Quito. 15 mar 2001. Aunque la entidad pasó a ser administrada por el
Estado, para fines del 2000 tiene una pérdida de 100 millones de dólares.
Los líos judiciales aún no se cierran.

Cuando Roberto Isaías Dassum dejó Filanbanco, el 3 de diciembre de 1998
para que la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) lo maneje desde el día
siguiente, no se quitó el peso de encima.

Si bien sus abogados y la familia a través de los medios de comunicación
del Grupo Isaías se empeñaron en demostrar que la administración del
Banco fue transparente, aún se mantienen las órdenes de prisión contra
los hermanos Roberto y William y otros ex funcionarios vinculadas a
aquella administración. Y en la Cancillería reposa una orden de
extradición desde agosto de 2000 en contra de los ex banqueros que se
radican en Miami.

Las acusaciones que suman en su contra comienzan por el supuesto mal uso
de los créditos de liquidez que le dio el Banco Central del Ecuador (BCE)
a la entidad; concentración de créditos en empresas vinculadas del Grupo
y la falta de garantías por un préstamo subordinado. La familia Isaías
Dassum refuta cada uno de los puntos.

La crisis estalló públicamente el 23 de noviembre de 1998 cuando se hizo
público en los pasillos de Carondelet que Filanbanco necesitaba dinero
para operar. Juan Reece, vocero del ex presidente Jamil Mahuad, lanzó la
noticia en Carondelet, pero al mismo tiempo tranquilizó a los
depositantes pues dio pistas de que el BCE planificaba otro salvamento
bancario: un crédito subordinado de 1,3 billones de sucres.

Filanbanco, 90 años después de su fundación, enfrentaba su peor crisis.
En esa época el entorno era negativo. El manejo del Banco se complicó por
la crisis financiera internacional (Rusia, Brasil, Asia) la recesión en
las actividades que financiaba, como las de comercio exterior,
camaroneras, bananeras y del sector agrícola, el recorte de líneas de
crédito de bancos del exterior por la baja de calificaciones del país en
materia de riesgo, entre otras.

Sus ex funcionarios incluso recuerdan la desconfianza del público en el
sistema financiero luego de la caída del Banco de Préstamos, tres meses
antes.

Solo Filanbanco financiaba 40 por ciento de las operaciones de comercio
exterior del país con líneas de crédito de 500 millones de dólares y
ocupaba el primer lugar en niveles de activos y pasivos.

La crisis llegó al punto que el propio Estéfano Isaías, hermano de
Roberto, reconoció que la administración planteó a las autoridades llevar
a la entidad hacia una liquidación ordenada, en vista de que no estaba en
condiciones financieras de sostenerse en pie por más tiempo.

El Estado analizó esos parámetros a la hora de decidir si le ayudaba o
no. Pero también Ana Lucía Armijos, entonces ministra de Gobierno, fue la
primera en admitir que en la solución encontrada para salir de la crisis
de Filanbanco hubo fuertes presiones políticas (semanario Líderes, 7 de
noviembre de 1998, pág.7)

Para nadie era desconocida la relación entre la política y el poder. La
pérdida del control de Filanbanco por parte del Grupo Isaías significaba
otro golpe a la presencia de poder económico de la Costa, que había
perdido dos años antes al Banco Continental del Grupo Ortega.

Los Isaías se habían movido entre la tendencia populista de los
roldosistas y los socialcristianos y Alvaro Noboa, que ya había pisado el
terreno electoral. A más de sus negocios financieros, tienen inversiones
en telecomunicaciones, agroindustria, camaroneras, bananeras...

El Gobierno lanzó una boya y aceleró la creación de la Agencia de
Garantía de Depósitos (AGD) que se discutía en el Congreso Nacional. Solo
entre el 1 de septiembre y 2 de diciembre de 1998 el Central entregó a
Filanbanco 2,77 billones de sucres (equivalentes a 423 millones de
dólares de esa época) en préstamos, pero no pudieron salir del hueco
financiero.

El problema era cómo recuperar la plata para el BCE. Así, el 4 de
diciembre, Jorge Egas, superintendente de Bancos en ese momento, anunció
que Filanbanco fue sometido a reestructuración y que la AGD sería el
administrador. Con esa decisión Roberto Isaías, el hombre fuerte de
Filanbanco, perdió su patrimonio de 150 millones de dólares y añadió
activos como garantías por 65 millones de dólares, que incluían terrenos,
edificios, obras de artes, sobre las que hasta ahora hay cuestionamientos
respecto a la valoración.

