosas. Se han
pospuesto algunos proyectos en alguna zonas más conflictiva.
Se ha dado el caso de una misión privada catalana que abandonó
hace tiempo una excavación más al Sur del país. No ha habido
ataques directos contra arqueólogos. (REVISTA CAMBIO 16. N§
1229. PP.70-73)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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