Subdirector de Información
Quito. 7 feb 2001. Magdalena Adoum murió el pasado martes. Deja un vacío
que no se llenará fácilmente. Su vida fue fructífera. Su partida, digna.
El Ecuador deja de contar con un personaje que siempre asombró por su
dinamismo y confianza en el futuro del país. Ella siempre apostó por la
democracia, por los sectores populares, por la cultura, por la
solidaridad, por la mujer. En su vida tomó riesgos, venció desafíos,
siempre mostró sus dos manos abiertas a los jóvenes, los exiliados
y los perseguidos.
Directora de la revista Nueva, soportó el autoritarismo de la dictadura
militar, en 1979. El Municipio de Quito la homenajeó el 8 de marzo de
1995, Día Internacional de la Mujer.
Un adiós. Un hasta pronto, Magdalena. (DCM)
El primer día que la vi era un jueves de aguas en Quito. Por lo tanto,
corría abril, sin la menor duda, y yo fumaba Full Speed como condenado.
De esto, hace ya más de una eternidad.
Pero ya desde entonces tenía su aire de Mama Grande, atrincherada en su
Nueva, aquella revista en la que, por esa época, escribían varios
chilenos, algunos luminosos, otros deschavetados por el desarraigo, todos
acosados por Pinochet, o por el miedo.
También lo hacían los compatriotas que se oponían a la dictadura del
triunvirato militar, unos con más decisión que otros, algunos con cédula
y huella digital, la mayoría bajo el paraguas de sencillos seudónimos.
De tal modo que su publicación era el manantial donde se bebía
información de lo que pasaba en América Latina, principalmente, donde se
ensayaba una prensa alternativa. Y era el palenque para aguzar las
espuelas de los gallos que, luego, con el retorno, llegarían a ser
presidentes, ministros o embajadores...
Nueva fue clausurada en las puertas del horno de la democracia, en marzo
de 1979, por orden del dictador Guillermo Durán Arcentales, por haber
sostenido en sus páginas una valiente denuncia sobre la corrupción del
régimen militar: podredumbre en la importación de fertilizantes, de
válvulas de gas, en la construcción del terminal marítimo, en el caso
Tokura, en el caso Estrella, en la chatarra entregada a los hospitales,
el caso La Previsora, las glosas a la Texaco. En fin.
Una mordaza de seis meses que ella, Magdalena Adoum, recibió con coraje y
buen humor si mal no recuerdo en su apartamento de la Seis de Diciembre y
Colón, con el ánimo que da un trago cuando se coloca exactamente entre
pecho y espalda, en el momento preciso, y con la solidaridad de sus hijas
y de sus colaboradores más cercanos, puestos allí como una bufanda, como
un poncho, como una mano para pasar el mal rato.
Todo esto se me vino a la cabeza el viernes anterior, cuando Yolanda
Torres (Ecuavisa) la llamó públicamente La Maga. Maga, mujer de diálogo,
organizadora del optimismo, por haber conseguido la convergencia de
periodistas, comunicadoras populares y de medios alternativos feministas
y no, algunas fundamentalistas confesas, en la Red de Mujeres en
Comunicación. De la reunión en la que se presentó la Red todos salimos
enredados. Era inevitable. Físicamente capturados en un chinchorro de
cintas multicolores. Anímicamente, en la propuesta que busca consolidar
las posibilidades de una comunicación alternativa en el país, en función
de la movilización social y, como se dijo allí, en el ánimo de cambiar la
visión trágica que supura por todas partes la anatomía social.
En un país clasista, patriarcal, paternalista, la Red de Mujeres en
Comunicación se propone cambiar la imagen estereotipada de la mujer,
conducir la información que produzcan los sectores sociales preteridos,
impulsar un gran entendimiento nacional. Es decir, asume un gran desafío.
Para ellas, peritas en almíbar, diríamos, luego de sentir la gran energía
vital que emanaba de las mujeres reunidas, decididas y contentas con su
propósito. Resta esperar que de las cordilleras del optimismo desciendan
a los áridos parajes del trabajo cotidiano, y que los medios de
comunicación acojan la información de la Red, que la incorporen en sus
espacios cotidianos, que la usen como líquido de contraste para que
podamos vislumbrar mejor el destino nacional.
