Quito. 25. jun 96. El programa de erradicación de estos animales
se realiza con pocos recursos. Hasta el momento han participado
más de 40 cazadores, en Alcedo.

Ganas no faltan, recursos sí. La cacería de chivos en las islas
Isabela y Santiago del Archipiélago Galápagos se desarrolla con
limitaciones.

La tarea tiene vital importancia porque de ello depende la
supervivencia de las 15 mil tortugas que existen en este parque
nacional.

140 mil chivos son depredadores de la vegetación. Se comen las
hojas y los tallos, escarban las raíces y provocan derrumbes en
las laderas. Nada se salva: acaban con árboles, arbustos y con
cualquier planta que encuentran. En Santiago existen alrededor de
90 mil y en Isabela 50 mil.

Por ello, para reducir el número de animales introducidos en las
islas se inició, desde hace varias semanas, la cacería. También
se incluyen los burros, perros y gatos salvajes.

A pesar de ser importante, esta actividad no cuenta con el
presupuesto necesario: los recursos destinados no son
suficientes. Inicialmente, por gestiones de la Fundación Charles
Darwin y del Parque Nacional Galápagos se pudo conseguir 15 mil
dólares que fueron donados por la Comisión Económica Europea. Con
estos recursos se compraron 30 mil municiones, rifles, botas,
provisiones y alimentos que no son suficientes.

La situación es fácil de deducir. Linda Cayot, integrante de la
Estación Científica Charles Darwin, en un informe de la cacería
realizada la primera semana de mayo, en el volcán Alcedo, da a
conocer los por menores de esta tarea.

Los resultados de esa salida son: 12.272 chivos muertos. También
366 burros. Se utilizaron 20 mil balas, con un promedio de 1.6
balas por animal, que se lo considera positivo. Pero no basta: en
un año los chivos recuperan esa población. La campaña debe ser
permanente.

Hasta que ello ocurra se piensa que la cacería puede mejorar. Por
ejemplo, si se utiliza ropa de camuflaje. "Uno de los guardias
del parque -señala el reporte- utilizó este tipo de vestimenta y,
usualmente, pudo caminar muy cerca de los chivos y mejorar su
puntería".

La falta de botas apropiadas es otro problema. El terreno en
Alcedo es agreste y difícil. En los primeros viajes los cazadores
alcanzaron un promedio de 1.400 animales muertos por día.

En el caso de Alcedo, las botas son necesarias tomando en cuenta
que las manadas de chivos migran a otros sitios buscando
alimentos y agua.

El cuerpo de los animales muertos se los dejan allí pues no
existe la posibilidad de que se presenten problemas. El clima
facilita una descomposición rápida. En isla Pinta se erradicaron
alrededor de 30 a 40 mil chivos, empleando el mismo mecanismo.

Hasta el momento, el Parque Nacional y la Estación Científica
recibieron pequeñas donaciones que no son suficientes, por lo que
se busca más recursos.

El Parque no cuenta con dinero esta tarea. El presupuesto
operativo de este año contemplaba los recursos para esta
actividad, pero el monto que se pidió al Ministerio de Finanzas
(1.500 millones de sucres) no fue aprobado, lo que puso en serios
aprietos la erradicación de especies, proyectos de investigación,
patrullaje y control.

Se avecina un problema. Los chivos ya toman más precauciones ante
la presencia del hombre, lo que hará más difícil la cacería.

Entonces se requerirá de rifles de largo alcance, caminatas más
largas que será posible únicamente si existe el presupuesto; de
lo contrario no dejarán de ser un problema que afecta este
ecosistema.

El tiro en el peñasco

"Necesitamos francotiradores (urgente)", así rezaba el anuncio
del Parque Nacional Galápagos que llegó una tarde hasta el Club
de Tiro, Caza, Arquería y Pesca Nueva América, de Quito.

La primera ocasión que arribaron a las islas fue hace seis años.
Cazar en Galápagos parecía una paradoja en medio de los albatros.
Su presidente, Gustavo Peñaherrera, defiende la idea de preservar
las especies nativas y eliminar a los chivos. El club -en medio
de las olas conservación- también apuesta por la defensa del
medio ambiente.

El club fue a las islas con sus propios recursos: gastaron 30
millones de sucres aproximadamente. Sin embargo a las 31 personas
que fueron se les dio el apoyo logístico de los barcos Guadalupe
River y Beagle III, junto con la colaboración de las autoridades
y guías del Parque. Se utilizaron carabinas de calibre 22, por
precisión y para no espantar a los otros animales.

Como todos los años la cacería en Galápagos es ardua. Tienen que
desplazarse por restos volcánicos y caminar más de cuatro horas,
bajo el sol canicular. A parte de 200 municiones que gasta cada
uno solo llevan una cantimplora. Eso sí, una ropa apropiada para
la cacería y un chaleco distintivo.

La idea es rodear a los chivos. Estos siempre buscan las alturas
para protegerse, pero el volcán Acevedo, en Isabela, tiene 1097
metros. Los cazadores con mejor estado físico y estrategia matan
más chivos.

Los animales de las islas, introducidos en barcos, son diferentes
a los del continente. En las islas -con buena alimentación y sin
preocupaciones- pesan 200 libras mientras que en el continente
60. La medida entre los cuernos también varía: en las islas están
a una distancia de 80 centímetros y en el continente llega a 35.

Para Carlos Rojas, del club Nueva América, lo experiencia en
Galápagos es única: es posible cazar con el convencimiento de que
con esta acción se salvará a las iguanas o a las tortugas, porque
los chivos se comen su alimento.

En Galápagos también hay historias que son nuevas para los
cazadores: cuando los chivos están muertos llegan los halcones a
comerse los ojos. Por eso, cuando Rojas se quedó en medio de
Isabela, lo primero que hizo fue palparse los ojos mientras tenía
a los halcones arriba de su cabeza. A Hernán Cobo un halcón se
llevó su gorra por el cielo límpido.

En este año el club eliminó 547 chivos y 10 asnos, algunos
cazados a 200 metros. Los chivos quedan abandonados en las islas.
Aunque cada año se suceden las cacerías se requiere más
colaboración.

Por este motivo el Nueva América está dispuesto a coordinar una
nueva expedición para noviembre. Hay algo que un cazador no puede
olvidar, tras su ardua empresa: un chivo desplomado desde un
acantilado de Galápagos.

MAS VOLUNTARIOS

El Parque Nacional Galápagos y la Estación Científica Charles
Darwin buscan el apoyo de cazadores voluntarios, clubes y
asociaciones de cacería para participar en la campaña.

Se requiere que sean expertos en tiro a distancia en terreno
agreste. Con una gran resistencia en el campo, para las caminatas
largas y con clima potencialmente adverso.

El Parque y la Estación, por la falta de recursos no puede
ofrecer sueldos, transporte, armas o municiones a los
voluntarios. Lo que ofrecen es la logística local, el transporte
entre islas, las comunicaciones y los guías.

Para mayor información a los teléfonos 05-526189, 511, 190 del
Parque Nacional Galápagos ó 05-526146, 147 de la Estación Charles
Darwin. (FUENTE: EL COMERCIO, P. C-1)
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