Quito. 23 ene 97. La primera visita oficial de un
presidente ecuatoriano a Perú constituye un paso
histórico y simboliza su buena intención para
facilitar en Brasilia la negociación que lleve al
cierre definitivo de las brechas fronterizas e
iniciar una nueva vida de amistad e integración
entre las dos naciones.

Sin embargo, queda un sabor de insatisfacción. El
efusivo recibimiento que le dio el pueblo peruano,
deseoso de paz, contrasta con la cautela de los
políticos y la inexistente respuesta del gobierno
de Alberto Fujimori al perdón mutuo pedido por
Abdalá Bucaram y a su oferta de cese del
armamentismo.

"Esos son tipos de discursos en los que a veces no
hay respuesta porque sobre lo que oyen en ese
instante, los gobernantes no pueden pronunciarse
enseguida porque tienen que hacer consultas, a
veces, con otros elementos que son los que manejan
específicamente algunos asuntos", dijo a Vistazo
el canciller ecuatoriano Galo Leoro Franco.

No hemos conocido que el gobierno ecuatoriano
hubiese realizado consultas para pronunciarse como
lo hizo. "Bueno, él tiene una enorme capacidad de
dirección, aunque dicen lo contrario en el Perú;
pero yo pienso que es diferente la situación en
Ecuador".

Un elemento que gravitaría enormemente en la
política interna peruana, serían los militares.
Bajo ese supuesto, el acuerdo menos publicitado y
más importante de la visita sería el de los
ministros de Defensa de Ecuador, Víctor Manuel
Bayas, y Perú, Tomás Castillo, para formar una
comisión mixta que en la zona de frontera trazará
un plan para la eliminación de minas que está
matando o mutilando a inocentes civiles
ecuatorianos. Sin embargo, ya en Quito leímos un
desmentido peruano. Por lo tanto, el viaje solo
habría servido para marcar una fecha histórica.

Ecuador expuso su real buena voluntad política de
paz porque se encuentra al borde de una
transformación económica que demanda un crecimiento
sostenido para evitar el caos. Por lo tanto, una
guerra sería un suicidio. Los analistas calcularon
que en el enfrentamiento entre Perú y Ecuador, en
el Cenepa, gastaron más de 1.500 millones de
dólares. Eso hundió al país en una recesión que
todavía lo ahoga.

A Perú que menospreció ese gasto, también le
habría hecho, por lo menos, cosquillas. Ahora el
"milagro Fujimori" está cuestionado. El crecimiento
de su reserva monetaria se ha detenido, su
inflación sobrepasó las proyecciones y el desempleo
es alto.

Por eso Bucaram martilló hasta el cansancio que no
comprará armas "ofensivas". Los periodistas peruanos
le cuestionaron cómo hablaba de ello si un reciente
artículo de la revista Defense News, dice que Ecuador
está negociando con Israel la compra de 12 K-Fir. Al
principio fue evasivo y culpó a la prensa de inventar
informaciones. El ministro Bayas, que en su última
visita a Israel habría iniciado esta negociación,
salió al paso para aclarar que Bucaram se refirió a
"armas ofensivas" y que si era necesario, Ecuador
compraría armas "defensivas". Acorralado, Bucaram
tuvo que decir en su último día en Lima: "El mundo
ha recogido la supuesta compra de aviones aquí en
Perú y yo he mantenido prudencia ante ese hecho.
Si le preguntáramos al Ecuador, de qué podemos
escandalizarnos si lo acaba de hacer el Perú,
pero ese no es el punto. El punto es que estamos
partiendo en un proceso importante de pacificación".

Fue un motivo de desconfianza en algunos sectores
de opinión del Perú que recibieron con una mezcla
de cautela y esperanza las propuestas de Bucaram.
Javier Pérez de Cuéllar, ex secretario general de
la ONU y ex candidato a presidente del Perú, pidió
igual que otros personajes, "que las buenas
intenciones del presidente Bucaram, se materialicen"
y explicó que "el Perú no tiene que pedir perdón
pues no enseña a los niños a odiar".

Públicamente solo evocaban paz, sin embargo, en las
reuniones secretas que tuvieron en Lima, Bucaram
también le habría hablado a Fujimori de los impasses
por negociarse en las reuniones diplomáticas que se
iniciarán en Brasilia. Una alta fuente de
Cancillería dijo a Vistazo que lo más difícil era
la negociación sobre la Cordillera del Cóndor.
Ecuador reclama su derecho sobre estas montañas
llenas de minerales, oro básicamente, por historia
y posesión. Hasta cuando el enfrentamiento último
(1995), tenía una pequeña guarnición militar en su
cumbre y el lado occidental era explotado por la
empresa minera militar y los pequeños mineros
ecuatorianos.

El otro gran desacuerdo es la salida soberana al
Amazonas que Perú la rechaza. Estaría únicamente
por un puerto, por cuyo uso Ecuador tendría que
pagarle.

