México. 07 ago 2000. La réplica de un antiguo mapamundi cuelga de
la pared principal de la oficina. Resalta, entre la palidez de
los colores, una América Latina vasta e inexplorada, sin
fronteras, como quisiera verse hoy día.

Enfrente de ese cuadro, el presidente electo Vicente Fox bosqueja
esa idea: una integración profunda, más allá de cualquier acuerdo
comercial, cediendo incluso soberanías, a partir de un proyecto
de largo plazo. En lo inmediato, en este primer viaje que inició
ayer por la región, propondrá, por lo pronto, que Chile,
Argentina, Brasil y México se conviertan en "las máquinas" del
desarrollo de Latinoamérica.

"Estoy convencido de que el siglo XXI va a ser el siglo de
Latinoamérica, porque ya hicimos las correcciones democráticas y
políticas y porque ya aprendimos de los errores del
neoliberalismo y de los procesos económicos equivocados", dice
tras su amplio escritorio de madera maciza, horas antes de
emprender su primer viaje como presidente electo por esos tres
países y por Uruguay.

Ayer el TP 06 del Gobierno mexicano arribó al Aeropuerto
internacional Simón Bolívar de Guayaquil a las 12:40. Fox, y su
comitiva de 12 funcionarios y empresarios permanecieron en la
sala VIP 2 del Aeropuerto. El avión partió a las 13:45. En el
Aeropuerto hubocompleto hermetismo sobre su corta presencia,
tampoco hubo autoridades locales para ningún contacto.

¿Cuál es el significado de este primer viaje como Presidente
Electo a esta parte de la región?

Vamos a hacer de México un protagonista exitoso en lo
internacional y en la globalización; pero además vamos a
aprovechar la globalización para traer muchos recursos hacia el
país, recursos de inversión, de comercio, de tecnología y de
intercambio.

En este sentido, para nosotros la diplomacia es importante. La
imagen es mucho más importante y toda la tarea que hagamos,
global e internacional, al final se tiene que traducir en
desarrollo, en crecimiento, en mejoría de la calidad y el nivel
de vida de los mexicanos. No hay otro propósito para esto.

Con este gran contexto, el primer viaje y el primer esfuerzo de
relación y de promoción es, precisamente, con el Mercosur. Lo es
porque queremos dar significado a esto, porque va a ser una alta
prioridad nuestra acercar a México a Sudamérica, integrarlo a los
procesos de desarrollo del Cono Sur. Sumarnos las cuatro grandes
economías de Latinoamérica, Chile Argentina, Brasil y México,
para ser las máquinas, los motores de despegue del desarrollo
para Latinoamérica, con la convicción de que el siglo XXI es el
Siglo de Latinoamérica.

Pensando un poco en el interés de su visita, ¿cuáles son los
objetivos en cada país?

No es tanto un objetivo individual. Va a ser muy parecido el
objetivo en cada uno. El primero de ellos es dejar muestras
fehacientes de que queremos interactuar intensamente con
Latinoamérica, con el Mercosur y con cada uno de los países, con
Chile, Argentina, Brasil y Uruguay. Segundo, queremos conocernos,
con los presidentes de cada uno de estos países, porque del
conocimiento nace la amistad, porque del diálogo nacen los
proyectos. Ya hay muchas inversiones mexicanas en estos países,
importantes inversiones mexicanas que suman ya muchos millones de
dólares.

Hay analistas que consideran que México perdió liderazgo y
atención a América Latina en los últimos años...

Así somos señalados y así somos vistos, como que estamos muy
comprometidos y muy pegados con Estados Unidos y con el TLC.
Precisamente este viaje, y los que yo he hecho allá, quieren
demostrar lo contrario. Queremos que se nos vea con la más alta
prioridad y compromiso para Sudamérica, formando parte de
Norteamérica, y que el ser miembros del TLC y esta relación con
Norteamérica tiene que verse como una oportunidad compartida. Lo
bueno que sucede en eso para México, es lo bueno que puede
suceder para Latinoamérica.

¿Esta propuesta de integración en el continente sería una
ampliación del ALCA, que está propuesta para el 2005?

Bueno, ese es un proyecto que está en marcha. Va a pasos lentos.
Yo hablo del largo plazo de una integración al Mercosur, que es
mucho más diferente de lo que es un tratado de libre comercio.
Hay intereses más concretos de México, que sería arrancar en este
esfuerzo en el Mercosur y que sería, por lo pronto, derivar
beneficios y resultados concretos. Hay acuerdos por todas partes
y hay muy poco comercio.

¿Cómo ve usted el avance democrático en la región, a partir de
estas recientes experiencias electorales en Perú, Venezuela y
México? Y están otras experiencias del año, en Ecuador y
Paraguay, donde hubo algunas revueltas cívico-militares.

Más que hablar de cada experiencia, que al fin y al cabo cada una
puede tener distintos matices y razones por las cuales hay este
detente en el avance democrático de algunos países , yo no lo veo
así, ni quiero juzgar en ese sentido. Yo lo que sí puedo
establecer, de manera muy seria y comprometida, es que México
vivió en este 2 de julio algo que es un fruto extraordinario de
la democracia, y que, por tanto, seremos el promotor, el vocero
número uno de los valores reales que tiene la democracia.

Yo creo que este paso que dio México nos trajo demasiadas cosas
buenas a los Mexicanos y a nuestra relación con el resto del
mundo. Y que eso se va a traducir en desarrollo.

No hace mucho tiempo se decía que la vecindad con EE.UU. era como
dormir con un elefante, que daba muy buena sombra, pero que si el
elefante se movía demasiado podría ser peligroso. Esto parece
irse desvaneciendo. ¿Qué piensa de esto?

Lo que nos ponía en desventaja era la falta de legitimidad de
nuestros gobiernos, la falta de representatividad. Pero hoy en
materia política podemos hablar de tú a tú (pega con los dedos en
la mesa) con Estados Unidos; en materia democrática igual, en
materia económica igual. Nosotros tenemos los recursos naturales
y, sobre todo, tenemos el recurso humano que ellos no tienen. Eso
nos permite negociar de tú a tú con Estados Unidos y buscar el
crecimiento en la unidad y en los acuerdos.

Se tendría que transformar nuestro concepto mismo de
competitividad, que para muchos está basado en los bajos salarios
mexicanos, una realidad bastante cruel, ¿no?

Bueno, si, tiene que ver con muchas cosas para que eso llegue a
suceder. Y ciertamente hay que hacer muchas cosas, para poder
llegar a tener un salario de 60 dólares al día o su equivalente.
Hay que hacer muchas cosas y va a pasar tiempo, pero se puede
lograr a 20 años de distancia ó 25, como lo logró España, como lo
logró Grecia, como lo logró Portugal.

Cuando se formuló el cuestionario de GDA, la mayoría de los
periódicos hizo una pregunta en común, la situación en Chiapas.
¿Cómo se va solucionar el conflicto? ¿Cómo lo va arreglar?

La situación en Chiapas, primero, ya ha perdido relevancia
mundial. Ya no es la preocupación que existió en el pasado.

¿Qué hemos propuesto nosotros? Restablecer el diálogo. Estamos
preparados, una vez reiniciado el diálogo, para remover los
obstáculos, que son dos: la presencia del Ejército en las
comunidades, que podemos retirar en el momento en que el acuerdo
sea serio, profesional y que realmente sea de compromiso. El
obstáculo número dos es la no aceptación del Gobierno a los
acuerdos de San Andrés Larráinzar.

Después hay que resolver el problema de la pobreza, el problema
del desarrollo humano y del desarrollo económico. (Texto tomado
de El Comercio)
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