Magdalena, La Maga, tiene la sabiduría. Las demás, los pies para caminar.
(Este texto se publicó el 6 de junio de 1991)
Testimonio
- Madre y abuela. Ombligo de un universo de lealtad que está más allá del
ajeno parecer. Amante de la palabra escrita, de la poesía y de lo bello,
de lo profundo, lo mágico, lo cósmico, lo estético. Silenciosa escritora
de la ternura y de los desencuentros. Optimista a pesar del desencanto.
Amiga cierta, confidente, pitonisa. Hogar que acoge al transeúnte, al
solitario, al urgido, al perseguido. Mano generosa que no buscó
notoriedad. Mujer, sobre todo. Feminista, a pesar suyo. Esta fue
Magdalena Adoum.
María Pilar Vela
- Organizadora nata, motivadora de acuerdos políticos y optimista
convencida de las posibilidades de las mujeres.
Alexandra Ayala
- Fue una mujer con una gran percepción política, que luchó siempre por
la construcción de un concepto de nación. Sostenía que "el verdadero
liderazgo está en aquel que tiende los puentes para la solución de los
conflictos", y ella, sin duda, fue una gran líder.
Lolita de Baca
- Magdalena, la
palabra.
Magdalena, puente.
Magdalena, visión.
Magdalena, futuro.
Magdalena, emoción
que contagia.
Magdalena, ejemplo
que exige.
Dolores Padilla
Una vida dedicada a la mujer
Magdalena Adoum, ecuatoriana de nacimiento, realizó sus estudios
primarios y secundarios en el Colegio de los Sagrados Corazones de
Rumipamba. De 1964 a 1966 fue docente en el Instituto de Lenguas
Extranjeras en Pekín, China. En 1966 recibió el Emblema de la amistad,
condecoración concedida por el primer ministro del Consejo de Estado de
la República Popular China de ese entonces.
En 1971 fundó la revista Nueva y se encargó de la gerencia. La revista
fue clausurada en 1979 debido a la dictadura militar; sin embargo, el
Congreso Nacional decidió la reapertura de la revista, en su primera
sesión bajo el nuevo régimen democrático.
De 1973 a 1975 representó a diario Expreso en Quito. De 1976 a 1980 fue
miembro de la Unión Nacional Democrática Ecuatoriana (Unade). En 1983,
como representante del Ildis, coordinó el seminario Democracia en América
Latina. Un año después ingresó al movimiento político Mujeres por la
Democracia. En 1985, por invitación del Gobierno de Cuba, asistió al foro
de mujeres en Nairobi, y luego a la reunión sobre la deuda externa en La
Habana.
Como miembro fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo de
Nueva York en 1986, y representante en Quito, en 1988 organizó la
delegación cultural para la conmemoración de este organismo en Nueva
York. Un año después, invitada por la Federación Interncional de Mujeres,
asistió al seminario Mujer, desarrollo y paz, en Moscú.
En 1988, fue miembro fundador de la Fundación Caspicara. En 1992 coordinó
la Red de Mujeres en Comunicación, y un año después, el suplemento SEXTO
SENTIDO de Diario HOY.
En 1994 participó del comité ejecutivo y fue responsable de la Comisión
de Comunicación del Foro Nacional Permanente de Mujeres del Ecuador, y un
año más tarde, fue miembro del Frente Cívico por la Paz.
En 1996 formó parte del directorio de la Asamblea de Quito, y en 1997 fue
designada presidente del Consejo Nacional de las Mujeres, (Conamu). (KSM)
Condecoraciones
- En 1966 recibe el Emblema de la Amistad, de manos de Chou en Lai,
primer ministro del Consejo de Estado de China.
- En 1995, obtuvo el Premio Nacional de la Dirección Nacional de la Mujer
(Dinamu), por su trabajo en beneficio de las mujeres ecuatorianas.
- En el mismo año, recibió el Pergamino por el apoyo para el desarrollo
de la democracia, la cultura y la mujer, otorgado por el Ildis, diario El
Mercurio, Idis, y revista Cántaro, en Cuenca.