No faltó quien creyera que dentro de la buena
intención de este encuentro Bucaram-Fujimori,
también existiera el propósito de cubrir sus
problemas internos. El gobierno ecuatoriano
enfrenta un rechazo a su violencia verbal y
manifestaciones callejeras en protesta por las
medidas de ajuste: eliminación de subsidios y
alzas en las tarifas telefónicas y eléctricas.
El gobierno peruano vive la humillación de un
secuestro masivo del Movimiento Tupac Amaru en la
embajada del Japón, cuando se había vanagloriado
de haber acabado con la guerrilla. En los días
que estuvimos, la televisión informó de otros
dos atentados con heridos que provocó Sendero
Luminoso en el interior del Perú. Ha vuelto a
ser el país del terror donde cada parado junto
a una dependencia del Estado, es considerado
sospechoso. Son hechos que han afectado a la
popularidad que tanto les preocupa a los dos
mandatarios que buscan largos años en el poder.

El viaje histórico

112 personas, de las cuales 51 eran
funcionarios gubernamentales, acompañaron al
presidente en su viaje

Al presidente le acompañaron sus ministros de
Relaciones Exteriores, Galo Leoro; Energía,
Alfredo Adum; Salud, Marcelo Cruz; Industrias,
Jorge Marún; Agricultura, Hugo Encalada; Finanzas,
Pablo Concha; Bienestar Social, Adolfo Bucaram;
Defensa, Vírtor Bayas. La secretaria de
Comunicación, Mariana Ordóñez; la subsecretaria
de Electrificación, María Fernanda Peñafiel; el
secretario de Prensa, Fernando Artieda; el
presidente del Fondo de Solidaridad, Eduardo
Azar; el gerente del Banco Central, Augusto
de la Torre; el presidente del Conam, Omar
Quintana.

El presidente Alberto Fujimori recibió a su colega
en el aeropuerto con todos los honores e iniciaron
viaje en auto por calles con decenas de gentes que
gritaban por la paz. Por ahí algún cartel decía:
"Bienvenido loquito".

En el Hotel Oro Verde la comitiva usó el piso 18.
Un periódico peruano dijo que se escogió ese hotel
porque lo levantaron con capitales ecuatoriano-
suizos.

Cuando, Bucaram salía a colocar una ofrenda floral
en el Monumento a los Próceres, en Jesús María, en
la embajada del Japón hubo disparos. Cundió la
preocupación pero luego trascendió que los
guerrilleros del MRTA solo intentaron llamar la
atención del presidente Bucaram. En las ventanas
un cartel decía: "Pueblos hermanos del Perú y
Ecuador desean la paz con justicia social".

En la entrada al Palacio le esperaba Fujimori
parado en una alfombra adornada con flores que
formaban una paloma.

En el salón Dorado, decenas de periodistas
extranjeros -muchos de ellos dejando de lado a
los Tupac Amaru- y peruanos captaron la primera
foto de los dos mandatarios que pasaron a una
reunión privada, acompañados del canciller Leoro,
de Ecuador y del canciller encargado de Perú, el
ministro de Trabajo, Jorge González Izquierdo.

A la salida procedieron a la firma de cuatro
convenios: acuerdo de reconocimiento de estudios
escolares, convenio para la protección del
patrimonio cultural y recuperación de bienes
históricos; acuerdo sobre desastres naturales y
convenio de los dos gobiernos para un programa
binacional de salud para la zona de frontera.

Bucaram empezó su discurso, leyendo y continuó
con una improvisación que sorprendió: "No habrá
paz sin perdón. Tenemos que aprender a perdonarnos,
a perdonarnos mutuamente por todos los males y
hechos que pudimos haber hecho en el pasado y en
el presente".

A varios periodistas ecuatorianos presentes se
les heló la sangre. Parecía una sumisión. Más aún
al escuchar la altiva respuesta de algunos
personajes: "Perú no tiene por qué pedir perdón".

Toda la delegación oficial ecuatoriana aplaudió
la frase, menos el ministro de Defensa, general
Víctor Bayas.

Fujimori, también sorprendido, inició su discurso
con una rigurosa lectura de un texto que destacaba:
"...el paso dado por el presidente del Ecuador al
venir al Perú, es un paso audaz".

A la salida del Palacio. La gente le daba la mano,
pedía paz. A distancia otros decían: "Ahí van los
monos".

En Chorrillos, un asentamiento humano o pueblo
joven, como llaman allá a los barrios marginales,
la presidencia y las fuerzas armadas peruanas
realizan obra pública que fue inaugurada por
Bucaram y Fujimori. La gente repitió los gritos de
paz y rodeó al presidente ecuatoriano para darle la
mano y pedirle que cante. Respondió que no había
equipos de sonido ni música apropiados.

El almuerzo ofrecido por Fujimori fue en el
restaurante La Costanera, San Miguel. Mientras
comían el famoso cebiche peruano, los dueños del
local pusieron música de los Iracundos.

"Nunca he comido tantos mariscos en mi vida. Lo más
gracioso fue que me sirvieron como 10 platos y
Alberto me dijo que sólo era la entrada".

