Quito. 16.05.94. El socialismo español atraviesa sus horas más
bajas. El presidente del Gobierno, Felipe González, las más
amargas de su carrera política. La opinión pública, las más
crispadas desde el intento de golpe de Estado de 1981. Durante
las últimas semanas se han utilizado todos los superlativos
posibles para calificar la crisis política que sacude al país. La
corrupción, ese cáncer que se extiende sin reparo a naciones como
Italia y personajes públicos como el ex presidente brasileño
Fernando Collor de Mello, ha estallado en la cara de los
españoles. Estos contemplan como su Gobierno se desangra en
dimisiones, la economía se resiente y figuras públicas que eran
consideradas honorables hasta hace poco se fugan para eludir la
acción de la Justicia o van a parar a la cárcel. La mayor crisis
política de los últimos 12 años se ha cobrado como balance-por el
momento-dos ministros, dos parlamentarios (ambos ex ministros),
dos importantes personajes de la economía española, un ex
director de la Guardia Civil y el responsable de la lucha
antidroga, Baltasar Garzón, hasta hace medio año juez implacable
contra la corrupción y que abandona el cargo en protesta por la
actuación del Gobierno frente a estos casos.

La oposición insiste en que no basta. Quiere la cabeza del
presidente. Esta por lo pronto parece a salvo, gracias al apoyo
de sus socios: el nacionalista vasco Xavier Arzallus y el catalán
Jordi Pujol.

Como el propio González reconoció ante los medios de comunicación
el pasados de mayo, ha sido una sucesión de graves
acontecimientos la que ha alterado el clima de estabilidad
social. El caso Luis Roldán-el enriquecimiento súbito del que
fuera director de la guardia Civil-y el caso Mariano Rubio los
presuntos delitos fiscales cometidos por el ex gobernador del
Banco de España- agitaron los cimientos del Gobierno socialista.
Ambos fueron expuestos a la luz pública a través de los medios de
comunicación. CAMBI0 16, además, inició hace semanas una campaña
en la que sus portadas denunciaban sucesivos casos de corrupción
con nombres y apellidos.

El más grave de los episodios ha sido el del ex director de la
Guardia Civil, Luis Roldán. Ante la acumulación de evidencias
sobre el dudoso origen de su fortuna, la juez del caso lo citó a
su despacho. La respuesta de Roldán dejó sin aliento a la opinión
pública: desapareció de escena, se fugó. En ese momento empezó
una sucesión de despropósitos y garrafales errores por parte de
la Administración. El ministro del Interior, Antonio Asunción,
aseguraba que tenía localizado a Roldán, aunque no conocía su
paradero. Las fuerzas de seguridad eran incapaces de encontrarlo.
El reo había llamado por un teléfono inalámbrico a Asunción para
asegurarle que acudiría a la cita ante la jueza; pero esa llamada
había sido tan sólo parte de la burla final. El ministro había
quedado en ridículo.

La opinión pública y los partidos de la oposición reaccionaron de
inmediato y reclamaron responsabilidades políticas. Asunción no
tuvo ninguna duda. El 30 de abril-apenas unas horas después de
confirmarse la fuga de Roldan-presentó su dimisión al presidente
del Gobierno. < ante los medios de comunicación . El nombramiento de Luis Roldán
fue un gravísimo error>>. Era evidente que habían entregado su
confianza a alguien que no debían.

Eso es lo que demuestran las investigaciones de Diarios según las
cuales las propiedades del prófugo superan el millón y medio de
dólares. Y lo que es más sorprendente: el ex director general
había creado en el seno de la Guardia Civil un grupo paralelo,
denominado Patanera, que ejercía labores de espionaje y estaba a
su servicio personal. Ahora todos los temores apuntan a que este
grupo -ya desmantelado por el actual director general, Ferrán
Cardenal- fue el que pudo colaborar en su fuga hacia un lugar
desconocido. Posiblemente, Portugal o Venezuela.

Lo que no pudo aclarar Asunción, en su última comparecencia como
ministro ante el Congreso de los Diputados, fueron las preguntas
acerca de cómo pudo llegar a producirse la huida de Roldán y
quién lo ayudó. Sólo negó la existencia de un pacto entre el
Gobierno y el ex director para que éste no revele los trapos
sucios que conoce por los siete años que estuvo al frente de la
Guardia Civil.

La aclaración se refería a una inquietud general: ¿se había
permitido la fuga de Roldán para evitar que éste hiciese
denuncias comprometedoras para altos funcionarios? Era un temor
que se acentuaba después de que dos periodistas publicaron una
entrevista con el prófugo en la que éste aseguraba que, si iba a
prisión, <>, y amenazaba con contar
todo lo que sabía. En la entrevista, Roldán afirmaba que se
siente un instrumento del sistema: < en la opinión publica, y entonces, como en los sacrificios de la
antigüedad, se ofrecen dos corderitos. Para mí no se ha respetado
ni la presunción de inocencia>>.