- También en 1995, recibió un homenaje de parte del Distrito
Metropolitano de Quito con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la
Mujer. (KSM) (Diario Hoy)
Quito. 7 feb 2001. Magdalena Adoum murió el pasado martes. Deja un vacío
que no se llenará fácilmente. Su vida fue fructífera. Su partida, digna.
El Ecuador deja de contar con un personaje que siempre asombró por su
dinamismo y confianza en el futuro del país. Ella siempre apostó por la
democracia, por los sectores populares, por la cultura, por la
solidaridad, por la mujer. En su vida tomó riesgos, venció desafíos,
siempre mostró sus dos manos abiertas a los jóvenes, los exiliados
y los perseguidos.
Directora de la revista Nueva, soportó el autoritarismo de la dictadura
militar, en 1979. El Municipio de Quito la homenajeó el 8 de marzo de
1995, Día Internacional de la Mujer.
Un adiós. Un hasta pronto, Magdalena. (DCM)
El primer día que la vi era un jueves de aguas en Quito. Por lo tanto,
corría abril, sin la menor duda, y yo fumaba Full Speed como condenado.
De esto, hace ya más de una eternidad.
Pero ya desde entonces tenía su aire de Mama Grande, atrincherada en su
Nueva, aquella revista en la que, por esa época, escribían varios
chilenos, algunos luminosos, otros deschavetados por el desarraigo, todos
acosados por Pinochet, o por el miedo.
También lo hacían los compatriotas que se oponían a la dictadura del
triunvirato militar, unos con más decisión que otros, algunos con cédula
y huella digital, la mayoría bajo el paraguas de sencillos seudónimos.
De tal modo que su publicación era el manantial donde se bebía
información de lo que pasaba en América Latina, principalmente, donde se
ensayaba una prensa alternativa. Y era el palenque para aguzar las
espuelas de los gallos que, luego, con el retorno, llegarían a ser
presidentes, ministros o embajadores...
Nueva fue clausurada en las puertas del horno de la democracia, en marzo
de 1979, por orden del dictador Guillermo Durán Arcentales, por haber
sostenido en sus páginas una valiente denuncia sobre la corrupción del
régimen militar: podredumbre en la importación de fertilizantes, de
válvulas de gas, en la construcción del terminal marítimo, en el caso
Tokura, en el caso Estrella, en la chatarra entregada a los hospitales,
el caso La Previsora, las glosas a la Texaco. En fin.
Una mordaza de seis meses que ella, Magdalena Adoum, recibió con coraje y
buen humor si mal no recuerdo en su apartamento de la Seis de Diciembre y
Colón, con el ánimo que da un trago cuando se coloca exactamente entre
pecho y espalda, en el momento preciso, y con la solidaridad de sus hijas
y de sus colaboradores más cercanos, puestos allí como una bufanda, como
un poncho, como una mano para pasar el mal rato.
Todo esto se me vino a la cabeza el viernes anterior, cuando Yolanda
Torres (Ecuavisa) la llamó públicamente La Maga. Maga, mujer de diálogo,
organizadora del optimismo, por haber conseguido la convergencia de
periodistas, comunicadoras populares y de medios alternativos feministas
y no, algunas fundamentalistas confesas, en la Red de Mujeres en
Comunicación. De la reunión en la que se presentó la Red todos salimos
enredados. Era inevitable. Físicamente capturados en un chinchorro de
cintas multicolores. Anímicamente, en la propuesta que busca consolidar
las posibilidades de una comunicación alternativa en el país, en función
de la movilización social y, como se dijo allí, en el ánimo de cambiar la
visión trágica que supura por todas partes la anatomía social.
En un país clasista, patriarcal, paternalista, la Red de Mujeres en
Comunicación se propone cambiar la imagen estereotipada de la mujer,
conducir la información que produzcan los sectores sociales preteridos,
impulsar un gran entendimiento nacional. Es decir, asume un gran desafío.
Para ellas, peritas en almíbar, diríamos, luego de sentir la gran energía
vital que emanaba de las mujeres reunidas, decididas y contentas con su
propósito. Resta esperar que de las cordilleras del optimismo desciendan
a los áridos parajes del trabajo cotidiano, y que los medios de
comunicación acojan la información de la Red, que la incorporen en sus
espacios cotidianos, que la usen como líquido de contraste para que
podamos vislumbrar mejor el destino nacional.