La Agencia nació sin plata y tenía la función de garantizar los depósitos
a los clientes. En un primer momento estuvo dirigida por James Mc Person
Febres Cordero, que escogió como primer administrador temporal de
Filanbanco a Daniel Cañizares, quien se desempeñaba como Intendente
Nacional de Bancos, pero que antes trabajó para el mismo Grupo Isaías en
las navieras Consolidada y Continental, bananera Bagno y en Filancard.

Luego entraron Gonzalo Hidalgo, ex gerente de Banco Tungurahua, Antonio
Bejarano, para quedar finalmente Miguel García, ex funcionario del
Continental, cercano a Jorge Gallardo. Los cambios no solventaron los
problemas financieros y más bien desataron conflictos políticos y
económicos que terminaron con la salida de otro superintendente, Juan
Falconi Puig, en noviembre de 2000. Además generaron una confrontación
pública entre TC Televisión y Ecuavisa.

La administración seguía con el mismo personal que trabajó con Isaías. En
octubre del 2000 se reveló que cuando el Banco ya estaba en manos de la
AGD se permitió la reestructuración de créditos vinculados de las
empresas del Grupo, con tasas de interés bajas (hasta cero por ciento) y
plazos de hasta ocho años. Así también, que se ocultó información, pues
solo recién en junio de 2000 se aceleraron las investigaciones de las
cuentas del Banco a pedido de la Ministra Fiscal.

En una documentación que contiene los argumentos de defensa de los Isaías
contra todas las acusaciones antes mencionadas se dice que "por todo
ello, la familia Isaías y quienes realmente conocen su trayectoria, no
descansarán en la lucha por conservar su principal patrimonio, el derecho
al buen nombre". El centro de operaciones está ubicado en una oficina
montada en TC Televisión.

La documentación apunta a desmentir la mala utilización de los créditos
de liquidez que recibió del BCE, ya que esos recursos se usaron en
recuperar cartera.

Además a que la familia dio parte de su patrimonio para cubrir todas las
deudas con el Central y que las obras de arte del fideicomiso tienen un
valor real. En la carpeta no se encuentra una explicación sobre la
acusación de otorgar créditos vinculados, pero Estéfano sostuvo que los
reestructurados -incluidos por presunción- llegaron a 80 millones de
dólares y que nunca lo otorgado superó al porcentaje que permite la ley.

Con Filanbanco en manos del Estado las cosas no cambiaron. Los
indicadores cayeron y las pérdidas se acumularon. El Banco sirvió para
capitalizar a través de bonos del Ministerio de Finanzas a cuatro bancos
(Previsora, Popular, Pacífico y Cofiec) que no pasaron los exámenes de
auditoría externa al sistema que terminó en julio de 1999.

Un año después Filanbanco absorbió a La Previsora. La campaña de
publicidad: "Juntos hacemos el mejor equipo", de julio pasado, auspició
la fusión para la que ambos se asociaron desde el 4 de octubre de 1999.
En esa fecha, la casi centenaria entidad cobró el crédito subordinado que
le dio a La Previsora por 37 millones de dólares. La unión, que cuajó el
9 de julio del 2000, colocó a Filanbanco con un millón de clientes y el
35 por ciento de operaciones de comercio exterior.

El noviazgo duró nueve meses. "Ya estábamos comprometidos, ahora estamos
legalmente casados", explicó el entonces gerente de mercadeo de
Filanbanco, Rolando Lébed, al referirse a la inscripción de la fusión en
el Registro Mercantil. La ceremonia oficial se efectuó en el auditorio
Nahím Isaías, uno de los líderes de la familia ya fallecido. La
celebración contó con invitados de primera línea en el ámbito financiero.
El superintendente de Bancos, Juan Falconi; el gerente general de la
Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), Luis Villacís, y el gerente
general del Banco Central del Ecuador (BCE), José Luis Icaza. Joaquín
Martínez Amador y el alcalde de Guayaquil enviaron misivas de
felicitación a la feliz unión.

Pero la fusión complicó sus indicadores y su cartera vencida. A fines del
2000 la entidad registró una pérdida de 100 millones de dólares y la
cartera vencida de 55 por ciento. Su venta planteada desde marzo de 1999
no se dio. Esta semana se espera conocer el informe de las firmas
interesadas en la administración. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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