Quito. 03 ene 2000. Una ley aprobada en primera, otra por venir,
un plan de compensación social y un alza represada. Así cerró el
capítulo de los fármacos el año pasado.

Los fármacos aparecieron hace menos de un siglo para aliviar el
dolor, curar múltiples enfermedades y prolongar así la vida de
las personas. Pero, todo esto se limita por falta de dinero.

Sobre un mismo envase de un medicamento figuran tres y hasta
cinco etiquetas de precios, las perchas de la farmacias están
llenas de estos frascos y cajas que cada vez son menos accesibles
a la mayoría de la población.

Si bien no es algo nuevo que la gente recorte las recetas a la
mitad o deambule de farmacia en farmacia consultando el precio
más conveniente, este año el panorama fue más gris y las
respuestas magras como siempre.

Que el dólar sube y el 70 por ciento de los medicamentos se
importan en la moneda americana, que el 50 por ciento de la
materia prima de los fármacos que se elaboran en el país también
es importada en dólares, que no existe una política clara de
fijación de precios... los argumentos de los industriales
farmacéuticos son los mismos.

De cara a la crisis general del país, ellos también han sufrido
un descenso en su volumen de ventas del 22,5 por ciento y la
mitad de las 60 industrias farmacéuticas que operan en el país
han debido achicar sus operaciones pero, de todas formas, siempre
los más perjudicados resultan ser los consumidores.

El costo de las medicinas se incrementó en un promedio de 76 por
ciento por unidad, en comparación con 1998. Solo en noviembre,
el precio aumentó en un 106 por ciento.

El diagnóstico es claro: los empresarios no bajarán sus precios
ni están dispuestos a reducir su margen de utilidad, mientras los
medicamentos se convierten en un artículo suntuario para los
ecuatorianos.

¿Cuál es la receta que preescribe el Ministerio de Salud? Pues
una salida urgente de compensación social -que tarda en llegar
y cuyo verdadero impacto solo se medirá después de meses de
vigencia-, la misma que aún constituye solo una propuesta y que
será discutida en el transcurso de esta semana por el Gobierno.

La revisión del Decreto Ejecutivo 1076, que establece las
normativas para la fijación, reajuste y control de precios de los
medicamentos; un cambio de los procedimientos para el control y
sanciones; y el programa social de medicamentos -a manera de un
subsidio-, son los puntos básicos de lo que los representantes
de los ministerios de Salud e Industrias y los industriales
farmacéuticos consideran una clara alternativa al problema de
costos.

La propuesta está planteada a nivel de reformas ejecutivas y no
de ley debido a "la necesidad urgente de la medida y lo engorroso
de los procedimientos", se explicó; no obstante Juan Falconi,
ministro de la Producción, está trabajando a la par en un nuevo
proyecto de ley que, según sus propias palabras "terminará con
esta corruptela de los precios de las medicinas".

El proyecto, cuyo diseño empezó desde que el Ministro de la
Producción dispuso que no se autorice de manera expresa la
elevación de los precios de las medicinas hasta revisar el tema
en su conjunto, contempla la instauración de la libre
competencia, que exista la libre importación de medicinas
genéricas, que se produzcan genéricos en el país, que se regulen
los trámites de los registros sanitarios, que los médicos estén
obligados a recetar genéricos, entre otros aspectos.

Este será entregado apenas reinicie sus labores el Congreso
instancia que, en enero del año pasado, aprobó en primer debate
otro proyecto de ley sobre el tema de los fármacos que permanece
en espera del segundo.

Se pensaba, según afirmó su impulsador Jaime Nebot, que desde
marzo ya estaría vigente esa ley que planteaba sanciones
punitivas a los laboratorios que eleven los precios por encima
de la inflación, una reducción del 20 al 15 por ciento del margen
de utilidad para las farmacias por las ventas de medicamentos de
marca y un aumento al 30 por ciento para los genéricos, y la
obligación de las farmacéuticas de vender a idénticos precios al
Estado y al sector privado.

"Los únicos que creen que van a solucionar esto con leyes son los
políticos y mientras tanto ¿qué haremos nosotros? Seguir saliendo
de la consulta sabiendo qué es lo que anda mal con nuestra salud
pero sin poder comprar la medicina para curarnos -comenta Mariana
Utreras, mientras decidía en la farmacia si comprar o no el
bacterol que le habían recetado para su hijo-; me piden 40 mil
sucres por el frasco". Sin embargo, el precio de venta oficial
para el público de este producto es 30 747 sucres.