Cuatro días después de la dimisión de Asunción, España vivió un
miércoles de cenizas políticas. El 4 de mayo, el desconcierto
llegó a límites insospechados cuando Mariano Rubio, que tenía
fama de incorruptible, era detenido en su domicilio y puesto a
disposición judicial. Los calabozos tenían como huésped a un ex
gobernador de 63 años, emocionalmente abatido, a quien se acusaba
del delito fiscal de ocultar a Hacienda casi un millón de
dólares.

Junto a él, en la celda, un compañero: Manuel de la Concha, de 59
años, detenido cuando regresaba a su domicilio desde el despacho
de negocios donde manejaba el dinero de famosos personajes. Un
fuerte vínculo los une. De la Concha, ex síndico de la Bolsa de
Madrid, fue el hombre al que Rubio entregó su cartera de valores
para que la manejara. Las operaciones que llevaba a cabo el ex
síndico eran en su mayoría especulativas y se teme, aunque aún no
ha sido probado, que ambos utilizaran información privilegiada en
su beneficio.

Las imágenes difundidas por televisión de Rubio y De la Concha
detenidos no dejaron a nadie impasible. Mientras gran parte de la
opinión pública aplaudía la medida-en la puerta de los juzgados
hubo cientos de personas hasta bien entrada la madrugada-, los
abogados de ambos personajes aseguraban ante los periodistas que
el procedimiento utilizado era <>. Horas después
llegaban a la cárcel de Carabanchel en un furgón de policía donde
también viajaban unos pocos rateros y traficantes de droga, un
presunto violador y dos chinos con pasaportes sospechosos. Todos,
salvo Rubio y De la Concha, quedaron en libertad al día
siguiente.

Pero no iba a ser aquella la única imagen sorprendente en ese
miércoles negro. El ministro de Agricultura, Pesca y
Alimentación, Vicente Albero, convocaba a los informadores para
comunicarles su dimisión irrevocable, ya aceptada por Felipe
González. Había caído el segundo ministro. Hundido y con gesto
contrito, Albero explicó de forma confusa y embarullada la
operación que le ha costado el cargo.

En 1983, Albero que quería dedicarse a la política-vendió el
porcentaje de acciones que poseía en una empresa fabricante de
medias para señora. Parte del pago se produjo en efectivo, pero
otra le fue entregada en cédulas hipotecarias que fueron
convertidas en pagarés del tesoro opacos fiscalmente, ya que no
tenían que ser declarados a Hacienda-entre los años 1988 y 1989.
La operación se realizó en el despacho de De la Concha, quien le
recomendó ese sistema para ir <> el dinero.

En ese momento, explicó Vicente Albero, cometió el < dejación fiscal>> de no regularizar ante Hacienda esta situación.
Lo que no justificó fue el por qué de éste tardío mea culpa sobre
sus deudas fiscales. Los indicios apuntan al conocimiento de
Albero de una información periodística que iba a revelar sus
vínculos con el despacho del detenido De la Concha. Por ello
decidió dimitir: < imagen del Gobierno>>. Luis Atienza, de la Secretaría de Energía,
fue el elegido para sustituir a Albero, de quien Felipe González
precisó que < enriquecimiento como cargo público>>.

El miércoles funesto acabó con el anuncio de que Felipe González
comparecería ante los medios de comunicación al día siguiente
para explicar a la opinión pública la situación y comunicar los
relevos gubernamentales pertinentes. En definitiva, para calmar
la crispación.

El prólogo de la intervención pública del presidente fue una
ronda de despedidas. Además de agradecer sus esfuerzos y
dedicación a los ministros que habían abandonado el cargo, el
presidente anunció que había admitido la renuncia a sus escaños a
los parlamentarios José Luis Corcuera y Carlos Solchaga, al que
también aceptó su dimisión como presidente del Grupo
Parlamentario Socialista. Era una de las más valiosas presas
sacrificadas. Solchaga sonaba como eventual sucesor de González
en el partido, y era jefe de una de las dos grandes vertientes
del Partido Socialista Obrero Español.

Corcuera, que fuera ministro del Interior, pagaba por el
escandaloso caso Luis Roldán y Solchaga, ex ministro de Economía
y Hacienda, por el caso Mariano Rubio. Como explicitó González,
en ningún caso por su labor en sus cargos anteriores.

Habían rodado cuatro cabezas. Pero la oposición pide más. Muchas
más. Desde la del ex ministro del Interior José Barrio nuevo-
responsable junto con el vicepresidente del Gobierno, Narcís
Serra, del nombramiento de Roldán-, a la del propio Felipe
González, quien negó la posibilidad de su marcha al aducir que su
responsabilidad es aclarar los casos de corrupción, combatir la
crisis económica y asegurar la estabilidad del país. Es más,
incluso aludió a las elecciones europeas del próximo mes de junio
y aclaró que son independientes de los comicios generales y que
el pueblo español ya dejó claro el 6 de junio del pasado año su
respaldo al Gobierno.