En la tarde Bucaram fue recibido por el Congreso en
pleno donde se comprometió: " Ecuador no entrará en
ninguna carrera armamentista... Se abstendrá incluso
de aquellas renovaciones de armamentos ofensivos que
puedan ser objetivo de sospecha ".

Para el presidente del Congreso, Víctor Joy Way
Rojas: "La visita que realiza al Perú, señor
presidente, inaugura un período relevante de nuestra
historia, signado por el requerimiento ineludible de
construir una relación bilateral madura y confiable".

En la Municipalidad de Lima, el alcalde metropolitano,
Alberto Andrade Carmona, le entregó un pergamino
declarándole huésped ilustre y las llaves de la
ciudad. Bucaram le invitó a visitar Quito y le
ofreció: "Esta llave yo le garantizo que la voy a
intentar utilizar para abrir de par en par las
puertas del amor y la amistad entre los dos países".

Este discurso, bien elaborado y lleno de elogios,
fue el más aplaudido.

La prensa peruana destacó las improvisaciones y sus
dotes de buen orador.

Pasó por una exposición de cuadros de los artistas
ecuatorianos "Los Cuatro Mosqueteros" y llegó a la
cena que Fujimori le ofreció en el Palacio.

MARTES

A las 09h00 Bucaram ofreció a los empresarios
peruanos asistentes a la reunión binacional,
garantías para sus inversiones en Ecuador.

De inmediato, en avión y helicóptero llegó con
Fujimori a Vilcashuamán, en el Departamento de
Ayacucho, hace poco reducto de Sendero Luminoso.

Los presidentes procedieron a develar sendas placas
de bronce para inaugurar una obra. Fujimori no tuvo
problemas pero a Bucaram le tocó una pegada con
cemento aún no fraguado. La placa le cayó en la
cara, topándole apenas la nariz. Lo atendió el
ministro de Salud ecuatoriano, Marcelo Cruz.
Pasaron a inaugurar un albergue para 40 niños
huérfanos de los 300 que Sendero Luminoso habría
dejado sin padres. Entraron al templo incásico, al
estilo de Machu Picchu, pero más pequeño, con
forma de un medio estadio, dedicado a la
celebración del Inti Raymi. En el centro había
una mesa donde los campesinos les sirvieron "puca
picante" o pachamanca, compuesta de picante de ají,
chicharrón, cuy y mondongo. Vestido con poncho y
puesto chullos para proteger la cabeza y orejas
del frío altiplano, Bucaram se chupó hasta los
dedos, terminaron los dos bailando haynitos.

"Estábamos a 3.000 metros de altura y yo temía
que al presidente le afectara la altura porque un
primer soroche ya le dio en la campaña electoral,
cuando subió de una sola de Guayaquil a Colta.
Ahora no le afectó la altura. Me contaron que al
principio, Fujimori llegaba allá con tanques de
oxígeno porque le daba soroches a cada rato. Ahora
sube y baja y no le pasa nada", dijo el ministro
Cruz.

Bucaram, desde las alturas dijo: "En Bolivia, en
Chile, teníamos la suerte o yo no sé si el
sentimiento y la química mutua, de sentarnos
siempre en la misma mesa a comer, o ir en el mismo
bus, conversando. Yo creo que con Fujimori he
conversado, en las tres ocasiones que nos hemos
visto, más tiempo de lo que he conversado con mi
esposa desde que asumí el poder".

Fujimori aprovechó el ex reducto de Sendero para
lanzar palabras contra el MRTA. La guerrilla está
muy metida ahora en la mente de los peruanos, tanto
que la Policía se asustó por un maletín abandonado
que encontró cerca al hotel donde se hospedó
Bucaram. Sus expertos en bombas llegaron y al
abrirlo encontraron solo carpetas.

Se calcula que el recorrido de Bucaram por Lima y
fuera de esa ciudad fue protegido por alrededor
de 2.500 hombres de seguridad.

Nuevamente en Lima, Bucaram dio una larga rueda de
}prensa.

"No veo qué razón pueda existir para originar un
conflicto, salvo que por allí alguna persona
descabellada quiera entrar sola de un lado a otro
lado, a matar a medio mundo", dijo.

En Museo de la Nación inauguró la exposición
"Tumbas reales del Señor de Sipán". Fujimori le
obsequió una réplica de Sipán.

Bucaram le llevó de obsequio pinturas de
Guayasamín y Kingman... y sus discos que los
carga en un baúl que lo lleva a todos sus viajes.

A los empresarios peruanos les cayó de sorpresa
que les regalaran casetes de Un loco que ama.

Finalizó su estadía oficial en Lima con una cena
que ofreció en el Hotel Verde al presidente
Fujimori, funcionarios de los dos gobiernos y
periodistas, sólo peruanos.

En los dos días Bucaram eclipsó a los Tupac
Amaru y sus rehenes. Las primeras páginas y la
principal noticia en medios audiovisuales, ocupó
su visita.

El viaje terminó con una guitarreada del
presidente en el avión. Convidados al coro: solo
los pasajeros de primera clase... "Reloj no
marques la hora, porque voy a enloquecer..."
(FUENTE: REVISTA VISTAZO N. 706)
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