Magdalena, La Maga, tiene la sabiduría. Las demás, los pies para caminar.
(Este texto se publicó el 6 de junio de 1991)
Testimonio
- Madre y abuela. Ombligo de un universo de lealtad que está más allá del
ajeno parecer. Amante de la palabra escrita, de la poesía y de lo bello,
de lo profundo, lo mágico, lo cósmico, lo estético. Silenciosa escritora
de la ternura y de los desencuentros. Optimista a pesar del desencanto.
Amiga cierta, confidente, pitonisa. Hogar que acoge al transeúnte, al
solitario, al urgido, al perseguido. Mano generosa que no buscó
notoriedad. Mujer, sobre todo. Feminista, a pesar suyo. Esta fue
Magdalena Adoum.
María Pilar Vela
- Organizadora nata, motivadora de acuerdos políticos y optimista
convencida de las posibilidades de las mujeres.
Alexandra Ayala
- Fue una mujer con una gran percepción política, que luchó siempre por
la construcción de un concepto de nación. Sostenía que "el verdadero
liderazgo está en aquel que tiende los puentes para la solución de los
conflictos", y ella, sin duda, fue una gran líder.
Lolita de Baca
- Magdalena, la
palabra.
Magdalena, puente.
Magdalena, visión.
Magdalena, futuro.
Magdalena, emoción
que contagia.
Magdalena, ejemplo
que exige.
Dolores Padilla
Una vida dedicada a la mujer
Magdalena Adoum, ecuatoriana de nacimiento, realizó sus estudios
primarios y secundarios en el Colegio de los Sagrados Corazones de
Rumipamba. De 1964 a 1966 fue docente en el Instituto de Lenguas
Extranjeras en Pekín, China. En 1966 recibió el Emblema de la amistad,
condecoración concedida por el primer ministro del Consejo de Estado de
la República Popular China de ese entonces.
En 1971 fundó la revista Nueva y se encargó de la gerencia. La revista
fue clausurada en 1979 debido a la dictadura militar; sin embargo, el
Congreso Nacional decidió la reapertura de la revista, en su primera
sesión bajo el nuevo régimen democrático.
De 1973 a 1975 representó a diario Expreso en Quito. De 1976 a 1980 fue
miembro de la Unión Nacional Democrática Ecuatoriana (Unade). En 1983,
como representante del Ildis, coordinó el seminario Democracia en América
Latina. Un año después ingresó al movimiento político Mujeres por la
Democracia. En 1985, por invitación del Gobierno de Cuba, asistió al foro
de mujeres en Nairobi, y luego a la reunión sobre la deuda externa en La
Habana.
Como miembro fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo de
Nueva York en 1986, y representante en Quito, en 1988 organizó la
delegación cultural para la conmemoración de este organismo en Nueva
York. Un año después, invitada por la Federación Interncional de Mujeres,
asistió al seminario Mujer, desarrollo y paz, en Moscú.
En 1988, fue miembro fundador de la Fundación Caspicara. En 1992 coordinó
la Red de Mujeres en Comunicación, y un año después, el suplemento SEXTO
SENTIDO de Diario HOY.
En 1994 participó del comité ejecutivo y fue responsable de la Comisión
de Comunicación del Foro Nacional Permanente de Mujeres del Ecuador, y un
año más tarde, fue miembro del Frente Cívico por la Paz.
En 1996 formó parte del directorio de la Asamblea de Quito, y en 1997 fue
designada presidente del Consejo Nacional de las Mujeres, (Conamu). (KSM)
Condecoraciones
- En 1966 recibe el Emblema de la Amistad, de manos de Chou en Lai,
primer ministro del Consejo de Estado de China.
- En 1995, obtuvo el Premio Nacional de la Dirección Nacional de la Mujer
(Dinamu), por su trabajo en beneficio de las mujeres ecuatorianas.
- En el mismo año, recibió el Pergamino por el apoyo para el desarrollo
de la democracia, la cultura y la mujer, otorgado por el Ildis, diario El
Mercurio, Idis, y revista Cántaro, en Cuenca.
- También en 1995, recibió un homenaje de parte del Distrito
Metropolitano de Quito con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la
Mujer. (KSM) (Diario Hoy)
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