Los opositores Partido Popular (PP) e Izquierda Unida (IU) no han
vacilado a la hora de exigir la dimisión a González, al que hacen
responsable último de la grave situación que padece España. El
secretario general del PP, Francisco Alvarez Cascos, ha hecho
incluso un llamamiento a < sostienen a un Gobierno ineficaz para combatir la corrupción y
combatir la crisis)>, en referencia a los grupos nacionalistas
que dan al Ejecutivo la estabilidad parlamentaria.

Felipe González, que gobierna con el apoyo de los nacionalistas
vascos-el Partido Nacionalista Vasco de Arzallus-y catalanes- la
Convergecia i Unió de Pujol-, ha tenido que batallar en plena
crisis con dos aliados que no están dispuestos a entregar su
respaldo y sus votos parlamentarios a la ligera. Los líderes de
ambas formaciones le han reiterado al Gobierno socialista de
Felipe González su apoyo si bien no perdieron la oportunidad de
recordarle la necesidad de ejercer una firme política de lucha
contra la corrupción y la crisis económica.

Mientras tanto, el clima de tensión e incertidumbre entre la
opinión pública hace evidente que, aunque González proclame que
la crisis terminó, muchos españoles no creen que estas seis
cabezas sean las únicas que han de rodar. Que son muchos más los
escándalos que quedan por estallar. Como en la teoría del dominó,
en la que la caída de una pieza provoca el derrumbe de las demás,
todos se disponen a contemplar cuántas más caerán arrastradas por
la corrupción. Lo grave será establecer el precio que España
pagará por la crisis.

MARIANO RUBIO. El ex gobernador del Banco de España-ya
cuestionado en 1992 por las irregularidades del banco Ibercorp-
es detenido el 4 de mayo por un presunto delito fiscal y puesto a
disposición judicial. La pena puede llegar a ser de 20 años de
cárcel. Defendido hace dos años hasta por el mismísimo presidente
del Gobierno, hoy ya no es protegido por ningún miembro del
Partido Socialista que, a decir de muchos, le ha convertido en
cabeza de turco de la crisis que padece el país. También se le
acusa de haber utilizado para su beneficio información
privilegiada.

MANUEL DE LA CONCHA. A su despacho acudían numerosos personajes
de la llamada jet set o beautiful people, los protagonistas de la
cultura del enriquecimiento rápido y la vida lujosa. El manejaba
la cartera de valores de Rubio y se lo acusa de falsedad
documental y delito fiscal. Se ha asegurado que en su poder se
hallaban dos billetes de avión para viajar a Ibiza, desde donde
habría podido escapar del país. Otras cuentas de famosos que le
entregaron su dinero, como la ex mujer de Julio Iglesias, Isabel
Preysler, van a ser investigadas por las autoridades.

CARLOS SOLCHAGA. Poderoso ex ministro de Economía y Hacienda, ex
diputado y ex presidente del rupo Parlamentario Socialista en el
Congreso, Solchaga siempre ha contado, incluso tras su dimisión,
con el apoyo y el reconocimiento de Felipe González. Su salida
del escenario político se debe a su responsabilidad política por
el nombramiento del gobernador Mariano Rubio y el presunto
conocimiento que tuvo éste del montaje financiero de De la Concha
durante la época del boom económico. Renunció el 4 de mayo.

JOSE LUIS CORCUERA. Ex ministro del Interior, ha dimitido por su
responsabilidad política en el caso Roldán. Además, se ha
valorado su gesto a la hora de entregar sus propias declaraciones
del impuesto sobre la renta para que se compruebe la evolución de
su patrimonio y ha afirmado que nunca tuvo sospechas de que el ex
director de la Guardia Civil se hubiera enriquecido gracias al
cobro de comisiones ilícitas. Corcuera había manifestado en
numerosas ocasiones sus deseos de abandonar la vida política.
Dimitió el 4 de mayo.

ANTONIO ASUNCION. El ministro del Interior dimite el 30 de abril.
El motivo: su responsabilidad política por la fuga del ex
director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, al que se lo
acusa de enriquecimiento súbito mientras estuvo en el cargo. En
su comparencia ante los medios de comunicación y la Comisión del
Congreso español recalcó que debía pagar por su error y que el
nombramiento de Roldán fue una equivocación. Su sustituto es Juan
Alberto Belloch, ministro dc Justicia, que asumirá la dirección
de un macroministerio que integre Interior y Justicia.

VICENTE ALBERO. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación,
decide presentar su renuncia el 4 de mayo cuando estaba a punto
de hacerse público que cometió un delito fiscal en ciertas
transacciones financieras efectuadas en el despacho de Manuel de
la Concha (ver recuadro página 27). Asegura que su deuda
tributaria es insignificante.En numerosos sectores se le reconoce
su valentía por tomar la decisión de dimitir antes de provocar un
nuevo y demoledor escándalo al Gobierno de Felipe González. Su
sustituto es Luis Atienza, hasta ahora en la Secretaría de
energía.

*Texto tomado de CAMBIO 16 # 1.173 (p. 26, 27, 28 Y 29)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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