La subida arbitraria también es un brazo importante de este
problema... en noviembre del 98 se sancionó a 12 laboratorios,
tres pagaron sus multas y las apelaciones de los nueve restantes
-junto con los juicios que iniciaron contra el Ministerio de
Salud- siguen su largo trámite en los tribunales.

En ausencia de una clara y firme política farmacoterapéutica que
fomente el consumo de las medicinas que curen efectiva y
rápidamente, y que estén al alcance de toda la población,
especialmente de la más pobre y propensa a un mayor número de
enfermedades, este 2000 inicia con una promesa de subsidio a la
población más desprotegida y un alza represada que, dado el
incremento del dólar en estos tres meses en los que no ha sido
modificado oficialmente el precio de los fármacos, sobrepasará
el 35 por ciento, según las estimaciones de los industriales del
sector.

Otros puntos sobre para la discusión

El tope del 20% regulado · Conforme al artículo 6 de la Ley 152,
se propone establecer un mecanismo que controle que las
utilidades de las empresas farmacéuticas no rebase el 20 por
ciento, tal como estipula la Ley. Para esto, las empresas deben
presentar un informe auditado sobre los costos de importación o
de producción en el cual se basará el Consejo de Fijación de
Precios para realizar el control anual.

Esquema de competencia · En el país están registrados cerca de
cinco mil medicamentos, de los cuales solo se comercializan tres
mil y, a su vez, la mitad de estos tiene más de tres similares
en el mercado por principio activo. La propuesta del Ministerio
de Salud es que estos entren en un esquema de regulación de
precios por competencia.

Un análisis particular · El grupo de medicamentos que tiene menos
de tres similares, algunos que son exclusivos (como la insulina)
y los de interés epidemiológico para los programas de salud
pública se mantendrían bajo el esquema de control
individualizado, con un análisis particular de los costos
considerando un índice calculado en base a los porcentajes de
inflación y devaluación divididos para dos, este será el
porcentaje máximo para revisar, trimestralmente, el precio sobre
el de origen más el índice.

Un listado de genéricos · Se propone un uso racional de los
medicamentos al interior de las unidades de salud estatales. Para
esto se han publicado cuatro mil ejemplares de un cuadro nacional
de medicamentos, que incluye 460 productos genéricos
indispensables para atender todo tipo de patologías. La
adquisición y la prescripción de medicamentos en estas unidades
deberá basarse en este listado. Esta semana empezarán a
repartirse en todos los hospitales y centros del país.

¿Un vaso de agua y un subsidio aliviarán

Para mejorar la accesibilidad a los medicamentos, el Ministerio
de Salud diseñó un programa de subsidio a través del cual se
creará un fondo de, aproximadamente, 20 millones de dólares
anuales con el que se facilitará la entrega de fármacos de
acuerdo a las cuatro categorías que el programa de atención
solidaria prevé.

La categoría A, tendrá un subsidio del 90 por ciento para la
compra de los remedios en las boticas del Ministerio; la B, un
75 por ciento; la C, un 50; y, la D pagará todo el costo las
medicinas.

"Con esto queremos garantizar que las personas que van a nuestros
servicios tengan una atención integral: los exámenes, la consulta
y la medicación, esto a nivel ambulatorio; mientras que para
medicamentos que se necesitan en hospitalización, el grupo A no
pagará nada", dijo Ramiro Echeverría, director de Salud.

El fondo se piensa crear mediante un contrato de fideicomiso, de
acuerdo al cual los industriales farmacéuticos aportarían con una
parte de su volumen de ventas anual -provisionalmente se habla
de un siete por ciento, sobre los 300 millones de dólares que se
prevé obtendrá este año el mercado farmacéutico, esto es 20
millones de dólares-. Este fondo sería manejado por una empresa
privada de fideicomiso, mientras que el Ministerio establecería
la organización y la programación.

Los farmacéuticos están de acuerdo con aportar, aunque admiten
que todavía no saben en qué porcentaje lo harán.

Para Francisco Páez, presidente de la Asociación de Fabricantes
y Distribuidores de la Industria Farmacéutica (Asoprofar), "la
solución de fondo al tema de los precios de las medicinas está
en lograr la estabilidad económica..., pero en estas
circunstancias es imposible pensar en una reducción o un
equilibrio anual de los precios, lo único que podemos hacer es
crear un sistema como el de subsidios que permita poner al
alcance de los pobres".

El 80 por ciento de la gente que acude a los servicios de salud
estatales se ubica en la clase A y B, más del 60 por ciento de
la población no tiene posibilidad de acceder a las clínicas.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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