GAVIRIA ASUME LA PRESIDENCIA DE COLOMBIA, BAJO LA PROMESA DE
PACIFICAR EL PAIS
Bogotá. 08. 08. 90. En un marco de absoluta paz y de un
impresionante dispositivo de seguridad, el economista liberal de
43 años César Gaviria, asumió el martes la presidencia de
Colombia, con la promesa de pacificar a este país suramericano
atribulado por las más variadas formas de violencia.
Gaviria, quien llegó a la jefatura del Estado en el momento más
crítico de la historia colombiana, deberá enfrentar durante los
próximos cuatro años al narcotráfico, la insurgencia
izquierdista, el paramilitarismo y la delincuencia común.
Bajo un brillante cielo, en una ceremonia cumplida por primera
vez al aire libre en la Plaza de Nuñez -que une la sede del
Congreso (Parlamento) con el Palacio de Nariño (sede del
gobierno)-, Gaviria recibió la banda presidencial de manos del
presidente del poder legislativo, Aurelio Iragorri.
"El Dios de Colombia lo ilumine", deseó a Gaviria el presidente
del Senado, al tiempo que terciaba sobre su pecho la banda
tricolor que lo acredita como el nuevo mandatario de los
colombianos para el período constitucional 1990/94.
Delegaciones de 87 países entre las que se encontraban los
presidentes de Argentina, Ecuador, Haití y Venezuela, además del
primer ministro de Bélice, los vicepresidentes de Estados Unidos,
Brasil, Cuba y Panamá, Italia, Costa Rica, El Salvador, República
Dominicana y Chile, acompañaron al joven mandatario en su
ascención al gobierno.
Vistiendo un traje oscuro de corte clásico, junto a su esposa Ana
Milena y sus pequeños hijos Simón y María Paz, Gaviria asumió la
presidencia protegido por un vidrio antibalas y custodiado por
centenares de efectivos militares, agentes secretos y tiradores
de élite, apostados en los tejados de las edificaciones
aledañas.
Los padres, viuda e hijos del asesinado senador y precandidato
presidencial liberal Luis Carlos Galán, de quien el nuevo
presidente heredó la candidatura, también acompañaron a Gaviria,
quien evocó la memoria del inmolado líder.
"Quiero recordar sus palabras: Colombianos ni un paso atrás,
siempre adelante!", expresó con voz firme y la nostalgia del
quien fuera su jefe y amigo.
El joven presidente prometió continuar la lucha contra el
narcotráfico iniciada el 18 de agosto de año anterior por su
antecesor y copartidario Virgilio Barco."El narcoterrorismo es
hoy la principal amenaza de nuestra democracia. Le haremos frente
sin concesiones", advirtió.
Problema internacional
Sin embargo, al señalar que el narcoterrorismo es un problema de
Colombia, dijo que en cambio, "el narcotráfico es un problema
internacional que debe enfrentarse universalmente".
"Solo podrá derrotarse -el narcotráfico- si se reduce la demanda
de drogas en los países consumidores", enfatizó.
"Se impone la aplicación de una verdadera estrategia
multilateral, que distribuya más equitativamente los costos de la
lucha", explicó.
Anunció que él personalmente conducirá la guerra contra los
narcotraficantes, y que para enfrentarlos creará mecanismos
"modernos y de mayor eficiacia", mencionando entre ellos el
fortalecimiento del aparato judicial acompañado de una
legislación especial de caracter permanente.
"Mi gobierno tiene la responsabilidad histórica de pacificiar al
país", agregó Gaviria, al anunciar que continuará buscando que
los distintos grupos guerrilleros izquierdistas dejen las armas,
se desmovilicen y reintegren a la vida civil.
Para ello, les prometió crear un ambiente de garantías
democráticas.
En cuanto a los grupos paramilitares, Gaviria -quien cuando fuera
ministro de Gobierno (Interior) de Barco denunció la existencia
de más de 140 de esas agrupaciones-, aseguró que "los
enfrentaremos con todo vigor".
A las Fuerzas Armadas, tras prometerles que les recobrará el
"monopolio de las armas", les reclamó respeto a los Derechos
Humanos y el sometimiento a la Constitución.
Para concluir su discurso de posesión, que se prolongó por
espacio de algo más de una hora cuando ya empezaba a caer la
tarde y una ligera llovizna, el nuevo presidente dijo a los
colombianos: " Compatriotas, bienvenidos al futuro!".
