Quito. 19 mar 2001. Los últimos meses han estado marcados por un
sinnúmero de hechos especialmente violentos en la frontera norte. ¿Cuál
es su apreciación sobre la evolución de esos acontecimientos?

La situación en la frontera, específicamente nororiental, se relaciona
con una inseguridad que tiene su origen en una falta de fortalecimiento
de los valores sociales, especialmente de la paz y solidaridad. Si no
valoramos la paz y si no somos solidarios, entonces no habrá el
fundamento esencial para que la seguridad se ejerza. Con este fundamento,
la misión de las Fuerzas Armadas de preservar la soberanía, la
integración territorial y el ordenamiento jurídico del país, debe verse
como una misión de todos, del colectivo del país.

¿Dentro de la estrategia para enfrentar la inseguridad en la frontera con
Colombia, usted como nuevo Comandante de la IV División va a respaldar
las operaciones con la sociedad civil?

Para que la seguridad pueda funcionar evidentemente tiene que integrarse
la población civil, complementariamente a las tareas específicas de
nuestra División. Los problemas no son exclusivamente de carácter militar
y tampoco sus soluciones. Paralelamente fortaleceremos el apoyo de la
División a la comunidad, a través de proyectos de desarrollo.

Los hechos ocurridos desde el 2000 en la frontera evidencian la
fragilidad de la seguridad en las provincias del norte. ¿Cómo se ha
manejado esta situación desde el Gobierno?

Como Secretario del Consejo de Seguridad Nacional he estado cerca a las
decisiones que se han tomado al respecto. Y es evidente que se han fijado
medidas con mucha anticipación y se han emitido las directrices
fundamentales. Precisamente se ha determinado el respeto al derecho
internacional y la no injerencia en asuntos de otro Estado. Pero en ese
sentido, los planes para mantener la defensa interna y la misión militar
se siguen cumpliendo en forma permanente en todo el territorio nacional.

¿En qué medida los efectos del Plan Colombia han mostrado las debilidades
del sector fronterizo?

Creo que en este caso conviene referirse al problema en sí, ya que el
Plan Colombia de por sí no está generando problemas. El conflicto interno
colombiano, que tiene causas estructurales y se relaciona con las
amenazas transnacionales de la región, es el que genera las secuelas en
Ecuador. Por ser vecinos de una zona con mayor conflictividad ahora
estamos sintiendo sus efectos. Hay que referirse al narcotráfico y todas
las actividades ilícitas que rodean a este grave problema. Por
consiguiente, las Fuerzas Armadas tenemos que integrarnos con la sociedad
para buscar la mejor solución.

¿Dentro de este esquema, existe un Plan Específico para las Fuerzas
Armadas a fin de reforzar la seguridad en la región nororiental?

Para el cumplimiento de sus acciones, las Fuerzas Armadas tienen de forma
permanente planes militares específicos. Tenemos el plan de la fuerza de
tarea conjunta No. 4, al que se integran otros planes de contingencia y
el de desarrollo de la frontera norte. Además, aspiramos tener el plan de
seguridad ciudadana en cada una de las provincias amazónicas, en especial
en Sucumbíos, que es el único mecanismo que nos permitirá integrar los
recursos. También tenemos un plan de comunicación donde se espera incluir
la participación del Ministerio de Educación y Cultura y a los medios de
comunicación del país.

Su antecesor en la comandancia de la IV División del Ejército, el general
Víctor Zabala, dice que las fuerzas militares en la Amazonia tienen
carencias logísticas y de equipamiento, especialmente nocturno y de
helicópteros. ¿Cómo se piensa llenar estas deficiencia y con qué
recursos?

Cada Comandante tiene la autoridad para organizar sus recursos y diseñar
los planes y estrategias que estime, desde la organización, el
entrenamiento y el equipamiento, y adoptar decisiones. Lo que le puedo
asegurar es que el alto mando militar seguirá entregando personal y
medios, de acuerdo con las circunstancias y la planificación existentes.
En el arte de la guerra existe un axioma: se debe conocer perfectamente
al enemigo para poder enfrentarlo en el campo de batalla. ¿Conocen bien
las Fuerzas Armadas de Ecuador al enemigo que enfrentan en la frontera
norte?

Nuestras misiones esencialmente se orientan en el marco de la
Constitución. En tal sentido hay que desarrollar todas las capacidades
humanas que poseemos así como los recursos bélicos y materiales que
tenemos para profundizar ese conocimiento.

Según observadores internacionales y medios de comunicación de Estados
Unidos y Europa, las Fuerzas Armadas ecuatorianas son las más débiles de
la región y no están en capacidad de enfrentar adecuadamente el conflicto
armado de Colombia. ¿Cuál es su opinión?

Las Fuerzas Armadas ecuatorianas han demostrado su gran capacidad
operativa, especialmente en la misión que tienen los altos mandos, con
gran flexibilidad y capacidad de reacción. Han enfrentado las situaciones
más difíciles por lo que no se puede desestimar su capacidad. Esa es una
apreciación aventurada puesto que hay que conocer en detalle cómo están
integradas nuestras tropas con todas las potencialidades y capacidad de
entrenamiento.

Todos estos hechos ocurren en un momento difícil para las Fuerzas
Armadas. Los acontecimientos del 21 de enero del 2000 resquebrajaron la
unidad del Ejército. ¿Se han sanado esas heridas? ¿Se ha consolidado
finalmente el mando en las Fuerzas Armadas para enfrentar el reto de la
inseguridad en la frontera norte?

La fortaleza de una institución radica en la capacidad que tiene para
enfrentar diversas dificultades, por consiguiente la Fuerza Terrestre
conjunta orienta todos sus esfuerzos a mejorar su capacidad operativa. De
tal manera que no existe ningún elemento que no sea considerado.

Cualquier elemento que haya distorsionado la misión de las Fuerzas
Armadas no puede ser considerado de carácter institucional sino aislado.
En el nuevo orden internacional, ¿se ha pensado en reformular el papel de
las Fuerzas Armadas frente a la transnacionalización del delito?

Son amenazas transnacionales que se originan en actores no estatales, que
son mucho más móviles y representan una verdadera amenaza. Sin embargo,
estos nuevos roles no significan que reemplacen a ningún otro papel de
Fuerzas Armadas. Se las puede denominar como nuevas tareas y misiones que
se tienen que sumar a las que ya son tradicionales, lo que exigirá un
mayor esfuerzo. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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