Quito. 07. 05. 90. Mujeres latinoamericanas de varios países
analizaron en Quito, el papel que cumplen las mujeres para
fomentar los procesos democráticos en América Latina.
La mujeres reunidas son sociólogas, políticas, académicas,
investigadoras, que han asumido como opción vital el
reavivamiento de las fuerzas colectivas, para la búsqueda del
bienestar común.
En la semana anterior se reuniron en Quito alrededor de 18
integrantes del Consejo de Educación de Adultos para América
Latina, para intercambiar experiencias sobre el papel que
desempeñan dentro de la educación popular y el liderazgo de las
mujeres en la construcción de la democracia. Gabriela Pischedda,
de Chile, se refirió a los principales desafíos que enfrenta la
naciente democracia en su país. El primero es tratar de desanudar
las estructuras que dejó amarradas el régimen anterior y que
impiden el buen desarrollo del proceso democrático; segundo, la
necesidad de mejorar las condiciones de vida de las mayorías
populares.
La uruguaya Celia Eccher resaltó el papel de la mujer en los
distintos procesos vividos en su país. Se unieron para reclamar
por los presos políticos y los desaparecidos. Lo político pasó a
ser lo doméstico, la resistencia se hacía dentro de casa. Cuando
llegó la democracia en Uruguay, muchas mujeres dejaron la
militancia. Se crearon instancias como el Instituto de la Mujer ,
la Sala de la Mujer, la Comisaría de la Mujer.
La situación en Panamá fue descrita por Mariela Arce quien se
refirió a los efectos de la reciente invasión noreteamericana y
analizó las causas que permitieron que su pueblo, en su mayoría,
aplaudiera la invasión. En emotivo relato lamentó lo sucedido en
su patria. Hoy el movimiento popular ha quedado desrticulado.
Marcela Legarde de México afirmó como tarea fundamental de las
líderes feministas la construcción de una nueva democracia en
América Latina. Para la representante mexicana no se trata
simplemente de luchar por puestos públicos sino de aglutinarse en
torno a temas como la deuda, la crisis y sobre todo la
transformación de la sociedad.
A su criterio en México el movimiento feminista es de izquierda y
por lo tanto sus programas no se limitan a las reinvindicaciones
de género sino que son para el conjunto de la nación. (B-4)
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