PACIFICAR EL PAIS
Bogotá. 08. 08. 90. En un marco de absoluta paz y de un
impresionante dispositivo de seguridad, el economista liberal de
43 años César Gaviria, asumió el martes la presidencia de
Colombia, con la promesa de pacificar a este país suramericano
atribulado por las más variadas formas de violencia.
Gaviria, quien llegó a la jefatura del Estado en el momento más
crítico de la historia colombiana, deberá enfrentar durante los
próximos cuatro años al narcotráfico, la insurgencia
izquierdista, el paramilitarismo y la delincuencia común.
Bajo un brillante cielo, en una ceremonia cumplida por primera
vez al aire libre en la Plaza de Nuñez -que une la sede del
Congreso (Parlamento) con el Palacio de Nariño (sede del
gobierno)-, Gaviria recibió la banda presidencial de manos del
presidente del poder legislativo, Aurelio Iragorri.
"El Dios de Colombia lo ilumine", deseó a Gaviria el presidente
del Senado, al tiempo que terciaba sobre su pecho la banda
tricolor que lo acredita como el nuevo mandatario de los
colombianos para el período constitucional 1990/94.
Delegaciones de 87 países entre las que se encontraban los
presidentes de Argentina, Ecuador, Haití y Venezuela, además del
primer ministro de Bélice, los vicepresidentes de Estados Unidos,
Brasil, Cuba y Panamá, Italia, Costa Rica, El Salvador, República
Dominicana y Chile, acompañaron al joven mandatario en su
ascención al gobierno.
Vistiendo un traje oscuro de corte clásico, junto a su esposa Ana
Milena y sus pequeños hijos Simón y María Paz, Gaviria asumió la
presidencia protegido por un vidrio antibalas y custodiado por
centenares de efectivos militares, agentes secretos y tiradores
de élite, apostados en los tejados de las edificaciones
aledañas.
Los padres, viuda e hijos del asesinado senador y precandidato
presidencial liberal Luis Carlos Galán, de quien el nuevo
presidente heredó la candidatura, también acompañaron a Gaviria,
quien evocó la memoria del inmolado líder.
"Quiero recordar sus palabras: Colombianos ni un paso atrás,
siempre adelante!", expresó con voz firme y la nostalgia del
quien fuera su jefe y amigo.
El joven presidente prometió continuar la lucha contra el
narcotráfico iniciada el 18 de agosto de año anterior por su
antecesor y copartidario Virgilio Barco."El narcoterrorismo es
hoy la principal amenaza de nuestra democracia. Le haremos frente
sin concesiones", advirtió.
Problema internacional
Sin embargo, al señalar que el narcoterrorismo es un problema de
Colombia, dijo que en cambio, "el narcotráfico es un problema
internacional que debe enfrentarse universalmente".
"Solo podrá derrotarse -el narcotráfico- si se reduce la demanda
de drogas en los países consumidores", enfatizó.
"Se impone la aplicación de una verdadera estrategia
multilateral, que distribuya más equitativamente los costos de la
lucha", explicó.
Anunció que él personalmente conducirá la guerra contra los
narcotraficantes, y que para enfrentarlos creará mecanismos
"modernos y de mayor eficiacia", mencionando entre ellos el
fortalecimiento del aparato judicial acompañado de una
legislación especial de caracter permanente.
"Mi gobierno tiene la responsabilidad histórica de pacificiar al
país", agregó Gaviria, al anunciar que continuará buscando que
los distintos grupos guerrilleros izquierdistas dejen las armas,
se desmovilicen y reintegren a la vida civil.
Para ello, les prometió crear un ambiente de garantías
democráticas.
En cuanto a los grupos paramilitares, Gaviria -quien cuando fuera
ministro de Gobierno (Interior) de Barco denunció la existencia
de más de 140 de esas agrupaciones-, aseguró que "los
enfrentaremos con todo vigor".
A las Fuerzas Armadas, tras prometerles que les recobrará el
"monopolio de las armas", les reclamó respeto a los Derechos
Humanos y el sometimiento a la Constitución.
Para concluir su discurso de posesión, que se prolongó por
espacio de algo más de una hora cuando ya empezaba a caer la
tarde y una ligera llovizna, el nuevo presidente dijo a los
colombianos: " Compatriotas, bienvenidos al futuro!".
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